Pensamos muchas veces que la ficción está muy lejos de la realidad, hace ya algunos años nos enfocábamos en ver una película, la trama que lleva y una vez de terminarla de ver, no pensábamos más allá de por qué sucedió, o quizá reflexionar e investigar acerca de lo que ocurría con el actor principal, tras los sucesos ocurridos y el estado emocional en el cual se encuentra.
El Francotirador narra la historia de Chris Kyle, el soldado norteamericano que más bajas causó durante la guerra de Irak. Con más de 160 muertes registradas, es enviado a Irak con la única misión de proteger a sus hermanos de armas, su precisión milimétrica salva incontables vidas en el campo de batalla y al propagarse las historias de sus valerosas hazañas se gana el apodo de “Legend”. Sin embargo, su reputación también crece tras las líneas enemigas, lo que pone precio a su cabeza y lo convierte en el blanco principal de los insurgentes. El desempeño del francotirador hizo que ofrecieran 80.000 dólares por terminar con él y fue conocido como el “Diablo de Ramadi”, debido a su precisión a la hora de eliminar objetivos. Esta historia muestra la trayectoria de una persona que debió afrontar ser el verdugo de otros por una cuestión de bien común. Un relato que hace reflexionar al lector sobre los límites morales en épocas de guerra. Además, en su casa también se enfrenta a un tipo diferente de batalla tratar de ser un buen esposo y padre desde el otro lado del mundo, también explica las secuelas de las decisiones que siguieron al soldado Kyle hasta el prematuro fin de sus días, abatido por un excompañero del ejército mientras lo ayudaba a superar su grave estado de estrés postraumático. (Librería Communitas, 2015)
Trastorno por estrés postraumático (TEPT)
Es un evento que involucra directamente haber experimentado o presenciado una amenaza inmediata a la vida propia o de otra persona.
Sucede cuando el recuerdo de un evento traumático como la guerra o una agresión causa sufrimiento físico o mental.
Las personas con trastornos por estrés postraumático pueden volver a experimentar su trauma a través de pesadillas, flashbacks y pensamientos intrusivos. El trauma de estas formas puede conducir a cambios de comportamiento. Asimismo, pueden empezar a evitar entornos y situaciones que les recuerdan el trauma con frecuencia, tienen un sentido de hipervigilancia, estando siempre en guardia, o de sobreexcitación, con una respuesta exagerada de sobresalto al menor estímulo.
Estos pensamientos y comportamientos pueden generar dificultad para dormir e irritabilidad general, lo que puede provocar explosiones de enojo o frustración.
Patologías
Debemos saber también el que una persona desarrolle también TEPT o no, como respuesta a un trauma depende de varios factores diferentes, por ejemplo:
Trauma interpersonal: elcausado a través de otra persona, como una agresión sexual o un salto violento, generan TEPT con mas frecuencia que los accidentes o que las catástrofes ambientales.
Para sobrellevar el trauma es muy recomendable tener una red de apoyo social, esto puede ayudarle a lidiar con traumas futuros.
Dato importante:
Además, las personas que sufren trauma extremo en la infancia tienen más probabilidades de desarrollar TEPT en respuesta a otros traumas que enfrentan en la vida adulta.
La frecuencia con la que una persona que está pasando por tiempos difíciles, decida recibir terapia psicológica. Sin embargo, también es muy frecuente que esa persona no comunique a la gente de su entorno que la está recibiendo. Acudir al psicólogo,es el bienestar emocional de la salud mental.
En los tiempos de Freud y Breuer, allá en 1895, cuando la psicología era considerada aún como “la cura de hablar”, se empezó a gestar lo que hoy conocemos dentro de la psicología clínica como psicoterapia o tratamiento psicológico, lo cual implicaba (más o menos) poner atención a las ideas, pensamientos, conductas, sentimientos y creencias sobre nosotros mismos y sobre nuestra vida. El trauma ha sido, sin duda una de los asuntos más controversiales de abordar, debido a su alta complejidad e incomprensión.
Para conocer las primeras conceptualizaciones sobre el trauma, remontémonos al Siglo XIX, cuando Freud junto a Pierre Janet empiezan sus estudios sobre los efectos del trauma en las mujeres, así, se devela que muchas de ellas tenían en común eventos traumáticos en la niñez. La llamada histeria femenina empezaba a tomar forma. Janet en Francia y Freud en Viena llegaron coincidentemente a resultados similares sobre el trauma y la histeria:
“Tanto Janet como Freud reconocían que los síntomas somáticos de la histeria eran representaciones disfrazadas de acontecimientos intensamente perturbadores que habían sido borrados de la memoria”. Janet describió a sus pacientes histéricas como gobernadas por “ideas subconscientes fijas” derivadas de los recuerdos de hechos traumáticos. Breuer y Freud, en una recapitulación inmortal, escribieron que “las histéricas sufren principalmente de reminiscencias”. (Herman, 1997, pp. 32-33)
El ego por encima del dolor
Luego de tan valiosos descubrimientos, Freud, que ya era respetado y recibía aceptación de la burguesía de Viena, en 1886, se dio cuenta una y otra vez que, mientras más intentaba descubrir el origen de la histeria, más hechos sobre experiencias sexuales infantiles descubría. Freud escribió: “Por consiguiente, presento la tesis de que bajo cada caso de histeria hay una o más incidencias de experiencias sexuales prematuras”. Lamentablemente, cuando Freud escribió esto en un informe sobre 18 casos clínicos llamado: Etiología de la histeria, significó el fin de la investigación de toda un área clínica, ya que, tan solo un año después de haber publicado sus descubrimientos sobre el trauma femenino, y al caer en cuenta de que la histeria no desarrollaba solo en mujeres del proletariado sino también en mujeres de las “mejores familias” (en donde él radicaba principalmente), decidió retractarse ante la posibilidad de las fuertes repercusiones sociales que produciría su teoría, por lo que dejó de escuchar a sus pacientes, invalidando sus sentimientos de injusticia e indignación, centrándose en lo que ellas sentían sexualmente, para desarticular sus argumentos, tratando de atribuir forzosamente que ellas casi lo habían propiciado y deseado, concluyendo en poco tiempo que los relatos eran falsos: “Por finmevi obligado a reconocer que estas escenas de seducción nunca habían tenido lugar y que tan solo eran fantasías que se habían inventado mis pacientes” (Herman, 1997). Dándole un final a todas las investigaciones sobre lo que las mujeres sufrían en ese momento y el descubrimiento del trauma infantil doméstico hasta esa época. “Freud creó el psicoanálisis sobre las ruinas de la teoría traumática de la histeria. La teoría psicológica dominante del siguiente siglo se basó sobre la negación de la realidad de las mujeres” (Herman, 1997).
Luego de saber un poco sobre la historia del trauma psicológico, es muy importante conocer los estudios pasados, sobre todo por las implicaciones clínicas, que hoy cobran vigencia, es por eso que el libro de Judith Herman, Trauma y Recuperación, es altamente recomendable porque en el que se recopila y analiza una amplia investigación en la que brinda al lector un detallado compilado de valiosa información sobre el trauma, sus orígenes y su impacto en nuestra sociedad, o como ella misma nos cuenta sobre su libro:
Es fruto de dos décadas de investigación y de trabajo clínico con víctimas de la violencia sexual y doméstica. También refleja una creciente experiencia con muchas otras personas traumatizadas, especialmente veteranos de guerra y víctimas de terror político. Este es un libro que habla de restaurar conexiones: entre el mundo público y el privado, entre el individuo y la comunidad, entre hombres y mujeres. Es un libro sobre puntos en común: entre supervivientes de violaciones y veteranos de guerra, entre mujeres maltratadas y prisioneros políticos, entre supervivientes de enormes campos de concentración creados por tiranos que gobiernan naciones y supervivientes de pequeños y escondidos campos de concentración creados por tiranos que gobiernan sus hogares (Herman, 1997).
«Sentir»el cuerpo:
Al seguir con la línea temporal sobre los estudios del trauma psicológico, apreciamos que no es sino hasta el estallido de las guerras mundiales que se empieza a investigar el trauma de forma “seria” y sin cuestionamientos, al mostrar los supervivientes de combate comportamientos traumáticos explícitos luego de regresar de la guerra, comportamientos que no discriminaban entre soldados comunes o héroes de guerra. Finalmente, el más reciente tipo de trauma es la violencia sexual y doméstica, que se ubica hasta hoy entre los más comunes, nos solo en adultos en situación vulnerable, sino también en niños.
Respecto a Janet, olvidado o menos popular, continuó con las investigaciones sobre trauma y disociación. Gracias a la vehemencia de su trabajo, sus investigaciones han sido redescubiertas y se convirtió en uno de los pilares bajo el cual, se formularon muchos de los tratamientos para trabajar con personas traumatizadas en la actualidad.
El concepto de trauma viene del griego τραῦμα (traûma)que significa herida y uno de los clínicos que dedicó su carrera a investigar sobre este tema fue el mencionado Pierre Janet: “Es un conjunto de ideas, recuerdos, representaciones de fuerte carga emocional, producto de un evento, que disocia la conciencia, queda relegada al subconsciente desde donde se generan diversos síntomas”, notemos que el trauma como dice el DSM-V puede derivar de eventos muy estresantes que pueden generar malestar psicológico intenso o prolongado y requiere la exposición a un evento que involucre la amenaza real o posible de muerte, como violencia o lesiones graves, en donde existe una gran posibilidad de activación si la persona vuelve a estar expuesta a factores internos o externos que simbolizan o se parecen al evento traumático vivido con anterioridad. Sin embargo, más que estudiar los eventos en sí mismos, se presta especial atención a los efectos derivados de la situación vivida, como por ejemplo los síntomas, dificultades y limitaciones de llevar una vida funcional con normalidad.
Por otro lado, si bien los tratamientos psicológicos han evolucionado mucho en las últimas décadas en cuanto a su efectividad clínica y adherencia al tratamiento, es curioso notar que hubo un inclinación por la terapia narrativa, aquella que se desarrolla de forma verbal, dándole énfasis al contenido más que a los procesos detrás o a la forma en la que el cuerpo se manifiesta; y con cuerpo me refiero al sistema nervioso responsable de mantenernos regulados y alertas para cuando sea necesario; en artículos pasados ya se ha hecho referencia sobre ello con referencia a la teoría polivagal: https://warayana.com.pe/publicaciones/2021/11/09/un-agente-encubierto-el-sistema-autonomo-al-servicio-de-nuestra-seguridad/4
El enfoque en esta ocasión sería más referido a las terapias sensoriomotrices, en las que el cuerpo es el protagonista, sin dejar de lado las terapias narrativas que nos ayudan a esclarecer las hipótesis propuestas por los terapeutas en el tratamiento de personas con trauma.
Imaginémonos no poder sentir el cuerpo, es decir perder el sentido de la propiocepción, cerrar los ojos y no poder saber dónde estás las manos, rodillas o cabeza, aunque un evento raro, sucede; y le pasó a un trabajador en 1975, Ian Waterman, perdió la capacidad de sentirse a sí mismo debido a una infección muy mal tratada que se complicó, lo que implicaba que él tuvo que aprender a moverse desde cero, calcular la fuerza, sentir los pies al caminar, etc. No sentir el cuerpo nos expone, no solo a sufrir accidentes físicos, sino también a no saber cuándo estoy tenso, nervioso, irritado y en ocasiones a no sentir ni el dolor y ¿qué pasaría si esto sucediera también a causa del estrés, ansiedad, depresión, trauma y disociación?
El trauma es un evento que manifiesta mucho de sus efectos a nivel físico, por eso diversos autores (Pat Ogden, Peter Levine, Dan Siegel, Onno van der Hart, Bessel van der Kolk, Judith Herman, etc.), durante sus carreras, experiencias clínicas e investigaciones han determinado que, para el trabajo con personas sobrevivientes de trauma es muy beneficioso incorporar la experiencia somática e investigar la relación del trauma vivido con sus cuerpos, ya que muchos de los daños recibidos son físicos, lo que produce una desconexión de las sensaciones corporales, previniendo la activación de recuerdos vívidos o flashbacks (Ogden, Minton y Pain, 2009).
No solo por las huellas mnémicas que quedan en el cuerpo es que se debe trabajar en él, sino también por aquellos intentos muchas veces fallidos de escape, defensa o huida que las víctimas emprendieron repetidas veces sin evitar que el maltrato o abuso suceda:
La esencia de la traumatización es la indefensión más absoluta combinada con el abandono por parte de los cuidadores supuestamente protectores. Probablemente, el mejor modelo animal de este fenómeno sea el del “shock inevitable” en el que las criaturas son torturadas sin que puedan hacer nada por alterar el curso de los acontecimientos (Van der Kolk, Greenberg, Boyd y Cristal, 1985). Ello hace que se derrumben y dejen de esforzarse por luchar o huir. En el caso de los seres humanos, el mejor predictor de que algo revestirá características traumáticas parece ser la situación en la que la persona implicada ya no puede imaginar ninguna posible salida; cuando luchar o huir dejan de ser una opción y la persona se siente desbordada y desvalida. Como ya señalara Darwin: las emociones correspondientes al miedo, el asco, la rabia o la depresión son señales para comunicarles a los demás que retrocedan, desistan, se detengan o que les protejan. Cuando una persona queda traumatizada, dichas emociones no generan los resultados esperados: el depredador no retrocede, ni desiste, ni protege, y cualquiera de las acciones que emprenda la persona traumatizada no logra restablecer la sensación de seguridad (Ogden et. al, 2009).
Hay todo un modelo neurobiológico que sostiene que, aunque el tratamiento de la terapia sensoriomotriz (que muchas veces excluye el tacto del terapeuta hacia el paciente) se trabaje con el cuerpo, no quiere decir que sea necesario el contacto, por eso, en las ocasiones que el terapeuta decida hacerlo, tiene que existir un consentimiento informado al respecto (Ogden et. al, 2009).
También se hace hincapié en el proceso de integración de la información, ya que el trauma, al producir un shock emocional que entumece o congela a la víctima, las memorias se almacenan en el cerebro de manera difusa, existiendo mucha confusión de por medio, recordándose sensaciones, imágenes, sonidos, recuerdos más que palabras, por lo que a veces una intervención terapéutica centrado solo en la narrativa frustra el acceso de recuerdos narrativos y activa el sistema nervioso, en modo defensivo para evitar lo que el cerebro interpreta como nueva exposición al hecho traumático. A causa de ello, se recomienda que trabajar en conciencia plena, respiración y mindfulness con pacientes que hayan aprendido a controlar sus activaciones corporales con respecto a los recuerdos, y así, puedan disfrutar de los beneficios de prácticas como la meditación, que ayudan bastante a llevar la atención al cuerpo en el presente y en el ahora, y a evitar ser presas de los recuerdos intrusivos o flashbacks.
Algunas patologías como la ansiedad y depresión (y sus niveles), serían un ejemplo claro que mostraría como el trauma se refleja no solo a nivel psicológico, si no también a nivel físico, pues, dichos trastornos, dañan el funcionamiento cotidiano de la persona al interrumpir con sus labores diarias, por lo que aprender a “sentir” el cuerpo para rehabilitar la homeostasis natural del sistema nervioso, sería de gran utilidad dentro del contexto de la práctica clínica más específicamente en la psicoterapia.
¿Cuál era mi otro yo? Aunque habíamos dividido una personalidadentre nosotras, yo tenía la mayoría de las acciones.Yo era la que iba a la escuela, hacía amigos y ganaba experiencia,desarrollando con ello mi parte de la personalidad,mientras que moral y emocionalmente ella seguía siendo unaniña que funcionaba por instinto más que con la ayuda de lainteligencia.
Sylvia Fraser (1987)
¿De qué hablamos cuando hablamos de trauma?
El trauma es una experiencia individual y única, que surge como consecuencia ante un evento estresante, en el que desafortunadamente una persona ha experimentado un intenso miedo o la sensación de que estaba en peligro inminente, que desintegra lo que sucede en el presente, no existe una narrativa clara ya que nos desborda, este se da a nivel psicológico y físico como “complejos efectos somáticos, cognitivos, afectivos y conductuales (e.g., Van der Kolk, McFarlane & Van der Hart, 1996; Van der Kolk, Pelcovitz et al. 1996; Van der Kolk, Roth, Pelcovitz, Sunday & Spinazzola, 2005) citado en Van der Hart (2008), con el potencial de afectar a cualquier persona, sea un bebé, niño, adolescente, joven, adulto o adulto mayor y que sobrepasa la capacidad emocional y mental de asimilar dicho evento en el momento presente en que esto le ocurre, entonces, debemos comprender que la persona con trauma no ha integrado la experiencia traumática dentro de los recuerdos que conforman su identidad. “Fue horrible, no puedo creer que sobreviví a eso, tampoco puedo recordarlo bien”.
Muchas veces, depende de la intensidad y constancia en el tiempo, para que el trauma sea catalogado como simple o complejo, sin embargo, en ambos casos al ser recuerdos tan dolorosos, se disocian mediante un bloqueo amnésico, lo que ofrece la oportunidad de vivir el presente sin la necesidad recordar constantemente el o los traumas, ya que revivir los recuerdos de manera cotidiana alteraría la funcionalidad de la persona.
La base para entender el trauma:
Para entender el objetivo y propósito del siguiente artículo, me es muy importante que se conozca sobre la Teoría de disociación estructural, la cual explica cómo afecta el trauma a la integración de la identidad y como una identidad con trauma responde al entorno para intentar aparentar normalidad y funcionar en sociedad.
Trauma: los esfuerzos de una identidad que alterna.
“… la vida puede ser una lucha constante para los pacientes crónicamente traumatizados” (Van der Hart, 2008). Si hablamos por ejemplo de un trastorno por estrés post traumático debemos entender que la persona para resistir y seguir adelante (con el trauma no procesado), debe organizarse y separar el recuerdo doloroso para retomar su vida lo más parecida posible, a como era antes, esto quiere decir que la parte aparentemente normal (PAN) asume las funciones diarias, mientras que la parte emocional (PE) disocia la información del trauma (que aún sigue latente) y reprime el dolor. Así, la PE se activa solo cuando algún detonante interno o externo le trae a la memoria lo antes sucedido, por lo que la persona presenta los siguientes síntomas:
Recuerdos angustiosos recurrentes, involuntarios e intrusivos del suceso(s) traumático(s).
Sueños angustiosos recurrentes en los que el contenido y/o el afecto del sueño está relacionado con el suceso(s) traumático(s).
Reacciones disociativas (p. ej., escenas retrospectivas) en las que el sujeto siente o actúa como si se repitiera el suceso(s) traumático(s). (Estas reacciones se pueden producir de forma continua, y la expresión más extrema es una pérdida completa de conciencia del entorno presente.)
Malestar psicológico intenso o prolongado al exponerse a factores internos o externos que simbolizan o se parecen a un aspecto del suceso(s) traumático(s).
Reacciones fisiológicas intensas a factores internos o externos que simbolizan o se parecen a un aspecto del suceso(s) traumático(s).
(DSM – V, 2014)
El trauma y el cuerpo:
Durante el trauma la capacidad de pensar y planificar se inhibe ya que estamos viviendo una situación que amenaza a nuestra supervivencia, el sistema nervioso entonces se activa y se prepara para ejecutar conductas defensivas, lo que la persona percibe, no sólo ocurre mediante un análisis cognitivo. Sino también mediante una serie de experiencias sensoriales y sensaciones (olores, formas, memoria táctil, sonidos, etc.) por eso, pasado el evento, el cuerpo reaccionará automáticamente, cada vez que alguno de estos recuerdos se active, por las sensaciones que se experimentaron durante el trauma, como si quedarán guardadas como estrategia preventiva, por si el evento le vuelve a suceder, todo esto de manera intrusiva y sin que la persona pueda controlar a voluntad.
Es importantísimo comprender la naturaleza de los recuerdos traumáticos, dado que el tratamiento eficaz, independientemente de las técnicas utilizadas, pone el énfasis en transformar los recuerdos traumáticos en una narrativa simbólica. Ello requiere un grado substancial de integración de la PAN y la PE.
Charlotte Delbo (1985), superviviente de Auschwitz, rememora la diferencia entre los recuerdos impersonales de la PAN y los recuerdos traumáticos de la PE. Tuvo pesadillas intrusivas recurrentes en las que la PE revivía los sucesos traumáticos:
… En estos sueños, me vuelvo a ver a mí misma otra vez, yo, sí, yo,exactamente como estaba entonces: apenas capaz de tenerme de pie…traspasada de frío, sucia, escuálida; y el dolor es tan insoportable, tan exactamente el dolor que padecí allí, que lo vuelvo a sentir físicamente,lo vuelvo a sentir por todo el cuerpo, el cual se convierte en un bloquede dolor y siento que la muerte se apodera de mí, me siento morir.
(Van der Hart, 2008)
La fragilidad de un cristal:
Ahora que ya sabemos lo que le ocurre a una persona traumatizada, vamos al trasfondo de esto con la metáfora del joyero.
El joyero experto antes de trabajar tendrá que definir exactamente, qué tipo de material es el que tiene para saber cómo proceder ¿cierto? No puede trabajar igual con un cristal simple como lo haría si se tratase de un diamante ¿no? (siendo el diamante un material más resistente que el cristal). Logra hacer esta distinción, debido a la definición de fragilidad y flexibilidad. Algunos otros materiales como el plástico, ante el peso ceden y se doblan, es decir resisten, y pueden regresar a su forma habitual; los cristales no pueden hacerlo por su propia composición. Ahora imaginemos que el plástico es igual a una persona sana psicológicamente, el cristal igual a una persona que acude a psicoterapia por un problema que desea solucionar y ¿Qué material sería igual a una persona con trauma? Pues un cristal muy delgado, que nos da la ilusión de estar en buen estado o un cristal quebrado que trata de seguir cumpliendo su función, pero que al mínimo golpe o tensión se romperá porque no ha sido reparado.
Como sociedad y como profesionales de la salud, no podemos pretender que una persona con trauma se comporte o se recupere de inmediato y menos sin las herramientas necesarias que puedan utilizar al momento de experimentar flashbacks, recuerdos intensos, pesadillas, etc. Se encuentran frágiles y pedirles fortaleza o responsabilidad sobre sí mismos, sin haberlo detectado, cuando el trauma aún los retiene, es contraproducente, los daña y los revictimiza. Ya que fue algo que no pudieron controlar en su momento, no le da más fuerza, al contrario, porque primero necesita tener una base mucho más sólida para poder ir construyendo todo lo demás.
Con la metáfora del joyero, intentó llevar a la conciencia también a los profesionales de la salud mental, psiquiatras y psicólogos (en especial a los clínicos). Es muy importante saber si la persona ha desarrollado un trauma que no ha procesado, antes de proponerle, por ejemplo, realizar solo un tratamiento basado en modificación de pensamientos y conductas, porque como hemos visto el trauma también necesita ser procesado por el cuerpo, el sistema nervioso debe aprender que ya no está en peligro y que no está viviendo en el presente esos recuerdos que experimenta como reales, (terapias como la de desensibilización y reprocesamiento mediante movimientos oculares EMDR, la terapia sensorio-motriz, la teoría polivagal y muchas que han demostrado gran eficacia dentro del abordaje clínico y son herramientas necesarias para trabajar con pacientes traumatizados). Por eso es importante conocer los efectos del trauma en una persona, hasta vital diría yo, para garantizar una rehabilitación exitosa y un tratamiento que alivie la alivie y así, fortalecer la eficacia y adherencia al tratamiento del paciente.
No se puede ver aquello que no se está buscando o se desconoce.
*Para ejemplificar este punto hay un video que lo ilustra.
Después del accidente la vida no es la misma. Los tejidos se reestructuran. Donde hubo piel, a veces hay cicatrices. Algunos huesos quedan expuestos y no siempre se encuentra quien los reacomode. Quizás, luego, haya que operar. Es cierto que cuando le ocurre a un niño, él se cura mejor. Todo se regenera más rápido y se adapta a vivir con las secuelas que a veces recuerdan el pasado.
A veces, los accidentes no son físicos, (ninguno es sólo físico) sino, principalmente, internos. Y a veces no son accidentes, sino traumas («golpes») constantes. Contra la identidad, la seguridad, las creencias internas. A esto le llamamos trauma complejo. Cuando la cronicidad normaliza un estado de supervivencia en adultos o niños.
Into the Abyss, Achraf Baznani(2014)
Tal como ocurre en los accidentes físicos, la mente se adapta a las nuevas condiciones (más rápido en niños que en adultos) y construye mecanismos de defensa para evitar más sufrimiento. Por eso, tenemos distintas manifestaciones de «callosidades»: dependen de las características de la «piel» de cada paciente, las predisposiciones genéticas, el tipo de daño, etc. Así como se construye una costra que protege una herida de la contaminación y evita que se extienda mientras está fresca, el cerebro puede construir una costra para sus heridas internas, aislando eventos dolorosos hasta que pase el estado de alerta. Cuando el estado de alerta se prolonga, esta cicatriz se queda de forma permanente protegiéndose y protegiendo al resto de la mente de contagiarse de su dolor.
A este tipo de aislamiento le llamamos disociación. Los estados de disociación son temporales normalmente, y no surgen siempre en forma de «cura» para situaciones dolorosas. También pueden darse por agotamiento como una forma de reducir el gasto cognitivo o simplemente como una capacidad de concentración que aisla la experiencia para lograr más eficacia en alguna tarea. De aquí que el espectro de disociación oscile entre una discontinuidad ligera del proceso de integración perceptiva y la radical disociación en múltiples identidades (varias conciencias de «yo» con experiencias perceptivas, emocionales, sensoriales y de memoria propias).
My small world, Achraf Baznani(2014)
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Espacio para profesionales:
Las recientes tendencias sobre rasgos transdiagnósticos que plantean un abordaje distinto sobre la clasificación de patologías respecto a la forma clásica de los manuales, postula la posibilidad de considerar la disociación como una clave que refiere también a la «evitación existencial» y que se encuentra presente en patologías muy diversas: trastornos de conducta alimentaria, trastorno obsesivo compulsivo, evitativo, ansioso, fóbico, de estrés postraumático, bipolar, límite, somatomorfo y alexitimia. Además de una buena cantidad de evidencia que estudia esta asociación, la experiencia clínica permitirá percibir un patrón cognitivo común de evitación en estas alteraciones que da origen a obsesiones, desórdenes emocionales, comportamientos compulsivos y descontrolados o aparentes afecciones somáticas.
De aquí también la importancia creciente, por ser eficaz, que toma en las terapias de tercera generación (EMDR, Aceptación y Compromiso, Dialéctico Conductual, Activación Conductual, etc.) la aceptación de las emociones desagradables y su tolerancia a lo largo del proceso terapéutico.
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Paperman, Achraf Baznani(2014)
La disociación es una forma compleja y útil de respuesta a los eventos traumáticos que puede atravesar una persona. Se presenta con mayor radicalidad y complejidad cuando el trauma es continuo y ocurre en edades tempranas. Esto podría deberse a que los mecanismos de tolerancia al estrés no han sufrido un proceso de maduración gradual y porque la búsqueda de supervivencia se considera superior a la integración de la experiencia. Recordemos que en un niño, la percepción sensorial y su internalización a través de funciones ejecutivas es un proceso desgastante; un adulto posee, en comparación, muchísima más capacidad de inferencia acerca del mundo a partir de la experiencia.
Se trata precisamente de una forma extraordinaria de respuesta al miedo. Tal como encantar serpientes y caminar sobre el fuego. Tan maravillosa es nuestra mente que nos permite atravesar la guerra sin pensar en el dolor para sobrevivir. Los pacientes que han atravesado por trauma; independiente de su edad, condición y la gravedad del mismo; son también veteranos. Las consecuencias son difíciles, y el proceso terapéutico tiene la función de dar a estos superhéroes de su propia historia, la capacidad de controlar su superpoder.
Porque "un gran poder conlleva una gran responsabilidad"
El tío Ben
Referencias:
Peiró (01 de marzo, 2021). Terapias de tercera generación. Economipedia.com. https://economipedia.com/definiciones/terapias-de-tercera-generacion. economipedia.com/definiciones/terapias-de-tercer-generacion.html#:~:text=Las%20terapias%20de%20tercera%20generaci%C3%B3n,en%20sus%20conductas%20y%20sintomatolog%C3%ADa.
Mientras estaba cursando mis estudios universitarios tuve la oportunidad de ver una película llamada Pink Floyd – The Wall. Si bien la película tiene elementos surrealistas, también contiene aspectos psicoanalíticos interesantes por analizar. Es así que, decidí hacer un análisis de la película desde un punto de vista psicoanalítico, en donde encontraremos el proceso de construcción del aparato psíquico del personaje principal. Asimismo, vamos a observar la elaboración de un trauma y de qué manera se puede canalizar toda esta energía a través del arte.
ANÁLISIS
En primer lugar, se puede observar que el protagonista llamado Pink sufre la pérdida de su padre cuando apenas era un bebé, esta pérdida actúa como una huella mnémica significativa que luego se convierte en un trauma psíquico que lo va a acompañar a lo largo de su existencia.
El hecho de haber perdido a su padre a tan temprana edad hace que Pink anhele una figura paterna. En un desarrollo psicosexual normal, se suscita el complejo de Edipo en el cual el niño presenta sentimientos ambivalentes hacia el padre, esta situación se ve menguada en el protagonista por el anhelo que causa la ausencia paterna. Cuando el complejo de Edipo va culminando es porque el niño se identifica con la figura de su propio sexo, situación que no ocurre en Pink, provocando que busque figuras masculinas que reemplacen al padre perdido.
Las
figuras masculinas a las cuales trata de acercarse contribuyen a que el trauma
sea más profundo porque encuentra rechazo en esas personas. Por ejemplo, cuando
era niño estando en el parque se acerca a un hombre para jugar con él, sin embargo,
este lo rechazó. Al igual que el maestro de escuela quien lo humillaba por
escribir poemas y le aplicaba castigos físicos. Estas situaciones aumentaron la
frustración en el protagonista, quien se encontraba en una constante búsqueda
de establecer un vínculo filial – paterno.
Por otro lado, en la película se resaltan escenas significativas que en sentido figurado son los ladrillos de un muro que Pink ha elaborado para poder alejarse del mundo exterior, las escenas son las siguientes:
Escena 1:
La madre de Pink se caracterizó por tener una actitud sobreprotectora haciendo que el vínculo con su hijo sea dependiente. Todo ello genera que en su adultez Pink se vuelva una persona llena de inseguridad y con problemas para tomar decisiones, esto se ve reflejado en las siguientes frases: “¿Mamá ella será buena mujer?” o “¿Mamá les gustará la canción?”; preguntas que se suscitan en el inconsciente.
La relación de dependencia con la madre se encuentra tan presente durante su adultez, que cada vez que Pink está frente a un problema o una decisión importante regresiona hacia su etapa de niñez. Hecho que se hace notar cuando decide casarse y en su cama se observa un Pink adulto echado en forma fetal, además las letras de la canción que en ese momento sigue a la escena denotan una actitud infantil en el cantante.
Escena 2:
Durante la época de colegio Pink Floyd no tiene buenos
recuerdos de los profesores que le enseñaron, ya que no sólo recibía castigos
físicos por parte de ellos sino también que humillaban a los alumnos en clase.
Describe un sistema rígido de educación en el cual los profesores no
incentivaban la espontaneidad ni la creatividad en los alumnos, es así que
cuando el profesor de Pink Floyd descubre que escribe poemas este lo humilla
delante de sus compañeros. Pink Floyd considera este hecho como un ladrillo más
que se añade al muro que va construyendo en su inconsciente.
Escena 3:
Ya en su vida adulta decide contraer matrimonio y se ve que
a pesar de sentirse enamorado siente desconfianza hacia su relación. También se
muestra una escena mientras estaba pasando la noche con su esposa, en la que
siendo adolescente y se sentía enfermo iba a dormir a la cama de su madre; al
recordar ello Pink Floyd mientras duerme con su esposa trata de acercársele, pero
ella le da la espalda. Esta relación que cae en la monotonía hace que su esposa
engañe a PinK Floyd mientras estaba de gira. Este engaño es tan profundo que
causa demasiado dolor en el cantante refugiándose en las drogas y siendo infiel.
Con esta última escena, la estructura del Yo de Pink Floyd que de por sí estaba frágil termina por romperse y es interesante la forma simbólica en la que está representada esta escena. En la cual se observa dos flores hermosas y una de ellas toma la forma de una planta carnívora que devora a la otra flor.
Continuando
con el análisis, hemos observado que a través de estas escenas significativas Pink
va construyendo un muro psíquico en su mente en el cual logra refugiarse por largo
tiempo. Hasta que un momento de la película dice “¡Alto!” y decide hacer
una elaboración del trauma, ya que se da cuenta que hay un muro que le impide
ver el mundo exterior. Para ello, necesita saber de qué forma se fue
construyendo ese muro que ha llevado a alejarlo del mundo y a ser
metafóricamente un muñeco de trapo totalmente destruido y resignado.
Volver
a revisar los sucesos que dejaron huella en su infancia, es un camino de
regreso intenso y doloroso para el protagonista quien va reconociendo cada unos
de los ladrillos que ayudaron a construir su muro.
El
primer ladrillo del muro que revisa es la pérdida temprana del padre, es
interesante ver cómo se muestra a Pink Floyd de niño recorrer un campo de
batalla en el que entre varios soldados fallecidos encuentra a su padre, de esa
manera metafórica Pink logra despedirse del recuerdo de su padre, quien se
representa como un fantasma que se desvanece.
Después
el protagonista empieza a reconocer, por ejemplo, que los excesivos cuidados de
su madre no fueron buenos para su presente, ya que dice: “Tú ayudaste a la
construcción del muro”. Asimismo, cuando se acuerda de su profesor quien
enseñaba aplicando la violencia física, lo concibe en su mente como una
marioneta que era manejada por un sistema rígido. De esa forma Pink entiende
que su profesor fue también víctima de violencia física y empieza a perdonar.
El
juicio que sucede hacia el final de la película es una forma metafórica de
observar como el protagonista está en plena elaboración del trauma ya que se
enfrenta a sus temores de forma directa.
CONCLUSIONES
En
ocasiones se menciona que nadie posee recuerdos de cuando uno era un bebé, sin
embargo, esta película me enseñó todo lo contrario. Como el caso de Pink Floyd quien
pierde a su padre siendo él un bebé, dicho evento fue tan traumático para la
madre de Pink Floyd que transmite todo este dolor en su bebé.
Al
ser un duelo no elaborado por parte de la madre del protagonista, ella deposita
todo ese temor de pérdida en el hijo, ya que no quiere volver a sufrir ese
dolor. Es así que la madre adopta una actitud sobreprotectora hacia el niño
generando un sinfín de temores e inseguridades que hacen del protagonista un
adulto con problemas en diversos aspectos de su vida.
Sin
embargo, no todo es negativo ya que el cantante sublima todos estos hechos a
través del arte (la poesía) y esto ayudó a que el trauma no afecte de forma
severa la personalidad del cantante. La sublimación, es una buena forma de
sobrellevar una carga psíquica.
Al
final cada persona puede haber sufrido durante su infancia, sin embargo, esto
no puede ser motivo para seguir atrapado en los recuerdos tras un muro que
impide disfrutar lo bonito del presente. Es cuestión de tomar la decisión de
poner un alto, como en la película identificar aquello que molesta, aceptarlo y
aprender a perdonar por los daños causados.
La
decisión de indagar en nuestra propia historia personal, tal vez resulte un
proceso doloroso, pero es necesario para avanzar. Este proceso requiere de
acompañamiento terapéutico, donde el terapeuta actúa como guía y brinda
herramientas para poder derribar ese muro que impide el camino hacia la
construcción de un adulto sano.
REFERENCIAS
Parker, A. (Productor). (1982). Pink Floyd – The
Wall (DVD)