¿Y si hablamos de la muerte? Continuación…

“Doctora, últimamente me siento triste, sin ganas de nada, no tengo apetito y tengo muchas ideas en mi mente a veces no quisiera despertar… Hace 6 meses falleció mi hermano, me dicen que debo estar bien, que ya pasó mucho tiempo, que a mi hermano no le gustaría que yo esté triste… Pero yo sólo quiero llorar  y pensar que esto no es real,  ¿usted cree que estoy mal?

Confesiones cómo ésta escucho a menudo en consulta, muchos piensan que sólo se debe hablar de la vida y cómo vivirla o que hay emociones buenas y malas;  que no hay que llorar a los  muertos porque se ponen tristes o “no los dejamos descansar en paz”, y que todos viven el duelo de manera similar.  La única vez que nos permiten llorar y se alegran es cuando nacemos, luego se nos lo prohíben… Somos analfabetos emocionales. Cuando llegan a la primera sesión no son conscientes ni de sus emociones, ni pensamientos. Creen que los responsables son los demás o que lo que sienten está mal, pero juntos trabajamos el observar sus emociones sin juzgar, dándole la bienvenida tanto a la alegría cómo a la tristeza, al goce y al dolor. 

En mi caso, los pequeños golpes que me iba dando la vida, no fueron suficientes para despertarme, tuve que tocar fondo para descubrir por fin qué era lo realmente importante, para aprender a disfrutar de las cosas cotidianas. Recuerdo en mi  formación en Psicología que nuestra mente sólo tiene dos objetivos: buscar el placer y evitar el dolor. Sin embargo, una vida en absoluto placer, sin percibir las otras emociones básicas, estaría indicando un desequilibrio y de seguro alguna enfermedad mental.

Nos han enseñado que los errores son fracasos, que no podemos equivocarnos, la equivocación conlleva castigo. El castigo nos expone, nos avergüenza, nos hace sentir culpables y produce dolor. ¿Pero de verdad es que podemos ser perfectos? Esta exigencia impuesta por los sistemas educativos y aceptada por nosotros desde niños como si fuera real, nos lleva a inhibir la autenticidad que hay detrás del dolor. ¿Y si lo que entendemos por castigo fuese realmente una bendición?

Probablemente hayas escuchado que el dolor es inevitable y el sufrimiento opcional. Pero es posible que esta afirmación te haya despertado cierta confusión y rechazo. Estos dos conceptos, aunque muchas veces aparezcan unidos, son opuestos. Además, la tendencia de reacción de cada persona hacia alguno de ellos tiene mucho que ver con sus vivencias tempranas. Es decir, con el modo en que aprendimos a gestionar la frustración y los cambios. El dolor es una reacción natural ante un suceso desagradable, una experiencia transitoria, cambiante, que se diluye si la abrazamos y permitimos. El sufrimiento, por el contrario, puede alargarse indefinidamente: depende de nosotros crearlo o ponerle fin por medio de la aceptación, ya que se produce cuando nuestro pensamiento se resiste a una sensación que considera molesta. Cuando nos sumimos en el sufrimiento nos sentimos víctimas injustamente tratadas por la vida e incapaces de controlar lo que sucede. 

El dolor nos da un mensaje que nos protege y regenera, nos inspira y enseña el camino correcto, nos hace más fuertes, nos permite aceptar realidades diferentes. Nos enseña cuáles son nuestras limitaciones, y a partir de ese momento, entrenarlo (como si fuese un músculo) nos hace más resilientes.  Si fallece un ser querido, si perdemos una relación importante o si quedamos desempleados es normal que el dolor aparezca. En general cualquier pérdida significativa, cualquier situación en que nuestras expectativas se rompan nos generará este sentimiento.

Todos reaccionamos de forma diferente a la muerte y echamos mano de nuestros propios mecanismos para sobrellevar con el dolor que ésta conlleva.

Cuando evocamos en nuestra memoria la palabra “duelo”, suponemos que estamos hablando de pérdidas humanas y que tiene que ver sólo con la muerte. Nos cuesta pensar que si nos mudamos a otro país o cambiamos de trabajo también vivimos un duelo, que si me cortan una pierna debido a una enfermedad también lo transito, al igual que cuando pongo fin a una relación. Un divorcio o alejarte de alguien con quien mantenías un vínculo afectivo es un “duelo de vivos”,  la aflicción es más intensa porque sabes que la persona aún está y puedes imaginártela en su rutina diaria o hasta te la puedes volver a encontrar. Es más difícil procesarlo y sanar, a veces quedan palabras pendientes, conflictos no resueltos que se van arrastrado. Se viven las mismas etapas que en una defunción; el shock o negación de no entender, la rabia junto a la culpa y reproches, la tristeza profunda que es la etapa más larga hasta llegar a la anhelada “aceptación”.

Sea por deceso o por alejarse de alguien, en ambos casos no respetan lo que podemos llegar a sentir, quieren vernos bien. Si estamos en el velorio nos dan agüita de azar o incluso pastillas para calmarnos ¿Y cuándo podremos llorar la ausencia de esa persona? Se dice que duelo que no se llora no avanza; no es que lo superemos del todo y volvamos a hacer nuestra vida como si nada, se aprende a caminar con  el pesar. Sentir confusión, rabia, desesperanza es natural;  hay que  atravesar todas las fechas especiales como Navidad, Día de la madre, o los cumpleaños sin la presencia de esa persona.

En el camino del duelo hay que tomar decisiones, vamos eligiendo continuamente la forma de recorrerlo y en este trayecto hay una serie de tareas que han de realizarse para conseguir una sana elaboración del mismo:

  1. Aceptar la ausencia, para poder llegar a esto primero debemos atravesar los distintos estadios identificados por la psiquiatra suiza Elisabeth Kübler-Ross en su libro «Sobre el duelo y el dolor»
  • Negación: La persona no asume la muerte o separación , puede entrar en estado de shock y sentir la sensación de que está viviendo un sueño o pensar que su ser querido va a  volver en cualquier momento, puede haber una cierta sensación de irrealidad y las emociones se pueden bloquear.
  • Culpa: Pensamientos cómo “no haber hecho lo suficiente” o “no haberse portado bien con el otro”, por ejemplo. Sentirse culpable por haber provocado una discusión o por no estar presente en el deceso.
  • Rabia: Los sentimientos de frustración y de rabia cuando se produce una muerte son naturales, y es necesario hacer consciente esta emoción para no transformarla en rabia hacia nosotros mismos pues es cuando surge la culpa patológica.
  • Desesperanza: En esta etapa la emoción principal es la tristeza al hacerse consciente de la pérdida. Este dolor nos hace conectar con un sentimiento profundo de soledad y vacío, podemos llegar a tener la sensación de que sin el otro no podemos vivir.
  • Aceptación: Cuando admitimos la muerte es momento de empezar a rehacer nuestra vida. Hacerse la idea que la otra persona ya no está no quiere decir que ya no nos duela o no la echemos de menos. Aprendemos a vivir sin ella, aunque siempre nos quedará su recuerdo.

2. Abrirse al dolor, permitirse sentir todo ese dolor, mirarlo, abrazarlo, expresarlo, no esconderlo o reprimirlo. Permitirnos también los momentos de tregua (sino sería como mirar fijamente al sol) ya que el duelo fluctúa entre el sentir y el hacer, la orientación a la pérdida y la orientación a la recuperación.

3. Aprender a vivir sin esa persona, todo lo que antes se hacía de forma compartida o lo realizaba la otra persona ahora ha cambiado y con ello, nuestras responsabilidades, costumbres… Una parte tuya muere y hemos de reestructurar nuestra identidad, no solamente como individuos sino también en relación con los demás.

4. Encontrar de nuevo sentido a la vida, volver a ocuparse de ella y de los vivos. También es cierto que para transmutar un gran dolor es necesario encontrar un propósito o proyecto cuyo amor sea proporcional a la magnitud del dolor sufrido.

Se dice que en la sociedad existe una tendencia negadora a la muerte y se arraiga la idea de ésta como si fuera un fantasma. Pero de igual forma la experiencia dice que si a este fantasma se le pone nombre y apellido se le integra y se vuelve parte de nuestra vida. Jorge Bucay, terapeuta y escritor argentino en su libro “El camino de las lágrimas” nos habla sobre las necesidades emocionales de las personas que atraviesan una pérdida y cómo verse satisfechas:

  • Necesitan ser escuchadas y creídas en toda su historia de la pérdida.
  • Sentirse protegidas y tener permiso para expresar emociones.
  • Ser validadas en la forma de afrontar el duelo (saber que esto que les pasa es natural, está bien hecho y no es malo sentirse así).
  • Estar en una relación de apoyo desde la reciprocidad (que la otra persona le entienda gracias a una experiencia similar o que la otra persona “sepa” de lo que está hablando el afectado).
  • Que respeten su individualidad y forma de procesar el duelo.
  • Necesitan poder expresar amor y vulnerabilidad ante otras personas.

Todos en algún momento hemos experimentado un duelo, ya sea por terminar una relación,  por el diagnostico de una enfermedad o la pérdida de un ser querido. Quiero terminar éste artículo con algunas ideas que pueden ayudar a transitar este tiempo:

  • Busca el apoyo de familiares y amigos.  Es importante saber que en ocasiones preferimos estar solos o acompañados, va a depender del momento. Es normal sentirnos confusos y no saber qué es lo que deseamos, ten paciencia, no te culpes, ve a tu ritmo.
  • Intenta compartir tus malos momentos con personas diferentes para que ninguna de ellas pueda sentirse desbordada.
  • Evita tomar decisiones importantes de forma precipitada. En ocasiones la emoción es la que intenta controlar esa decisión y no siempre es la acertada.
  • Permítete estar en duelo emocional, pero a la vez es positivo marcarse pequeñas obligaciones con la finalidad de no aislarse y recuperar nuestra vida familiar, social, laboral y personal.
  • Te sugiero ver de manera gradual los recuerdos que te resulten dolorosos, no quieras correr ni exponerte en exceso. Poco a poco lo irás consiguiendo y el sufrimiento irá disminuyendo.
  • Intenta cuidarte a ti mismo, a través de la alimentación, el ejercicio físico, el descanso, la reducción de hábitos no saludables.

Soy consciente de que los consejos que te acabo de proponer no son fáciles de seguir. Pero no olvides que todos tenemos una capacidad de adaptación inimaginable. Te animo a que cada vez que sientas ese dolor y esa tristeza tan intensa que puede llegar a invadirte por dentro, intentes sustituirlos por amor. Amor hacia lo que tuviste, amor por todos los buenos momentos vividos.

Referencias

Jorge Bucay (2006). El camino de las lagrimas. España: Grijalbo.

Elisabeth Kübler-Ross ( 2005). Sobre el duelo y el dolor. Barcelona: Ediciones Luciernaga.

El camino del héroe

Históricamente hablando, la figura del héroe se relaciona íntimamente con el estereotipo de un semi dios o de un super héroe (Kerenyi, s. f.). Es decir, la de un hombre o mujer, que tras experimentar situaciones adversas logra resolver el conflicto, empleando sus esfuerzos y virtudes (ASALE & RAE, s. f.). En la ficción, la figura del héroe es un tema recurrente, ampliamente tratado en novelas, películas y juegos. Esto porque un personaje plano, que no tenga margen de mejora resulta aburrido.

Partiendo de los estudios de Jung, el inconsciente como medio subjetivo propuso la creación de “arquetipos”, los que relacionaban imágenes, símbolos e ideas en relación con un patrón recurrente. Por tanto, para Jung estos conceptos son concepciones universales, que se arraigan a la cultura y trascienden a la sociedad misma.

El camino del héroe, el elegido y del villano.

Continuando con el postulado de Jung, el uso de “arquetipos” facilita la creación de personajes. El héroe, es el abnegado que consigue sus objetivos con duro esfuerzo; el elegido, es el que resuelve el conflicto tras comprender su realidad; y el villano es quien al verse en la misma situación que el héroe y elegido, decide decantarse por otro camino.  “Solo se necesita un mal día para convertir al hombre más cuerdo, en un lunático” (Moore, s. f.).

En la actualidad, se busca un cierto alejamiento de los arquetipos clásicos, al brindar una nueva perspectiva más humana y menos idealizada de lo que significa ser un héroe. Un ejemplo, puede ser el tratamiento de los “antihéroes”, los cuales resuelven los mismos conflictos que el “héroe”, con la diferencia de que estos últimos no siguen códigos o reglas que limiten sus acciones. El fin justifica los medios.

Tras revisar películas como Matrix, en la que nos presenta una persona que tras reconocer su identidad como el elegido y asumir las dificultades que implica su desarrollo, logra resolver el conflicto central. Por tanto, no solo se requiere tener el potencial, si no el comprender que un paso importante para conseguir los resultados deseados es la introspección.

Recrean qué hubiera pasado si Neo hubiese escogido la pastilla azul en  Matrix

El patriotismo

Un recurso para influir en la conducta de las personas es apelar al patriotismo, esto se logran brindando ejemplos que reflejen los ideales que desean cumplir. Es normal que cuando se están cursando un conflicto armado, el estado recurra a reconocer héroes de guerra, puesto que estos sirven como propagada de los ideales que se busca defender.

Los ideales que defiende el curso de las acciones del héroe son planteados acorde a las necesidades o convenciones de la sociedad. Un claro ejemplo, es la representación fílmica de los super héroes. En esta se busca describir personajes que sirvan de referente para la gente, la posibilidad de empatizar y verse reflejados en los ideales que estos representan.

Fotomural Capitan America Denlante De Una Bandera Americana personajes

Conclusión

El concepto de héroe, elegido y villano son arquetipos clásicos,  ya que, representan ideales compartidos que engloban características propias que facilitan el empatizar con estos. Como resultado, se puede aprobar o rechazar las acciones. Estos pueden facilitar la reflexión personal de los ideales, que como individuos se tiene.

Finalmente como reflexión, los arquetipos de héroe, villano o antihéroe son vigentes. Depende de cada uno como persona, el escoger que camino seguir, entendiendo que quizás no se pueda cambiar el mundo, pero si el poder mejorarlo. Así mismo, también es importante resaltar el cambio del arquetipo clásico, al moderno. Este último, se caracteriza por enfrentar conflictos, tanto situacionales como del mismo villano. En cambio, el arquetipo clásico se decanta por resolver conflictos; como lo visto en la Ilíada.

Referencias

ASALE, R.-, & RAE. (s. f.). Héroe, heroína | Diccionario de la lengua española. «Diccionario de la lengua española» – Edición del Tricentenario. Recuperado 25 de septiembre de 2021, de https://dle.rae.es/héroe

Kerenyi, K. (s. f.). Los héroes griegos. Ediciones Atalanta. Recuperado 25 de septiembre de 2021, de https://www.edicionesatalanta.com/catalogo/los-heroes-griegos/

Moore, A. (s. f.). DC Comics Deluxe Batman Noir The Killing Joke. Smash Comics: Tienda de Comics. Recuperado 25 de septiembre de 2021, de https://www.smashcomics.com.mx/products/dc-comics-deluxe-batman-noir-the-killing-joke

Diez años después

Tras las espera de casi 10 años, se estrenó la película que promete poner fin a la saga de Evangelion. La primera entrega se trató de una serie animada que fue emitida en la televisión japonesa en el distante año 1995, tras lo cual se emitió un total de 6 películas, siendo esta la última entrega de la saga (CC-BY-SA, s. f.).

¿Pero como una saga de contenido animado puede ser tan esperada por la comunidad? Si se tiene en cuenta, que mayoritariamente el público de estos géneros se limita a niños y adolescentes. Resulta confuso el comprender que tras el estreno se recaudó solo en Japón más de 30 millones de dólares durante la primera semana de estreno (Hodgkins, s. f.).

Lo cierto es que esta saga es un elemento fílmico muy interesante, puesto que trata temas como el existencialismo, el valor de la humanidad frente al propio como individuos; trastornos mentales como la depresión, la ansiedad y el miedo al fracaso.  Estos temas claramente se alejan de los estereotipos del género, por lo que, son la escusa perfecta para tratarlos abiertamente.

El dilema del erizo.

Este dilema relata el conflicto del erizo, quien por naturaleza, posee espinas como medio de protección. Sin embargo, este mecanismo de defensa juega en contra cuando desea establecer cercanía con otro ser. Puesto que las espinas pueden resultar molestas o hasta dañinas para el contacto.

El paralelismo que puede tener este dilema con las experiencias vividas es clave para el abordaje del conflicto central en el desarrollo de la trama, puesto que la gran mayoría de personajes no tiene la vida resuelta, o idealizada. Si no por el contrario, se ven sumidos en problemas reales sin ser romantizados por el guion. Shinji el personaje principal, es todo lo contrario al prototipo del hombre ideal; este no es el héroe que resuelve todo problema con una sonrisa y sin apenas sudar. Por el contrario, este se ve sumido en una profunda depresión; él no quiere ser el héroe que se enfrenta al mal, o sacrificarse en pro de un ideal. Este personaje, tan solo quiere tener a alguien que le supla de todo el afecto y seguridad que necesita.

En palabras del autor, el personaje de Shinji refleja lo vivido por el mismo cuando se encontraba internado. Este, como Shinji, requería de terapia para comprender que los defectos, son parte de la identidad como persona. Que parte del desarrollo personal, es aceptar los errores y trabajar en la resolución de los mismo, en compañía de un sistema de apoyo. Hideaki, el autor, refiere que la resolución del dilema del erizo es encontrar el punto medio entre la preservación de uno mismo, y la integración a la comunidad.

“No quiere vivir, pero se rehúsa a morir”

 Durante el transcurso de la primera mitad de la película se emplea esta frase para calificar la conducta del personaje principal. Como espectador, esta frase puede ser omitida con facilidad, puesto que el personaje principal no es precisamente uno muy popular, y un calificativo más o menos, no representa gran cambio en el desarrollo de la película. Sin embargo, si se reflexiona en el trasfondo de esta, representa la situación clínica de muchos pacientes, quienes al verse superados por sus conflictos se encuentran en un estado de “muertos en vida”. 

La población que presenta ideación suicida suele presentar con mayor prevalencia tendencias depresivas. Siendo la tasa hasta 44 veces mayor que sujetos normales, y 8 veces superior al resto de los pacientes psiquiátricos (Molina & Lechuga, 2003). Estas cifras no solo exponen el riesgo de desatender estos factores, si no la de ejemplificar el peligro que representa el no trabajar temas tan delicados con la población joven. Puesto que, la población adolescente es la más susceptible a desarrollar cuadros depresivos con tentativa de suicidio.

El dilema de la estación de tren

El dilema nos sitúa a una pareja de amantes en una estación con dos sentidos opuestos, el primero los lleva a una clínica, para practicar un aborto; la segunda linea los lleva a su hogar. El dilema parte de la incógnita de la decisión, puesto que al ser una estación de tren tiene un tiempo finito para decidir cual dirección tomar, y el resultado de esta les cambiará la vida. Durante el desarrollo de la película, se tiene al personaje principal en la misma situación, puesto que, sus compañeros con los que desarrollo toda esta saga se encuentran en el sentido contrario de la vía, y este puede encontrarse con ellos para continuar con la historia o seguir un camino distinto.

Este particular ejemplo, nos permite apreciar de forma simbólica los rumbos que se toma en la vida, puesto que si bien ambas rutas son contrarias, tanto el personaje como el espectador conoce el destino de la vía. Por lo tanto, el resultado es uno esperado y predecible. Estudios realizados a pacientes crónicos nos sugiere que estos responden con mayor miedo a situaciones que desconocen, como el después de la muerte (Oblitas Guadalupe, 2004).

Reflexión final

Al abordar esta saga se debe de conocer las múltiples perspectivas,puesto que no teme tratar temas delicados, por el contrario los presenta lo más crudo que puede permitir la industria. Así mismo, escoge un estilo de animación alternativo, lo cual se puede observar en muchas situaciones donde cuenta la historia sin dejar de lado el arte de una película, construyendo planos que enriquezca la trama con narrativa visual. Por otra parte, la banda sonora nos recuerda lo complejo que puede ser el trasmitir emociones en una sociedad tan relativista.

Finalmente, la resolución de este dilema de la estación en la película se resuelve mostrando una tercera opción, salir de la estación, este planteamiento sugiere que en todo punto muerto hay una alternativa oculta.

Referencias

CC-BY-SA. (s. f.). Neon Genesis Evangelion. Neo Genesis Evangelion Wiki. Recuperado 27 de agosto de 2021, de https://evangelion.fandom.com/es/wiki/Neon_Genesis_Evangelion

Hodgkins, C. (s. f.). Evangelion: 3.0+1.0 Film Earns 6 Billion Yen, Becomes Highest-Earning in Franchise. Anime News Network. Recuperado 27 de agosto de 2021, de https://www.animenewsnetwork.com/news/2021-03-29/evangelion-3.0-1.0-film-earns-6-billion-yen-becomes-highest-earning-in-franchise/.171259

Molina, R. T., & Lechuga, E. N. (2003). Factores de riesgo asociados al suicidio e intento de suicidio. 11.

Oblitas Guadalupe, L. (2004). Manual de psicología clínica y de la salud hospitalaria. PSICOM.