Mes: mayo 2024
Mentes criminales: ¿Eligen hacer el mal?
Muchas veces hemos escuchado cómo profesionales describen un acto criminal, pero ¿qué es lo que realmente piensan los criminales sobre sus acciones? La psicopatología criminal es algo que nos explica el crimen y los diferentes trastornos psicológicos que se ven involucrados, ya que estudia al sujeto, en cuanto a su comportamiento y conductas que conlleven a patologías psicológicas.
Sabemos que toda la vida han existido mentes criminales, pero ¿qué factores provocan que una persona llegue a cometer un crimen? Algunos de los factores principales se encuentran en la parte biológica del sujeto, junto con la parte social, pero al investigar qué es lo que hace que un sujeto se convierta en criminal, muchas veces, es un laberinto sin salida, es por ello que se describen ciertos factores que influyen y provocan que el sujeto se convierta en un criminal.
- Factor familiar: La familia es muy importante en las primeras etapas del desarrollo de la personalidad, especialmente, en el proceso de socialización. Mucho depende de si se trata de una familia numerosa, si hay padres ausentes, del estilo de crianza, si es autoritario o permisivo, y también del ambiente hogareño. En esta etapa se inculcan principios y valores que ayudarán a los futuros adultos a resistir las influencias negativas (así como las positivas) de la vida.
- Factores escolares: La etapa escolar es fundamental porque refuerza los principios inculcados en la familia. Además, adquirir nuevas experiencias y aprendizajes durará toda la vida. También se pueden aprender malos hábitos o malas experiencias, como el fracaso académico, la competitividad desleal y el individualismo. La educación en el hogar y en la escuela puede dejar huellas tanto positivas como negativas en la vida de una persona. En esta etapa se debe internalizar el concepto de ley o autoridad.
- Factores ambientales: El entorno en el que se desarrolla una persona es muy importante. Cuanto más alta es la clase social, menos probabilidades hay de cometer delitos, por lo tanto, se puede concluir que existen más infractores de los estratos sociales más bajos. Con el tiempo, las clases sociales más bajas fueron consideradas desfavorecidas y desiguales respecto de las clases sociales más altas, por ejemplo, porque no podían contratar mejores abogados.
Como se mencionó, en la actualidad, el ambiente tiene un gran impacto en el sujeto, ya sean relaciones con sus pares, con su familia y con personas que sean de su agrado. Por ejemplo, si en un mismo grupo consumen drogas, esto será un fuerte predictor de que delinquirán.
¿Qué sucede en el cerebro criminal?
Según estudios realizados sobre qué es lo que sucede en el cerebro de un criminal, se llegó a los siguientes resultados: los lóbulos frontales, al ser dañados, pueden ocasionar deterioro en el control de impulsos o decisiones de intuición, además se cree que las diferentes conductas antisociales se encuentran relacionadas a la corteza prefrontal, la cingulada y la amígdala.
La actividad metabólica en diferentes partes del cerebro mostró que la corteza prefrontal, el área de «función ejecutiva» del cerebro, estaba significativamente menos desarrollada en el cerebro de los asesinos, en comparación con el grupo de control.
Raine (2008) sugirió que esta diferencia conduciría a mayores opciones de comportamiento. Menos control del sistema límbico, responsable de grandes emociones como la ira y la rabia, y un autocontrol reducido. Todo esto, señala, puede predisponer a las personas a la violencia.
Finalmente, uno de los estudios más importantes sobre el tema se publicó en el 2019 y se basó en muestras de escáneres cerebrales de más de 800 presos varones. Sus hallazgos mostraron que aquellos que cometieron o intentaron asesinar, tenían una función de materia gris reducida en comparación con aquellos involucrados en otros delitos.
Referencias
Aristizábal, E., Amar, J., & Correa, A. (2023). Psicología forense: estudio de la mente criminal: Segunda edición. Universidad del Norte.
Bello, R., Silier, J., Mora, W., & Palma, J. (2019). Panel sobre neurociencia, homicidio y el cerebro criminal.
Raine, A. (2008). El crimen biológico: implicaciones para la sociedad y para el sistema de justicia criminal. Revista de Psiquiatria do Rio Grande do Sul , 30 , 5-8.
¿Y los hijos para cuándo?
El retraso del inicio de la maternidad cada vez va en aumento, por ejemplo, en Canadá, en el 2007, el 18% de mujeres fue madre por primera vez luego de los 35 años de edad.
Actualmente, en muchas sociedades tener el primer hijo después de los 30 años se ha convertido en la realidad cotidiana. Desde los años 80, la edad materna del primer parto ha experimentado un fuerte aumento, esto generalmente ha ocurrido por la educación y el acceso a los métodos de planificación familiar (en el Perú son totalmente gratuitos). Los niveles educativos de las mujeres han aumentado a un ritmo más acelerado que el de los hombres en las últimas décadas (sin embargo, esto se evalúa a modo urbano, pues en las zonas rurales, son las mujeres las que tienen menor probabilidad de culminar la educación secundaria).
Uno de los motivos del retraso de la maternidad es el significado que conlleva, ya que en el “pasado” se consideraba el tener hijos como pilar fundamental de la familia y la aspiración o finalidad de la mujer. Actualmente, en muchas sociedades, esta percepción ha cambiado ya que la trayectoria escuela-matrimonio-hijos dejó de ser el curso de vida normal para las mujeres.
Lo que sucede actualmente es que la vida de una mujer ya no gira en torno al matrimonio, pareja e hijos, asimismo, no existe una “edad ideal” en la cual una persona deba cumplir estos hitos como proyecto de vida. Lo que la juventud se cuestiona es: “¿Estaré preparada?”, “¿Será el momento indicado?”, “¿Afectará mi futuro profesional?”, por otra parte, los cambios que han experimentado la familia y las relaciones de pareja también han sido influyentes en las decisiones sobre la maternidad. Una vez que la familia y las parejas tienen sus cimientos en satisfacciones psicológicas, los hijos dejan de estar en el centro de la familia. Se busca más bien una vida de pareja donde no se pierda la «magia», el enamoramiento, para lo cual no es indispensable tener hijos.
Asimismo , la educación femenina es un pilar influyente, este tiene un doble efecto de retraso en la edad del primer nacimiento. Se habla sobre dos efectos:
- Efecto de incapacitación, porque el inicio y la finalización de la educación son actividades que no son compatibles con la crianza de los hijos.
- Efecto de aspiración, ya que la persona primero aspira a obtener mayores beneficios económicos en el mercado laboral.
Si bien a nivel emocional, psicológico, económico, etc., puede que sea gratificante o recompensable el postergar la maternidad, sin embargo, fisiológicamente cada persona tiene un reloj, uno que no retrocede, por lo tanto, nuestro organismo ya no es el mismo que hace quince minutos; por lo que, al envejecer, los folículos ováricos de la mujer también lo hacen (a diferencia de los espermatozoides, ya que ellos están en constante renovación).
Los folículos ováricos tienen la misma edad cronológica de la mujer que los posee, y, a medida que el tiempo avanza, ellos también envejecen, entonces, con el paso de los años se da una disminución de la reserva ovárica y disminución de la calidad ovocitaria, que involucra un aumento en la incidencia de fallas de fecundación y embriones con bajo potencial de desarrollo y aneuploidías dependientes, fundamentalmente, de la edad materna, así como el envejecimiento uterino y sus consecuencias en el desarrollo y función placentaria. El enfoque se centra fundamentalmente en la mujer, pero incluye aspectos de la contribución masculina.
Si hablamos de otros factores de riesgo asociados a la maternidad postergada, tenemos: aumento de frecuencia de abortos espontáneos, aumento de enfermedades hipertensivas del embarazo, mayor probabilidad de anomalías congénitas, prematuridad, aumento de morbi-mortalidad materno perinatal, incremento de cesáreas, enfermedades maternas asociadas, entre otras.
A ciencia cierta, no podríamos asegurar que la postergación de la maternidad constituya un patrón que se mantenga o propague a toda la población, pero existe mayor probabilidad de que los hijos de gestaciones deseadas o planificadas tengan una mejor calidad de vida.
En América Latina existen bastantes desigualdades económicas y los procesos sociales influyen en los cambios en el tamaño familiar, estos también son influidos por los estratos sociales. ¿Por qué? Pues, en zonas urbanas es más probable que los ciudadanos se acerquen a los establecimientos de salud por planificación familiar, donde el personal de salud brinda una asesoría personalizada de acuerdo a las necesidades de cada persona.
Entonces, podríamos decir que estas personas tienen mayor probabilidad de tener una maternidad deseada. Sin embargo, en zonas rurales, el acercamiento a los establecimientos de salud por estos temas no está muy difundido. Pero entre los aspectos que se tiene en común como sociedad es que la planificación familiar esta influenciada por bastantes variables:
- Machismo: “Mi marido no está de acuerdo con que me cuide, porque desconfía de mi”, “No he conversado con mi marido sobre esto”, “La gente dice que si yo me cuido es porque tengo muchas parejas sexuales”, etc.
- Religión: En muchas de estas, se considera que uso de estos métodos como contradictorios a los designios de la divinidad.
- Creencias personales, tabúes o miedo.
- Falta de educación: Generalmente, son las personas analfabetas o con poca educación quienes no logran comprender el gran beneficio que conlleva poder planificar la maternidad.
- Considerar que todos los métodos anticonceptivos son “abortivos”.
Esta polarización socioeconómica que caracteriza a muchas sociedades latinoamericanas, representa una barrera difícil de derrumbar con respecto a la familia, la paternidad y el calendario óptimo para las transiciones de la edad adulta.
Pero también veamos el otro punto de este tema, en nuestra sociedad gravemente afectada por el machismo, el hecho de tener hijos recae en mayor medida en una mujer, por lo que, si hablamos de carreras profesionales o tener trabajo estable, quien tiene que retrasar o perder su ocupación, es la mujer, sin embargo, eso no sucede de la misma manera con el sexo opuesto, ya que, aparentemente, tener un hijo no interfiere en su futuro laboral.
Felizmente, en muchas personas ha quedado atrás la necesidad de mantener un matrimonio por los hijos.
Referencias
Fuentes, A., Sequeira, K., & Tapia-Pizarro, A. (2021). Efectos demográficos, clínicos y biológicos de la postergación de la maternidad. Revista Médica Clínica Las Condes.
Montilva, M. (2024). Postergación de la maternidad de mujeres profesionales jóvenes en dos metrópolis latinoamericanas. Utopìa y Praxis Latinoamericana.
Paredes, N. (2013). Maternidad postergada. Horiz Med.