¿La navidad es azul?

Las fiestas decembrinas no se hacen esperar. Todos ansiamos que sean las doce para abrazar a nuestra pareja, familia o amigos. Navidad y Año Nuevo significan unión y compartir, es la fecha favorita de muchos y muchas, pero ¿es cierto que diciembre es uno de los meses con mayor número de suicidios?

“Todo pasó una Navidad diez años atrás. Desde entonces dejamos de festejar la que era nuestra festividad familiar favorita. Solo tenía 14 años cuando todo esto pasó, y todavía puedo recordar cómo olía hasta el aire. Mi papá tomó la decisión de terminar con su dolor un 25 de diciembre. Al día de hoy no lo comprendo. Dejó una herida profunda en nuestra familia, y a mí con una duda para siempre: ¿Cómo fue que lo hizo justo cuando toda la vida se estaba acomodando para nosotros? Él tomó esa elección que a veces quisiera tomar yo, pero conozco el después del suicidio, y no quiero dejar una herida mucho más pesada en mi familia. Los amo mucho, aunque mi dolor, hay días, me come por dentro” Hablemos de suicidio ONG (2013)

Sentimiento de melancolía en fiestas

Según la Revista Medicina y Salud Pública (2022) menciona que durante la época festiva se puede experimentar melancolía y tristeza que puede conducirnos a la depresión navideña. Para The Conversation Journal (2021) hay una creencia constante de “todo el mundo la está pasando bien y feliz” y hay un deseo por ello. Sin embargo, no se trataría de una depresión crónica más bien de una depresión estacional.

The Green Side of Pink (2024) explica el término “Christmas Blue” en respuesta a lo antes mencionado y lo describe como un sentimiento distorsionado frente a las fiestas decembrinas.

La Navidad Azul

El “Christmas Blue” puede deberse a un factor climático en ciudades con días frígidos y nublados impidiendo la segregación de melatonina e incluso de la serotonina hormonas importantes para la regulación del estado de ánimo, sueño y vigilia según explica el Blog de Salud Digital BLUA. (2024)

Por otro lado, se desencadena el estrés financiero llegando a afectar en la toma de decisiones, al verse obligados a comprar regalos, agasajos, entre otros. Es importante mencionar el bombardeo de la publicidad por televisión y redes sociales, ya que se crea una imagen distorsionada de las fiestas decembrinas.

“Cuando era niña, la mujer que me cuidaba mientras mi madre no estaba lloraba mucho en estas fechas porque estaba lejos de su familia y se sentía muy sola. Se abrumaba al verme a mí y a mis padres. Lo cual me apenaba mucho y aunque intentaba consolarla… siempre se hacía la fuerte” -Anónimo

Sentimiento de soledad en épocas festivas

La soledad en estas fechas debido a diversos factores puede desencadenar una sensación de melancolía que puede generar un cuestionamiento respecto a nuestra existencia. Es importante estar en el presente y cuidar los estímulos que pueden hacer de nosotros una navidad azul.

La navidad es una época de compartir con las personas que queremos permitámonos disfrutar de la compañía de otros. Y si nos sentimos abrumados por la llegada de las fiestas, permitámonos sentirnos vulnerables, aunque estas fechas sean significado de total felicidad.

Un abrazo y felices fiestas, estimados lectores ¡Nos vemos el 2025!

Referencias

Allegra, A. (2024, 26 noviembre). Suicidio en Navidad. Thegreensideofpink. https://www.thegreensideofpink.com/sociedad/2024/suicidio-en-navidad/?lang=es

Beneficios del sol y su impacto en la salud | Bupa Latinoamérica. (s. f.). https://www.bupasalud.com/salud/beneficios-del-sol#:~:text=De%20hecho%2C%20un%20estudio%20publicado,relacionados%20con%20la%20salud%20mental.

benwano. (2020, 25 diciembre). Elvis Christmas album full vinyl album 1970 – album vinyl complet – benwano [Vídeo]. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=xN5FEFZSYwY

RevistaMSP. (2022, 22 diciembre). #NavidadMSP | Autocuidado, salud mental y prevención del suicidio en navidad [Vídeo]. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=lv3yuJEfCIg

Soto, E. S. (s. f.). Depresión navideña, ¿mito o realidad? The Conversation. https://theconversation.com/depresion-navidena-mito-o-realidad-173006

Estoy cambiando en Navidad

Hace algunos días, mientras iniciaba diciembre, me puse a escuchar unos villancicos en YouTube mientras realizaba un quehacer. Yo estaba muy tranquila y relativamente contenta. De pronto, me dieron muchísimas ganas de llorar. Era como si estas lágrimas salieran, pero con mucha tranquilidad. De verdad, se sentía muy bien llorar. Quizá de pronto te das cuenta de que la Navidad cambia de sentido para ti.

Y aunque me arriesgo a abrirme un poquito en este escrito, quiero contarles que particularmente no tengo agradables recuerdos de algunas navidades de la infancia. A mis 17 años decidí cambiar mi historia y pasar Navidad con mis abuelitos. Desde entonces, no conozco otro lugar seguro en estas fechas. A lo que voy es que está bien si de pronto no te sientes tan festivo en estas fechas, ya sea por ansiedad social, por el materialismo, por recuerdos dolorosos o por lo que fuera. Siempre puedes hacer una historia con la Navidad, cambiarla a lo que tú necesites y donde te sientas más seguro (a).

Huracán de emociones en diciembre y Navidad

A medida que vamos creciendo, la Navidad deja de ser solo una fiesta de luces, villancicos y regalos. Para muchos, y me incluyo, estas fechas se vuelven una especie de espejo emocional, reflejando no solo la alegría, sino también los sentimientos más profundos que solemos tener guardados durante todo el año. La Navidad, que alguna vez fue pura emoción y regalos, se va transformando en una ocasión de reflexión, nostalgia y, a veces, melancolía.

Estamos creciendo, nuestros sentimientos hacia la Navidad cambian. De niños, estas festividades se viven con entusiasmo y una gran expectativa, pero a medida que vamos ganando años y experiencias, nuestras emociones se vuelven mucho más complejas. La nostalgia se convierte en una de las emociones más comunes, puede que a lo mejor,   queramos revivir aquellos momentos de nuestra infancia, o tal vez deseamos compartir estos momentos con quienes ya no están. Por eso, no es raro que, mientras nos preparamos para estas fiestas, sintamos una mezcla de alegría y tristeza.

Todo lo que somos y fuimos

Y luego, está la reflexión inevitable que llega al final de cada año. En diciembre, mientras el ambiente se llena de luces y celebraciones, muchos no podemos evitar mirar atrás y hacer un análisis del año que está por terminar. Puede ser un momento hermoso lleno de gratitud y aprendizaje, pero también puede ser frustrante. ¿Realmente logré todo lo que me propuse al inicio del año? ¿Cumplí mis metas? ¿He avanzado lo suficiente? Este tipo de cuestionamientos puede ser demasiado fuerte en estas épocas, sobre todo cuando vemos demasiados anuncios de «nuevos comienzos» y las expectativas de un inicio perfecto en enero.

Realmente es sencillo caer en la trampa de pensar que no hemos alcanzado lo que queríamos y sentir que el tiempo se ha escapado de nuestras manos, los pensamientos nos pueden jugar una muy mala pasada. Pero es importante recordar que todo esto forma parte de un proceso personal, y que las comparaciones con otros, o con lo que creíamos que debíamos lograr, solo nos generan más ansiedad. Como un gran amigo me dijo, si comparas defecto con virtud obviamente estás en desventaja, pero ¿y si comparas virtud con virtud? a lo que agrego, ¿y si comparas tu versión actual con la de hace algunos años?

Aquí es donde la compasión es muy importante. Es necesario abrazarse en este momento, ser amable contigo mismo (a), darse permiso para sentir que no todo salió como esperábamos. Abrazar nuestros avances, por pequeños que sean, es una forma de validar todo lo que has vivido y el esfuerzo que hiciste durante el año. Has continuado dando lo mejor de ti, y eso es suficiente. No se trata de llegar a una meta específica, sino de seguir avanzando. Cada paso, cada lección aprendida, cada esfuerzo cuenta muchísimo.

La nostalgia me abraza

La palabra “nostalgia” proviene del griego (nostos = regreso) y (algos = dolor). La nostalgia es, en muchos casos, una de las emociones más fuertes que surgen con la llegada de la Navidad. Este sentimiento puede tener algo muy dulce, pero también puede traer consigo una sensación extraña de pérdida o de recuerdos dolorosos. De pronto un deseo de recuperar un momento del pasado, de los seres queridos, de un hogar que ya no existe de la misma manera, etc. Pero lo bonito de la nostalgia es que nos conecta con nosotros mismos, con nuestras raíces, con los momentos que nos marcaron y nos hicieron ser quienes somos actualmente.

¿Y qué pasa si no te sientes festivo?

Es importante recordar que no hay una forma “correcta” de sentir la Navidad. Algunas personas pueden vivir estas fechas con ansiedad social, con una sensación de soledad,  simplemente sin ganas de participar, o como un día más del calendario. Y está bien. Si en este momento las celebraciones no resuenan contigo como lo hacían antes, no te sientas obligado (a) a poner “la carita feliz de festividad” que esperan. Cada quien tiene su propia historia y su propio proceso.

La Navidad, al igual que cualquier otra festividad, puede ser lo que tú decidas que sea. Si sientes que el enfoque tradicional no te aporta paz, puedes crear tu propia versión de las fiestas. Cambiar tu historia navideña no significa rechazar la tradición, sino adaptarla a lo que más necesitas: un espacio seguro, lleno de paz, que te permita ser tú mismo (a).

Pequeños recursos para vivir la Navidad de manera más tranquila

Si sientes que las festividades te generan incomodidad, ansiedad o melancolía, aquí van algunos pequeños recursos que pueden ayudarte a sobrellevarlas:

  1. Acepta tus emociones: Reconocer que las emociones que sientes son válidas, ya sean de alegría, tristeza o nostalgia. No tienes que obligarte a sentirte de una determinada manera.
  2. Creación de nuevas tradiciones: Si las viejas costumbres ya no van contigo, tal vez es hora de inventar nuevas. Piensa en actividades que te den paz: ver películas tranquilas, leer un buen libro, cocinar algo delicioso para ti mismo(a) e incluso pasar tiempo en la naturaleza.
  3. Establece límites: No tienes que estar en todas las fiestas. Si prefieres quedarte en casa o hacer algo diferente, está muy bien.
  4. Momentitos de gratitud: Aprovecha la Navidad para pensar en lo que realmente te llena de gratitud. Reflexiona sobre los logros y las experiencias que te han hecho crecer este año, sin importar cuán grandes o pequeños sean.

Finalmente, lo más importante es que la Navidad sea un espacio para el descanso, para la reflexión, para la conexión contigo mismo (a) y con tus seres queridos y por supuesto para alimentarte bien. No importa cómo decidas celebrarla, lo esencial es que sea una fecha que aporte algo valioso a tu vida.

Desenrolla tu esterilla y relaja tu mente: una práctica que transforma tu bienestar

       

“La salud es todo un mundo. No sólo abarca al cuerpo, sino también a la mente y al espíritu… y no sólo abarca al dolor o al placer actual, sino también todo el ser y la perspectiva del hombre”

James H. West

A inicios de este año, decidí probar algo nuevo: asistir a mi primera clase de yoga. Estaba buscando un espacio tranquilo donde pudiera calmar mi mente y aprender algo diferente, aunque admito que me sentía un poco nerviosa. Nunca había practicado yoga y, siendo honesta, tampoco me considero muy buena en deportes. Sin embargo, desde el primer momento, la experiencia fue increíblemente acogedora. La instructora, con su paciencia y claridad, hizo que me sintiera cómoda, y el ambiente relajante, en una clase pequeña de siete personas llenas de buena energía, terminó por conquistarme. Descubrí que el yoga era justo lo que necesitaba: una práctica que no solo me ayudaba a relajarme, sino también a cuidar mi cuerpo y manejar mejor el estrés diario.

Si, así como yo, estás en busca de una actividad que te permita no solo mantener tu cuerpo saludable sino también mantener en calma tu mente, el yoga podría ser una buena opción para ti también.

Yoga: calma en medio del caos

El yoga es una práctica que combina movimientos físicos, respiración consciente y meditación, convirtiéndose en una herramienta poderosa para manejar el estrés y calmar la mente. Durante una clase, el ambiente controlado —con música suave, iluminación tenue y una guía clara por parte del instructor— crea un espacio seguro donde es más fácil desconectarse de las preocupaciones diarias. La atención plena que se desarrolla a través de las posturas y la respiración no solo ayuda a reducir los niveles de cortisol, la hormona del estrés, sino que también promueve una sensación de equilibrio emocional. Este enfoque integral permite liberar tensiones físicas y mentales, ofreciendo un respiro en medio del caos cotidiano.

Una práctica poderosa

Los beneficios del yoga van más allá de la relajación; esta práctica fortalece el cuerpo, mejora la flexibilidad, favorece la postura y estimula la circulación. A nivel emocional, fomenta la conexión con uno mismo, ayuda a liberar emociones reprimidas y mejora la calidad del sueño. Además, su versatilidad es una de sus mayores virtudes: el yoga no requiere grandes instalaciones ni equipos costosos, por lo que puede practicarse en casa, en un parque al aire libre, solo o acompañado de amigos. Esto lo convierte en una actividad accesible y adaptable a cualquier estilo de vida, permitiéndonos integrarlo de manera fácil en nuestra rutina para disfrutar de sus múltiples beneficios. A continuación, en el enlace podrás encontrar un video de una clase modelo de yoga, que solo te tomará 25 minutos, ¡te ayudará a relajarte si lo necesitas!

Aunque muchas veces asociamos el yoga con adultos en busca de relajación, esta práctica también ofrece beneficios significativos para niños y adolescentes. Estudios recientes han demostrado que integrar el yoga y el mindfulness en sus rutinas puede ayudar a reducir el estrés, mejorar el estado de ánimo y fomentar habilidades de autorregulación emocional. En un mundo donde los jóvenes enfrentan presiones escolares, sociales y tecnológicas, el yoga se presenta como una herramienta accesible para cultivar resiliencia y promover su bienestar emocional desde edades tempranas.

Además, el entorno escolar se ha convertido en un espacio ideal para implementar estas prácticas, ya que no solo contribuyen a un mejor manejo de la ansiedad, sino que también potencian la empatía, el autocontrol y la calidad de las relaciones interpersonales. Estas habilidades son fundamentales para su desarrollo integral, ayudándolos a enfrentar desafíos cotidianos con mayor calma y confianza. La incorporación de sesiones de yoga en grupo, ya sea en casa o en el colegio, puede ser una forma divertida y efectiva de que los niños y adolescentes aprendan a cuidar tanto su mente como su cuerpo.

Palabras finales…

Para concluir, a lo largo de este artículo hemos podido ver que el yoga, es una práctica accesible y transformadora que puede adaptarse a cualquier estilo de vida y edad. Ya sea que busques relajarte, mejorar tu bienestar físico o fortalecer tu equilibrio emocional, el yoga ofrece innumerables beneficios para la mente y el cuerpo. Si nunca lo has intentado, este es el momento perfecto para empezar. No necesitas ser experto ni tener una gran flexibilidad, solo un espacio cómodo y la disposición de conectar contigo mismo. Puedes probar una clase en un estudio, explorar un video en casa o incluso disfrutarlo al aire libre en un parque. Anímate a dar ese primer paso y descubre cómo el yoga puede convertirse en una herramienta adicional para tu salud y bienestar. ¡Tu cuerpo y mente te lo agradecerán!

Referencias:

Kerekes, N., Söderström, A., Holmberg, C., & Ahlström, B. H. (2024). Yoga for Children and Adolescents: A Decade-Long Integrative Review on Feasibility and Efficacy in School-Based and Psychiatric Care Interventions. Journal of Psychiatric Research. https://doi.org/10.1016/j.jpsychires.2024.11.016

“Mañana lo hago”: El Costo Emocional de Posponer

Desde hace varios días o, mejor dicho, desde hace más de un mes, había estado posponiendo escribir esta entrada de blog. Aunque siempre he considerado este espacio como algo terapéutico, lo dejé de lado, optando por actividades que me resultaban más cómodas. Fue precisamente esta decisión la que me inspiró a abordar el tema de hoy.

Estoy segura de que muchos hemos postergado tareas importantes, ya sean académicas o laborales, (hasta incluso personales) especialmente aquellas que nos generan estrés o incomodidad. Sin embargo, posponer estas tareas no nos libra de ese malestar; al contrario, lo agrava cuando finalmente no nos queda de otra que enfrentarnos a la actividad pendiente. Este fenómeno tiene un nombre bastante conocido: procrastinación.

¿Qué es la procrastinación?

La palabra procrastinación proviene del latín pro, que significa “después”, y crastinus, que se traduce como “mañana”. Solomon y Rothblum (1984) definieron la procrastinación como el retraso voluntario de tareas hasta el límite del plazo establecido. Por lo general, estas tareas no son particularmente gratificantes, y aplazarlas suele acarrear consecuencias negativas, como el aumento del estrés y la ansiedad.

Más recientemente, Zhang y Ma (2024) encontraron que la procrastinación está vinculada a la preferencia por recompensas inmediatas sobre las futuras. Es decir, preferimos actividades que nos brinden placer o alivio inmediato, como ver un episodio de nuestra serie favorita, en lugar de enfrentarnos a una tarea compleja. Esta recompensa instantánea nos da una sensación momentánea de bienestar, pero la tarea pendiente sigue ahí, acumulando frustración.

Procrastinación, autoestima y emociones

Ghasempour et al. (2024) señalan que la procrastinación puede incluso afectar nuestra autoestima. Cuando postergamos, no solo evitamos una tarea, sino que también reforzamos la idea de que no somos capaces de enfrentarla, lo que impacta nuestra percepción de valía personal. Además, Tong et al. (2024) indican que la regulación emocional desempeña un papel crucial en la procrastinación. Aprender a manejar nuestras emociones nos ayuda a reinterpretar las tareas desde una perspectiva más positiva, reduciendo su impacto emocional negativo. De esta forma, la procrastinación ocurre cuando percibimos que la aversión a la tarea es mayor que la utilidad del resultado. Sin embargo, al revaluar cognitivamente la situación, podemos disminuir esta aversión o incrementar la percepción del beneficio, facilitando la acción.

Miedo al fracaso: el motor oculto

Aunque se ha estudiado mucho sobre la procrastinación en contextos académicos y laborales, pocas veces se aborda cómo posponemos nuestras propias metas personales por miedo al fracaso. Enfrentarse al fracaso es doloroso, y a menudo preferimos evitar ese malestar quedándonos en nuestra zona de confort. Sin embargo, esta aparente “seguridad” es en realidad una forma de fracaso garantizado, pues nunca sabremos si hubiéramos logrado aquello que deseábamos. Danne et al. (2024) estudiaron cómo el miedo al fracaso influye en la procrastinación, encontrando que esta tendencia disminuye con la edad. Los adultos jóvenes somos los más propensos a procrastinar debido a este miedo, mientras que, con los años, es probable que la conciencia de la finitud de la vida nos lleva a priorizar lo que realmente importa.

Memento Mori: Vivir con Propósito

Esto me lleva a reflexionar sobre la importancia de recordar que la vida es finita. El concepto de memento mori —“recuerda que vas a morir”— nos invita a valorar cada día y a vivir con propósito. No se trata solo de sobrevivir, sino de encontrar un sentido único para nuestra vida, uno que no esté dictado por expectativas sociales, sino por nuestras propias aspiraciones y valores. Memento mori no se trata solo de recordar que algún día pereceremos, si no de tener presente que ¡Estamos vivos! Memento Vivere, y que merecemos vivir la vida que queremos.

El optimismo como antídoto

Kashiwakura y Hiraki (2024) proponen que el optimismo respecto al futuro reduce significativamente la procrastinación. Cuando visualizamos un futuro que nos motiva, es más fácil evitar distracciones y enfocarnos en acciones que nos acerquen a nuestras metas. Tener claridad sobre nuestro propósito nos proporciona un norte hacia el cual dirigir nuestras acciones.

Reflexión final

Sin embargo, es importante reconocer que no todos procrastinamos por las mismas razones. Las creencias, experiencias y contextos individuales juegan un papel crucial en este comportamiento. Si te encuentras atrapado en un ciclo de procrastinación, incluso después de probar estrategias comunes como fijar plazos o usar guías de productividad, tal vez sea el momento de explorar estas dificultades a través de la psicoterapia. Enfoques como la Terapia Cognitivo-Conductual (TCC) o la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) han demostrado ser efectivos para abordar la procrastinación.

No se trata de ser “flojo” ni de una simple falta de disciplina. A menudo, procrastinamos por miedo o por creencias limitantes que nos impiden avanzar. Explorar estas barreras y trabajar en nuestras emociones, pensamientos y valores nos permitirá vivir la vida que realmente queremos y merecemos.

Referencias:

Danne, V., Gers, B., & Altgassen, M. (2024). Is the Association of Procrastination and Age Mediated by Fear of Failure?. Journal of Rational-Emotive & Cognitive-Behavior Therapy, 42. 433 – 446. https://doi.org/10.1007/s10942-023-00527-w

Ghasempour, S., Babaei, A., Nouri, S., Basirinezhad, M., & Abbasi, A. (2024). Relationship between academic procrastination, self-esteem, and moral intelligence among medical sciences students: a cross-sectional study. BMC Psychology, 12(225). https://doi.org/10.1186/s40359-024-01731-8

Kashiwakura, S. & Hiraki, K. (2024). Future optimism group based on the chronological stress view is less likely to be severe procrastinators. Scientific Reports, 14, 11338. https://doi.org/10.1038/s41598-024-61277-y

Solomon, L. & Rothblum, E. (1984). Academic procrastination: Frequency and cognitive-behavioral correlates. Journal of Counseling Psychology31(4), 503 – 509. https://doi.org/10.1037/0022-0167.31.4.503 

Tong, T.,Bai,Y., & Feng, T. (2024). The cognitive mechanism of reducing procrastination by emotion regulation: The mediation role of task aversiveness. Acta Psychologica Sinica, 56(4), 458 – 468. https://doi.org/10.3724/SP.J.1041.2024.00458

Zhang, P. & Ma, W. (2024). Temporal discounting predicts procrastination in the real world. Scientific reports, 14, 14642. https://doi.org/10.1038/s41598-024-65110-4