
“La soledad es una oportunidad para encontrarse a uno mismo”
Alejandro Jodorowsky
Como seres humanos necesitamos de otros, y como muchos animales buscamos pertenecer a una manada, comunidad o grupo que nos haga sentir parte de algo más grande que nosotros mismos, Aristoteles decía “ el hombre es un ser social por naturaleza”, refiriéndose a que es intrínseco en nosotros buscar el contacto con otros individuos.
Si bien tenemos una dimensión individual, estamos ligados a un proceso de socialización, ya que constantemente aprendemos de nuestro entorno y del contacto que tenemos con otras personas.

El desarrollo social que formamos a lo largo de nuestra vida nos ayuda a aprender sobre empatía, habilidades blandas e inteligencia emocional. El primer contacto social que tenemos se da cuando somos pequeños, con nuestro cuidador principal y el entorno en el que crecemos influye en nuestras formas de relacionarnos en el futuro y como sobrellevamos los momentos en los que no estemos acompañados.
Por supuesto, los momentos de soledad están presentes a lo largo de nuestra vida, la pérdida de una persona, el término de una relación, la independización de nuestros padres o incluso el mudarnos a una ciudad nueva.

¿Qué es la soledad?
La soledad puede ser descrita como una circunstancia, un sentimiento o un lugar, en el primer punto hablamos de la situación de estar solo o sin compañía, en el segundo punto es descrito como tristeza o melancolía que se tiene por falta, ausencia o muerte de una persona y por último se describe como un lugar solitario, inhabitado o poco frecuentado.

Esta situación puede ser voluntaria o involuntaria, en cualquiera de ambos casos tendemos a sentirnos fuera de nuestra zona de confort, el estar solo puede involucrar un enfrentamiento directo con nosotros mismos para el cual, no siempre no estamos preparados.
Sin embargo, en muchas ocasiones la soledad puede presentar un escenario perfecto para escapar de lo abrumador que puede ser el ruido de la sociedad que a veces trae consigo estrés, presiones y preocupaciones.
¿La soledad nos hace sufrir?
Podemos asociar la soledad con el sufrimiento, no obstante, aprender a disfrutar los momentos que tenemos con nosotros mismos nos ayuda a conocernos mejor, analizar nuestros pensamientos y encontrar actividades que personalmente disfrutemos.
Por ello, es importante encontrar momentos de soledad para poder conocernos mejor y disfrutar el tiempo que tenemos con nosotros mismos. Aprender a estar solos nos ayuda a ser más comprensivos con nosotros mismos y a reducir la posibilidad de un apego insano con otros.

Por otro lado, el completo aislamiento durante un periodo prolongado de tiempo puede ser muy lesivo para las personas, produciendo problemas cardiovasculares, dolor de cabeza, ansiedad, depresión e hipertensión.
Necesitamos contacto humano para poder desarrollarnos de una forma sana y productiva, pero es importante darnos tiempo para conocernos mejor y poder desarrollar nuestra autoestima, autopercepción y propios límites.

¿Qué pasa por nuestra mente cuando estamos solos?
Al estar solos pueden invadirnos sentimientos negativos como de rechazo, abandono, inseguridad, miedo y desprotección, por otro lado, nos obliga a encontrarnos con nuestros recursos, pensamientos, emociones, debilidades y fortalezas.

Lo cierto es que cada relación que formamos en nuestra vida conlleva una responsabilidad, lo cual en ocasiones puede presentar presión en nosotros, para formar vínculos sanos es importante conocernos primero y reconocer nuestros límites y posibilidades, nuestra forma de amar, nuestras necesidades y nuestros miedos.

Conocernos y pasar tiempo solo con nosotros, nos permite encontrar una paz que solo podemos hallar en nosotros mismos. Y como decía Schopenhauer “ Es difícil encontrar la felicidad dentro de uno mismo, pero es imposible encontrarla en otro lugar”.
Estar solos no tiene porque ser una situación de temor o desesperanza, tratemos de ver estos momentos únicos como una oportunidad para conectar con nosotros mismos de una forma en la que logremos conocernos mejor, desarrollar mayor amor propio y poder decir en voz alta “Aprecio el tiempo que tengo conmigo”.
