Para proteger, hay que respetar

Aún es 2022 y la infancia sigue siendo vulnerada, ¿cómo hacemos para entender que debemos respetar a los niños? Que es mejor si entendemos sus procesos, sus formas, sus desafíos, sus falencias y que solo así los vamos a proteger de verdad. Hace poco, el mundo de la psicología infantil, de apego y de crianza respetuosa en español, se estremeció, de la mano de Álvaro Pallamares, ¿Quién es? Se trata de uno de los más prestigiosos psicólogos infantiles chilenos, cofundador de la Fundación América por la infancia (FAI), la cual impartía cursos y especializaciones a padres y profesionales en defensa de la infancia.

Toda esta introducción es necesaria para entender el contexto del por qué la comunidad psicológica infantil se alarmó, pues Gachy Guerrero una reconocida psicóloga mexicana que difunde pautas de crianza infantil saludable por redes sociales, que había sido recientemente reclutada por la FAI denunció en sus redes sociales a Pallamares, por una cuestionable conducta sexual que había vivido con él cuando trabajaban juntos. Durante el live en el que realiza la denuncia, también la acompaña otra colega amiga, la que curiosamente había pasado por un hecho parecido hace muchos años con el cuestionado Pallamares, ella se muestra nerviosa, llorosa y demasiado vulnerable. 

Con el pasar de los días, otros testimonios salieron a relucir un evidente patrón de conducta sexual, muy sutil, en la que Pallamares les proponía jugar al acroyoga o “yoga de parejas”, actividad que suponía contacto corporal muy sospechoso y que invadía el espacio personal con sus compañeras de trabajo. Gachy y su colega refieren haberse sentido muy incómodas, pero al mismo tiempo, no entender qué es lo que estaba pasando, se trataba de su maestro pidiéndoles de manera “muy amigable y amorosa” (pero, escalofriante en realidad) que se unieran a él en una práctica corporal íntima que, como su mismo nombre describe, es “de parejas” que implicaría un acercamiento incómodo. En dicha actividad intentaba levantarlas poniendo sus pies en la parte baja de la espalda, llegando al derrier, luego procedía a abrazarlas por la espalda, en este momento (según la experiencia de Guerrero) ella sintió el miembro de Pallamares, por lo que inmediatamente interrumpió la actividad y decidió irse a casa. Confundida y vulnerable decide olvidar el hecho para que un tiempo después, en terapia, el tema sea tratado, motivo por el cual, ella decide hacer la denuncia indicando incluso que primero fue comunicado a dicha asociación para que se tomen cartas en el asunto.

Ante la inacción y poco respaldo del director de la FAI, Guerrero decide renunciar junto a otras colegas mujeres, ya que no sienten que el tema se haya tratado con seriedad y justicia. Al difundirse la noticia, el 14 de marzo (según la página a Feminism consciente, link al terminar el artículo) se denunció a Pallamares, por seguir cuentas de mujeres hipersexualizadas entre ellas, menores de edad, lo que representaría un tercio del contenido que consumía en Instagram, por lo que él habría borrado cerca de 1122 cuentas. Es lamentable que muchas otras personas pasaron por la misma experiencia y hayan callado. Es entendible que, luego de haber identificado el mismo patrón de conducta, se dieran cuenta de que no estaba bien, que nadie tiene el derecho de hacerlas sentir así y que no eran las únicas. 

Pero hay otro punto muy alarmante a considerar… Ese sujeto utilizaba frases como: “vamos a jugar”, formas sutiles de manipulación que ejercía incluso contra adultas, y que utilizan los perpetradores y abusadores de niños para persuadirlos y poder dañarlos. Siendo este un psicólogo infantil, se trata de un hecho que alarma y desconcierta a la comunidad de esta rama. La desilusión, desesperanza y decepción que sintió la comunidad de la FAI fue devastadora, el hecho fue difundido y denunciado por muchas páginas desde Chile a México. La FAI anunció el despido de Pallamares, el cese de actividades y cursos en tiempo real, y lamentó no haber tomado las acciones necesarias en el tiempo oportuno.

Todo esto me puso a pensar ¿Quién protege la infancia? Esa es la pregunta y nos deja un mal sabor de boca y les cuento este hecho porque debe ser difundido y al mismo tiempo, nos deja una gran reflexión: Si hasta el experto en crianza infantil puede camuflar, cual camaleón, sus técnicas para lograr sus perversos objetivos, ¿por qué nos es difícil creerle a un niño cuando denuncia a un familiar suyo?, ¿cuán comprometidos como sociedad estamos realmente con la niñez? Sin ir muy lejos, escalofriantes y despiadados casos se han suscitado en nuestro país, en Trujillo y en Ica este mes, no tenemos que ir muy lejos para darnos cuenta que convivimos con escenarios de abuso infantil que, debido a nuestro contexto, se han “naturalizado” despiadadamente. Hablar de estos temas siempre va a ser incómodo, cansado y triste, pero esas actitudes no van a hacer que desaparezca esta realidad, los movimientos sociales y una sociedad alerta, ayudan a prevenir que casos como estos se sigan realizando impunemente.

Es responsabilidad de todos involucrarnos en estos temas, ya que todos tenemos hijos, hermanos, sobrinos, vecinos, o nietos que debemos defender, pareciera que el abuso no importa hasta que nos sucede a nosotros. Es casi imposible hablar de estos temas sin sentir enojo y tristeza, pero al mismo tiempo es una oportunidad para intervenir y colaborar en la prevención desde casa, en los centros de trabajo y círculos sociales. Esto está pasando, aquí, ahora, a cada instante, dejando secuelas irremediables en nuestra infancia, infancia que luego forma parte de adultos miembros de una sociedad que convive y busca encontrar soluciones con mucho dolor. 

¡Claro que es algo que afecta a todos y cada uno de nosotros! Podemos hacer algo, no sé si sirva de mucho lamentarnos al final, compartiendo imágenes y renegando en Internet, sin organización y olvidándolo todo al día siguiente.

Respetemos a nuestros niños protegiendo con cuidado y delicadeza las pocas herramientas que tienen al ser seres en formación y sin tener aún los recursos necesarios para defenderse. El daño que reciben los niños no solo es sexual o físico; se les maltrata y abusa cuando no tenemos interés en escucharlos, cuando les imponemos cosas autoritariamente, cuando no los apoyamos en lo que quieren hacer y les apasiona, cuando los comparamos, cuando les damos responsabilidades que no les corresponden a su edad, cuando no tenemos en cuenta los momentos en que no quiere ir o estar a solas con alguien, cuando invadimos sus espacios personales y no les preguntamos nunca lo que quieren, cuando no entendemos la ira que muestran así la hayamos causado nosotros, cuando creemos que solo por ser sus padres o adultos a cargo no necesitamos su consentimiento y un larga lista de muchas cosas más.

Si te cuesta reconocerlo, revisa tu propia infancia y recuerda qué cosas te hacían sentir desvalorado, insuficiente y no amado, para que las dejes de normalizar y repetir con todos los niños con los que tengas contacto. Es importante mencionar que estoy hablando de niños y niñas, pero también de adolescentes en formación, que luchan por encontrar y construir su identidad, ellos de igual manera merecen respeto, espacio y comprensión.

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Para entenderlo mejor ¿qué tal si ponemos un ejemplo? Imagínese que, cuando interactúa con un niño es como si estaríamos modelando arcilla, fabricando una obra de arte: cada movimiento importa, y digo importa, no que debe ser perfecto. Me refiero a que cada acción es ejecutada con intención y esta normalmente se dirige a hacer las cosas lo mejor posible, más si tenemos un niño a cargo, porque regresando al ejemplo de la arcilla, nos concentramos porque estamos modelando una figura, un material como este, es delicado, frágil y maleable, si entendemos esto con un material inerte ¿por qué se nos hace difícil comprender la vulnerabilidad de un niño?, ¿por qué con los niños no es igual?, ¿por qué se espera a que se formen solos y que sean fuertes e infalibles?, ¿por qué se les pega, humilla o no se comprende cuando se equivocan?

Si queremos protegerlos, primero debemos respetarlos, pero de verdad.

Fuentes: 

Enlace a la página Feminism consciente:

https://m.facebook.com/101878884538133/posts/808478703878144/?d=m

Enlace al live de la denuncia de Gachy Guerrero a Pallamares:

https://www.instagram.com/tv/Cb1SHhzAHCp/

Otros testimonios:

https://www.instagram.com/p/Cb20c_JA9U6/?utm_medium=copy_link&fbclid=IwAR3GXGNkqjUsJoaZEbEM18jkIt5BXR-CkpRhJeSIjISPzKned0CYnsQZ2to

Sobre el duelo: Conceptualizando una pérdida

¿Quién no ha perdido algo, alguna vez? 

Cuando una persona pierde algo valioso, se centra en el objeto perdido, desea tenerlo, se lamenta de no haberlo usado lo suficiente. Le asigna un valor económico, una significancia en cuanto a afecto y centra su anhelo en su búsqueda, en recuperarlo. Investiga y trata de entender cómo lo perdió. 

Si la pérdida fue por negligencia y descuido habrá mucha culpa y enojo. Si la pérdida se dio por un asalto, habrá mucho miedo y angustia. Si la pérdida fue por un accidente habrá inconformidad y desesperanza. El valor que se le dé reforzará al proceso de duelo y el cómo gestione sus emociones. 

En una familia, la pérdida de un ser querido pone a los dolientes en similar situación. Además del dolor que estará presente en todos y en cada uno de los miembros, se sumará la significancia que esta pérdida trae a sus vidas. Así, no es lo mismo perder al padre que perder a la madre; no es lo mismo perder al hijo que al hermano.

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El fallecimiento de uno de los padres, sea en una edad adulta, afecta a la persona no solo por la misma pérdida, si no, además en su significancia. Para el experto David Kessler, los padres son nuestras primeras y más importantes conexiones que tenemos en la vida; nos enlazan con nuestras primeras experiencias, son nuestro primer amor.

La pérdida de un hijo, en cambio, es un duelo más difícil y doloroso. Un hijo involucra significado y propósito en la vida de sus progenitores. Como cuidadores, la culpa y la incapacidad de no haber protegido lo suficiente, se añade al dolor de la pérdida. Este proceso puede tomar más tiempo de lo esperado e incluso nunca superarlo. El dolor quiebra a la persona, separa a la pareja (ASCO.ORG, 2018).

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La pérdida de un hermano a veces pasa desapercibida por sus seres queridos, generalmente son los padres quienes reciben mayor atención. Perder a un hermano es perder a un confidente y amigo, lo puede llevar a tener sentimientos de desvalorización de sí mismo frente a su núcleo familiar, confronta su propia existencia como menos valiosa que la del hermano que partió, y puede ponerse como tarea llenar el vacío que dejó. Su presencia puede sentirla diluida en el dolor de sus padres. 

Cuando es la pareja, esposo o esposa la que fallece, la persona siente la pérdida desde una historia de vida, desde un pasado, un presente y un futuro que se extravió en la relación. La valoración que puede darse a esta pérdida se asocia a sentimientos de soledad y desprotección. Es la ausencia de apoyo; replantea su vida desde uno y ya no, desde dos.

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En la familia hay que entender que el duelo es de todos y de cada uno, y que no siempre un dolor será como el del otro; esto nos hace más compasivos con nosotros mismos y con los demás. Entender que no hay duelo correcto o incorrecto, que no se juzga, hace que el duelo sea auténtico y más fácil de sobrellevar.

La psicoterapia familiar acompaña a la familia en este proceso desde el dolor de cada uno de sus miembros. Su trabajo está en la contención a lo largo de las etapas del duelo y motiva, a la familia, a seguir adelante llevados por la significancia y en virtud al propio crecimiento.

Finalmente, termino con las palabras de David Kessler (2021) con respecto a la pérdida: “no es una prueba, una lección, algo que manejar, un regalo o una bendición. La pérdida es lo que pasa en la vida. El significado es lo que hacemos que suceda después de una pérdida”.

Referencias

ASCO.ORG. (Marzo de 2018). Cancer.net. https://www.cancer.net/es/asimilaci%C3%B3n-con-c%C3%A1ncer/manejo-de-las-emociones/duelo-y-p%C3%A9rdida/duelo-por-la-p%C3%A9rdida-de-un-hijo#:~:text=Las%20reacciones%20del%20duelo%20despu%C3%A9s,de%20su%20hijo%20era%20esperada

Kessler, D. (08 de Abril de 2021). Cómo seguir adelante tras la pérdida. Sentido Común. (E. Bernstein, Entrevistador) Mexico. https://www.sentidocomun.com.mx/articulo-contribuidores.phtml?id_contrib=1963

Kessler, D. (s.f.). dignitymemorial.com. https://www.dignitymemorial.com/es-es/support-friends-and-family/grief-library/when-a-parent-dies-dealing-with-the-loss-of-your-mother-or-fatherKübler-Ross, E., & Kessler, D. (2005). On Grief and Grieving, Finding the Mining of Grief Through the Five Stage of Loss. New York: SCRIBNER.

Un poco de psicología social comunitaria (II parte)

Influencia Social: Es el esfuerzo realizado por uno o más individuos para cambiar las actitudes, creencias, percepciones y comportamientos de una o más personas. Se estudian de grupo a uno, y posteriormente de uno a un grupo. Se da una situación de presión de grupo.

Normas explícitas: Son normas detalladas de forma clara. Por ejemplo:

  • Los gobiernos funcionan generalmente a través de reglas escritas en las leyes.
  • Las competencias atléticas usualmente se encuentran reguladas a través de reglas escritas.
  • Las señales en muchos lugares públicos, las cuales describen el comportamiento esperado como en límite de velocidad. Por ejemplo, “No rebasar”, “No pisar”, etc.

Normas implícitas o tácitas: Muchos de nosotros obedecemos a reglas que se sobreentienden y no están escritas, tales como:

  • “No te acerques mucho a los desconocidos”.
  • “No llegues puntual a las fiestas”.

Independientemente si las normas sociales son implícitas o explícitas, un factor es claro: La mayoría de la gente las obedece la mayor parte del tiempo. Por ejemplo, pocas personas visitan restaurantes sin dejar propina al camarero; y todos, independientemente de las creencias políticas, se ponen en pie cuando oyen el himno nacional de su país en los eventos deportivos o en encuentros públicos.

¿Qué es la actitud?

Una actitud es una reacción favorable o desfavorable ante algunas situaciones. Es la respuesta evaluativa del mundo que nos rodea, porque evaluamos de forma positiva o negativa a determinadas cosas o situaciones del entorno. La actitud es aprendida según la mayoría y no innata. Por ejemplo, la actitud de rechazo a quien tiene una preferencia sexual que no concuerda con tus ideas.

Tiene 3 componentes relacionados entre sí. Lo que yo pienso influye en lo que yo siento y en lo que hago

1. Afectivo o emocional – > sentir.

2. Comportamental o conductual -> hacer.

3. Cognitivo -> pensar.

Ejemplo:

Actitud de rechazo a la carne roja

1. Componente emocional: Siento que tuvo vida, y que es como comer un cadáver.

2. Componente conductual: Tratar de no comerla.

3. Componente cognitivo: Cuando la como, pienso que no soy parte de la solución.

Teoría de las atribuciones

La atribución es el proceso de inferir las causas de los acontecimientos o comportamientos. El psicólogo austriaco Fritz Heider, padre de la teoría de la atribución, la definió como un método para evaluar cómo la gente explica el origen de su propio comportamiento y el de los demás. Así lo menciona Heider (1958, en del Valle, 2013): “Nuestras conductas están determinadas por la forma en que percibimos los hechos y no por el modo en que ellos realmente ocurren” (p. 56).

Es así que, nuestros juicios hacia la gente dependen de la forma en que explicamos su comportamiento, esto en relación a la perspectiva que tengamos de la persona o de la situación. En cuanto a eso, podemos dividir tres aspectos derivados de la teoría de las atribuciones:

1. Por cómo se ve alguien.

2. Señales no verbales.

3. Conducta manifiesta.

El error de atribución

Esto se relaciona a la atribución equivocada o desproporcionada de cualidades o defectos hacia una persona. Bargh y Raymond  (1995, en Myers y Twenge, 2019) nos dicen: “Un gerente puede malinterpretar el comportamiento sumiso o amistoso de una subordinada y, en un arranque de engreimiento, considerar su actitud en términos sexuales” (p. 80). Entonces, es frecuente que subestimemos el efecto de la situación y que sobreestimemos el grado al que refleja los rasgos y actitudes del individuo. Por ejemplo, al ver a un actor o actriz que representa el papel de héroe o villano, nos es difícil deshacernos de la ilusión de que la conducta descrita en el guión refleja la parte interna de la persona.

¿Por qué cometemos el error de atribución?

En principio el ser humano se rige por su contexto o el ambiente que lo rodea, como grupos sociales cercanos como la familia, la escuela, el trabajo, entre otros. Por lo que, existe una influencia social y cultural en los razonamientos y juicios que hacemos, en relación a otras personas o situaciones.

Diferencias importantes

Estereotipos: Es la idea simplificada, una imagen mental o una categoría en la cual ubicamos a las personas, en relación a su aspecto físico, intereses, ocupación, sexo, raza, etc. Se forman desde la infancia, con nuestro entorno familiar, de nuestros padres, de nuestros modelos, etc. Los estereotipos contribuyen a organizar nuestro mundo, como los esquemas a estudiar a las personas para encajarlas en una idea, aunque pueden hacernos caer en ciertos errores.

Prejuicios: El afecto negativo que se asocia a individuos, y que se basa en su pertenencia a un grupo o categoría.

Discriminación: Trato diferencial que se da a las personas por su pertenencia a una categoría social determinada.

Pero, ¿debido a qué emitimos juicios de valor? Los emitimos debido a las ideas o pensamientos que nos hacemos de alguien o de un contexto. Estas representaciones mentales o simbólicas se llaman esquemas y son estructuras cognitivas que tenemos y que se van guardando en nuestra memoria desde pequeños. Es decir, son estímulos independientes que la persona agrupa y les da un significado. Por ejemplo, una mamá con un bebé en brazos es igual a la idea de familia. Se forman por el conocimiento de nuestro entorno.

Funciones de los esquemas

  • Clasificar el mundo de acuerdo a características de las personas, formas, estilos, etc. Nos ayuda a sobrevivir.
  • Inferencia de características, respecto al esquema mental que le adjudiquemos
  • Interpretar personas y situaciones. Por ejemplo: Que una profesora se vea feliz en clases, pero, en realidad, está triste porque su hija se fue de viaje.
  • Comunicándonos, atribuyendo características. Por ejemplo: “Acaba de pasar un hincha del Melgar”.

Tipos de esquemas

  • Esquemas de personas – individualizado – mejor amigo.
  • Esquemas de roles – médico.
  • Scripts, guiones o sucesos – situación – la previa (lo que significa para un grupo de personas algo).
  • Esquema del yo, conocimiento de uno mismo.

Persuasión

Es el esfuerzo que hacemos para cambiar las actitudes de los otros a través del uso de diferentes técnicas. Se debe diferenciar de la manipulación, que es cuando hay un interés personal.

Enfoque tradicional: Es la forma en cómo se dice, quién lo dice, y qué dice, de acuerdo al efecto que se quiere obtener. La fuente del pensamiento; la estructura del mensaje; el medio de transmisión; la audiencia o los receptores del mensaje.

Enfoque cognitivo: Es el fondo, es decir qué piensan las personas cuando están expuestas a mensajes persuasivos y cómo estos pensamientos determinan un cambio de actitud.

Proceso de ruta mental: Cuando soy más analítico, voy a buscar más información, a partir de la experiencia, etc.

Proceso heurístico o ruta periférica: Se da en respuesta a señales que tienen que ver con la experiencia o estatus de los persuasores etc.

También influye el grado de motivación, para que la información dada pueda cambiar en algo su pensamiento, y el nivel de inteligencia o preparación, porque será más difícil dejarse convencer al ser más analíticos. Entonces, a mayor necesidad, mayor motivación. Si alguien me ofrece algo que yo necesito, mi motivación será mayor.

Resistencia a la persuasión: A mayor preparación que tenga la persona, será más difícil de persuadir. Aquí podemos observar tres elementos.

1.Reactancia: Es cuando la persuasión es tan fuerte al ser muy insistente, que siento que quieren imponerme sus ideas, por lo que yo desarrollo la reactancia, es decir, me resisto porque mi libertad se está viendo afectada.

2. Advertencia: Es cuando veo que alguien se dirige a mí para decirme algo porque lo veo preparado, con su ropa, instrumentos, etc. Entonces lo que hago es alejarme porque sé que me va a ofrecer algo.

3. La evitación selectiva: Es cuando hacemos una ruta que evite algo que no queremos comprar.

Otros conceptos sociales

Condescendencia: Es la adaptación y acomodo a los gustos, apetencias y costumbres ajenas por benevolencia o indolencia. Es decir, tener la capacidad de adaptarse a la voluntad de otra persona y demostrar flexibilidad.

Obediencia: Es una forma de influencia social en la cual, una persona ordena a otra u otras hacer algo, y ella o ellas lo hacen. Es la forma más directa de influencia social.

Finalmente, creo que todo depende de tu perspectiva del mundo, de cómo veas las cosas que te suceden. Es decir, de tener una actitud positiva, aprovechando las ocasiones que tienes, pensando en tu presente, más que en el pasado que no puedes cambiar; en el futuro que aún es incierto; y en dejar de pensar que nada bueno te va a suceder. Pon atención a tu alrededor y a las oportunidades que se te presentan. Otro factor determinante es el miedo a veces sentimos a lo nuevo o a “la aventura de la vida” como dicen muchas personas. Está bien quedarse en nuestra zona de confort, pero hay que tratar de salir de vez en cuando. Nos podemos estar perdiendo de mucho, y de grandes sorpresas que la vida nos tiene preparadas.

Fuentes bibliográficas

Del Valle Leo, María ATRIBUCIONES CAUSALES Y APRENDIZAJE MATEMÁTICO. Atenas, vol. 1, núm. 21, 2013, pp. 54-69 Universidad de Matanzas Camilo Cienfuegos Matanzas, Cuba. https://www.redalyc.org/pdf/4780/478048957004.pdf

Myers, D. y Twenge, M. (2019). Psicología Social. (13.° ed.). Ciudad de México: Editorial: Mcgraw-Hill.

De un pensamiento abrumador a un dolor físico

¿Sabías que el colon irritable también se debe a nuestras heridas emocionales? Hace dos años empezamos a vivir diferentes escenarios, para algunos más traumáticos y para otros muy desestabilizadores. Con el paso del tiempo en confinamiento el estrés fue siendo una de las consecuencias debido a su gran impacto negativo.

“El estrés es un estado de tensión física y emocional originado como reacción a un estímulo o presión, ya sea positivo o negativo. Se trata de un estado de defensa que, en pequeñas dosis, ayuda al organismo a reaccionar y adaptarse a los acontecimientos”.

El estrés crónico se relaciona con la aparición de enfermedades coronarias y el proceso de aterosclerosis. Otros trastornos como el síndrome de colon irritable, enfermedades autoinmunes y trastornos de la piel muestran una fuerte relación entre el sistema inmune y el estado psicológico del paciente.

Por su parte el sueño de mala calidad se asocia a la aparición de estados inflamatorios, una de las explicaciones de este hecho es la acción ejerce la alteración del sueño sobre la estimulación adrenérgica; la cual se asocia con aumento en la expresión de mediadores químicos de la inflamación.

La psiconeuroinmunoendocrinología es un campo de la ciencia que hace integración entre los aspectos psicológicos, la respuesta cerebral y la actividad del sistema inmunológico y endocrino. Lo que constituye un tema científico de especial importancia para el mantenimiento de la salud, y para la prevención de factores que puedan ponerla en riesgo ante la presencia de la enfermedad. Por lo que garantizar la estabilidad emocional, una personalidad bien estructurada y la utilización adecuada de los recursos de afrontamiento facilitan un buen sistema inmunológico y por ende una fuerte barrera de protección a las enfermedades.

La respuesta emocional del estrés

¿Cómo reconocer si tengo estrés?

La respuesta emocional del estrés está caracterizada por síntomas de ansiedad, irritación, ira y cólera, preocupación, tristeza, pánico y estados de desesperanza, los cuales son de naturaleza transitoria, también algunas son:

  • Dolor de cabeza.
  • Mala memoria.
  • Diarrea.
  • Cambios de conducta e irritabilidad.
  • Problemas cardiovasculares, en casos en los que el estrés se prolonga mucho en el tiempo.
  • Insomnio.
  • Envejecimiento.
  • Cansancio prolongado.

 El ingrediente principal de la respuesta emocional del estrés es de naturaleza cognitiva debido al hecho de que el estímulo externo deberá ser percibido como estresante.

En primer lugar, es necesario dejar establecido que el modelo cognitivo del estrés percibido tiene un correlato eminentemente fisiológico en el lóbulo frontal del cerebro por lo que es necesario reconocer que la experiencia del estrés se inicia en el cerebro, afecta al mismo, y a su vez, al resto de los sistemas que conforman nuestro organismo.

El proceso de afrontamiento y manejo del estrés crónico requiere de la participación en actividades que promueven la salud y calidad de vida del individuo.

La incorporación de actividades que incluyen un plan nutricional balanceado, programas moderados de ejercicios físicos y técnicas que facilitan la respuesta de relajación, son vitales y de gran necesidad.

El mindfulness como una alternativa saludable

La práctica del mindfulness tiene como propósito entrenar al individuo en la respuesta de la relajación, reducir los niveles de estrés crónico, modificar el estilo de vida de individuos que experimentan serios problemas de salud causados por el estrés percibido.

Una nueva visión acerca del estrés requiere tomar en consideración factores ambientales y estilo de vida del individuo. Es de particular importancia considerar un buen nivel de soporte social, un adecuado programa nutricional y de entrenamiento físico, la inclusión de programas de relajación y meditación, y poner énfasis en la eliminación del consumo del tabaco y reducción en el consumo de alcohol, particularmente cuando se experimentan estados de estrés prolongado.

La práctica de tomar conciencia y prestar atención a los síntomas que experimenta un individuo bajo estrés, facilita la labor terapéutica y posibilita las modificaciones necesarias para mejorar su estilo de vida 

El mindfulness nos permite centrar la atención y la consciencia en nuestro cuerpo a través de la respiración; en nuestra mente a través del pensamiento; y en nuestro entorno a través de nuestros sentidos.

Palabras clave: estrés, estilo de vida, mindfulness

Referencias

  • Revista Argentina de Ciencias del Comportamiento, Agosto 2012, Vol. 4, N°2, 75-89. https://redalyc.org/pdf/3334/333427357008.pdf
  • Armeli, S.; Todd, M. & Mohr, C. (2005). A daily process approach to individual differences in stress-related alcohol use. Journal of Personality.
  • Moscoso, M. S. (2009). De la mente a la célula: Impacto del estrés en psiconeuroinmunoendocrinología. Revista Liberabit, 15 (2), 143-152.

Un mirar hacia el dolor y el duelo

Palabras Claves: Dolor, duelo, pérdida.

A lo largo de estos dos años podríamos decir que las personas han vivido una serie de pérdidas, algunas más significativas que otras. Pérdidas como la de seres queridos, pérdidas como la de personas no tan cercanas pero que traen un impacto similar por ser conocidos, sea por su edad o por la significancia de los hechos y de con quienes empatizamos.

También se han presentado pérdidas más abstractas. Pérdidas como las del trabajo, la ruptura de un noviazgo o el alejamiento de un amor. Pérdidas como el dejar nuestros planes de viaje, de proyectos e inversiones o simplemente estancamiento de sueños.

Todos estos eventos traducidos o no como pérdidas, unas más significativas que otras, le siguen una serie de experiencias al interior de la persona que pueden afectar su sentido de vida en cuanto a significado y propósito.

Para la tanatóloga Elisabeth Kübler – Ross (1969) nos dice que las reacciones a la pérdida son experiencias únicas en cada persona y que el duelo es tan propio como nuestra propia vida. El cómo las personas vivencien sus pérdidas y elaboren sus duelos pueden afectar su calidad de vida futura.

Kübler – Ross dividió al proceso de duelo en cinco etapas: Negación, Ira, Negociación, Depresión y Aceptación. Estas etapas pueden manifestarse en ese orden o no necesariamente. La recuperación dependerá en gran medida de cómo la persona lleve su proceso y lo incorpore como una negociación con la vida para alcanzar el equilibrio. Al ser una experiencia dolorosa y única, la hace más compleja y cada quien lo vivenciará de una forma peculiar.

Sin embargo, no estamos hechos para el dolor y si sumamos que estamos inundados de una corriente positivista en donde es el placer quien le da sentido a la existencia y el dolor no tiene cabida, hace a este proceso más intolerante.

Bregar con el dolor requiere de la persona, fortaleza y valentía que dará como fruto el crecimiento personal. Darle cabida al dolor y conectar con él, es parte del proceso y un reto de estoicismo para el ser humano post-pandemia. Por el contrario, evadirlo como un mecanismo de defensa sólo lo posterga y abre una ventana a la angustia, la ansiedad o peor aún a la depresión.

El hablar de lo que pasó, y cómo pasó es parte de bregar con el dolor. Darle un espacio y una temporalidad en nuestra vida cotidiana, nos conecta con el dolor y le da un lugar como una forma de aceptación. Cuando nos negamos a esto por miedo a sufrir, regresará más tarde cual búmeran con un dolor magnificado. Se corre el riesgo de un quebrantamiento emocional activado por una siguiente pérdida de igual o menor significancia.

Las pérdidas no resueltas pueden manifestarse de muchas formas. Apegos a animales (sean o no mascotas), objetos, recuerdos, etc. Pueden generar conductas compulsivas (acumuladores, atracones de comida, etc.), conductas de riesgo, conductas adictivas, promiscuidad, relaciones casuales y/o superficiales, hipersensibilidad a la pérdida, etc. Acudir a un especialista en psicoterapia sea individual y/o familiar es lo conveniente para ayudar a superar el proceso.

Referencias

Kübler-Ross, E. (1969). On death and dying. New York: The Macmillan Company.

Cambio de chip

Generalmente, en la vida siempre estamos esperando que los demás cambien para que nosotros podamos mejorar, o para que le transformen la vida a uno. Por ejemplo, una relación sentimental, cuando estamos en ciertas dificultades con la pareja normalmente decimos, “es que si él o ella cambiara todo sería diferente”. Tarde o temprano  llegas a la conclusión de que la solución a esto es que tu pareja transmute. A partir de ese momento pones mucha energía e interés en presionarla, culpabilizarla y convencerla de que debe cambiar. Te dices a ti mismo: “Cuando esto lo consiga, mi sufrimiento acabará y seré por fin feliz”.

Lo primero es entender que a las personas hay que aceptarlas tal y como son, que cada uno piensa y siente de manera diferente, esa es nuestra riqueza.  A menudo nos empeñamos en cambiar actitudes o comportamientos de los demás sin tener en cuenta que el otro tiene una historia distinta, y que lo que para mí es importante quizá para él no lo es, y eso está bien.  Tendemos a generalizar nuestras creencias hasta el punto de hacernos inflexibles.  Aceptar que no podemos tener poder sobre los demás es el primer paso para mejorar en nuestras relaciones interpersonales.  Llegado este punto, piensa: ¿Para qué quieres que el otro se transforme? Puede que la respuesta sea para que él o ella sea más feliz o para que sufra menos, aunque si profundizas un poco más quizás llegues a reconocer que sería para que tu relación con él o ella mejore y no te genere sufrimiento a ti. 

Hoy me voy a enfocar en las relaciones de pareja. Idealizar a la pareja es uno de los errores más comunes, esto a menudo nos lleva a echar sobre las espaldas del otro la supuesta responsabilidad de ser fuente de gratificación de muchos de nuestros deseos. Algunas personas, además,  de forma inconsciente tratan de  curar heridas afectivas de su pasado infantil por medio de la relación de pareja. Nuestras decisiones tienen que ver con la repetición de modelos que hemos aprendido a través de los primeros vínculos con las figuras parentales, y también con la identidad. Al enamorarnos, idealizamos al otro y ponemos en él o ella todo lo que creemos que nos falta o nos sobra; y si no encaja a lo que deseo pues intento cambiarlo.  La teoría del apego, desarrollada por el psicoanalista inglés John Bowlby en la década de 1950, afirma que los seres humanos seguimos en la edad adulta los patrones de relación que aprendimos en la infancia. Formamos un apego seguro cuando nos han educado con afecto, atendiendo nuestras necesidades y emociones (sin sobreprotegernos) y poniéndonos unos límites claros y adecuados. Desde este estilo nos identificamos con el modelo y buscamos parejas similares, que nos traten de manera sana y satisfactoria. 

Pero ¿Qué sucede cuando la figura de apego es rígida e inflexible, o cuando muestra rechazo u hostilidad ante nuestras necesidades, o si unas veces las atiende y otras veces no? En esos casos podemos generar inseguridad, miedos y ansiedad, y es entonces cuando elegimos  parejas que mantengan estos estados y acabamos convirtiéndonos en personas que entienden las relaciones desde el conflicto, sintiéndonos incómodos a menudo, desconfiados o ansiosos. El estilo que elegimos para llevar nuestra relación es un aprendizaje, no un instinto por lo que tenemos margen de movimiento. Lo que aprendimos se puede desaprender, descubriendo otra manera de relacionarnos y abriéndonos a características diferentes. Pero repetimos el patrón si no somos conscientes de nuestros miedos e inseguridades; y si por miedo a la soledad “evitamos el ser juzgados”, aferrándonos a la idea de pareja a pesar de que nuestra salud mental pueda estar en juego. 

Debemos tener presente que algunos patrones o creencias no las hemos generado nosotros a través de vivencias, sino que pueden corresponder a algo que vimos en nuestras familias o en algún modelo que terminó influyendo en nosotros. Quiero que te tomes un tiempo para responder estas preguntas:

  • ¿Cómo recuerdas la relación de tus padres?
  • Cuando había problemas ¿cómo los solucionaban?
  • ¿Qué muestras de afecto tenían contigo?
  • ¿Qué rol tuve que jugar y sigo jugando para sentirme bien, o para obtener amor y aprobación?
  • ¿Qué estás llevando hoy a tu relación de lo que viviste con tus cuidadores?

Después de tener este diálogo interno, vamos a dar con la “creencia” y hacernos conscientes de ella. El poder dar con la raíz de nuestras inseguridades, siendo comprensivos y compasivos, nos ayudará a una reformulación  de pensamiento que nos permitirá tomar decisiones sanas, haciéndonos responsables de nuestra felicidad, sin esperar que los demás deban cambiar. Entonces ¿por qué pasamos nuestra vida pretendiendo que mi pareja transmute? La respuesta está en la actitud cómoda y fácil de culpabilizar al otro cuando las cosas no son o no ocurren como nos gustaría, y así, librarnos de la responsabilidad de afrontar con la mochila emocional que llevamos. 

Cuando estoy en sesiones de pareja, suelo preguntarles en qué medida creen que están contribuyendo cada uno de ellos a que la relación no funcione como les gustaría. Es interesante, porque ambos buscan autoculparse de aspectos propios que por supuesto conocen y no saben manejar de forma adecuada. Esto me alegra mucho, “son conscientes” me digo a mí misma… Pero unos segundos después aparece la afirmación del “pero”. “Yo sé que no la escucho mucho… pero si ella fuera más cariñosa conmigo, yo la escucharía más”. En este escenario son muchas las relaciones que terminan por romperse. El planteamiento es tan turbio que las conclusiones a las que suelen llegar son, por un lado, de refuerzo de la culpabilización (“la otra destruyó la relación por no cambiar”) y, por otro lado, de fracaso (“no fui capaz de hacerla cambiar”), cuando en realidad no hay culpables ya que ambos no son conscientes de la raíz del problema y el único fracaso es el planteamiento erróneo de querer convertir a tu pareja.

Aquí te dejo tres estrategias para no pretender cambiarle el chip a tu pareja si llevas una relación sana:

  • Ten una mirada compasiva y comprensiva hacia ti mismo y tu pareja. Interioriza esta creencia: “Todos hacemos lo que podemos, de la mejor forma con los recursos que tenemos”. No te tomes las acciones de los demás como algo personal y considera que detrás de ellas puede haber una historia que las justifique, más allá de una intención maliciosa.
  • Olvida el querer modificar a tu pareja, centra todos tus esfuerzos en cambiar tú. Contempla la posibilidad de que el comportamiento de tu pareja te está mostrando algún aspecto de tu personalidad que puedes mejorar.
  • Colócate como un aprendiz en la vida y déjate enseñar. Mostrar vulnerabilidad es el primer paso para comprender que no podemos con todo y que necesitamos ayuda, quien está caminando a tu lado puede brindarte grandes aprendizajes. 
  • Por último, adquiere la sabiduría para saber distinguir qué aspectos puedes trabajar en ti y aceptar los que no. Aprender a aceptar es una de las habilidades que mayores frutos pueden dar en tu crecimiento personal. En este caso, aceptas al otro tal cual es, sin pretender que cambie, y te aceptas a ti mismo, con tus luces y tus sombras.

Referencia:

Bowlby J. (1979) : Vínculos afectivos: formación, desarrollo y pérdida. España: Ediciones Morata