¿Qué significa sobrecompensar?
Me gusta mucho empezar cada artículo, buscando sinónimos que me ayuden a ordenar mis ideas. Empecemos con el significado de compensar para luego hacer una diferenciación.
Si buscamos los sinónimos de compensar encontramos…
Resarcir, pagar, reparar, retribuir, desagraviar, subsanar, nivelar, equilibrar, igualar, neutralizar, contrarrestar, etc.
Al parecer compensar es una palabra que denota un significado positivo, algo que podemos hacer si nos equivocamos o dañamos algo o alguien. Sin embargo, cuando hablamos de sobrecompensar, es como si buscáramos volver a arreglar lo ya reparado, y como consecuencia, lo podríamos volver a descomponer.
Como ya hemos escuchado, todo en exceso daña, pareciera que hacer esto voluntariamente o con intención, es absurdo, pero seguramente viene del miedo a sentir que alguien que queremos tanto (como es el caso de nuestros hijos) experimenten un dolor similar al que nosotros vivimos en el pasado, creyendo que la forma de ser mejor que nuestros padres, es darles todo lo que ellos no pudieron darnos, juzgando por dolor, que todo lo que vivimos fue malo, jurando que cuando seamos padres no haremos los mismo. Así, nos dejamos guiar por el dolor que nos causó vivir con carencias, que nos olvidamos de aquellas cosas que sí nos sirvieron para enfrentar la vida de manera satisfactoria, en donde incluso, aprendemos y cultivamos hábitos y actitudes muy valiosas como son los valores de cada familia, que provienen de generación en generación, los cuales son importantes para desarrollar el sentido de pertenencia. A continuación, voy a contarles una historia para ilustrar mejor mis ideas.
Susan y Juan Diego son dos esposos que están casados desde los 19 años, tienen cuatro hijos, y viven en un pueblo alejado de la capital. Cuando nació el primero de sus hijos, ellos trabajaban en lo que podían, eran padres responsables, en casa nunca falta comida, distinto de cuando hablamos de ropa nueva cada mes, o de comprar los mejores juguetes para sus hijos. Vamos a contarles sobre las vivencias del primero de ellos, Mateo. Cuando Mateo creció, relata haber tenido una niñez un poco triste, pues desde muy pequeño tuvo que ayudar a sus papás en el trabajo para los gastos de la casa, siempre estuvo preocupado por el dinero, los días de infancia fueron complejos y cansados también, porque debía levantarse temprano y regresar de noche, excepto los domingos, que podía salir a jugar o pasear. Con el tiempo, Mateo logró tener una carrera técnica y se volvió un profesor muy capaz, hábil y entregado a su trabajo. Todos destacan su buen vestir y excelente metodología para enseñarle a los niños, le gustaba mucho promover el juego y los aprendizajes cantando y divirtiéndose, muchos veían en él a un niño más cuando estaba con sus alumnitos, los cuales lo adoraban. A base de esfuerzo, y enfocado en el estudio logra ir a la capital y postular a un trabajo en un asentamiento humano, ya que sabía que existían plazas disponibles porque nadie quería ir a trabajar tan lejos, pero él lo hacía con la finalidad de lograr su tan ansiado nombramiento, hasta que un día… lo logra. Pese a demorar diez años como profesor de primaria, por la inexperiencia y con la seguridad de tener un trabajo fijo, sin darse cuenta, empieza a gastar más de lo que tiene, emocionado por su gran logro, ayuda a sus hermanos a estudiar y postular a la universidad, y al mismo tiempo, ayuda a sus padres. Pero empieza a comprar cosas que sobregiran su gasto mensual, sin decirle nada a nadie, dejando de alimentarse saludablemente. ¡Ah, pero eso sí! Siempre dándole prioridad a su look y luciendo muy bien. Cuando sus hermanos logran hacerse profesionales, ya él, a la edad de 39 años, conoce a Laura, su esposa, a quien conquista con su inteligencia y simpatía, juntos tienen un niño, a quien llamaron Miguel. Miguelito tiene la fortuna de crecer en una casa en la que no hace falta trabajar de sol a sol, porque sus padres pueden proveerle comida sin que él los ayude. Laura también es profesora de primaria, con ambos trabajando, Miguelito llega a casa y siempre tiene el plato que desea comer, pues Mateo no va a permitir que coma platos que no le gusten, es así como Miguelito se vuelve muy selectivo con la comida, por otro lado, Laura al no poder estar presente junto a su hijo por las demandas de su trabajo, todos los sábados lo lleva a comprarse toda la ropa que él quiera aunque esta es muy costosa (poniendo en serios problemas a la economía del hogar) y ni hablar de los juguetes, que cuando era niño, no podía terminar de usar, le aburrían muy rápido, por lo que los rompía y no tenía mucho cuidado con ellos, porque sabía que puede tener unos nuevos “rápido y fácil”. Creo que todos podemos pronosticar el adolescente en el que se convertiría Miguelito… demandante, poco considerado, muy intolerante a la frustración y con serios problemas para aceptar la realidad económica en la que vive. A Miguel se le dificulta mucho enfrentar los retos y crisis de la vida y prefiere evitar solucionarlos, tomando decisiones que lo hacen sufrir a él y a sus padres.
Con frecuencia, resulta complicado ser padre, ya que vamos a transmitir con nuestras acciones, pensamientos y emociones, mucho de lo que aprendimos de nuestros padres lo que se convierte en una forma de sentir la parentalidad cuando a nosotros nos toca ejercer nuestra labor de padres (si digo sentir, es porque se trata del cómo yo sentí mis experiencias de infancia).
Si yo siento que mi niñez fue injusta, sentiré que no puedo permitir que él viva lo que yo viví, esto pasa con frecuencia cuando nos convertimos en padres con infancias complejas no resueltas, llenas de carencias tanto emocionales, físicas como materiales, en dónde haremos todo lo necesario para que a nuestros hijos no les pase lo mismo, es un acto que intenta protegerlos. Pero que no viene con maldad o con la intención de herirlos, esto sucede de forma inconsciente y proviene de dos posibles causas: desde nuestros traumas de infancia, o porque sentimos culpa. Culpa que intentamos aliviar tratando de dar más de lo que el niño necesita, y se da por motivos que a veces el padre por desconocimiento comete, como: demostrar poco afecto, comprar regalos demasiado grandes o caros, cuando siempre es permisivo, diciendo que sí a todo para obtener la aceptación de los hijos, etc. (algo muy común cuando una pareja atraviesa un divorcio, que los podría llevar a sobrecompensar). Es por eso que, si tomamos decisiones basadas en la culpa y el dolor, inevitablemente sobrecompensaremos, al hacerlo, tendremos la tendencia de sobreproteger y al parecer este acto se ve como menos nocivo. Sin embargo, esta acción poco reflexionada, se disfraza en acciones pasivas y negligentes que comienzan a mal formar a los niños.
Les propongo apreciar estas experiencias como una oportunidad de cambio, de mejora, si las vemos desde un lado más objetivo, también nos brindaron herramientas con las que hemos logrado lo que somos hoy. Pues, a pesar de las carencias, también nos llenó de valores y enseñanzas prácticas que nos han dado la experiencia de vivir aprendizajes por uno mismo, enseñándonos valores como la tenacidad, la autonomía y habilidades como la solución de problemas, te enseñó a ser creativo, a apreciar las cosas, a ser proactivo, demostrándote que eres resiliente a la adversidad (claro que sin duda, no todos los casos son iguales, como cuando hablamos de los niños que desarrollan trauma complejo, por mencionar un caso, sin embargo, felizmente no todos hemos tenido que atravesar por experiencias tan crueles y adversas en nuestras vidas). Si reflexionamos sobre los hechos de la vida y vemos que al mismo tiempo, mis padres me dieron lo mejor que tuvieron y se mantuvieron junto a mí a pesar de todo, lo más probable es que cuando sea padre, le daré a mis hijos lo mejor que tengo; a veces, le daré la oportunidad de que se frustre, para que aprenda que puede empezar de nuevo, le pediré que espere para que aprenda a desarrollar paciencia, le compraré lo que realmente necesite, para que entienda que no tengo que comprarle todo lo que quiere y podrá valorar sus cosas, aprenderá a ser creativo cuando le permita enfrentarse a desafíos que pueda manejar, y al mismo tiempo, desarrollará su inteligencia).
En pocas palabras le daré experiencias que guiaré desde cerca, para que cree sus propios recursos y se sienta muy valioso y útil, porque la valía de una persona se gesta cuando obtenemos logros, logros que hemos construido por nosotros mismos desde pequeños que pueden ser simples pero constantes en el tiempo.
Es importante valorar todas nuestras experiencias, incluso aquellas que fueron difíciles, porque nos permitieron forjar un temperamento fuerte, para evitar sobrecompensar con tus hijos y al relacionarte con los demás, trabajar en esas frustraciones sería lo más sano, así podrás ejercer una paternidad responsable.
Para vivir mejor, date la oportunidad de sanar.
Fuentes:
- Taller de Machy Guerrero: “límites con amor” (06/0522)..
- La sobrecompensación: Guadalupe hubert Martinez huerta. https://www.youtube.com/watch?v=L8NqpX8bSFw
Palabras clave:
Crianza, sobrecompensar, parentalidad, infancia, niños.