Muchas veces, me sentí poco productivo en mi vida, en mi trabajo o en mis estudios, y para salir de esta situación intentaba generar buenos hábitos, aprender más rápido, leer libros sobre eficiencia, entre otras cosas. No me daba cuenta del terrible efecto que me estaba ocasionando, hasta que hace poco lo entendí.
La búsqueda de la productividad se ha convertido en un elemento fundamental de la sociedad moderna. Sin embargo, en este afán por alcanzar niveles cada vez más altos de eficiencia y rendimiento, pasé por alto las consecuencias perjudiciales que esto puede tener sobre la salud mental y física.
Por mi parte, tenía miedo a trabajar, a errar y a aprender, tenía ansiedad por cumplir funciones básicas, no solo del trabajo, sino de mi vida diaria.
La Obsesión por la Productividad:
Los centros de trabajo y estudio valoran la productividad como indicador de éxito y valor personal, se enfatiza la maximización del tiempo y la eficiencia del trabajo. Pero esta obsesión me ha llevado a una serie de problemas.
Me sentía poco productivo y usaba la misma productividad como distractor de lo que me sucedía, a menudo, sentía la presión social, miedo al fracaso, el ciclo de recompensa y castigo (sobre lo que escribí en el artículo que les compartí al principio), adicción al trabajo, y una cultura de gratificación instantánea.
Consecuencias del Burnout:
El agotamiento resultante del burnout no solo me afectaba productivamente, también convertía mi problema en un ciclo.
Este ciclo destructivo, sumado al agotamiento, conduce a una disminución de la productividad. En un esfuerzo por recuperarse, se intenta contrarrestar la falta de productividad con un aumento de la misma, solo para encontrarse atrapado en un círculo vicioso de fatiga y frustración. Los intentos desesperados de restaurar la eficacia resultan contraproducentes, lo que deja a la persona más exhausta y desilusionada. Este ciclo perpetuo se convierte en un laberinto agotador, donde cada intento de escape se traduce en una espiral descendente hacia el cansancio emocional y la desesperanza.
También tiene un impacto significativo en la salud mental y física. Tenía problemas como la ansiedad, la depresión y los problemas físicos, convirtiéndolo en un problema de salud que no debí subestimar.
La Necesidad de un Cambio Cultural:
Es esencial reconocer los peligros de una sociedad que valora la productividad a gastos del bienestar humano. Se necesita un cambio que promueva un equilibrio saludable entre el trabajo y la vida personal, y reconocer la importancia del tiempo para la relajación y la recarga.
Si te sientes poco productivo, quizás solo debas descansar un poco en lugar de entrar en el ciclo del burnout, pues este ciclo solo te arrastrará a una serie de consecuencias en tu salud y bienestar.
Nos han preparado para tratar de ser productivos todo el tiempo. Muchos colegios buscan enseñarte que el trabajo es una actividad de producción de bienes o servicios, aprendemos capacidades técnicas que aseguran que precisamente seamos más productivos, aunque el trabajo sea mucho más que solo tener un empleo para producir.
Es hora de que te preguntes: ¿Tienes un trabajo o tienes un empleo?
Quizás esa pregunta sea el objeto de una próxima discusión.
El término demencia se utiliza para describir un grupo de síntomas que afectan la memoria, el pensamiento y las habilidades sociales. La enfermedad de Alzheimer es la causa más común de demencia en adultos mayores, pero también hay muchas. Según la causa, algunos síntomas de demencia pueden ser reversibles. Uno de los síntomas más característicos es la pérdida de memoria, a menudo, es uno de los primeros en aparecer. No obstante, la pérdida de memoria por sí sola no es suficiente para un diagnóstico se demencia (MayoClinic, 2023).
La demencia tiene una mayor incidencia en los adultos mayores, pero no forma parte del envejecimiento normal.
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (2021), la demencia es un síndrome que se caracteriza por el deterioro de la función cognitiva que es la capacidad para procesar el pensamiento; afecta la memoria, el pensamiento, orientación, comprensión, cálculo, aprendizaje, lenguaje y juicio.
La pérdida de la memoria y los síntomas más característicos demencia:
Se debe tener en cuenta al menos dos de los siguientes criterios, estas dos funciones mentales que son básicas deben verse significativamente afectadas para que se pueda diagnosticar una posible demencia (Alzheimer´s Association, s/f):
Comunicación y lenguaje.
Percepción visual.
Capacidad de concentrarse y prestar atención.
Razonamiento y juicio.
Memoria.
Las personas con demencia pueden tener problemas con el desarrollo de sus actividades cotidianas, su memoria de corto plazo es la primera en ser afectada, por ejemplo, como saber dónde se encuentra la cartera o billetera, pagar las cuentas, planificar y preparar comidas (A. F. A., 2023). Los síntomas de demencia son progresivos, lo cual significa que hay una degradación en los procesos cognitivos que empiezan lentamente y se agravan gradualmente con el paso del tiempo.
Diagnóstico de demencia
No existe una prueba específica para un diagnóstico de demencia. Los profesionales que diagnostican Alzheimer y demencia se basan primero en los antecedentes médicos, un examen físico, pruebas de laboratorio y los cambios de pensamiento, las funciones habituales y el comportamiento asociado con cada tipo. Con estos indicadores los medico pueden determinar un posible diagnóstico de demencia, con un alto nivel de certeza (Alzheimer´s Association, s/f).
¿Se puede prevenir el alzhéimer?
Según los profesionales de la salud, es posible intervenir sobre los factores de riesgo de la enfermedad como la hipertensión, la diabetes, el colesterol, la obesidad o el sedentarismo, y concientizar a que las personas puedan llevar estilos de vida más saludables. De igual manera, es recomendable desarrollar algunos hábitos como ejercicio físico; realizar actividades cognitivas; tener relaciones personales saludables. Así como poner en conocimiento que los factores de riesgo permiten «retardar la enfermedad de Alzheimer, no curarla ni evitar su desarrollo» (NatGeo, 2022).
Algunos avances en el tratamiento de la Alzheimer
La fenserina es un inhibidor de la colinesterasa que reduce los niveles de precursor de proteína amiloide tanto in vivo como in vitro. El Dr. Sugaya y su equipo de investigadores han comprobado que la combinación del trasplante con la fenserina y su componente (NBI-18), aumenta en un 600% las células madre del cerebro. (Marutle, et tal, 2007)
Allegri nos dice que existen dos familias de medicamentos. Por un lado, los anticolinesterásicos, que actúan sobre una enzima que degrada la acetilcolina (el neurotransmisor de la memoria). Concretamente, las drogas que inhiben esta enzima son: el donepecilo, la rivastigmina y la galantamina. (NatGeo, 2022)
En ocasiones, dentro de un divorcio, uno de los progenitores opta por un enfoque destructivo, dentro de este se presenta una forma de abuso emocional conocida como alienación parental.
Se trata de una manipulación emocional en la cual uno de los progenitores continúa la batalla contra su expareja más allá de la separación, poniendo a los hijos en contra de él o ella, esto ocasiona daños graves en la relación padre-hijo y se puede ver afectada la reconstrucción de una nueva y sana vida después de la separación (Aguilar, 2004).
También se le señala como una triangulación peligrosa, en la que los hijos son partícipes de los juegos relacionales disfuncionales de sus padres. Según Linares (2006), es una forma de maltrato de un padre al otro, privándolo del afecto de sus hijos, y también hacia los hijos, quienes son alejados de su otro progenitor y se les obstaculiza una relación sana con él.
El término alienación parental fue utilizado por primera vez por Richard Gardner (1985), quien lo definió como “un trastorno caracterizado por un conjunto de síntomas que derivan del proceso por el cual un progenitor transforma la conciencia de sus hijos, mediante diferentes estrategias, con el objetivo de impedir, obstaculizar o destruir sus vínculos con el otro progenitor”; los niños suelen desarrollar desprecio y desaprobación (en mayor o menor grado) hacia uno de sus padres, esto deriva del cúmulo de indirectas y comentarios negativos de forma sutil o no del otro progenitor (generalmente el que convive con los hijos).
Esta manipulación se puede dar de forma abierta con comentarios directos, culpando al progenitor fuera del hogar (el padre de la no tenencia) o también de forma sutil, lanzando comentarios que parecen ser positivos, pero no lo son.
Aguilar (2004) comenta que hay tres fases en el proceso de alienación que pueden alcanzar diversos grados: leve (primera y segunda fase); moderado (tercera fase); grave (cuarta fase).
LEVE
Primera fase: el padre alienador elige uno o varios temas con los que se iniciará la creación de rechazo. El tema escogido empezará a ser asimilado por el o los hijos.
Segunda fase: el tema o motivo se vuelve más claro y se afianza, lo que ocasiona una conexión más fuerte entre el hijo y el padre alienador, así como sentimientos de confabulación y entendimiento entre ambos, esto impulsa la proximidad y lealtad.
MODERADO
Tercera fase: el hijo empieza a exhibir conductas sutiles de negación, enfrentamiento y temor cuando llega el momento de relacionarse con el otro progenitor, esto genera aún más lazos con el padre alienador y se refuerza la programación. Así mismo, al volver de cada visita con el otro padre, el alienador verificará si la lealtad del hijo sigue siendo suya y lo alentará a tomar partido en la situación, cuestionando la conducta del otro progenitor. Todo ello sin que el padre alienador reconozca su propia estabilidad.
SEVERO
Cuarta fase: al llegar a esta fase, las conductas de rechazo del hijo se volverán más intensas, al mismo tiempo en el que preserva el rechazo u odio hacia el progenitor alienado y defiende de manera absoluta y sin dudar al progenitor alienador, este evitara toda responsabilidad y culpará de la conducta del hijo al supuesto trato inadecuado por parte del otro padre.
Habiendo pasado por estas fases, Sureda (2007) menciona que está en la naturaleza de los hijos necesitar de ambos padres, sin embargo, al observar que uno se va y los abandona (padre alienado) y el otro cuida de ellos y se queda (padre alienador), interpretan que el primero es irresponsable y no representa un lugar seguro para ellos; por otro lado, el segundo es una fuente de cariño y cuidados. Fariña (2002) dice que el temor de perder también al progenitor que consideran seguro es el factor más relevante en la alienación parental.
Referencias
Aguilar, J.M. (2004). S.A.P. Síndrome de alienación parental. Córdoba: Almuzara.
Linares, J.L. (2006). Las formas del abuso. La violencia física y psíquica en la familia y fuera de ella. Barcelona: Paidós.
Fariña, F., Seijo, D., Arce, R. & Novo,M. (2002). Psicología Jurídica de la Familia: Intervención de casos de Separación y Divorcio. Barcelona: Cedecs
Sureda, M. (2007). Cómo afrontar el divorcio. Guía para padres y educadores. Madrid: Wolters Kluwer.
A veces me sucede (tal vez más frecuentemente) sentir que no me merezco el lugar en el que estoy o cuando intentó algo difícil y me preocupa que los demás descubran que no soy «tan» buena como parezco…
Internalizar «lo de creérselo» es ser capaces de asumir que nuestros logros son producto de nuestra propia capacidad y esfuerzo. A pesar de ello, los constantes fantasmas nos impiden seguir avanzando cuando tenemos éxito, reconocimiento o simplemente no somos capaces de asumir que son producto de nuestro propia capacidad y se desploma la oportunidad en disfrútalo, (hablo en plural porque creo que esto nos pasa a todos en un momento) espero no ser la única sino esto sería un monólogo o confesión mía, cosa que dudo…
Resulta más común de lo que creemos el problema del síndrome del impostor. Te impide disfrutar las cosas buenas que consigues, además te genera mucha inseguridad, es un verdadero drama poner todo el trabajo necesario, conseguir los resultados y después ser incapaz de celebrarlo porque no acabas de creerte que sea mérito tuyo.
Sin embargo, aunque no todo sea miel sobre hojuelas quiero darte 5 claves prácticas para superarlo. Recuerda esta frase: «Lo que te limita no es lo que eres, sino lo que crees que no eres».
Antes que nada…
El síndrome del impostor que también se conoce como síndrome del fraude, es un fenómeno psicológico que sufren algunas personas de éxito. Básicamente consiste en pensar que sus logros no son producto de su inteligencia, de su capacidad, de su esfuerzo sino que son producto de la suerte de las circunstancias o solo «una verdad» o «una buena imagen».
Pero hay que decir que…
En realidad no es un trastorno mental que está reconocido oficialmente, ni está incluido en ninguna de las versiones del DSM (Manual Diagnóstico de Enfermedades Mentales) pero sí es un fenómeno psicológico bien conocido.
El síndrome del impostor
El término fue acuñado por las psicólogas clínicas Pauline Clance y Suzanne Imes en 1978.Cuando alguien que tiene síndrome del impostor recibe un ascenso. La persona no lo explica por su preparación, ni por sus méritos, sino piensa que es porque ha transmitido una buena imagen a sus superiores o porque estaba allí en el momento justo o porque ha tenido la suerte de que las cosas hayan salido…
Pero… ¡Detente!
Es bien sabido que el impostor puede hacerte daño y puede limitar tu desarrollo, porque todos tus éxitos lo sacas a factores externos a ti. Simplemente estás quitando el poder de disfrutarlo pero también el poder de mejorar, evolucionar y de conseguir más cosas. Sientes que no eres capaz y peor aún, que no encajas, que no te mereces lo que tienes y por eso muchas veces no te atreves a mostrarte cómo eres de verdad. por miedo a no gustar o a que te «desenmascaren».
Pero… ¿Por qué algunas personas con éxito se sienten así y otras no?
Como otros trastornos psicológicos las causas del síndrome del impostor suelen estar en las experiencias de vida de cada persona.
Para explicarlo mejor vamos a ver algunas posibles causas por las que se produce…
Una primera causa es la dinámica familiar
la opinión de la familia no cambia y aún así esta persona va creciendo con la idea de que es el inteligente, mientras que a otro miembro se le describe como «el simpático», «el gracioso» pero no el que destaca por su capacidad y esa sensación de estar siempre por debajo de otro nivel intelectual pueda ser que desarrolle una visión de la vida en la que por más que se esfuerce nunca va a ser suficiente.
Lo mismo ocurre por ejemplo cuando hay una gran presión por parte de los padres ya que ellos han tenido mucho éxito y ponen precio y presión sobre el hijo y sus logros u expectativas. Es posible que siempre se sienta obligado y que nunca esté satisfecho con lo que hace y también ocurre al revés. A veces aquellas personas a las que en la infancia se les dijo que eran «los mejores», «los más listos» cuando se enfrentan a la vida real y a sus obstáculos se sienten muy presionados y se dan cuenta de que las cosas no son tan fáciles para ellos como les habían dicho y aparecen miedos, a convertirse en «impostores» el miedo a defraudar. Estas personas se esfuerzan el triple para compensarlo y suelen terminar agotadas y desgastadas.
Otra causa que puede provocar el síndrome del impostor es la idea personal que cada uno de nosotros tenemos sobre el éxito…
Sobre el fracaso o sobre nuestra propia competencia porque cuando eres demasiado exigente contigo mismo y solo te conformas con la perfección, será un tanto (bastante) difícil que la alcances porque la perfección no existe, entonces vas a castigarte cuando cometas errores y cuando tengas éxito no vas a valorarlos de forma justa (cosa que me pasa con frecuencia).
Es muy importante que redimensiones el éxito que no tenías. No te compares constantemente con los demás sino contigo mismo, con tus posibilidades, tú eres tú única medida válida de progreso y los errores también son parte de la vida y nos ayudan a aprender.
Otra posible causa de síndrome del impostor es el pesimismo defensivo para no defraudarnos
Si las cosas no salen bien la persona tiene miedo a fracasar y por eso intenta mantener «bajitas» sus expectativas sobre lo que va a conseguir. Cuando conseguir un éxito importante es algo que «nos espera» y no sabes cómo asumirlo, entonces vas a creer que tus habilidades no justifican (necesariamente), que solo has tenido suerte y has logrado engañar a los demás haciéndoles creer que eres mejor de lo que eres en realidad…
Si padeces síndrome del impostor puede hacerte la vida muy difícil. Puede tumbarte en tu desarrollo profesional, por el miedo de no estar a la altura. Vas a tener más estrés porque te vas a exceder con el esfuerzo para intentar evitar errores a toda costa, y claro, cuando lleguen los logros no vas a saber disfrutarlos…
Pero hay algunas claves que pueden ayudarte a superar el síndrome del impostor sin piezas a ponerlas en práctica desde hoy mismo vas a ver como poco a poco vas transformando tu visión sobre ti mismo.
~La primera clave, para superar el síndrome del impostor es reconocer que existe y que lo sientes.
¡Fíjate! presta atención a tus emociones, cuando los demás reconocen tus logros, cuando consigues algo que deseabas mucho. Las ideas que vienen a tu mente, ¿sientes qué te lo mereces?¿Es justo por qué te has esforzado o crees que solo te ha pasado por buena suerte? Si es así, estaría bien que lo escribas así vas a tener más claridad sobre cuáles son tus pensamientos negativos y vas a poder empezar a cambiarlos.
~ En segundo lugar, para superar el síndrome del impostor deja de compararte con los demás y de pensar en lo que van a pensar de ti. Enfócate en el valor que tú mismo estás aportando. Una técnica que (me) funciona es desafiar las (mis) propias afirmaciones. Si has conseguido algo valioso para ti y enseguida piensas que fue buena suerte o en realidad no es mérito tuyo, desafía tus pensamientos y pregúntate, ¿Qué he hecho yo para conseguir esto? Cuando lo hagas, vas a darte cuenta de que normalmente son tus acciones las que han traído ese buen resultado. Céntrate en poner valor en el mundo desde tu autenticidad, desde tu pasión, porque eso es precisamente lo que te convierte en único.
Cuando lo que haces está alineado con tu identidad y con tus valores ya no puede ser un impostor…
Porque estás siendo tú mismo y nadie más que tú puedes serlo.
~ La tercera clave para superar el síndrome del impostor es dejar atrás el perfeccionismo. Está muy bien que tengas el deseo de hacer las cosas lo mejor posible, pero no te obsesiones con la perfección. Quítate la idea de que si no sabes algo o si cometes algún error, los demás van a pensar que eres un «fraude». Entiende que no somos perfectos y que todos nos equivocamos porque somos humanos.
Eso no le quita ningún mérito a las cosas que consigues, al contrario, se lo añade…
~ La cuarta clave para superarse, es no evitar las dificultades y atreverte asumir riesgos y nuevas oportunidades. Porque cuando sufres el síndrome del impostor puedes caer fácilmente en el autosaboteo. Rechazar desafíos, oportunidades, ascensos, solamente porque dudas de tus propias capacidades, porque sientes que no vas a hacerlo bien o crees que no te lo mereces (pero claro si no te involucras al 100%).
Finalmente ¡La cereza del pastel!
La (auto)compasión
Aprende a ser amable contigo mismo. Mira, todos tenemos un diálogo interno constante y lo que nos decimos condiciona nuestra manera de ver la vida.
La compasión contigo mismo es esencial, porque no tratamos a casi nadie tan mal como nos tratamos a nosotros mismos.
~ Reconoce que eres humano, acepta tus debilidades y lo que tienes. Compréndete a ti mismo, como el ser humano único, imperfecto y valiosísimo que eres.
Si sigues probando o intentando las cosas sin terminar de tirarte a la piscina porque la agua está muy fría, entonces (déjame decirte) siempre vas a tener síndrome del impostor.
Por eso abraza las dificultades, asume riesgos controlados y aprovecha con curiosidad y sin miedo las oportunidades que se presentan, porque cuando sales de tu zona de confort, allí no hay donde esconderse, eres tú mismo ante tu propia vida y ante tu propio aprendizaje.
En los años setenta Martin Seligman, reconocido psicólogo, efectuó un proceso de análisis sobre un fenómeno en el que veía reincidir a sus pacientes, al cual más adelante denominó como: “El síndrome de la indefensión aprendida”.
Inicialmente, Seligman junto a Overmier (1964), efectuaron diversos experimentos de laboratorio con animales (Aprendizaje clásico, aprendizaje operante), identificando este síndrome primeramente en ellos. Posteriormente, correlacionó principios que aplicaban también a las personas.
Básicamente, la indefensión aprendida, nos lleva a suponer que somos incapaces de cambiar una situación que causa dolor, en cualquiera de sus modalidades.
Todo esto tiene un trasfondo centrado en las experiencias aversivas previas que fueron incontrolables e inevitables por las personas; lo que generó que desarrollaran un autoconcepto negativo, en donde creyeron que no existía posibilidad alguna de defenderse, ni de liberarse.
Del mismo modo, al no haber logrado encontrar una solución a los problemas vivenciados. Al haberse «rendido», no encuentran bases de experiencias positivas que los lleven a confiar en sí mismos, contradiciendo esta primera creencia.
La indefensión aprendidaes una celda invisible que nosotros mismos hemos construido, en donde cada uno de los barrotes han sido colocados por las atribuciones negativas de los demás mediante actos de manipulación, coacción, etc. Hechos que al ser sostenibles en el tiempo generaron la creencia de no poder liberarse de dicha situación o problema. Aun cuando quizá, al inicio se intentó nadar a contracorriente.
La indefensión aprendida es un fenómeno psicológico que puede afectar cognitiva, afectiva y conductualmente.
Cambia nuestro pensamiento, nuestra percepción, el modo de ver el mundo e incluso a nosotros mismos. Nos convertimos en las marionetas de nadie.
La percepción de indefensión, puede llegar a generalizarse hacia otros aspectos de vida, aunque no estuviesen relacionados al hecho por el cual se sufre.
La sensación de perder el control sobre la propia vida, en una forma desmedida, inhibe a la persona, la hace tener un rol de pasividad inducida, tal como si fuera un mero espectador, de la que se supone, es su vida.
Durante el proceso del desarrollo de la indefensión aprendida, hay una lucha entre el «querer hacer», y la negativa percepción con el «poder hacer». Esto resuena como una de las más grandes disonancias de la vida, y genera que la persona tenga una grave dificultad para aprender, y por ende, para reaprender.
Entrar en este síndrome, es tan destructivo, como estar en medio de un tornado, y el salir, también denota las claras secuelas, en donde una de las principales, vuelve a ser la «culpa» de no haber logrado «salir a tiempo».
Un aliado de este síndrome, son los pensamientos rumiantes, los cuales son abruptos, constantes, son ecos mentales de mensajes que refuerzan la creencia de no ser lo suficientemente capaces de tener una vida digna, ni merecedores de la misma.
Es como que, tantas veces les dijeron que no podían, que las palabras se tatuaron en el lóbulo frontal.
Mientras no se quiten la «venda de los ojos», para observar dentro de los nuevos paisajes, los tantos caminos que se empiezan a abrir.
Para identificar este síndrome, es necesario tener en cuenta la interpretación que cada persona le otorga a la falta de relación entre la respuesta emitida y la consecuencia obtenida.
Con este síndrome, el estado psicológico se coloca en riesgo, ya que al percibir que no hay escapatoria, uno se termina por conformar.
Se pueden pasar años, en una misma situación, como por ejemplo, la violencia doméstica. En donde, se requiere un tratamiento psicológico constante, para que llegue el despertar, la motivación y el accionar.
El Síndrome de Guillain-Barré es una enfermedad del sistema neurológico que se presenta mediante la parálisis de miembros superiores e inferiores; es una afección poco conocida cuyas consecuencias pueden ser fatales y que se observa habitualmente en personas con cuadros infecciosos graves en desarrollo, siendo el caso más extremo la parálisis de músculos fundamentales como el corazón o los pulmones, hecho que puede causar la muerte del paciente.
El Perú no es ajeno a esta enfermedad, según datos del Centro Nacional de Epidemiología Prevención y Control de Enfermedades del Ministerio de Salud, actualizado al 08 de enero del 2020, entre el 2018 y 2019 se registraron 1382 casos de Síndrome de Guillain-Barré en todo el Perú, de los cuales 12 se dieron en la ciudad de Arequipa. Así también se encuentra que entre el 2019 y principios del 2020 se registraron 39 defunciones, a nivel nacional.
Según la Organización Mundial de la Salud (2020), el Síndrome de Guillain-Barré “… es un trastorno en el que el sistema inmunitario del organismo ataca el sistema nervioso periférico, que puede ser desencadenado por diversas infecciones…”. (p. 1). Por otro lado, la OMS (2020) define a las enfermedades infecciosas como: “… afecciones causadas por microorganismos patógenos como las bacterias, los virus, los parásitos o los hongos. Estas enfermedades pueden transmitirse, directa o indirectamente, de una persona a otra…”. (s.p.).
Contexto de la enfermedad
El Síndrome de Guillain-Barré es una enfermedad poco conocida, que si no se diagnostica a tiempo puede causar la muerte de la persona que la padece, por lo que debe considerarse como una emergencia médica y más aún en personas que tienen algún tipo de cuadro infeccioso grave, debido a que estudios actuales, esto podría influir para que este síndrome avance de forma rápida.
Posibles situaciones en las que el SGB puede desarrollarse
La falta de prevención ante la presencia de síntomas iniciales, confundiéndolos como la consecuencia de hacer mucha actividad física, esperando que se alivien en el transcurso de los días mientras la enfermedad avanza.
Pensar el que el SGB es una enfermedad aislada y que no es la consecuencia de una enfermedad infecciosa más grave.
No tratar el SGB como una emergencia médica (mal diagnostico), y el desconocimiento de las personas acerca de que el estado garantiza el tratamiento gratuito para pacientes con SGB.
Aleatoriamente se han identificado las posibles circunstancias que pueden causar estas situaciones, como son la desinformación acerca de cómo reconocer los síntomas iniciales, la falta de fuentes de información que expliquen la asociación entre el SGB con otras enfermedades infecciosas graves, atención y personal deficiente en los centros de salud y por último la falta de difusión por parte del gobierno y el MINSA sobre el tratamiento gratuito que brindan los establecimientos de salud pública, en casos de SGB, ya que el costo del tratamiento en una clínica privada puede llegar a ser de cincuenta mil soles.
Criterios de diagnóstico médico
El Síndrome de Guillain-Barré (SGB) es un trastorno poco frecuente que puede ser desencadenado por una infección grave en proceso, en donde el sistema inmunitario ataca los nervios que transmiten las señales al cerebro, lo que provoca debilidad, entumecimiento o parálisis, conduciendo a la muerte de la persona que lo padece. Este síndrome generalmente avanza en un plazo de dos a cuatro semanas después de que comienzan sus primeros síntomas, pero han existido variaciones en donde puede desarrollarse plenamente sólo en los primeros días de haberse manifestado. Respecto a su tipología podemos resaltar dos formas, como la debilidad muscular progresiva que comienza en la parte inferior del cuerpo y se extiende hacia arriba del mismo, y la segunda forma en la cual la parálisis comienza en los ojos, partiendo desde la cara hacia las manos y se expande por todo el cuerpo.
Para el diagnóstico clínico de un paciente con SGB generalmente se consideran criterios como, el hormigueo progresivo, la debilidad progresiva tanto en brazos y piernas, una marcha inestable o incapacidad para caminar o subir escaleras, dificultad con los movimientos oculares o faciales como hablar o tragar, dolor fuerte que puede sentirse como dolores o calambres, dificultad para controlar la vejiga o la función intestinal, frecuencia cardíaca acelerada y dificultad para respirar. Como nos explica Rebolledo, Gonzales y Salgado (2018) “Según los factores de pronóstico, puede existir diarrea en las cuatro semanas que precedieron al inicio de la debilidad” (p. 79). Esta manifestación diarreica está estrechamente relacionada con una infección vírica generalmente leve, pero que en nuestro caso de estudio, podría significar la respuesta a diversas enfermedades de origen infeccioso, lo que apoya una vez más que la aparición y desarrollo del Síndrome de Guillain-Barré tendría efectivamente un origen infeccioso.
Según la Organización Mundial de la Salud (2016), “Para definir los casos de SGB se deben utilizar los criterios de Brighton, que se basan en la clínica y en pruebas complementarias como los estudios neurofisiológicos y la punción lumbar” (p. 2). Según este criterio los pacientes pueden ser categorizados, en tres niveles de certeza, siendo el nivel 1 el nivel con mayor certeza diagnostica, y el nivel 3 el que presenta menor certeza diagnostica, a partir de hallazgos clínicos y la disponibilidad de realizar análisis de LCR y estudios neurofisiológicos.
Para el tratamiento se recomienda utilizar la plasmaféresis o inmunoglobulina endovenosa. El soporte vital del paciente en la Unidad de Cuidados Intensivos de un hospital y la plasmaféresis o el uso de inmunoglobulina intravenosa, son generalmente la decisión clínica más recomendada, siendo que la plasmaféresis se refiere a la extracción de la sangre, de un volumen determinado de plasma, ya que esta contiene defensas naturales o anticuerpos que bloquean anticuerpos dañinos, obstruyendo así el avance del Síndrome de Guillain-Barré en el paciente. En segundo lugar, el uso de inmunoglobulinas que también contienen anticuerpos y que se emplean con éxito en el tratamiento de virus respiratorios. Siguiente este argumento, podemos asegurar que el SGB, va a tratarse mediante el bloqueo de anticuerpos que darían cuenta de una infección en proceso, en el cuerpo de la persona con este síndrome, por lo que es evidente que se requiere el antepuesto de una enfermedad infecciosa, para el desenvolvimiento de este trastorno neurológico.
Comportamiento clínico
Las enfermedades infecciosas presentan una relación etiológica respecto al Síndrome de Guillian-Barré, ya que es posible que un agente infeccioso modifique las células del sistema nervioso, provocando que el sistema inmune las identifique como externas y las destruya, afectando los nervios periféricos y ocasionando parálisis, debilidad y disminución de reflejos, lo que caracteriza el inicio de esta enfermedad.
Uno de los síntomas que acompaña este síndrome es la parestesia, que consiste en una parálisis leve que comprende la pérdida de la función muscular normal o debilidad de las contracciones musculares. La ataxia, describe la falta de control o coordinación de los movimientos voluntarios debido a la perturbación de las funciones del sistema nervioso. Es un signo de una condición subyacente, en este caso nos referimos a la presencia de la infección previa que daña los nervios periféricos que conectan el cerebro con los músculos.
Como resultado del daño a las células nerviosas, provocado por la respuesta inmunológica, derivada del cuadro infeccioso previo, los reflejos disminuyen en la mayoría de casos. Las lesiones también se producen a las neuronas motoras inferiores, que son las células que controlan la actividad muscular voluntaria esencial, que se encuentran en el tallo cerebral y en la médula espinal, afectan las células de la asta anterior, la raíz espinal y el nervio periférico. Provocando la presencia de las primeras características del síndrome, como la arreflexia. Por ende, estas infecciones afectan directamente los nervios craneales y periféricos. Es así que, podemos explicar que el hallazgo de la afectación a los pares craneales se debe a la oportuna realización de la punción lumbar, ya que mediante este procedimiento se puede extraer una muestra del líquido cefalorraquídeo para posteriormente analizarlo en el laboratorio. El nivel elevado de proteína en el líquido cefalorraquídeo, provoca dolor y es signo de la inflamación de varios nervios o pares craneales o la médula espinal, por deterioro de la cubierta de mielina, provocada por la infección.
Un tema de suma importancia para encontrar la relación de este síndrome con un origen infeccioso, es el estudio del sistema nervioso periférico, el cual está formado por los pares craneales, los nervios espinales y millones de células nerviosas. Estos nervios periféricos conectan el sistema nervioso central, es decir, el cerebro y la médula espinal con el resto del cuerpo. En consecuencia, una lesión nerviosa afectaría todo el sistema nervioso, distorsionando o interrumpiendo la capacidad de comunicación del cerebro con los músculos y los órganos.
Rehabilitación
Es necesario recalcar que los pacientes que padecen SGB requieren un tratamiento rehabilitador de la discapacidad provocada por este síndrome, de acuerdo a las características clínicas y necesidad de cada paciente, ya que una vez tratado y detenido el progreso de este trastorno, al estar dañados los nervios que sirven de conducto para que el cerebro pueda mandar el movimiento de los músculos, se necesita de una larga recuperación de la capacidad motriz en el paciente, la cual puede durar entre 6 meses hasta 3 años, en los que la persona que ha tenido esta enfermedad, estará postrado en cama sin lograr moverse, ya que lo hará progresivamente, de acuerdo al nivel de daño que se haya producido a causa del avance de este trastorno y a su severidad.
Apoyo psicológico y psiquiátrico
Esta enfermedad puede producir múltiples cambios en el estilo de vida de la persona, potencialmente estresantes, como por ejemplo, renunciar a actividades que solía disfrutar o adaptarse a nuevas limitaciones físicas y necesidades especiales, lo que predispone a la persona a experimentar ansiedad, depresión u otro tipo de afección psicológica.Por lo que, el soporte emocional al paciente y su familia hace parte del tratamiento, siendo recomendable una educación que brinde información sobre este síndrome, al paciente y sus familiares.
Respecto al acompañamiento psicológico, es aquel que se realiza cuando una persona está pasando por algún momento difícil, y tiene como consecuencia la afectación de su esfera emocional. Es así que, el comportamiento clínico de esta enfermedad, suele requerir paciencia y mucha comprensión de la situación, por parte del paciente y su familia, debido a que la recuperación es muy lenta, y puede tardar como ya mencionamos de 1 a 3 años, de acuerdo al tipo y grado de esta enfermedad, por lo que hablar con un psicólogo sobre lo que esta enfermedad les hace sentir, tanto a la persona que padece de esta enfermedad, como a la familia, puede ser muy alentador. Asimismo, como ya mencionamos anteriormente, es muy recurrente que en la primera semana de recuperación después del alta hospitalaria, se le brinden al paciente pastillas contra la ansiedad y la depresión, debido a que estamos hablando de una enfermedad neurológica que puede repercutir también en la composición química del cerebro. En este caso particular, los antidepresivos pueden utilizarse como adyuvante para el manejo de los trastornos del sueño, dolor y consecuencias emocionales. Es así que en conjunto con los fármacos para tratar la enfermedad que ha provocado la infección, puede desencadenar alucinaciones continuas e insomnio, en este sentido, es muy importante el apoyo de la familia y del círculo más cercano del paciente, como soporte emocional y puedan ser pilares de apoyo en todo el transcurso de la recuperación.
Respecto a la situación del paciente, en relación a un proceso de recuperación prolongado, si estamos hablando de una sub clasificación del síndrome más grave, una buena alternativa, suele ser acudir a grupos de apoyo, donde el paciente pueda sentir que no está solo, y que hay otras personas que también están pasando por lo mismo que él. De no ser posible, es recomendable, darle a conocer casos similares al suyo, donde hay una recuperación exitosa, para que no se sienta solo, y pueda desarrollar en él un sentido de autosuperación personal.
Finalmente, el análisis de mecanismos y comportamientos patógenos, así como el estudio de los agentes causales relacionados con la aparición del SGB, nos han confirmado que este síndrome es una enfermedad de origen autoinmune, desencadenada por la infección de microorganismos y que si bien el agente causal genético puede predisponer a una persona con una enfermedad infecciosa en proceso a desarrollar este síndrome, no significa que lo origine, ya que las enfermedades infecciosas son en su mayoría las que influencian en el origen y desarrollo de este síndrome en la persona. Asimismo, aparte de la rehabilitación física, el apoyo emocional a la persona que sufre de este síndrome, así como a personas cercanas a él, es muy importante; este debe darse por parte de un psicólogo con experiencia en atención a pacientes con enfermedades crónicas, debido a la naturaleza de la enfermedad y a la susceptibilidad del paciente, por los fármacos proporcionados para su recuperación, y por el contexto de su situación, que suele ser para la persona que enfrenta esta situación, en gran medida desalentadora, al ser la recuperación de la motricidad en la mayoría de los casos, muy lenta, con una duración de hasta 3 años, en los cuales el paciente lograría realizar una marcha lenta y ser capaz de realizar sus actividades con cierta normalidad, sin contar, en el peor de los casos con secuelas, como partes del cuerpo que no lograron recuperar el movimiento del todo. Es de primer orden, fomentar una actitud positiva y ser pilares emocionales permanentes en la vida de las personas afectadas por esta enfermedad, ya que la tristeza prolongada, la incertidumbre, el pesar de este síndrome, entre otros; pueden llevar a la persona a tener pensamientos negativos, como el suicidio para ya no sentir dolor, o para no seguir siendo una carga para su familia o sus cuidadores, debido a su discapacidad.
Bibliografía
Coya, Y., (2020). Características epidemiológicas y clínicas del Síndrome de Guillain-Barré en pacientes diagnosticados en el hospital Honorio delgado Espinoza (para optar título profesional). Universidad Nacional de San Agustín, Arequipa. Recuperado de http://repositorio.unsa.edu.pe/handle/UNSA/10924
Del Carpio, L., Pola, M., García, S, Mata, M., Perfecto, M, Solís, I. y Gonzáles, E. (2018). Agentes causales más frecuentes del síndrome de Guillain-Barré en un hospital de Veracruz, Revista de Neurología, 67(06), 203-209. doi: 10.33588/rn.6706.2018084
GBS/CIDP Foundation International. (2010). Síndrome de Guillain-Barré polineuropatía desmielinizante inflamatoria aguda (PDIA) y sus variantes. Panorama general para la persona sin conocimientos médicos. GBS/CIDP Foundation International. Recuperado de https://www.gbs-cidp.org/wp-content/uploads/2012/01/OverviewSPA.pdf
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Antes de la aparición del COVID-19, ya se había mencionado al Síndrome de la Cabaña, pero nunca antes se había investigado tanto como ahora que el confinamiento ha sido masivo.
Un síndrome es el conjunto de síntomas cognitivos, emocionales y conductuales, generado por uno o varios eventos y/o circunstancias que impliquen un cambio en las condiciones de vida de las personas.
Una persona o un colectivo social con este síndrome presentan pensamientos catastróficos, ya que perciben como altamente peligrosa la exposición, ya sea mental (imaginaria) o real, al tener que salir de un espacio concreto (desconfinamiento), y en consecuencia, sienten un malestar significativo. Por este motivo, prefieren continuar recluidos en casa o en el espacio de cuatro paredes que perciben como su «Lugar seguro».
¿Cómo surge este término?
Tal cual su nombre lo indica, el «Síndrome de la cabaña» viene de la percepción de seguridad que otorga el permanecer encerrados en nuestras propias «cabañas». No se trata de un trastorno mental, ya que debido a sus características se categorizaría como un síndrome.
El origen de este término, tiene dos vertientes, cada una de ellas compuesta por grupos de trabajadores que pasaron largas temporadas resguardados dentro de chozas o cabañas (las cuales les servían de protección ante el clima, depredadores, etc.), en zonas lejanas a su hogar. La primera se remonta al siglo XIX, y se refiere a los buscadores de oro en EEUU. La segunda se remonta a los inicios del siglo XX, y se refiere a un grupo de exploradores destinados a trabajar en el polo norte. En ambos casos, al retornar a sus hogares, la mayoría de los trabajadores tuvieron dificultades para adaptarse a sus anteriores rutinas de vida, mostrando cierto rechazo a la civilización, ansiedad y otros síntomas que se atribuyeron al miedo a salir de casa. (BBC Mundo, 2020).
El Síndrome de la Cabaña y el COVID-19
La sintomatología percibida por los grupos de trabajadores mencionados previamente, coincide con los síntomas que experimenta la población mundial actual, ya que en ambos casos la lucha más importante esta direccionada a sobrevivir ante una situación adversa.
Es interesante analizar que inicialmente el hecho de tener que estar en confinamiento, generó que se experimentaran sensaciones de insatisfacción, aburrimiento, desosiego, necesidad de romper la rutina e irritabilidad en la mayoría de la población. (BBC Mundo, 2020).
Actualmente la causa principal de este síndrome es el miedo a contraer el virus, hasta cierto punto este miedo puede considerarse adaptativo ya que nos mantiene alerta para sostener conductas que fomenten la higiene y salud. Sin embargo, este miedo se podría convertir en desadaptativo al momento de tomar ciertas decisiones que limiten nuestras experiencias de contacto social, académicas, laborales, de exploración y pasatiempos.
Estar encerrados por mucho tiempo en un mismo lugar, genera que, como mecanismo de adaptación, seleccionemos de nuestra mente, todas las cosas buenas de permanecer ahí, empleando auto-afirmaciones como: «Acá estoy a salvo», «Nada malo puede pasarme estando en este espacio». Y lo hacemos de una forma repetitiva y constante, así como también, filtramos todos los argumentos negativos del riesgo que implicaría salir de casa.
Así mismo, cuando van pasando los meses, se origina el acostumbramiento a espacios reducidos, y la adaptación a la nueva rutina de vida, es entonces cuando el pensar en la libertad de movilización se convierte en el problema central.
Esta pandemia ha confinado a la población mundial, y de cierto modo el hogar se ha transformado en un espacio de resguardo y seguridad. En esta situación actual, los argumentos de no salir de casa, tienen un sustento de protección real, que es validado por la sociedad.
El Síndrome de la cabañaen las cárceles y hospitales
Antes de la pandemia COVID-19, ya se había analizado el Síndrome de la cabaña en casos de personas que habían tenido que estar recluidas por un tiempo considerable, como por ejemplo, en convictos que estaban por recuperar su libertad y en pacientes de hospitales que estaban por ser dados de alta, o que ya se encontraban en casa, pero continuaban arrastrando los síntomas.
Algunos de los principales temores en convictos o ex convictos, se centran en la reinserción social, en el riesgo de volver a delinquir por escases económica, por retornar a una familia disfuncional, por recaer en el abuso de sustancias, etc. Mientras que, para las personas que son dadas de alta en los hospitales, se encuentra el temor a reincidir en algunos síntomas de la enfermedad previamente detectada, angustia por no tener a disposición al personal de salud para controles constantes, como a los que estaban acostumbrados, entre otras.
¿Qué nos hace más vulnerables a este síndrome?
Este síndrome puede ser desarrollado mayormente en personas que hayan tenido dificultades previas a nivel emocional, especialmente aquellas centradas en la percepción de estímulos ansiógenos, tales como: El trastorno de Ansiedad Generalizada, Agorafobia, Misofobia o fobia a los gérmenes, Trastorno obsesivo compulsivo, especialmente el de tipo contaminación (Hace referencia a la obsesión por la limpieza o por la higiene personal).
Genéticamente, se podría considerar a personas con neuroticismo (predisposición a vivenciar emociones desagradables).
También es importante resaltar que aquellas personas que estén haciendo una cuarentena estricta, y que no hayan salido de casa desde que la pandemia inició, tengan una mayor probabilidad a desarrollar el síndrome de la cabaña.
Por último, este síndrome tendría mayor oportunidad de desarrollo en personas que hayan sufrido de COVID-19, o que hayan tenido alguna pérdida familiar, esto podría verse asociado a un cuadro depresivo – ansioso.
¿Cuáles son los síntomas?
Sintomatología a nivel cognitivo: Pensamientos catastróficos, aparecen anticipaciones relacionadas con la posible aparición de una crisis de ansiedad. Así como también, pensamientos intrusivos (Ideas o imágenes no deseadas que aparecen de manera espontánea, pensamientos desagradables involuntarios y obsesivos).
Sintomatología a nivel fisiológico: Respiración rápida y sensación de ahogo (hiperventilación), sudoración, aturdimiento, mareos, taquicardia (frecuencia cardíaca acelerada), entumecimiento, hormigueo o temblores en las extremidades, escalofríos, enrojecimiento, malestar estomacal.
Sintomatología a nivel conductual: Prevalece la evitación al estímulo temido (salir de casa, contacto social presencial).
Sintomatología a nivel emocional: Irritabilidad, nerviosismo, angustia, sensación de pérdida de control, apatía (falta de motivación y de entusiasmo ante cualquier estímulo externo), agotamiento (sensación de cansancio), dificultades para concentrarse, insomnio (dificultad para conciliar el sueño), o alguna otra alteración en el estado de sueño.
¿Cuál es la diferencia con la Agorafobia?
Es importante diferenciar al Síndrome de la cabaña, con el Trastorno de Agorafobia, este último resulta ser una de las fobias más comunes.
Los síntomas típicos de la agorafobia comprenden el miedo a: Salir de casa solo, a las multitudes o esperar en una fila, a los espacios cerrados, como cines, ascensores o tiendas pequeñas, espacios abiertos, como estacionamientos, puentes o trenes, y a usar el transporte público, como autobuses, aviones o trenes.
Mientras que, en el síndrome de la cabaña aparece el temor a salir de un espacio en el que se permaneció por mucho tiempo para evitar una consecuencia negativa pero probable, como el contagio del virus; el mayor temor de una persona con Agorafobia, es el encontrarse en espacios abiertos en dónde hayan varias personas, y se pierda el control de lo que pueda suceder en situaciones que, por su propia naturaleza, no coinciden con el malestar.
A pesar de las diferencias entre ambos, los síntomas de este síndrome, podrían volverse más crónicos y desarrollar un trastorno por agorafobia. A continuación, se coloca un cuadro comparativo entre ambos:
¿Cómo afrontar este síndrome?
Por lo general, el síndrome de la cabaña debería desaparecer o al menos disminuir por sí mismo con el tiempo, a medida que la situación externa se normalice o se adapte a una nueva condición.
De todas maneras, se plantean las siguientes sugerencias:
-Reconocer la ansiedad, y los factores desencadenantes frente a este tema.
-Llevar un registro de pensamientos (tipo diario), para identificar los de tipo catastróficos, y posteriormente poder cuestionarlos.
-Elaborar un nuevo patrón de gestión individual, en base a sus propias características, identificando necesidades y recursos.
-Identificar los miedos, y empezar a exponerse a estos, en un inicio de forma imaginaria, y paulatinamente de forma presencial. Esto para poder afrontar los miedos, sin necesidad de evadirlos, esta estrategia permitirá que las personas corroboren por sí mismas que la intensidad de muchos temores no es congruente con la vivencia real.
Dichos aspectos se vinculan a un proceso de re-aprendizaje, en donde es importante considerar que todas nuestras emociones son adaptativas, y que podemos transformar el miedo en valentía.
En caso que los síntomas sean muy intensos, lo sugerible es asistir a terapia psicológica, especialmente para tener un abordaje centrado en la Terapia Cognitivo Conductual.
Bibliografía
American Psychiatric Association (2013). Diagnostic and statistical manual of mental disorders (5ª ed.). Washington D. C.: American Psychiatric Association.
BBC Mundo. (2020). Obtenido de https://www.bbc.com/mundo/noticias-52091584
Clark, D. M. (1989). Anxiety states: panic and generalised anxiety. In K. Hawton, P. M. Salkovskis, J. Kirk Y D. M. Clark (Eds), Cognitive therapy for psychiatric problems: a practical guide. Oxford: Oxford University Press.
La civilización griega ha servido desde los albores de su existencia como uno de los más importantes puntos de referencia de la cultura mundial, en gran parte porque contaba con artistas, filósofos, historiadores y demás celebres personalidades, quienes aún hasta estos tiempos modernos siguen siendo tomados como inspiración entre los hombres de ciencia. Por esto mismo no debe de extrañarle a nadie que la Psicología también haya adoptado términos propios de la mitología griega dentro del vocabulario para denominar complejos, duelos y demás terminología propia de esta ciencia.
Prometo le lleva el fuego a la humanidad. Hienrich Friedich. (1817)
Es preciso recordar que la propia palabra psicología proviene del griego psyqué, que etimológicamente significa alma y logo significa estudio o tratado. Los griegos empezaron a emplearon a usar la letra Psi (Ψ) para representar el alma ya que creían que cuando una persona moría su último aliento se manifestaba como una mariposa que abandonaba el cuerpo. De hecho, incluso la construcción de esta palabra puede verse relacionado a un mito de Eros y Psique, como veremos a continuación.
El mito de Eros y Psique
Según cuenta este relato escrito por Lucio Apuleyo en el siglo II, Psique era una princesa alada con belleza sin igual, admirada y venerada por todos los ciudadanos, hasta el punto que Venus se sintió indignada al ver que una mortal recibiera tantas atenciones, la diosa decidió entonces que Eros la hiciera enamorarse del hombre más miserable que encontrara.
Ilustración de Apuleyo, el autor del mito de Eros y Psique. Biblioteca Apostólica Vaticana de Roma.
Psique pese a toda su belleza, no había tenido propuestas de matrimonio, por lo que su padre preocupado consultó al oráculo en busca de conocer los planes de los dioses para con su hija, la respuesta que obtuvo fue la siguiente: debía abandonar a su hija en lo alto de una montaña, para que allí una repulsiva criatura la desposara. Siendo estos los designios de los dioses el Rey no tuvo mayor opción que cumplir con lo encomendado. Cuando Psique se encontraba sola el viento se la llevo a un valle profundo, en donde una oculta voz, la de su futuro esposo, le invitaba a descubrir todos los secretos de su nuevo hogar.
Solo en las noches Psique, podía sentir la presencia de su consorte vaticinado por el oráculo, y es que por cada noche de amor de los esposos sucedía un día de completa soledad para la muchacha, incapacitada de vislumbrar el rostro de su amado.
Pasado un tiempo y a causa de su soledad, Psique convenció a su esposo de permitir que sus dos hermanas la visiten. Cuando estas llegaron, sintieron envidia del lugar y los bienes que poseía la joven, por lo que empezaron a sembrar dudas en el corazón de la muchacha sobre la verdadera naturaleza de su esposo y sobre un oscuro motivo por el que ella todavía no lo había visto.
Eros y Psique. Antonio Canova (1787). Museo de Louvre, Paris.
Por la noche y siguiendo el consejo de sus hermanas, Psique espero que su esposo se durmiera y se acercó con un candil encendido y armada con un cuchillo. Pero en el lecho solo se encontró con el hermoso Eros. Contemplando esa figura embelesada y por descuido dejo caer una gota de aceite hirviente sobre él. Eros enfadado decidió abandonar su hogar. Psique vagó por el mundo buscando a su amado, luego de muchas desventuras, el padre de todos, Júpiter logro reconciliar a la pareja, además le concedió inmortalidad a la chica para que ambos amantes puedan estar juntos por siempre.
De este mito han surgido varias interpretaciones, una de las más difundidas de ellas es que Psique encarna la mente y alma humana, y Eros, hace las veces de la pasión o deseo humano, la curiosidad de Psique por conocer a Eros es la principal cusa de disrupción entre ambos, con la parte final del relato haciendo referencia a la importancia de mantener la armonía entre la mente y pasión humana. (Abella, 2018)
Psique recociendo a Cupido (fragmento) de Joseph Marie Vien
Carl Gustav Jung, psicólogo suizo, en su libro “La interpretación de la Naturaleza y la Psique”, nos haría mención de términos asociados con esta narración. Jung menciona que el Anima (alma) es el aspecto femenino que está presente en el inconsciente colectivo de los varones. Regido por su principio Eros (el amor erótico e impulso creativo) conocido también como el arquetipo de la vida. El Ánimus (espíritu) es el aspecto masculino presente en el inconsciente colectivo de las mujeres, regido por su principio Logos (palabra reflexionada) nombrado también como el arquetipo del significado. Ambos forman el arquetipo Persona y se desarrollan a partir del conjunto de experiencias entre varones y mujeres. (Álvarez, B. 2017)
Síndromes y complejos nombrados en base a la mitología griega
Complejo de Aquiles
El Personaje: Para la mitología griega, Aquiles fue el principal héroe de la Guerra de Troya, considerado como el más fuerte, rápido y poderoso guerrero de la Iliada de Homero. Hijo del Rey Peleo, rey de los Mirmidones de Ftia, y de Tetis, una ninfa marina, Aquiles era considerado invencible, pero no inmortal.
Según se cuenta cuando Aquiles nació su madre lo sostuvo del talón y lo sumergió en el rio Estigia para volverlo inmortal, pero su talón jamás toco las aguas, permaneciendo vulnerable como el de otro mortal.
Durante los eventos finales a la Guerra de Troya, Aquiles fue finalmente derrotado por el príncipe troyano Paris, quien le disparo una flecha envenenada a su talón izquierdo, el único punto vulnerable del héroe lo que provocó la muerte.
El Complejo: Este término fue utilizado por primera vez por el escritor Pierre Audiat, para referirse a todas aquellas personas que ocultan su propia debilidad, bajo la apariencia de heroísmo o invulnerabilidad.
Al igual que el héroe griego, los afectados sienten el peso de mantener puesta su armadura de aparente invulnerabilidad. Este síndrome no hace referencia a nuestra lógica respuesta de protegernos no revelando nuestras debilidades, Lo que provoca este complejo es que la persona no se muestre como realmente es.
Escultura del Aquiles de muerte en el palacio Corfú del Achilleion
Complejo de Edipo
El Personaje: Edipo hijo de Layo y Yocasta, reyes de Tebas, según profetizo el oráculo de Delfos, les advirtió que el hijo que tuvieran llegaría a ser el asesino de su padre y más tarde se casaría con su madre. Temiendo este destino Layo encargó a uno de sus sirvientes que matase al niño, este abandona a Edipo en un bosque para que muera lentamente, sin embrago un pastor lo encuentra y salva al niño.
Los años pasan y un joven Edipo asesina accidentalmente a un pasajero de un carruaje, quien se trataba de Layo su verdadero padre, consigue resolver el acertijo de la esfinge de Tebas por lo tanto deshacerse de la criatura, por lo que se casa con la reina viuda, su verdadera madre, y se convierte en Rey del trono de Tebas.
A raíz de otro designio del Oráculo de Delfos, Edipo hace investigaciones y logra descubrir la terrible verdad, había sido el asesino de su padre y se había casado con su propia madre, Yocasta se suicida frente a esta revelación y Edipo decide sacarse los ojos con una espada. Se autoexilia con una de sus hijas, teniendo que vivir el resto de su vida en desgracia.
El Complejo: Estudiada y desarrollada por Sigmund Freud en su Teoría de los Estadios del Desarrollo Psicosexual, definiéndolo como la atracción sexual inconsciente que siente un niño hacia su madre, así como la repulsión de la figura paterna. Generalmente se presenta a los 3 a 6 años de edad.
Este odio se debe a que el niño percibe que su padre es un competidor por conseguir el cariño de su madre, y expresa sus sentimientos en forma de enojos, rabietas y comportamientos de desobediencia. Más tarde los niños se identifican más con sus padres y reprimen los sentimientos hacia sus madres para dejar atrás esta fase. La correcta asimilación de esta etapa tiene como consecuencia la madurez de la identidad sexual del menor.
Escultura de Edipo y Antígona en Colono de Jean Baptiste Hugues.
Complejo de Electra
El personaje: Electra es la hija de Agamenón, rey de Micenas, y Clitemnestra. Según lo detallado por Homero, Agamenón habría sacrificado a una de sus hijas para lograr la victoria en la Guerra de Troya, debido a esto su esposa le habría guardado profundo rencor durante los diez años que duro la Guerra entre Griegos y Troyanos. Entre tanto en pleno conflicto bélico Agamenón tomo como esposa a la profetisa Casandra y tuvo dos hijos con ella.
Agamenón regresó a su reino, mientras que Clitemnestra habría conjurado una venganza junto a su amante llamado Egisto y en pleno banquete de bienvenida le dieron muerte al rey Miceno. Electra años después descubriría este hecho guardando profundo rencor a su pérfida madre, y lograría obtener venganza junto a su hermano Orestes, asesinando al tándem de asesinos.
El complejo: Desarrollado por Carl G. Jung como una respuesta análoga al complejo de Edipo. Se da en casos en los que niñas suelen tener afecto y/o atracción sexual hacia la figura paterna y aversión o celos por la figura materna.
En teoría, una parte importante del proceso de desarrollo del proceso es que debido al temor que alguno de sus padres descubra sus deseos y castrarlo como castigo. Y por esto el niño debe aprender a identificarse con el progenitor del mismo sexo, aceptar sus roles de género, incluso formar su sentido de moralidad. (Guerri, 2020)
Ilustración Electra en la tumba de Agamenón de William Blake
Complejo de Creso
El personaje: Creso era el rey de Lidia, el primer rey de Asia Menor que trato de someter a los pueblos griegos. En esta campaña, logra anexar inmensos territorios a su reino. Comienza a forjar su gran fortuna a través del pillaje, tributos, impuestos, venta de esclavos y demás.
Hace de su capital, Sardes, una ciudad sumamente prestigiosa, construyendo enormes palacios y distribuyendo subsidios en busca de atraer a artistas, filósofos y poetas. Empieza a acuñar sus propias monedas a manera de manifestar su soberanía sobre el resto de estados, sus finanzas son tan superiores al resto de potencias, que su padrón monetario empieza a imponerse a todas partes. De este modo, consagra su reputación como el hombre más poderoso y rico de su época, según lo escrito por Herodoto durante su recopilación de las Guerras Médicas. (Mazigh, 2007)
El complejo: También conocido como el complejo del despilfarrador. Las personas que buscan la superioridad y poder a través del derroche del dinero, regalos, caros, propinas excesivas. Estos individuos también sienten la necesidad de brindar dádivas que en teoría son generosas, pero en realidad son un intento por demostrar poseer poder riquezas que otras personas no pueden tener.
Usualmente caen en la tentación de alardear de sus riquezas y conexiones sociales. También son propensos a desarrollar una personalidad prepotente y que ocasionalmente harán sentir mal al resto de personas a las cuales consideran inferiores.
Solón ante Creso, durante su visita a Sardes, por Gerrit van Honthorst
Síndrome de Cronos
El personaje: Cronos era el Titán principal y más joven de los doce Titanes, descendientes divinos de Gea y Urano. Una vez instaurado como el dios principal se caso con su hermana Rea, iniciando la Segunda Dinastía de dioses griegos llamada “la edad dorada” pues todos vivían en armonía. Sin embargo, Gea le advirtió a Cronos que uno de sus hijos lo destronaría, así como el lo hizo con su padre.
Cronos, al sentir miedo de esta profecía, empezó a tragarse a sus hijos apenas nacieran, así lo hizo con Hestia, Hera, Démeter, Hades y Poseidón. Rea cansada de ver como Cronos devorara a sus hijos, escondió a su sexto hijo, Zeus, mientras daba de comer a su terrible esposo una piedra envuelta en pañales.
Zeus creció y apenas pudo se enfrentó a su padre dándole un elixir que hizo que Cronos empezara a vomitar a sus hijos devorados. Luego de una guerra conocida como la Titanomaquia, Zeus logró imponerse a su padre, coronándose como el nuevo Dios supremo, sustituyendo a Cronos justo como la profecía lo había designado.
El síndrome: Lo sufren aquellas personas que presentan un miedo patológico a ser reemplazados del lugar o del poder que ahora ocupa. Estas personas evitan delegar o mostrarse agresivos en sus puestos de trabajo por miedo a que puedan ser reemplazados. Suele presentarse en altos directivos, políticos que han llegado a un puesto alto sin sentirse los suficientemente preparados para afrontar la responsabilidad de ese puesto.
El síndrome de Cronos esta fuertemente relacionado con la envidia, en cualquier ámbito en que se presente, la persona sentirá celos de los logros ajenos. Por lo tanto, trata de menospreciar y socavar la confianza de los demás. Todo ello, con la intención de que nunca lleguen a superar lo que él ha conseguido.
Ilustración de Saturno devorando a su hijo de Francisco de Goya (1819-1823)
Síndrome de Ulises
El personaje: Ulises, o también conocido como Odiseo, fue un héroe participante de la Ilíada y Odisea, ambas obras atribuidas a Homero. Ulises era el rey de Ítaca, esposo de Penélope y padre de Telémaco, se caracterizaba por su astucia, versatilidad y carácter. Según se cuenta, la idea del Caballo de Troya, estratagema que terminaría con la legendaria Guerra fue su idea.
Luego de la partida de Troya, Odiseo anhela retornar a su patria, pero en pleno retorno hace enfadar a Poseidón, quien lo azota con fuertes tormentas que lo alejan de su destino. Zeus destruye sus navíos, tiene un encuentro con sirenas y demás penurias, Luego de diez años de travesía Ulises llega a Ítaca, donde un gran número de pretendientes espera casarse con Penélope al creerle muerto. Ulises los mata a todos y retoma el trono.
El síndrome: Es un conjunto de síntomas que se deriva de estresores graves asociados a la emigración. Se asocia con las múltiples experiencias de duelo a las que se enfrentan estas personas, así como con las dificultades que deben superar para adaptarse al nuevo contexto. Fue acuñado y popularizado por el psicólogo español Joseba Achotegui.
Se trata del proceso de duelo que se presenta en todas aquellas personas migrantes que encontrándose en un país extranjero no dejan de extrañar o añorar el retorno a su patria de origen. Este síndrome puede desembocar en otros problemas como sentimientos de soledad, estrés, fracaso e incluso depresión.
Escultura de Ulises de Sperlonga. Villa de Tiberio.
Síndrome de Diógenes
El personaje: También llamado Diógenes de Sinope, perteneciente a la escuela de la Cínica que busca alcanzar la felicidad deshaciéndose de todo lo superfluo. En obedecer las convenciones sociales. Este filosofo residía en una tinaja, comía junto a los perros y hacia todas sus necesidades en público.
Según cuenta la tradición, Alejandro Magno entabló conversación con un anciano Diógenes y horrorizado por la condición en las que vivía, le pregunto si podría hacer algo por mejorar su situación. La única respuesta que obtuvo fue que se moviera, ya que le estaba tapando el sol, el joven macedonio obedeció con profunda admiración, y dijo lo siguiente: “De no ser Alejandro, yo habría deseado ser Diógenes”
El síndrome: Hace referencia al problema mental que afecta sobretodo a ancianos que no quieren desprenderse de residuos y basura sin ningún tipo de control u orden. Estas personas tienden al aislamiento son inseguras y se niegan a desprenderse de todo ya que lo consideran que pueden llegar a tener utilidad en algún momento
Este trastorno del comportamiento se caracteriza por el total abandono personal y social y la acumulación en el hogar de grandes cantidades de basura y desperdiciados domésticos. No obstante, desde el punto de vista histórico la vinculación de este trastorno con el comportamiento austero del griego es incorrecta, puesto que la acumulación de cualquier tipo de cosas es lo contrario a lo que predicaba aquel que vivía en una tinaja.
Pintura de Diógenes sentado en su tinaja, Jean León Géróme 1860)
Seguramente nunca entenderemos la inconmensurable importancia que tuvo y tiene la cultura griega en todas las civilizaciones de occidente, casi todas las ciencias y artes se nutrieron del trabajo de los grandes representantes helenos, por lo que no resulta extraño que la Psicología haya optado por utilizar personajes propios de la mitología para caracterizar e identificar los distintos síndromes y complejos, facilitando su comprensión. La razón de ello es que su mitología, pese a estar plagado de magia y dioses todopoderosos, esta basada en la realidad, divinidades y criaturas que bien podrían ser humanos, con todos sus vicios y virtudes, la imperfecta humanidad fue captada y representada a través de todos los personajes y mitos griegos.
«Uno a uno, todos somos mortales. Juntos, somos eternos» , Lucio Apuleyo fue el autor de estas palabras, considero que resume bien el propósito detrás del inmenso legado que nos han heredado, hasta el día de hoy sus conocimientos y obras resplandecen e iluminan a los hombres de las nuevas generaciones, como seguramente lo harán también en los tiempos venideros.
Es lo habitual, que cuando una persona reciba un merecido reconocimiento a su buen desempeño, se le esboce una gran sonrisa triunfal. Sin embargo, en ocasiones es posible que una persona mientras recibe un premio, susciten en su interior infinidad de cuestionamientos y su fuero interno se acumule de inseguridades, hasta el punto de generar un gran sentimiento de culpabilidad.
¿Es posible sentirse un fraude por recibir un premio? Pues, la respuesta es sí. Así lo demuestran los testimonios de mujeres exitosas, que al momento de recibir un reconocimiento; existía en ellas una espinita, una piedrita en el zapato, una hojita en el ojo que les impedía disfrutar con plenitud su éxito.
“A veces no me la creo y siento que tengo engañado a todo el mundo”, es lo que dijo la columnista del Comercio, Andrea Montalvo (2015). Ella, enseña en la universidad, es periodista, escritora e influencer.
La actriz Emma Watson, llego a sentirse un fraude, ya que atribuyó su éxito a la fortuna. Sin embargo, desde que es embajadora de la buena voluntad de la ONU, le dio un sentido a su vida y sentido de pertenencia (La Voz, 2015).
Jodie Foster, después de ganar un Oscar en 1999 sintió que era «una casualidad», y que un día llegarían a su casa, golpearían su puerta y le dirían: «Ese premio era para Meryl Streep» (La Voz, 2015).
A esta falsa creencia de considerarse un fraude, a pesar de contar con innumerables éxitos y de merecer un premio, se le conoce como Síndrome del Impostor. Por lo tanto, este artículo tiene como finalidad compartir información sobre el Síndrome del Impostor, con la esperanza de que sea un medio para ayudar a las personas que constantemente cuestionan sus logros y se preguntan: “¿Realmente merecía ese reconocimiento?”
CONOCIENDO EL SÍNDROME DEL IMPOSTOR
El Síndrome del Impostor, se trata de un constructo social y cultural, dicho término fue acuñado por las psicólogas Pauline Clance y Suzanne Imes en 1978.
De acuerdo con estadísticas el Síndrome del Impostor, es padecido por 7 de cada 10 personas. Hace unos años, se creía que sólo se presentaban en las mujeres (Maestro, 2015). Sin embargo, en la actualidad se sabe que hay hombres que también lo padecen, en especial los que ocupan puestos de alto mando.
Blanco (2015), nos menciona que Aida Baida Gil, autora del libro “Como superar el Síndrome del Impostor” en una entrevista con la BBC, señala que en general las personas con Síndrome del Impostor se sienten un fraude, unos “impostores”, ya que tienen la creencia de que sus logros se deben a factores externos. Por ello ante una felicitación por un logro obtenido, no dan crédito a lo que dicen los demás.
Características
Fernández y Bérmúdez (2000) indicaron que la principal característica del Síndrome del Impostor es que la persona se siente un fraude a pesar de una larga historias de éxitos. También, las personas con Síndrome del Impostor, sienten que los demás sobreestiman su trabajo, porque consideran que sus logros son productos del azar.
El Síndrome del impostor, está asociado a “la ansiedad generalizada, depresión, falta de autoconfianza, baja autoestima y frustración relacionada con la imposibilidad de cumplir con los altos estándares autoimpuestos” (Fernández y Bermúdez, 2000).
Otra de las características del Síndrome del Impostor es que tiene implicancias negativas en el desempeño laboral. Ya que, constantemente valoran su trabajo por debajo de lo real y no se atreven a pedir un ascenso. Llegan a la procrastinación con el fin de trabajar a último rato y en exceso, para justificar sus logros.
¿En qué momento se origina?
En la investigación realizada por Zambrano (2020), determinó que los niños con baja autoestima, que fueron comparados con sus congéneres, que han recibido severas críticas y cuyos logros fueron menospreciados. Es probable, que en su adultez presenten complejos e inseguridades o peor aún: El síndrome del Impostor.
Es decir, una dinámica familiar orientada al perfeccionismo, donde el error no tiene lugar, trae consecuencias negativas en la vida adulta, no sólo de baja autoestima sino también de no sentirse orgulloso de lo que ha logrado, de sentir que es un “impostor”, que engaña a los demás.
Por otro lado, es importante agregar que, si bien el origen del Síndrome del Impostor se da en la infancia, recién se manifiesta en la vida adulta. Porque, se necesita de haber acumulado éxitos académicos y profesionales para reforzar la creencia de que son “impostores”.
El ciclo del Síndrome del Impostor
Según Zambrano (2020), el sentirse como un “impostor”, hace que las personas quieran demostrar a los demás lo contrario, colocándose en situaciones difíciles que no pueden manejar. Por ejemplo, presionarse para acabar un trabajo.
Es decir, ellos mismo se sabotean al presionarse tanto que no llegan a cumplir a cabalidad las funciones asignadas, y como resultado obtienen resultados poco eficaces, porque su trabajo estaría afectado por el estrés y ansiedad.
Por ello, es que varios autores consideran que existe un Ciclo del Síndrome del Impostor, que según Zambrano (2020), comienza cuando a la persona se le asigna una tarea ante la cual se autoexige y presiona para cumplir con la fecha de entrega. Y los resultados de dicha tarea son óptimos, lo cual genera que los demás le brinden un reconocimiento (felicitaciones, aplausos, diplomas, etc.). Ante lo cual, la persona con Síndrome del Impostor, piensa que su resultado no es por su esfuerzo, al contrario, se debe al trabajo excesivo. Como consecuencia la persona siente que “ha estafado a los demás” y aumenta la culpabilidad.
Boigaizian (2018)
¿CÓMO SABER SI TENGO EL SÍNDROME DEL IMPOSTOR?
De acuerdo con Boigaizian (2018), la escala más usada para medir el Síndrome del Impostor es la de Clance. La escala Clance fue creada en 1985 y es un cuestionario con 20 preguntas.
Si bien, el test nos va a dar a conocer si padecemos o no del Síndrome del Impostor, el paso siguiente sería reconocer a que grupo clasificatorio pertenecemos.
Y es que, Zambrano (2020), considera que el Síndrome del Impostor se manifiesta de tres formas:
1. Sentirse un estafador: Hace referencia a la sensación constante de sentirse un “fraude” y al miedo de que los demás descubran su aparente engaño.
2. Atribuir el éxito a la suerte: Creen que su éxito es producto del azar
3. Minimizar los logros: Por lo general, no consideran un logro como grande. Todo triunfo es minimizado, por ejemplo, dicen: “No era para tanto” “Tenía el camino fácil y por eso lo logré”.
RECOMENDACIONES PARA SUPERAR EL SÍNDROME DEL IMPOSTOR
Consejos para Prevenir el Síndrome del Impostor
En primer lugar, debo rescatar que para evitar que un adulto padezca del Síndrome del Impostor, es importante recordar que es un Síndrome cuyo origen está en la infancia, específicamente en la autoestima.
Por lo tanto, para Zambrano (2020) la solución radica en brindar al niño las herramientas necesarias para fortalecer su autoestima. Por ejemplo, por medio de la educación emocional.
Otra de las claves es evitar comparar al menor con sus congéneres, ya que esta situación le genera sentimientos de inferioridad.
Consejos para Superar el Síndrome del Impostor
Ahora bien, si uno es adulto y con la lectura de este artículo, logró identificarse con las características del Síndrome del Impostor, y si desea confirmar sus sospechas, les voy a proporcionar un link, que le llevará a la famosa Escala Clance.
Si después de realizar el test, se confirma que padece del Síndrome del Impostor, el primer paso es creer que cada meta cumplida se debe a sí mismo, es decir a sus talentos, habilidades, aptitudes.
Para ello es necesario un Autoconocimiento real, con el fin de tener una visión clara de nosotros mismos.
Por último, se recomienda aumentar la tolerancia a las felicitaciones. Así la próxima vez cuando te dan un cumplido no lo justifiques diciendo “fue suerte” “trabaje mucho”. Simplemente di “Gracias”.
Yo creo lo que pienso
REFERENCIAS
Blanco, L. (26 de noviembre del 2015). ¿Qué es el “Síndrome del Impostor” y porqué lo sufre tanta gente?. BBC Mundo. Recuperado de:
Bogiaizian, D. (2018). Síndrome del impostor y Ansiedad. XVI Seminario Intensivo de Actualización en Trastornos de Ansiedad. Congreso llevado a cabo en la ciudad de Buenos Aires. Recuperado de:
Emma Watson, otra víctima del «síndrome del impostor» ¿De qué se trata? (3 de agosto del 2015). La Voz. Recuperado de: https://vos.lavoz.com.ar/cine/emma-watsom-otra-victima-del-sindrome-del-impostor-de-que-se-trata
Jiménez E., y Bermúdez, J. (2000). El Pesimismo Defensivo y el Síndrome del Impostor: análisis de sus componentes afectivos y cognitivos. Revista de Psicopatología y Psicología Clínica. 5 (2), 115-130. Recuperado de:
Zambrano, L. (2020). Baja Autoestima en la Infancia y la Influencia del Síndrome del Impostor de una persona de la ciudadela Primero de diciembre de Babahoyo (tesis de pregrado). Universidad Técnica de Babahoyo, Los Ríos, Ecuador. Recuperado de:
Es un conjunto de síntomas presentes en los hijos y los padres, y por consecuencia, en la integridad de la dinámica familiar en donde interactúan el padre/madre alienador, el padre/madre rechazado (mayormente se trata del progenitor con el que no se vive), y el hijo(a) alienado.
El SAP es originado cuando uno o ambos de los progenitores, mediante distintas estrategias, transforman la conciencia de los hijos con el objetivo de impedir, obstaculizar y/o destruir sus vínculos con el otro progenitor. Aguilar (2004).
Esta campaña de desacreditación, es el resultado de la combinación del sistema de adoctrinamiento de los padres, y en adelante, de la propia contribución de los hijos hacia el rechazo a la interacción parentofilial.
Este desorden surge usualmente, a raíz de una alta conflictividad tras la separación o divorcio, y/o en el contexto de las disputas por la custodia de los hijos, y cuando el menor se encuentra inmerso en estas situaciones. Sin embargo, existen algunos casos, en dónde los padres continúan en una relación y aún así se genera el SAP.
Es muy importante resaltar que, para que se considere SAP, se deben cumplir estas dos condiciones:
La polarización debe estar fomentada por conductas de uno o ambos de los progenitores, o por familiares o personas cercanas al entorno de los mismos. Es necesario identificar dicha relación causal.
Los problemas en la relación entre el progenitor y el hijo(a) deben tener una causa que no se justifique por las acciones del progenitor rechazado, como la existencia de un maltrato psicológico previo, o de otra índole, real.
Diversos autores, señalan que, el SAP puede generarse en distintas fases de la dinámica familiar, antes de la ruptura de la relación de pareja, durante, inmediatamente después, o luego de un tiempo de la misma. De este modo, se diferencian, dos tipos de rechazo en función del momento en que aparecen: primario y secundario, que configuran una dinámica relacional.
Es usual que el padre/madre alienador no sea plenamente consciente de la magnitud del daño psicológico a corto, mediano y largo plazo que genera en sus hijos/as. Este es uno de los motivos por los cuáles me interesé en escribir este artículo. Otro de ellos, y el más importante es el proteger el bienestar emocional de los hijos, y favorecer un proceso de vinculación saludable con ambos progenitores.
¿CÓMO IDENTIFICAR EL SAP?
SIGNOS DE ALERTA RESPECTO AL PROGENITOR(A) ALIENADOR(A):
Mensaje verbal compuesto por insultos refiriéndose al otro progenitor(a).
Comentarios de desvalorización, menospreciando y o ridiculizando al otro progenitor(a), afectando en su imagen.
Mencionar temas de la relación de pareja, o del curso de la separación, que no tienen relación con el rol de padres. Usualmente concientizando al hijo(a) sobre la culpa otorgada al otro progenitor.
Contaminar al menor dándole información sobre asuntos legalesy/o económicos.
Influir en los hijos con mentiras sobre el otro progenitor(a). Por ejemplo, el progenitor alienador le menciona a los hijos que su otro progenitor no viene a visitarlo porque no es prioridad para él, cuando, en realidad, el progenitor está trabajando, y se tiene claro conocimiento de esto.
Inculcar argumentos denigrantes e injuriosos que construyen en el menor creencias, emociones y conductas que consideran elaboradas por sí mismos, en donde expresan su odio hacia el progenitor rechazado.
Impedir el derecho de convivencia del hijo con el otro progenitor, ya sea interrumpiendo las visitas presenciales, videollamadas, llamadas y/o mensajes.
Entorpecimiento del contacto físico, utilizando diversas excusas para limitar en el tiempo o evitar los contactos entre progenitor e hijos. Así los hijos enferman, tienen actividades extraescolares, el cumpleaños de un niño de su clase, etc., siempre en los horarios que le corresponden al otro progenitor, aumentando estas situaciones especiales en cantidad y frecuencia. Menoscabando la importancia de la relación con el padre, frente a asuntos superficiales en muchos casos.
Imponer dificultades en la relación de los hijos con la familia de origen del otro progenitor.
Implicar al entorno familiar y a los amigos en los mensajes polarizados.
Subestimar o ridiculizar los sentimientos de los hijos hacia el otro progenitor.
Incentivar o reforzar los comportamientos despectivos y de rechazo por parte de los hijos hacia el otro progenitor.
El progenitor alienador se llega a asumir como el único cuidador y verdadero protector, sin que en ningún momento quepa reflexión sobre la violación de derechos que está llevando a cabo.
Excluir al progenitor de las decisiones importantes respecto a la salud, educación, y otras actividades parte de la crianza de los hijos. Esto provoca que el menor se desarrolle sin la referencia de uno de sus progenitores.
selective focus of kid covering ears near screaming father at home
SIGNOS DE ALERTA EN LOS HIJOS:
Rechazo injustificado hacia uno de los progenitores. A menudo este rechazo se extiende a la familia o entorno.
Los hijos aprenden a identificar a los padres alienadores como víctimas de la ruptura de pareja, limitando su empatía con el progenitor rechazado.
Empatía reducida: El menor rechaza y critica de forma frívola y repetida al otro progenitor. Las críticas resultan injustificadas, dramáticas y/o exageradas, sin manifestar sentimientos de culpa o vergüenza por ello.
Intentos por justificar el rechazo con explicaciones o razones absurdas e incoherentes.
En ocasiones, pueden usar diálogos o frases propias de su progenitor alienador, y palabras o comentarios impropios de su edad.
Evidenciar una defensa extrema hacia el progenitor alienador.
Negación injustificada del derecho a disponer del apoyo y afecto.
No tiene conocimiento de los aportes efectuados por el padre alienado, ejemplo, cumplimiento de la pensión alimenticia.
Conflicto de lealtades.
Depresión, ansiedad, problemas de conducta.
¿CUÁLES SON LOS NIVELES DE GRAVEDAD DEL SAP?
El nivel de afección en los hijos, depende de la intensidad de las actitudes y conductas de SAP del progenitor(a) alienador(a), y del tiempo de sostenibilidad de las mismas.
El investigador Bolaños (2004), considera tres tipos:
Rechazo leve: Caracterizado por la expresión de algunos signos de desagrado en la relación con el progenitor(a), Sin embargo, no se presenta la evitación, por lo que la relación no se llega a interrumpir.
Rechazo moderado: Una de las principales características es la manifestación del hijo(a) de no desear tener contacto con el progenitor rechazado, justificándose en aspectos negativos del mismo. En este nivel se produce la disminución en la expresión afectiva, y la evasión a la relación.
Rechazo intenso: Se caracteriza por llegar a reforzar el rechazo por la elaboración de argumentos a nivel cognitivo (ideas, pensamientos), para sustentarlo. El nivel de ansiedad ante la presencia o la posibilidad de mantener contacto con el padre rechazado es significativa, con gran probabilidad de somatizaciones.
¿CUÁLES SON LAS CAUSAS POR LAS QUE EL PROGENITOR ALIENADOR ACTÚA DE ESA MANERA?
Generalmente las principales razones por las que uno o ambos padres generan SAP en los hijos, son las siguientes:
Acumulación de emociones negativas durante la relación de pareja por conflictos no resueltos.
Enfado por errores de la ex pareja durante la relación, o al finalizar la misma. Siendo uno de los motivos más frecuentes, la infidelidad. Hecho que reduce radicalmente la empatía hacia el otro progenitor.
En muchas oportunidades, durante la relación de pareja el padre alienador sufrió de maltratos psicológicos por parte del otro progenitor, por lo que, podría llegar a percibir que es un riesgo para el bienestar emocional del menor, de ahí que uno de los objetivos del SAP sea excluir al otro progenitor de la vida de los hijos. Aún cuando no se tiene evidencia de un maltrato a los mismos.
Dificultades en la expresión y manejo de emociones, especialmente cuando hablamos de la tolerancia a la frustración y de la ira.
Impulsividad.
Problemas de autoestima.
Dependencia emocional hacia la ex pareja.
Falta de habilidades sociales.
Estar cursando un episodio de depresión no tratada, por la ruptura.
Trastornos de personalidad, como por ejemplo Trastorno de personalidad límite, dependiente, histriónica, narcisista, entre otros.
CONSECUENCIAS DEL SAP
La progenitores se convierten en la primera fuente de información de los hijos, en base a la transmisión de mensajes verbales, no verbales (imitación), los niños y adolescentes construirán su propia realidad.
La familia interviene modulando las experiencias infantiles determinando conductas y participando en la personalidad progresiva de los menores.
Uno de los primeros síntomas ligados al SAP, es el conflicto de lealtades en los hijos, hecho que genera altos niveles de preocupación y angustia, llegando a sentir que, estar de lado de uno de los progenitores, supone una especie de traición para con el otro, y viceversa.
Otra consecuencia, es que, con la interrupción del vínculo de los hijos con el progenitor alienado, se producen dificultades en el desarrollo del propio autoconcepto, y por ende, en la autoestima. Esto parte del hecho que, el hijo(a) presenta y desarrollará características biológicas y psicosociales de ambos padres, y al sentir el rechazo de uno de los progenitores por algunas de las características identificadas en el otro padre, podría ocultarlas o avergonzarse de sí mismo al encontrar las similitudes, bloqueando el propio desarrollo de sus competencias.
Una de las secuelas más graves, es la ruptura del vínculo, situación que fomenta una dificultad de empatía con el otro progenitor, esto podría extenderse hacia otras personas y entornos. Es importante resaltar que, la empatía es el pilar de la inteligencia emocional.
Al no tener contacto con el otro progenitor, y al no verse inmerso este mismo en las decisiones de crianza, los hijos no podrán adquirir parte de sus enseñanzas, valores, costumbres, etc. Generándose una ruptura en la adquisición de la cultura familiar de la otra parte.
Del mismo modo, el que los hijos desarrollen una imagen negativa y deteriorada respecto a alguno de sus progenitores, podría resultar en una infravaloración hacia su otro progenitor(a), y al no sentirse orgullosos de su padre o madre, se generan episodios marcados de tristeza, culpa, ira, vergüenza, etc.
El fomentar la construcción de una única realidad, aquella que el progenitor(a) alienador(a) decida, más allá de toda reflexión, transformando “su verdad”, en la única verdad e impidiendo a los hijos llegar a razonar, analizar, comparar y, finalmente, decidir. En síntesis, la alienación entorpece las reflexiones individuales del hijo(a) consigo mismo(a), por lo que, es muy probable se deje una puerta abierta a personas con mensajes manipuladores.
EL SAP COMO DIAGNÓSTICO PSICOLÓGICO
En 1985 el psiquiatra estadounidense Richard Gardner mencionó por primera vez el Síndrome de Alienación Parental (SAP). Desde entonces, ha sido un tema controversial en el ámbito social, científico y jurídico.
Si bien es cierto, a la fecha la existencia de este síndrome no ha sido aceptada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) ni por la Asociación Americana de Psiquiatría, y a pesar de que el SAP no está consignado dentro de los manuales de clasificación de los problemas y trastornos mentales, tales como el CIE-10 y el DSM-V. La sintomatología del mismo es evidente, y puede ser clasificada dentro del diagnóstico “Problema de relación entre padres e hijos”.
En muchos casos, es un diagnóstico difícil de detectar, dado que la contaminación al menor por parte del progenitor(a) alienador(a) puede darse de forma indirecta, siendo «sutil» y gradual. Así como también, por el desarrollo del SAP en la intimidad del hogar.
En conclusión, el SAP es un tipo de maltrato psicológico hacia los hijos, y hacia el progenitor rechazado, con secuelas a corto, mediano y largo plazo.
Este artículo esta dedicado a todos mis pacientes, padres y madres, que son víctimas del Síndrome de alienación parental, y que a pesar de las implicancias del mismo, aún no encuentran la justicia legal que incansablemente buscan.Resaltando en ellos el valor de la perseverancia, y el no rendirse hasta lograr recuperar el vínculo con sus queridos hijos(as).
Bibliografía
Aguilar J. (2004). Síndrome de Alienación Parental. Hijos manipulados por un cónyuge para odiar al otro. Editorial Almuzara. Córdoba
Bolaños I. (2004). Hijos Alienados y Padres Alienados. Asesoramiento e Intervención en las Rupturas Conflictivas. I Congreso de Psicología Jurídica en Red
Gardner R. (2002). Parental Alienation Syndrome vs Parental Alienation. Which Diagnosis Should Evaluators Use in Child-Custody Disputes?. The American Journal of Family Therapy. 30(2):93-115.