¿La soltería es un castigo? Parte I

¡Ey tú!, no te voltees que vengo a encararte, tal como lo hace tu tía Chona en Navidad, logrando incomodarte, preguntándote por tu vida amorosa frente a todos, sí, esa seré yo.

¿Cuándo fue la última vez que saliste con alguien? Reformulo, ¿cuándo fue la última vez que te depilaste antes de salir con alguien? Sé que sonríes… Pero, antes que respondas, te tengo otra pregunta, ¿cuándo fue la última vez que sentiste atracción por otro y que además, ese otro, también quería algo contigo? Porque una cosa es querer a Cillian Murphy en Peaky Blinders y otra muy distinta, es querer a Fulanito Normalis ¿Entiendes? Y, finalmente, ¿cuándo fue la última vez que viste el amor como una oportunidad de alegría y estabilidad que también suma en el abanico de instancias de la vida? Se que está pregunta es rebuscada y larga, pero, te la puedo sintetizar: ¿Cuándo fue la última vez que contemplaste el enamorarte? ¡Auch! Eso fue requete incómodo; lo percibo hasta aquí, y no es para menos, ya te explicaré el porqué.

En resumen, lo que veremos en las siguientes líneas es la típica reunión de patas después del trabajo, un viernes por la noche, conversando, algunos pesadumbrandos y otros fingiendo desinterés sobre sus truculentas vivencias  amorosas. Aquí, notaremos los vaivénes sociales de cómo se aprecia la soltería, aún en estas épocas de Tinder y Grinder, dónde, pese a hablar libremente de ellas, más se sobrepone la idea de la hipocresía, de que sí no estamos acompañados, estamos en la goma. ¡Vamos!, que hasta el amigo vikingo (por lo de la cornamenta, nada que ver con virilidad o ser pelirrojo) tiene más valor social “porque está con su esposa pese a todo” que ese amigo solvente en casi todo pero que a sus 46 años sigue soltero ¿será gay?

Este y otros prejuicios sobre las personas solteras los estaremos develando en está primera parte. Y, al mismo tiempo, te entregaré par de luces necesarias para que descubras por qué estás soltero y para qué es útil estarlo, tanto como estar en pareja. Así que empezamos.

En las mesas del bar en Cercado, están todos los de la oficina reunidos, más aquellos dos ingenieros municipales que, para evitar la convivencia fatídica de sus familias, aplazan unas horas el llegar a casa y desenfundan la tarjeta para apañarse con unos cuántos tragos de “lo de siempre”; nótese el hábito. 

Quién habla, es una libélula que de forma insospechada entre la nicotina revolotea y escucha. Chisme gratis, aquí se los cuento.

Abandono: “la relación es estable, nos entendemos bien, pero seguro alguna bandera roja saldrá y nos dejaremos”.

Martina, quién se pedía siempre una piña colada baja en alcohol se quejaba nuevamente de su suerte en el amor. Su herida de abandono la llevaba a pensar que todo el mundo la iba a dejar. ¿Te ha pasado algo similar? Cuestiónate, pero, sigamos echándole un ojo a lo que ella decía. 

Sobre esto último, solía agregar:

Todos los amigos la ven con una cara suspicaz, Martina suele quejarse cuando la relación pasa a estabilizarse, para ella, sus señales de alarma son el crecer en rutinas de parejas, no tolera que la atención no vaya tras de sí, le disgusta el sentirse sola cuando se queda consigo misma por “demasiado tiempo” que a veces, puede ser una ida a la ducha por más de una hora. Si había algo que especialmente le parecía mortal, era no sentir atención en un evento, y no es para menos, sus padres, quienes la visitaban casi a diario en su casa, la tratan como la esquirla más dorada de la casa, nunca aprendió a manejar las dificultades de la vida sola, al contrario, siempre había un apoyo paterno.

¿Te suena? estas vivencias son muy comunes, y nos invitan a reflexionar:

● ¿Mi deseo de pareja es para sentirme unido a alguien y así sentir confort?

● ¿Exijo tiempo de calidad exclusivo sin miramientos de cómo está la otra

persona solo para satisfacerme?

● ¿Prefiero tolerar abusos e irrespetos para no estar solo frente a otros, y conmigo mismo?

Dependencia: “ojalá esto se de, he pasado demasiado tiempo solo y ninguna se queda al final, necesito que esta vez funcione, lo necesito”.

Marco, es un joven políglota, excesivamente amable, digno ejemplar de la vieja escuela de llevar serenatas, dar detalles costosos y sobre todo, esa cualidad tan suya de cercenarse un brazo sí hace falta, todo, por su chica. Para él, no hay medias tintas, o lo da todo, o no da nada. Y esto, no tiene que ser recíproco, con que lo “aguanten” tal como él dice, es suficiente. Su relato inicia así:  

Tales palabras envueltas en miel son típicas de Marco, independientemente de que las hayamos escuchado con las últimas tres chicas anteriores, él las sigue repitiendo, parece que no se da cuenta que lo que busca es una compañera formidable que lo acepte como una diosa soberana y contemplativa donde él es el máximo súbdito a costa de su propia piel, algo así como un Smithers promedio.

Si bien su armadura es sólida en lo que trabajo y bienes se refiere, su personalidad pende de un hilo. No gusta de salir solo a menos que sea con alguna de sus chicas o con el grupo de amigos, si va a tomar una decisión respecto a su vida todos se enteran, incluida su pareja, por más reciente que sea. Para él, cada proceso de alternativas tiene que ser sometido a votación, el sentimiento de incompetencia que lo envuelve es masivo y empeora cuando se suma a la necesidad estrecha de que debe conseguir a una mujer cueste lo que cueste.

Los preguntas que vienen al caso con una situación así, serían algo como:

  • ¿Qué tan cómodo es para tu vida el sentirte como el pequeño de la casa?
  • ¿Te gusta que otros tomen decisiones por ti o simplemente crees que eres un incompetente perdido?
  • ¿Qué tan a gusto te sientes de hacer cosas distintas, crees que tu configuración para el amor es la idónea en todo momento y circunstancia?

Normas inalcanzables: El desgaste. «No estoy seguro si ella me querrá. Trabajo, soy independiente, vivimos con nuestros gustos, pero, algo falla, creo que no funcionará si no me esfuerzo lo suficiente esta vez».

Erick, es ese hombre que cuando pasa deja una estela aromática que provoca muchas miradas con sigilo para contemplar con detenimiento tal huracán. Sin embargo, muchas de sus noches son una eterna tonada sobre una queja respecto a sí mismo y lo insuficiente que se siente respecto a su vida social y amorosa.

El portentoso Erick está encerrado en las normas inalcanzables, alli, ha construido una cárcel en la que cree que esforzándose lo suficiente va a conseguir bienestar no sólo para él mismo sino para todos en su sistema, engañándose con que la última tarea es el último esfuerzo, sin darse cuenta que simplemente abre una puerta más hacia una nueva meta, enrrollándose así en una serie de objetivos que no tienen fin y que nunca terminan de satisfacerlo con el agravante extra de que su sistema lejos de mejorar, se deteriora progresivamente. Bajo esta premisa cabe preguntarse:

  • ¿Qué tan dispuesto estás a callarte con tal de quedar bien con otros?
  • ¿El amor que recibes está condicionado a lo que das, casi siempre?
  • ¿Cumplir con las expectativas de otros es tu prioridad?

Grandiosidad: «bueno, necesito un verdadero hombre, ¿sabes?, ese quién pueda darme lo que yo necesito y cómo lo necesito. No soy quisquillosa, sólo pido lo que me corresponde y que además, lo hagan bien. Mis padres no criaron a una mediocre».

Esta señorita es Patty Velásquez,  de los de Velásquez de Vallecito, ojo no te confundas, porque esta mujer es capaz de encender su furia en tu contra. Y no es para menos, su familia,  especiales reforzadores sociales, la han acostumbrado a ejercer el hábito de la exigencia, incluyendo el amor. Su madre, la señora intachable y sobria, siempre ocupa la seccion de sociales con su marido «es mi deber acompañarlo. Detrás de un gran hombre de negocios, hay una mujer que decidió quedarse cómodamente  en casa», solía decir con cierto aire de resignación,  dichos valores fueron transmitidos a sus hijos. Por tales motivos, cabe preguntarse:

  • ¿Las relaciones amorosas qué son para ti, una consolidación de un estatus perdido o por obtener?
  • ¿Las relaciones son para ti un deporte de caza que cesa cuando ya tienes el «objetivo» / «trofeo» entre tus manos?
  • ¿Para ti, las gratificaciones en pareja deben ser siempre inmediatas y nunca construidas en plazos por ambos?

 Subyugación: «mi matrimonio genial, ciertamente he cedido algunas cosas, pero es lo normal ¿no? Prefiero que ella tenga la carga de decisiones, así estoy tranquilo. En serio.»

El lacónico Felipe siempre dubitativo e íntimo en compartir ideas y formas de ver la vida con Marco, después de unos tragos se anima finalmente a apuntar sobre sus ya pesados 20 años de relación marital, comenta lo siguiente:

Nuestro Felipe, es el típico personaje que agacha la cabeza cuando sus defectos son dichos a viva voz, como animalito en problemas rehuye de todo conflicto, nunca confronta, encara ni resuelve, todo engulle, para, finalmente, sacarlo como si mordiera la queja y refutando toda posibilidad de mejora, está subyugado y parece que su concepto de las relaciones de pareja es rendirse al fuerte, ese, a quien él mismo dotó de tal poder que se le ha escapado de las manos y no encuentra forma de escapar, consiguiendo en su celda un paraíso evasor de responsabilidades. ¿A quién te recuerda? 

  • ¿Cuántas de tus relaciones amorosas o afectivas han perdurado sólo porque tú te callas y permanecer subyugado al otro?
  • ¿Permites que te controlen?
  • ¿Doy más a los otros de lo que ellos me devuelven/me demuestran?

Vulnerabilidad: «no se en qué limbo estoy, a veces nos vemos y la pasamos bien, pero él a veces me aleja, luego, quiero irme a mis vacaciones y conocer a otros hombres y él casualmente regresa respondiendo alguna publicación en Instagram, siento que si hablo de lo que siento por él, me rechazará».

Raúl está en una encrucijada respecto al esquema de vulnerabilidad, sabe, porque se lo han enseñado,  que necesita compartir su vida con alguien. Más que por gusto, por miedo a estar desamparado. Sí bien gusta de coquetear y salir a buscar amores, se consume en la nada que sostiene con su «casi algo» con el que lucha por concretar y descifrar con base a likes y los encuentros fugaces que de madrugada concerta el otro, quién, sin miramientos lo llama, ilusiona y se desvanece. Lo curioso, es que pese a sus estrategias de «cacería» no logra desengancharse, o, al menos, decir lo que piensa, se acostumbró a estar presto a todo y para todos, él, yace olvidado de sus propias prioridades. Raúl, que te parece si:

  • ¿Acaso estás esperando que tu pareja sea el superhéroe que carga feliz con todas las decisiones e inclusive, con tu vida?
  • ¿No puedes tolerar tus propios temores e inseguridades y buscas quien se haga cargo de ellos, pero, irónicamente encuentras a personas ajenas a esto?
  • ¿Te molesta tu propia inseguridad, rehúyes de estar contigo mismo y verte vulnerable, prefieres la coraza del indiferente, pero, que sufre en soledad?

Fracaso: «para qué hacerme ideas sí no estoy segura de que funcionará, es decir, mira a ese chico, ¿Qué puede darme que yo no pueda brindarme a mi misma? definitivamente es una pérdida de tiempo porque con él no funcionará… igual que con los otros 22 chicos anteriores.»

Paula, derrotada por el simple hecho de existir, finalizaba la ronda de tragos explicando casi que a modo de excusa, porqué seguía soltera:

Como vemos, las ideas distorsionadas de Paula llegan de una voz muy extendida, muchas son las personas que como ella se refugian en prejuicios respecto a un género. Por otro lado, es palpable su coraza antipersonas, que esconde simplemente un anhelo hueco que no soporta aceptar, engañandose a sí misma explicándose que toma la decisión correcta apartandose o huyendo antes que otra persona pueda sí quiera reaccionar e intervenir, para ella las relaciones son unidireccionales: sólo ella siente y decide entre quedarse o no.

Para Paula y su herida de fracaso:

  • ¿Qué tan frecuente te sorprendes desvalorándote a ti o a otros?
  • ¿Te comparas respecto a las relaciones fallidas o exitosas de los demás?
  • ¿Prefieres mentirte sobre tener una relación porque así no lidias con la idea de construirla con otro?

En busca de mi verdadero yo

Como seres humanos presentamos curiosidad por conocernos, en el artículo anterior se mencionó la esencia y el ego, lo que somos y lo que hemos creado a partir de las vivencias, cultura e influencias de nuestro entorno.

Muchos creen que con obtener riquezas materiales pueden ser quienes anhelan ser y que estas cosas valiosas harán de nosotros personas importantes, sin embargo, esto no es lo que realmente somos y como dijo Don Richard Riso en 1998, lo que realmente anhelan nuestros corazones es saber por qué y para qué estamos aquí. Pero pocas cosas en nuestra cultura nos impulsan a buscar respuestas para estas preguntas importantes.

Una excelente y poco conocida herramienta de autoconocimiento es el eneagrama, este es una figura geométrica que representa los 9 tipos de personalidad fundamentales de la naturaleza humana y sus interrelaciones, se trata de una representación visual de lo que somos y hacia qué nos inclinamos.

Para empezar el conocimiento de nosotros mismos es importante recalcar ciertos conceptos como identidad personal, autoconocimiento y autoestima. El equipo editorial etecé (2016), define la identidad como el conjunto de características que definen a un individuo y le permiten reconocerse a si mismo como alguien distinto y diferenciado de los demás.

Por otro lado, Navarro Suanes (2009) se refiere al autoconocimiento como la base de la autoestima, una capacidad de responder a la pregunta quién soy yo significa conocer nuestras fortalezas y debilidades. De igual modo, mencionan a la autoestima como la valoración de nuestro ser, así como un aspecto que determina nuestra manera de describirnos y moldear nuestra vida.

Estos conceptos nos ayudan a reconocer ciertos matices de lo que nos define, el eneagrama busca presentarnos a nosotros mismos de una manera sincera con la que podemos reconocernos transparentemente sin intención de ofensas.

Para poder interactuar con esta herramienta es importante sincerarnos y reconocer esas cosas que tal vez no nos gustan tanto de nosotros mismos, comprender nuestro tipo de personalidad y su dinámica con otros tipos nos ayudara a acceder a nuestro inconsciente y a las heridas que posiblemente no hemos curado todavía.

Descubrir nuestro verdadero yo nos mostrara la parte de nuestra personalidad que más nos hace caer, la cual solemos considerar innecesaria y contraproducente, esa que recae en nuestros comportamientos y nuestras reacciones. La finalidad de descubrir nuestra personalidad es entendernos, perdonarnos y afianzar nuestro autoconocimiento y amor propio.

Al identificarnos con nosotros mismos, podemos iluminar nuestro espíritu, sentir que estamos completos y somos conocedores de lo bueno y lo malo de nuestra propia existencia. Todo esto nos ayudará en nuestro encuentro personal y podremos identificarnos como el reformador, el ayudador, el triunfador, el individualista, el investigador, el leal, el entusiasta, el desafiador o el pacificador.

Consumo de sustancias psicoactivas

La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC, 2020) indicó que alrededor de 269 millones de personas en el mundo están guiadas por el uso y consumo de alguna sustancia y estos números están en aumento. Desde el 2009, Las 189 millones de personas que solían ser las registradas en función del uso de drogas, están aumentando en un 30% hasta la actualidad. Adicionalmente, 35 millones de usuarios sufren trastornos crónicos y progresivos por el uso y abuso de drogas; además, el aumento de escasez de trabajo y el desequilibrio económico por bajas oportunidades laborales causados por la pandemia, deja una sociedad vulnerable al consumo de sustancias psicoactivas, así como al tráfico y cultivo, con el fin de ganar dinero.

La adicción a sustancias psicoactivas en centros de rehabilitación peruanos, según el censo nacional del Instituto Nacional de Estadística e Informática y Poder Judicial del Perú (2016), es una dificultad que pone en peligro a la sociedad sin discriminar la edad, inclinación sexual, religión, condición, preferencias políticas y estado socioeconómico de las personas en las que se manifiesta que, el 59% consumieron alguna sustancia. Por ello se puede ver, entre otras cosas, que el inicio del consumo de sustancias ilícitas en el Perú se da entre los 13 a 15 años de edad, diferenciando a los hombres, que empiezan entre los 14 a 15 años, de las mujeres, que empiezan entre los 13 y 14 años.

El Perú es parte de los escasos países de la región Andina que persiste en una concepción conservadora reacia a cualquier dimensión política o normativa en los temas de estupefacientes. La política peruana sobre drogas y, especialmente, la relacionada a la salud mental y los usos problemáticos, permite identificar los límites, y los obstáculos prácticos que tiene que apostar por la continuidad del paradigma de la abstención y represión, así afrontar problemas asociados a drogas legales e ilegales (Garrido, 2015).

En cuanto a las terapias, la terapia tiene el propósito fundamental de crear una nueva perspectiva del problema con el cual se llega a consulta. En otras palabras, es un proceso más no un suceso, que se desarrolla a través de la experiencia del paciente en un tiempo que compete a la disposición del mismo (Arias Gallegos, 2015). Según la RAE (2020), la terapia es el conjunto de herramientas que se aplican para aliviar la enfermedad de una persona.

Las terapias cognitivo-conductuales como tratamientos en adicción de drogas, presentan disminución de adherencia y no tienen el efecto esperado a largo plazo, pero, a pesar de lo mencionado, los datos obtenidos dan aspectos positivos sobre esta terapia, como la disminución de recaídas cuya mejora aumenta en la medida que se combina contratamiento psicosocial adicional. En otras palabras, las terapias grupales adaptadas para ejecutarse en conjunto con terapias cognitivo-conductuales y motivacionales, son tratamientos que ayudan a reforzar comportamientos sociales que pueden ayudar a mantener al individuo un estilo de vida sin drogas y fomenta la abstinencia (Velazquez, 2014). 

En conclusión, la prevención sobre el consumo de drogas en los jóvenes debe ajustarse a cada etapa de desarrollo en la que se encuentre el público objetivo. Como, por ejemplo, programas dirigidos a niños de primaria, adolescentes tempranos, adolescentes de mediana edad y adolescentes tardíos (Simone A. et al., 2016).

Referencias

Arias Gallegos, G. (2015). Carl R. Rogers y la Terapia Centrada en el Cliente. Universidad

            Femenina             del             Sagrado             Corazón             23(2),    141–147.

https://www.unife.edu.pe/publicaciones/revistas/psicologia/2015_2/

Garrido, R. S. (2015). Los usuarios de drogas en el Perú. Políticas, derechos y problemas. http://www.drogasyderecho.org/wp-content/  

Instituto Nacional de Estadística e Informática & Poder Judicial del Perú. (2016). Perú: Primer Censo Nacional De Población En Los Centros Juveniles De Diagnóstico Y Rehabilitación. https://www.inei.gob.pe/media/MenuRecursivo/publicaciones_digitales

Real Academia Española, 2020: Diccionario de la lengua española, 23 ed.

https://dle.rae.es

Simone A. Onrust, Roy Otten, Jerien Lammers, Filip Smit, 2016. School-based programmes to reduce and prevent substance use in different age groups: What works for whom? Systematic review and meta-regression analysis. https://doi.org/10.1016/j.cpr.2015.11.002

UNODC. (26 de 06 de 2020). Oficina de las Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito.

https://www.unodc.org/mexicoandcentralamerica/es/webstories/2020/06_26_Informe

Velazquez, M. C. (2014). Abuso de Drogas: Generalidades Neurobiológicas y

            Terapéuticas.                Actualidades                en                Psicología,       21-25. https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=133232675005

¡Sigue al conejo!: Alicia vs. Freud

Existen mil historias que desde pequeños nos han cautivado y no es distinto el caso de “Alicia en el País de las Maravillas”. A medida que iba creciendo vi una relación con ella, donde todos podíamos envolvernos. Después de todo, existe un componente psicológico bastante interesante y que puede revelar mucho. En el caso del psicoanálisis, y el acontecimiento de tal conocimiento, lo plantea Freud en su libro La interpretación de los sueños”. La obra presenta una teoría general sobre la formación del sueño, y ofrece consideraciones. Finalmente dibuja el primer modelo de funcionamiento del aparato psíquico en el que identifica tres instancias: el inconsciente, el preconsciente y la conciencia. Hace que sea muy interesante, pero aún más cuando podemos ver todo lo antes mencionado en la propia búsqueda en la protagonista del primer libro mencionado, que es Alicia…

Caída de la conciencia al preconsciente de Alicia 

Comenzamos en un jardín muy hermoso en el que Alicia y su hermana se encuentran en una lección de historia. Alicia dice algo que describe muy bien su inocencia: “¿Cómo se puede prestar atención a un libro sin dibujos?”. A partir de aquí comienza a describir cómo sería su mundo soñado en el que nada tendría sentido, básicamente, el País de las Maravillas.

Acto seguido, ve un conejo vestido formalmente que viene saltando y que después de ver su reloj se da cuenta de que va tarde y sale corriendo. Alicia intrigada va tras la entrada de este conejo. Este último es una antítesis de Alicia ya que demuestra madurez y responsabilidad con sus compromisos. Después de entrar en la madriguera, Alicia cae a un precipicio que no parece tener fin. A medida que cae,nos vamos encontrando con una atmósfera bastante onírica, pues como bien sabemos toda la historia está cimentada en los sueños de Alicia y en este caso tanto la caída como su paso a través de estas puertas son la representación de la entrada al subconsciente de Alicia.

En el subconsciente de Alicia 

La puerta es tan pequeña que Alicia no puede pasar y por eso bebe del contenido de una pequeña botella. Esto hace que se vuelva lo suficientemente minúscula como para poder cruzar por la puerta, no obstante se encuentra cerrada con llave. Así que se come unas galletas para volver a crecer y alcanzar la llave, pero crece más de la cuenta. Alicia ante la desesperación empieza a llorar y sus lágrimas gigantes hacen que todo se inunde y se atraviese por la puerta hasta desembocar en una especie de océano. Aquí ya nos empezamos a encontrar con una serie de criaturas antropomórficas comandadas por un dodo el cual le da Alicia una serie de consejos poco coherentes haciendo de esta una experiencia cada vez más extraña y sin sentido básicamente. Por eso Alicia se va rápidamente de ahí; pero segundos después se encuentra con los hermanos gemelos (Tararí y Tarará). Los cuales le cuentan un cuento que habla de una morsa y un carpintero que encuentran unas ostras en el mar. La morsa las convence de que hay un mundo más tentador más allá del mar y aunque su madre les advierte que no es buena idea, las ostras terminan accediendo a irse y son devoradas por la morsa. Este cuento sirve como analogía para advertirnos que el viaje en el que Alicia se está sumergiendo representa un grave peligro. 

Lo podemos ver también en el plano en el que se adentra a las profundidades de este bosque y su figura es cubierta por las sombras. Más adelante llega una casa y descubre que es la del conejo. Este confunde Alicia con su criada y por eso le pide que le traiga sus guantes, y por miedo, no se opone; una vez dentro se encuentra unos pasteles que dicen “cómeme” y el lugar de respetar la propiedad privada, Alicia los prueba y se vuelve gigante, varios minutos más tarde encuentra la forma de encogerse, pero en este caso se vuelve demasiado pequeña. Alicia, al crecer, no cabe en ninguna parte y la incomodidad es absoluta, en cambio cuando es muy pequeña se ve limitada en la realización de la mayoría de sus acciones. Esto simboliza el crecimiento de los niños de repente mucha ropa les empieza a quedar pequeña, no caben en la cama o tal vez ya no pueden utilizar ciertos juguetes como triciclos y bicicletas pero a pesar de esto aún no son lo suficientemente grandes para hacer cosas como alcanzar lugares altos, tener la capacidad de mantener una conversación con cualquier persona, etc.

En el momento en que Alicia está en su tamaño más pequeño, el conejo vuelve a salir corriendo porque aún va tarde y ella va tras él, pero por supuesto no lo alcanza. Sin embargo, en medio del camino se encuentra ahora con más criaturas antropomorfas, pero lo más destacado de la secuencia está a cargo de las flores las cuales comienzan a criticar y a burlarse de Alicia, queda rodeada por las sombras producidas por las flores potenciando aún más el concepto de intimidación, a lo que ella responde que ha cambiado muchas veces y que no es ella misma. Esto también representa un poco los problemas de identidad que llegan a tener muchos niños a la hora de crecer. 

La metamorfosis 

Al ver que no es tan bien aceptada, Alicia escapa de ese lugar encontrándose con otro ser bastante peculiar. La oruga, quien le realiza varias preguntas y la pone a prueba, pero cada palabra que pronuncia está cargada de soberbia y cierto desprecio hacia la protagonista, también se evidencia que prácticamente no comprende nada de lo que dice el insecto. Esto representa a muchos adultos que son incapaces de sentir empatía por los niños y que por eso los tratan con cierto desprecio simplemente porque no los entienden un poco. Harta de todo esto, Alicia decidió marcharse pero curiosamente la oruga se compadece de ella, y busca la forma de ayudarle cuando la niña le explica que le gustaría hacer más grande, porque ocho centímetros es una altura espantosa. Podemos ver los complejos que tienen los niños a medida que crecen, algunos quieren ser más altos otros quieren ser más delgados, otros quieren otro color de pelo o de ojos. Alicia expresa su inconformidad y la oruga estalla, lo cual hace que se convierta en una mariposa que se aleja volando, y le deja el secreto para crecer o encogerse; el champiñón sobre el cual estuvo parada gran parte del tiempo. Hasta aquí podríamos creer que el mensaje que nos están dando es que, crecer es lo peor que le ocurre pasar al ser humano,  aunque hay etapas difíciles de la vida en donde puedan haber más obstáculos. Estos son indispensables para un buen cambio, el caso de la oruga es el mejor ejemplo posible de una criatura un poco fea —y desagradable en cuanto a su personalidad, hablando del personaje del cuento en particular— que se convierte en una de las más hermosas de la creación, y todo gracias a que vive un proceso de metamorfosis.

Alicia muerde un lado del hongo y crece, pero esta vez, se vuelve monstruosamente grande, al punto tal de que desplaza una mamá pájaro de su nido, el ave, al observar la gran longitud de Alicia, se asusta porque cree que es una serpiente pero Alicia lo niega. La señora le pregunta si come huevos y Alicia no tiene más remedio que aceptar que sí, así que la señora llega a la conclusión de que sí es una serpiente. Esto es algo que nuevamente nos lleva de forma implícita a la pregunta: ¿Quién eres tú? Y nos deja claro que los rasgos físicos y ciertos comportamientos no definen quiénes somos, después de todo hay muchas especies, y dentro de estas, hay muchos seres que tienen muchas cosas en común.

Depende de dónde quieras ir…

Una vez que Alicia logra volver a su tamaño original, emprende un camino medio turbio en el que no hay claridad de qué es lo que se puede encontrar; hasta que de repente, aparece este icónico personaje el cual conocemos como el gato risón, pero en realidad es un gato de Cheshire, del cual podemos notar que tiene muchas características únicas, pero hay una que sobresale, y no es otra que su enorme sonrisa.

Este personaje nace de un dicho popular que había en el Reino Unido del Siglo XVIII:  “sonriente como un gato de cheshire”. Alicia, al encontrarse con el gato, pregunta por dónde debería ir, a lo que el animal le responde que depende a dónde quiera ir. Ella dice que realmente no importa el destino, y naturalmente, él sentencia que entonces, no importa el camino. Aquí está muy bien representado el carácter de los niños y las personas jóvenes quienes constantemente toman decisiones pero casi nunca planifican y no saben qué es lo que quieren realmente, tampoco piensan en las consecuencias, por eso escogen cualquier camino como en este caso. La segunda cosa que quiero que miremos es la pregunta: ¿A dónde quieres ir? La cual me lleva a recordar la pregunta que anteriormente se repitió varias veces: ¿Quién eres tú? Y es que hay algunas preguntas que se repiten constantemente en la filosofía como: ¿quién soy?, ¿de dónde vengo? y ¿hacia dónde voy? Las cuales intentan explorar el ser. Esto nos deja más que claro que en este viaje hay una constante búsqueda de la identidad. El gato sabe que Alicia está aquí porque está siguiendo al conejo, así que le sugiere ir a ver al Sombrerero loco o a la Liebre de marzo, pero le advierte que los dos están locos.

¡Todos estamos locos aquí!

Alicia decide seguir su camino y llega a una casa en la que se encuentran los dos personajes anteriormente mencionados, acompañados de un lirón, quiénes están cantando una simpática canción. Desde el segundo uno, se puede evidenciar su locura pero cada uno de ellos tiene una razón de ser. En primer lugar está el Sombrerero quién nace a partir de la idea de que los sombreros de esa época estaban locos, ya que para la fabricación de los sombreros de fieltro se utilizaba el mercurio, lo que provoca una alta tasa de intoxicación entre los que trabajaban en la industria del sombrero, causando daños neurológicos tales como dificultad para hablar, pérdida de memoria, y temblores; a partir de ello se hizo popular la frase “loco como un sombrero”. Ahora miremos la liebre que se inspira en otro dicho inglés, “loco como una liebre de marzo”, el cual nace de la creencia popular de que a finales de marzo, que es cuando los machos de esta especie se pelean a golpes entre sí para determinar quién se queda con la hembra. Y por último tenemos el lirón que tiene un protagonismo un poco más secundario, pero que es interesante explicar, básicamente un lirón es un roedor muy pequeño que se parece al ratón pero que se caracteriza por tener largos periodos de hibernación, este por supuesto, no es la excepción y por eso la mayor parte del tiempo lo vemos durmiendo o en un gran estado de somnolencia. Estos personajes son una representación clara de la visión que tenía Alicia respecto a las costumbres que tienen los adultos:

  • La primera es la hora del té: Aquí apreciamos una exageración de este hábito tan arraigado que se originó más o menos en esa época, pues pasó a ser algo casi sagrado (e incumplirlo era una falta de respeto). Con esto no solo se crítica esta costumbre en sí, sino todas aquellas que se siguen de forma dogmática y sin cuestionar nada.
  • Además de que todo se vuelve muy rutinario y monótono, aunque paradójicamente, está el tema del no cumpleaños el cual se celebra 364 días al año y cuando se cumple años también lo hacen, es decir, que siempre están de celebración algo que a los niños les encantaría; celebrar, comer dulces, jugar y compartir con muchas personas. Por eso Alicia y a los demás personajes parece gustarles mucho la idea.

Al perderse nuevamente, Alicia entra en un estado de desesperación absoluta, este plano refleja muy bien sus emociones. Se siente sola, desamparada y tonta por haber tomado malas decisiones. Hay algo muy interesante que se hizo con la película, y es que después de la publicación del libro, en el habla inglesa se hizo popular la expresión “sigue al conejo blanco”, que describe el acto de seguir algo o a alguien y que esto termine en una aventura, un descubrimiento o quizás una tragedia. Así que a través de esta escena, quisieron reflejar todo lo que terminó a causa de seguir al conejo

¡Que le corten la cabeza!

Cuando parece que está todo perdido aparece nuevamente el gato de Cheshire, quien la envía con la reina pues, según él, ella es su única carta de salida de este lugar. En una especie de jardín en dónde se encuentran algunos naipes de una baraja muy atemorizados de la reina, ella se comporta de una forma muy particular, pues incluso antes de que llegue, notamos un dominio absoluto por su parte, y es que solo con hacer algo que a ella le disguste, los personajes propician que les corten la cabeza. El hecho de que sus súbditos sean una las cartas de un mazo, representa que los utiliza como juguetes, además de que en el partido de croquet que tiene con Alicia utiliza también a seres vivos. Asimismo, las propias criaturas hacen todo lo posible para que la reina pueda ganar, mostrándonos que cada cosa que se hace y cada decisión que se toma, se ejecuta siempre pensando en favorecer a la reina y no a los demás, aunque esto resulte injusto. 

Hay que recordar nuevamente que, esta novela se desarrolló en la época victoriana, es decir, durante el reinado de Victoria del Reino Unido, en quien muy seguramente se basó este personaje, ya que comparten muchas similitudes en cuanto a su carácter, pero lo que nos lleva a pensar eso no es ella, sino su consorte, en este caso, el rey de corazones o en la vida real el príncipe Alberto. Lo que ocurre es que la gente sentía un gran respeto por la reina Victoria y tenía un gran recelo con el príncipe Alberto, ya que no era inglés. En la obra, la reina es grande, robusta e imponente, y el rey es pequeñito y parece más un consejero o un asistente que un monarca.

En el primer encuentro entre Alicia y la reina, se vuelven a tocar estas preguntas que mencionamos anteriormente, la reina dice: ¿quién es ésta? Y luego le pregunta a Alicia: ¿de dónde vienes? y ¿hacia dónde vas?…

Juicio de Alicia y salida del subconsciente

Cuando están jugando crockett, el gato aparece y comienza a sabotear todo, haciendo que lleven a Alicia a un juicio para determinar si le cortan la cabeza. Hay algunas frases que dice la reina que describen muy bien la situación en la que se encuentra Alicia: “todas las formas, son mis formas”, “yo hago las preguntas aquí”. Cuando el conejo está leyendo los cargos contra Alicia, la reina lo interrumpe para decirle que llegue a la parte donde la hizo enojar, dejándonos muy en claro que no se busca la justicia simplemente satisfacer sus caprichos.

Cuando ya está todo perdido Alicia se come los dos hongos, volviéndose primero muy grande, para luego regresar a su tamaño normal. A partir de aquí, comienza una persecución muy divertida pero que a medida que avanza, se va tornando más alocada y sin sentido. Hasta que llega a la puerta del principio, con la intención de representar la salida del subconsciente. Es cuando Alicia por fin despierta, finalizando así esta increíble aventura. 

Tal vez, solo esto sea una invitación a explorar nuestra mente, a descubrir la belleza de etapas anteriores y valorar su significado…

Importancia del cuidado de las emociones ajenas y propias

En la sociedad actual las relaciones amorosas, de amistad o sexuales se cubren con un velo de dolor lo cual genera la falta de deseo de interactuar con los demás, para establecer dichos vínculos emocionales. Lo mencionado termina generando en las personas la incapacidad de establecer lazos sanos basados en la responsabilidad afectiva, o debido a la malinterpretación de la misma. Cabe aclarar que la responsabilidad afectiva será tomada como una equidad emocional que se establecerá verbalmente en las relaciones de todo tipo entre los seres humanos. 

Palabras claves: sociedad, relaciones, responsabilidad afectiva. 

La mayoría de habilidades sociales pueden ser construidas en el núcleo familiar, sin embargo, si estas son abordadas de forma incorrecta producirá problemas o dificultades en las relaciones de los niños(as) de la familia, los cuales serán llevados a su vida adulta provocando vínculos insensibles para con el otro. Ejemplo de ello son las relaciones que tienen finales por motivos como las infidelidades, ausencia de lealtad, falta o miedo al compromiso, discusiones o peleas subidas de tono durante la relación, entre otras. 

Este tipo de conflictos fueron desarrollados como “normales” en la etapa de la infancia porque eran parte de la conducta de los padres, esto se demuestra cuando los pequeños observaban a sus padres discutir, lanzar cosas, insultarse, irse de casa, etc. Después de ese tipo de situaciones muchos niños se ven obligados a hacer sus propias conclusiones y creer que esos comportamientos son “lo normal” debido a su frecuencia, en muy pocas ocasiones se puede ver a los padres explicando a los menores porque suceden estas cosas o dándose tiempo para explorar soluciones sanas para las diferentes situaciones o problemas. 

Los vínculos de este tipo están caracterizados por el interés, la insensibilidad emocional y el egoísmo, es decir, que la mayoría de las relaciones actuales carecen de respeto, equilibrio emocional (tomado como una negociación verbal) y cuidado mutuo. Son estas últimas, las bases de la responsabilidad afectiva, lo que conlleva a considerar las emociones o sentimientos de la otra persona, y como nuestro comportamiento puede afectarlo y hacernos responsables de dichas consecuencias negativas. 

Es importante mencionar que uno no nace con la responsabilidad afectiva, sin embargo, esta puede ser cultivada y reforzada, mediante el ejemplo de las figuras adultas en el entorno, a cualquier edad. Un formas de dicha habilidad son, el conocer como la otra persona expresa sus emociones/sentimientos, cuánto valor le da a ellos, y qué cosas lo pueden lastimar (aun si eso no nos afecta de la misma forma). Es cuestión de buscar, por todos los medios posibles de solución, alguna que no lastime innecesariamente a la persona con la cual nos relacionamos. 

Para ello se repite el clásico “pensar antes de actuar”, complementado con “tus derechos terminan cuando empiezan los de la otra persona”. Esta combinación permite evitar pasar por encima de las personas y hacernos responsables de los efectos que provocamos en los demás aun sin tener la intención de lastimar. Pero existe un límite, siempre se debe tener en cuenta que “él” y “yo” son distintos, cuidar los sentimientos, y ayudar a superar sus problemas mientras esté en nuestras manos ofrecer y cumplir con este apoyo, en paralelo, se debe evitar al interiorización de dichos problemas o efectos negativos de la vida ajena. Es decir, que uno puede ponerse en los zapatos del otro pero debe saber cómo quitárselos antes de seguir con su propia vida, se debe diferenciar claramente quién es “él” y quién soy “yo” para evitar confusiones o frustraciones innecesarias. 

Como se ha ido abordando, la responsabilidad afectiva debe considerarse como una decisión y construcción desde el momento que uno se da cuenta de que existe la forma sana de vincularse con los demás. Esto no quiere decir que no habrá discusiones o problemas, solo abre la puerta a otras posibles soluciones en las cuales se vela por el cuidado de la integridad (físico-emocional) de ambas partes. Este cuidado se refiere a considerar los sentimientos de la otra persona si se requiere tomar una decisión en pareja o en grupo, y que se procure el menor dolor posible para ambas partes. Para sobrellevar una relación sana existen algunas habilidades sociales que pueden ayudar, las cuales se tratarán en el siguiente artículo. 

Referencias

  • Gaviria Cano, A. S., Guevara Prieto, D. M., Riaño Correa, J. A., Grajales Gallego, L. D., Rendón Cardona, P. A., & Ospina Álvarez, S. (1 de Diciembre de 2021). Repositorio Institucional de la Universidad Católica de Pereira. Obtenido de Estrategias para el fortalecimiento de competencias socioemocionales con adolescentes: https://repositorio.ucp.edu.co/handle/10785/9513 
  • Gómez Campos, R. D. (15 de Enero de 2021). Redalyc.org UAEM. Obtenido de Milagro: amor y comprensión. Un análisis filosófico-feminista frente al mal radical del siglo XXI: https://www.redalyc.org/journal/1411/141163729005/ 
  • NEUROWAVE. (s.f.). Obtenido de La responsabilidad afectiva y su importancia: https://neurowave.com.mx/la-responsabilidad-afectiva-y-su-importancia

Me siento gorda

¿Acostumbras a usar esta expresión? O mejor dicho ¿la utilizas para evitar conectar realmente con mis emociones? Si busco en el diccionario la palabra «gorda» definitivamente no es calificada como una emoción, es un adjetivo que se usa para describir o referirse a una persona, y lo peor es que, en su uso coloquial, tiene una connotación despectiva. Recuerdo algunas conversaciones con mi mamá cuando estaba en la universidad, en la que ella me preguntaba cómo me sentía o qué pasaba porque veía mi poco deseo por hacer las cosas, y yo respondía de muy mal humor: «Es que me siento gorda». Quizá así me sentía, pero detrás de esa «gordura» hay muchos más sentimientos que expresar, creo que era más cómodo culpar a mi cuerpo que poder hacer un viaje a mi interior y descubrir con valentía lo que realmente ocurría.

Hoy en día me he visto usando esta frase de nuevo, y la escucho a menudo en consulta cuando atiendo a mis pacientes. Vamos a recrear una escena, voy de compras, elijo ropa que me gusta, entro al probador, me veo en el espejo, y digo: «me siento gorda». Como la gordura no es una emoción, ¿qué creen que quiero decir?, ¿cómo me siento realmente cuando veo que la ropa no me queda?, ¿será que siento rabia o frustración por no encontrar ropa de mi talla, o que me quede cómo yo esperaba?

Debido a la poca inclusión del lenguaje emocional en el hogar, no encontramos las palabras exactas para describir lo que ciertamente estamos sintiendo. El tiempo y los libros de Ciara Molina me han enseñado que, si aprendo a reconocer mis emociones, será más sencillo gestionarlas. Sigamos con el ejemplo anterior, si ante ese espejo lo que siento es rabia y lo reconozco, manejaré lo que estoy experimentando de una manera funcional.

Hasta cierto punto el decir «me siento gorda», puede ser utilizado como un mecanismo de defensa, así evito contactar con emociones desagradables que atemoriza afrontar. Esta evasión se debe a no querer desbordarse por sentir tristeza ante heridas no curadas, o por la posibilidad de ser muy cruel e hiriente al exhibir mi rabia.

El cuerpo y la mente buscan protegernos de todo lo que genere malestar, y es así que, al expresar esta frase tan cotidiana, la mente nos protege de hacer conexión con ciertas emociones. y desplazamos lo que estamos sintiendo por algo tangible, que creo poder manejar y controlar, que es el peso. De tal modo que, si mi problema es el sobrepeso, entonces puedo hacer dieta, ejercicio, o seguir un plan de alimentación, pensando que ese malestar interior va a desaparecer.

Lamentablemente esto no va ser así porque «el malestar interno» no viene por la forma de tu cuerpo ni la talla, está más relacionado a nuestra historia, autoconcepto, autoestima, valores y creencias. Este sobrepeso quizá camina con nosotros con la función inconsciente de escudo, para salvaguardar nuestro equilibrio mental y nuestra poca tolerancia al malestar; porque si me quedo con todas mis emociones al desnudo y no sé cómo gestionarlas, voy a empezar a enfermarme, o a buscar otra frase como excusa para evitar la incomodidad, preferible eso a caer en depresión o sentir ansiedad. A todo esto, se suma el hecho de que tenemos un estereotipo de belleza que ensalza la delgadez, mientras que la palabra gorda está asociada al rechazo, a la soledad y al fracaso. Haciendo una retrospectiva, afirmo que yo uso esta frase cuando me siento poco productiva o excluida.

Años atrás, llegué a pensar que mis conflictos se acabarían al bajar algunos kilos, pero así estuviera en mi peso ideal no dejaba de sentirme «gorda». La sociedad me reafirmó que siendo delgada me sentiría amada, reconocida y aceptada. Pude comprender que las industrias nos venden todo tipo de tratamiento para bajar de peso, fajas y cirugías, con la única razón de sentir estos nutrientes emocionales vitales que son señalados líneas arriba. Si bien todo ser humano necesita de estos componentes, tenemos que entender que podemos obtenerlos por otros medios y no solo a través de la delgadez; no es justo que pongamos nuestra felicidad en algo tan variable como lo es nuestra apariencia. Sé que sentirnos a gusto con nuestro cuerpo otorga confianza, pero esa seguridad debe venir de adentro, desde valorar mis logros por más pequeños que sean, sentirme capaz de amarme, de cuidarme, de permitir equivocarme para dar paso al aprendizaje; y eso debe mantenerse así tenga diez kilos más o diez kilos menos.

En la actualidad se observa muchos movimientos, así como publicidad, que se dirigen a la aceptación de todo tipo de cuerpos;  hay un grupo de modelos curvy que incluye la belleza y diversidad corporal, resaltando que el ser bonita no depende de tu talla, ni peso, ni altura, sino que es una cuestión de actitud, así como una forma de cuidado a nuestro cuerpo y mente. Pienso que el sentirnos a gusto con nuestro cuerpo no regirse por el resultado de la balanza, sino de la relación que llevamos con nosotros mismos, y que sea una conexión sana, compasiva, amorosa, y de aceptación; es eso finalmente, lo que nos va a llevar a sentirnos, interiormente, en paz.  Volviendo al término «me siento gorda», te quiero invitar a que observes qué hay detrás de ese mensaje, y cuando precisamente lo sientas, darte la oportunidad de conocer tus emociones, y aceptarlas tal y cómo se expresen, aún si son difíciles de manejar… toda emoción, entendida y manejada, nos orienta a una transformación para bien.

Así como esa frase nos lleva a una invitación, también el concepto de «delgadez» nos regala un mensaje; a lo mejor no es solo sentirnos esbeltas sino que se trata de reflexionar lo que proyectamos al decir: «quiero sentirme delgada». ¿Será que deseamos sentirnos amadas, capaces, libres, reconocidas, tranquilas? Lo importante de identificar el mensaje oculto, es que abre posibilidad al cambio. Si yo sé que quiero sentirme amada, ¿qué puedo hacer para demostrarme a mí misma ese amor anhelado?, ¿acaso será poner límites? Trabajar en mi autoconcepto, permitirme momentos de soledad donde tenga un diálogo interno sano y apacible, ser leal conmigo misma, y aprender que, ponerme en primer lugar en los momentos indicados, no me hace egoísta. Cuando defina cómo me quiero sentir, dejaré de depositar todo mi poder en el peso, y empezaré a tomar responsabilidad de la vida que quiero tener. ¿Vas a esperar estar «delgada» para sentirte libre?