Sigamos aprendiendo con doce más de los pensamientos de Kafka:

Los escondrijos son innumerables, la salvación solo una, pero posibilidades de la salvación otra vez tantas como escondrijos. Hay una meta pero ningún camino; lo que nosotros llamamos camino es duda (26):
Los escondrijos son los remedios temporales, las soluciones a medias, por un tiempo pueden funcionar pero no pueden ser la base de algo estable. Una cosa es la salvación y otra la posibilidad de alcanzarla, en ese mismo sentido, una cosa es la respuesta definitiva y otra la manera en que se consigue. En esta vida tenemos la dicha de que, mientras respiremos, podemos continuar en busca de la solución, de la redención, de la salvación como dice Kafka.
La salvación es el amor, el propio Kafka pudo enfrentar sus últimos días gracias al amor.
Al decir que hay una meta, pero no caminos sino dudas, Kafka hace una afirmación muy interesante y un tanto dramática, es agridulce para quien admira al autor. A los medios les adjudica incertidumbre, pero en ningún momento dice que la meta es inalcanzable. No es ascedia (la tristeza que invade el alma, al de creer que el bien es inalcanzable) de lo que habla, sino de que el hombre, debe moverse hacia adelante a pesar de la duda y la inseguridad en que anda, y en ese momento -discrepando un tanto con Kafka- es que se vislumbra el camino.

A pesar de la inclinación al mal, la bondad es la verdadera naturaleza del ser humano
Además nos es impuesto hacer lo negativo; lo positivo ya nos ha sido dado (27):
Continuando con la idea del pensamiento anterior, no sólo la duda y la inseguridad son obstáculos en la vida. También está presente el problema del mal, este mundo corrompe hasta el punto de que pareciera (según Kafka) que estamos irreversiblemente condenados a hacer el mal. Y parcialmente es cierto, en más de una ocasión hemos hecho cosas malas (con diferente índice de gravedad), pero hay una diferencia entre ello, y encontrar placer y permanecer en el mal. La mundanidad te impone lo negativo, pero nuestra inherente bondad, lo positivo en nosotros, nos permite liberarnos de esa imposición.
Las intenciones con las que aceptas en ti el mal no son las tuyas, sino las del mal. El animal arranca de las manos el látigo al amo y se fustiga él mismo para convertirse en amo, y no sabe que esto es solo una fantasía producida por un nuevo nudo en la correa del látigo (29):
Como mencioné en el comentario anterior, es muy distinto encontrar placer en el mal. Cuando se abraza el mal, este brinda una falsa sensación de estar por encima de los demás, pues ya no hay reglas que seguir, la propia voluntad se impone sin aparente restricción. Pero en realidad, el supuesto nuevo amo, sigue siendo un esclavo (ahora de su propia maldad) que se flagela a sí mismo; pues obrar sin una guía moral es autodestruirse.
Lo bueno está en cierto sentido desconsolado (30):
Intentaré desarrollar ese «cierto sentido»: Seguir las reglas, obrar correctamente, y luego ver que a tu alrededor todo sigue igual o incluso empeora cada vez más, dando panoramas de un futuro desalentador e inevitablemente aprisionado por la maldad (y estupidez) de otros, en especial la de los que buscan o ya tienen cargos de poder (sea cual sea el área en la que se desenvuelvan), ciertamente puede entristecer a quien intenta ser bueno. El desconsuelo de los buenos es, en cierto sentido, el desconsuelo del bien, pero por ningún motivo es la derrota del bien.

Las cornejas afirman que una sola corneja podría destruir el cielo. Esto es indudable, pero no demuestra nada contra el cielo, pues los cielos significan precisamente: imposibilidad de las cornejas (32):
Las aves carroñeras con el pico ensangrentado debido a la putrefacción de la que se alimentan, representan a los malvados y el cielo a la bondad. Sin duda el mal pueden echar vuelo (como un ave de carroña) e intentar usurpar el lugar del bien (elevado como el cielo). Pero el bien, por más ignorado y despreciado que sea, es inconmensurable como el cielo, y esta siempre presente en la alturas; por otro lado el mal, es un punto negro, que parecerá como lo hacen las cornejas.

Antes no comprendía por qué no recibía ninguna respuesta a mi pregunta; hoy no comprendo cómo podía creer en poder preguntar. Pero yo no creía, solo preguntaba (36):
Cuestionarse es bueno, buscar respuestas lo es aún más, pero debe ser una búsqueda sabia y no necia. Todos hemos preguntado necedades y tonterías, son errores de la edad, que solo el tiempo, igual que a Kafka, nos hará concientizar.

Su respuesta a la afirmación, él también poseía, pero no era, era únicamente temblor y golpear de corazón (37):
Aquí tenemos un personaje anónimo, (quizá ficticio), que poseía, pero no era, y, que cuando se lo dijeron solo pudo reaccionar con agitación, quizá aterrado. El poseía, podríamos hablar de cosas materiales, de poder terrenal, de lujos y comodidades, pero no era. Le faltaba precisamente lo más importante, el ser, el yo, el sí mismo. Cultivar nuestro interior, crecer en sabiduría, valores y virtud nos enriquece como humanos y eleva el ser. Esto es un bien infinitamente superior al que brinda las cosas de este mundo. No es que poseer bienes materiales sea malo en sí mismo; acumularlos, buscar el lujo, obsesinarse con ellos, es allí donde está el error, pues esto distrae la mirada y absorbe el tiempo que se puede invertir en el crecimiento como persona.
«Erich Fromm situaba la orientación al tener, en vez de al ser, como base de la conducta consumista o consumismo y advertía las consecuencias del consumismo en la realización del ser». (Barreiro, 2019)

Uno se asombraba de lo fácil que andaba el camino de la eternidad; es que en realidad lo bajaba (38):
En los momentos que uno cree que está llevando todo en orden, que todo va viento en popa, y que incluso es bastante sencillo el manejo de la situación, hay que detenerse y observar alrededor, pues es posible que no nos hayamos dado cuenta del mal que podríamos haber causado directa o indirectamente con nuestras acciones. Como me dijo un sabio profesor de Historia: querer volver al mundo un Paraíso, puede transformarlo en un infierno.
La desproporción del mundo parece ser, por fortuna, solo numérica (41):
«Del mundo» esas son palabras clave, Kafka se refiere a que la presencia de lo material, de lo superficial, de la maldad tiene una presencia abrumadora en la tierra. Pero… recordemos que la calidad (de la proporción; de la armonía; del bien) se impone sobre la cantidad. Allí está la fortuna, que menciona Kafka.
Reposar sobre el pecho la cabeza llena de asco y de odio (42):
¿Qué es lo que realmente nos hace bajar la mirada y pegar el mentón al pecho? Algunas veces puede ser simplemente el sueño o el cansancio, otras veces serán a pena, el dolo o la resignación, pero evitemos generar razones por las cuales, reposar la cabeza sobre el pecho se deba a guardar los sentimientos que menciona Kafka en este pensamiento.
Te haz enjaezado ridículamente para este mundo (44):
Siguiendo la línea del pensamiento 37. No hay que rodearse de cosas innecesarias, o por lo menos no en demasía, como quien adorna excesivamente a un caballo, el centrarse sólo en ello es ridículo para los ojos que ven más allá de lo mundano y que han contemplado el sentido de la existencia.
Hablando de hombres que buscaron el sentido, Viktor Frankl se vio despojado de absolutamente todo lo material que poseia cuando fue prisionero de los nazis, pero nadie le pudo quitar su ser y sus esperanzas (1991, p. 24).

A. es un virtuoso y el cielo es su testigo (49):
Recordemos qué es el cielo para Kafka (pensamiento 32). El cielo es el único testigo que necesita el virtuoso, pues no hace las cosas para ser reconocido u obtener recompensas venidas del exterior. La victoria y el premio del virtuoso, es la virtud misma, lo demás llegará por añadidura y a su tiempo. Por ejemplo, una persona recta trabaja por su vocación o por sus seres amados; el sueldo, si bien tiene su importancia, queda en un orden inferior, es solo una consecuencia del la labor bien hecha.
Referencias
Barreiro, C. (2019). Ser o tener, según Eric Fromm. Recuperado de https://lamenteesmaravillosa.com/ser-o-tener-segun-erich-fromm/
Frankl, V. (1991). El hombre en busca de sentido. Barcelona: Editorial Herder
Kafka, F. (2012). Obras Selectas: Franz Kafka. Madrid: Edimat.
¡No se pierdan la tercera y última parte!