Siempre me siento satisfecha cuando realizo una actividad física (entrenamiento con pesas, pilates o running), sobre todo en la mañana, noto que tengo mayor productividad, me siento saludable, liviana, feliz y mantengo este estado anímico durante el día. Pero también noto que, muchas veces, suele ser difícil mantener el mismo ritmo de entrenamiento, ya que algunos días no tengo mucha energía, tiempo o motivación. Hace algunos años empecé con el hábito de los ejercicios físicos y me doy cuenta que las temporadas en las que más constante soy, me siento mejor conmigo misma.
A propósito de ello, hablemos de todos los beneficios que trae consigo realizar una actividad física, ejercitarte y mover el cuerpo de forma regular y persistente, hablemos sobre cómo puede ser un analgésico para lidiar y desfogar emociones, preocupaciones y tensión, para mantener el bienestar de la salud física y mental.
¿Actividad física y ejercicio físico son lo mismo?
Se suele usar los términos actividad física y ejercicio físico como sinónimos, sin embargo, la OMS define la actividad física como cualquier movimiento corporal producido por los músculos esqueléticos, con el consiguiente consumo de energía. Por un lado, la actividad física hace referencia a todo movimiento, por otro lado, el ejercicio físico es toda aquella práctica regular y sistemática de actividad física que da como resultado el mejoramiento de la aptitud física y motriz (Meneses Montero et al).
Entonces, todo ejercicio físico que se realiza es actividad física pero no toda actividad física es ejercicio físico. A partir de ello, podemos entender que la actividad física contiene un amplio significado y engloba tanto al ejercicio físico como a otras actividades, teniendo claro que, aunque no hagas ejercicios físicos, de todas maneras, si realizas una actividad física —ya sea desde dar una caminata lenta del parque a casa, pasear a la mascota o hacer limpieza en casa—, esta información te puede interesar.
Tipos de actividad física (AF)
Si bien no se hallan investigaciones para distinguir los tipos de AF y agruparlos, se pueden diferenciar de esta forma:
- Actividades de resistencia y estilo de vida: Realizar caminatas y correr por periodos de tiempo de 20 a 40 minutos o más, bailar, las artes marciales, subir escaleras, entre otras.
- Actividades de equilibrio y flexibilidad: Realizar yoga, pilates, saltar la cuerda, ciclismo, calistenia, y deportes como natación, fútbol, voleibol, básquetbol, tenis, entre otros.
- Actividad de fortalecimiento de alto impacto: Entrenamientos con pesas, calistenia, barras y actividades de equilibrio y flexibilidad practicadas de forma persistente.
Claro que, de todas maneras, varias AF incluso podrían encajar en los tres tipos.
Beneficios de la constancia
La actividad física (ejercicios físicos) le trae muchos beneficios al cuerpo: mejora la circulación sanguínea, fortalece los músculos y lo libera de la tensión ósea, pero también contribuye a una mejor gestión de las emociones. Durante y después del ejercicio, el cuerpo libera endorfinas: neurotransmisores que actúan como analgésicos naturales y generan una sensación de bienestar y energía. Esto puede contribuir a una sensación general de felicidad y reducir el estrés y la ansiedad y por ende, liberarnos de algunas emociones complicadas.
La AF también puede también tener otras ventajas psicológicas y sociales, por ejemplo, la participación de los individuos en un deporte o en un ejercicio físico ayuda a construir una autoestima más sólida (Sonstroem, 1984), en este sentido, al lograr metas, ser constante y mantener una disciplina, mejora la percepción que tenemos de nuestro cuerpo y de nuestra convicción, lo que contribuye a percepción de una imagen corporal más positiva y una mayor autoaceptación.
Así mismo, practicar una AF regular puede mejorar la calidad del sueño y reducir los problemas de insomnio. Dormir bien es necesario para regular las emociones y mantener un buen estado de ánimo…
De igual modo, el ejercicio físico puede servir como una forma saludable de hacer frente a las preocupaciones, a la ansiedad o la tristeza y, en lugar de recurrir a comportamientos problemáticos de riesgo, como consumir alcohol o sustancias, la práctica de una AF constante te brindará una forma funcional de gestionar las emociones complicadas.
¿Cómo iniciar o sostener el hábito?
- Busca una actividad que te guste: Probar con varias AF hasta encontrar alguna que te agrade y te sientas bien al realizarla.
- Apóyate en un modelo que tenga los hábitos que tú deseas incorporar en tu rutina: Utilizar herramientas tecnológicas, como visualizar videos en YouTube, aplicaciones, o adquirir y rodearte de la información que te sea favorable será de gran provecho para construir los hábitos que anhelas.
- Busca compañía: Contar con un compañero puede hacer que la actividad sea más divertida, incluso se comparte el compromiso, la constancia y fortalece la amistad.
- Tómalo con calma: Todas las actividades físicas requieren de tiempo, enfoque y disciplina. Es importante que en el camino a la práctica constante, te permitas ser flexible contigo mismo, no pasa nada si un día —a lo mejor— no quieres seguir con tu rutina habitual.
Una gran flexibilidad soporta toda tormenta, se mueve y se dobla en armonía hacia donde los vientos se dirijan. Sea flexible consigo mismo, para no romperse.
Fábula del roble y del bambú
Referencias
Organización Mundial de la Salud (2022). Actividad física. Sitio web mundial. https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/physical-activity
Meneses Montero, M., & Monge, M. de los A. (1999). Actividad física y recreación. Revista Costarricense de Salud Pública, 8(15), 16-24. http://www.scielo.sa.cr/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1409-14291999000200003&lng=en&tlng=es
Ramírez, W., Vinaccia, S., & Suárez, G. R. (2004). El impacto de la actividad física y el deporte sobre la salud, la cognición, la socialización y el rendimiento académico: una revisión teórica. Revista de Estudios Sociales, (18), 67-75. http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0123-885X2004000200008&lng=en&tlng=es.