Duelo en niños

La muerte, aunque fue un tema tabú en siglos pasados, ha sido ampliamente estudiada desde diferentes disciplinas, y como parte de este estudio, la Psicología ha buscado enfocarse en la forma en la que esta es enfrentada por la persona humana y cuáles son sus distintos comportamientos frente a ella. Aunque las investigaciones de esta disciplina abarcan temas variados, el proceso de duelo es uno de los que capta mayor interés debido a su complejidad y a los efectos adversos que trae consigo al no afrontar de forma adecuada tal proceso (Pérez y Robayo, 2017).

El duelo es considerado como un grupo de representaciones mentales y conductas vinculadas con una pérdida afectiva, teniendo como objetivo aceptar la realidad de dicha pérdida y adaptarse al nuevo entorno (De Hoyos, 2015). También Freud (1996) habla del tema y señala que el duelo es un estado del alma, es decir una reacción normal de todo ser humano ante la pérdida de un ser amado, ya que se han establecido vínculos primordiales de identificación para poder elaborar la realidad psíquica en el caso de los infantes, pues estos ven a sus padres como objetos amorosos para identificarse (Varela, Hernández, Esparza & Pilar, 2013).

De igual forma, Tizón (2004) señala que el duelo incluye procesos tanto psicológicos como psicosociales que ocurren luego de la pérdida de alguien con quien se tiene un vínculo (Moreno, 2016). Otros autores la han definido como la reacción consecuente a la muerte de un ser querido manifestado en la esfera psicológica, biológica y social (Ordoñez & Lacasta 2006). Es una reacción normal ante una pérdida la cual va a suponer la readaptación ante la situación nueva que afronta, sin embargo, este puede volverse patológico si no se resuelve de la manera adecuada y requerirá de la intervención del profesional (Meza et al., 2008).

TERAPIA DE LA CONDUCTA INFANTIL: EL DUELO EN LOS NIÑOS

Sobre los tipos de duelo, la autora Moreno (2014) menciona que existen dos en general: el duelo normalizado y el duelo complicado. El primero se refiere a aquel proceso que ha sido atravesado de forma adecuada logrando la adaptación a la nueva realidad en la que vive y recordando a la persona fallecida sin dolor profundo y con cierta sensación de tranquilidad. El duelo normalizado además se caracteriza por un estado de perplejidad suscitada por el fallecimiento de su ser querido, dolor intenso junto con malestar, sensación de ser una persona débil, pérdida tanto del apetito y de peso como de sueño, dificultad para mantener la atención, culpa, rabia, episodios de negación, ilusiones, alucinaciones e identificación constante con el ser querido que ya no está (Cabodevilla, 2007).

Por otro lado, el duelo complicado se refiere al proceso inadecuado de adaptación en el que la persona se ve desbordada por la situación, sin poder por sus propios medio lograr afrontar la situación de forma adecuada. De igual forma, Flórez (2002) menciona que el inadecuado abordaje del duelo, puede convertirse en duelo patológico, el cual se presenta como una ausencia o retraso en su aparición o como un duelo demasiado intenso y prolongado. Por su parte Cabodevilla (2007) también menciona diferentes tipos de duelo entre las que tenemos el duelo anticipatorio, el duelo crónico, el duelo retrasado o retardado, el duelo enmascarado, el duelo exagerado, el duelo ambiguo y el duelo normal.

Según lo referido en la revista Duelo en Oncología, la intervención en el proceso de duelo puede ser a nivel individual, grupal y familiar. En la intervención individual se ha propuesto dividirla en cuatro tareas las cuales son: “aceptar la realidad de la pérdida”, “trabajar las emociones y el dolor de la pérdida”, “adaptarse a un medio en el que el fallecido está ausente”, “recolocar emocionalmente al fallecido y continuar viviendo” (Alberola, Asuara & Reina, 2008). Además estos mismos autores mencionan que es recomendable utilizar técnicas como “el libro de recuerdos, imaginación guiada, uso de símbolos, lenguaje evocador, rol-playing, dibujar” entre otros en el proceso de asesoramiento al deudo.

Duelo en niños y niñas en esta situación de confinamiento y pandemia

En la intervención grupal se hace mención de los grupos de apoyo en los que se consideran diferentes objetivos terapéuticos como el cambiar la forma en que el deudo se expresa y vive el duelo, exploración de la relación que se poseía con el fallecido y la resolución de los asuntos sin resolver entre otros más que se han asociado a las diferentes fases del duelo (Payás, 2008). Por último, la intervención familiar que tiene como objetivos específicos el “aumentar la realidad de la pérdida, ayudar a expresar emociones del deudo y ayudar a vencer los obstáculos que evitan el reajuste después de la pérdida” (Virizuela, Aires & Duque, 2008).

Aunque es un proceso complejo y difícil de afrontar en personas de cualquier edad los efectos negativos a largo plazo son mucho más altos en niños. Según Guillén, Gordillo Montaño, Gordillo Gordillo, Ruiz y Gordillo Solanes (2013) el 40% de los niños que han atravesado por un proceso de duelo padecen de un trastorno psicológico. Además García y Bellver (2019) mencionan que un dolor muy profundo en los niños podrían interferir en su correcto funcionamiento y desarrollo provocando síntomas como miedo nocturno, dolores crónicos, bajo rendimiento escolar y comportamientos que impliquen una regresión. Es por ello que ahora pasaremos a hablar un poco más sobre la niñez.

La niñez es un periodo de crecimiento acelerado entre los 0 a los 11 años, la cual se ve influencia por el ambiente y la genética (Papalia, 2014). Esta etapa se puede dividir en primera (0-5 años) y segunda infancia (6-11 años) según Mansilla (2000) quien además menciona que esta última supondría una “edad crítica” ya que las consecuencias de una inadecuada satisfacción de las necesidades psicosociales podrían traer consigo efectos negativos que alteren su normal desarrollo.

Partiendo de las etapas del desarrollo planteadas por Piaget (1975) se distingue que en el periodo sensorio motriz (hasta los 2 años) los niños son capaces de notar la ausencia de la persona de apego, posteriormente se da la adquisición del lenguaje, por lo que la posibilidad de que pregunten por la persona es posible adquieren la capacidad de identificar el estado de ánimo de otras personas, por lo que se ven influenciados por las emociones que sus cuidadores transmiten tras el fallecimiento del ser querido.

El duelo en niños: cómo comunicarles la muerte de un ser querido

Así mismo en el periodo pre-operacional (3 a 6 años) y con conceptos de temporalidad, reversibilidad, universalidad y funciones vitales en proceso de establecerse aún creen que el ser querido muerto puede despertar o volver tarde o temprano (García & Bellver, 2019). Posteriormente en el periodo de las operaciones concretas (7-10/11 años) se da un mayor concepto de irreversibilidad, se dan preguntas como ¿Cause la muerte? ¿Me pasará también a mí? ¿Quién me va a cuidar? (Ordoñez & Lacasta, 2007).

A partir de los 7 años un pensamiento, aunque infantil, lógico, flexible y reflexivo por lo que sus capacidades le permiten entender un poco mejor el concepto de muerte a diferencia de los niños menores a esta edad donde se le otorga características mágicas o se le relaciona con una sensación de ausencia (Durán, 2011). A esta ambigua comprensión de la muerte se le debe añadir la poca habilidad de los adultos para comunicar al niño la pérdida de algún ser querido y que muchas veces se prefiere evitar el tema con el objetivo de proteger a los niños creyendo que no entienden lo que pasan (Guillen et al., 2013).

Tomando en cuenta las particularidades del duelo en niños, Flórez (2002) menciona tres fases del duelo infantil, en primer lugar, está la protesta en la que el niño añora amargamente al familiar perdido rogando que vuelva a estar con esa persona. En seguida, está la fase de la desesperanza, en donde el niño inicia un proceso de abandono de esperanzas de que el familiar perdido vuelva con él, por lo que queda sumergido en un estadío de abandono y apatía acompañado de un llanto intermitente. Finalmente, en la fase de la ruptura del vínculo, el niño comienza a romper el vínculo emocional con el fallecido y vuelca poco a poco su interés por el mundo exterior.

Las víctimas silenciosas del covid: los niños y su duelo | ActitudFem

Es importante mencionar que cuando no se hace partícipe a un niño de la enfermedad o muerte de algún ser amado para él, al no llevarle al funeral o el no compartir la pena por el fallecimiento de un familiar, sería perjudicial para el niño él, ya que esto podría generar dificultad en iniciar el duelo y en el elaborar el duelo (Zañartu & Krämer, 2008). Flórez (2002) también reconoce la importancia de manejar la reacción de duelo de los niños, ya que se ha evidenciado que los trastornos depresivos y los intentos suicidas usualmente se presentan en adultos que durante su infancia vivenciaron el fallecimiento de uno de sus padres. Queda claro entonces que el duelo en niños se presenta como un factor de riesgo para futuros trastornos psicológicos y justamente por ello es necesario la intervención psicológica trabajado no solo con el niño sino también con la persona a cargo del cuidado del niño y otras cercanas al niño.

Referencias

  • De Hoyos, M. C. (2015). ¿ Entendemos los adultos el duelo de los niños. Acta Pediátrica Española [revista en internet], 73(2), 27-32. Recuperado de http://actapediatrica.com/images/pdf/Volumen-73—Numero-2—Febrero-2015.pdf#page=7
  • Cabodevilla, I. (2007). Las pérdidas y sus duelos. Anales del Sistema Sanitario de Navarra. Vol. 30, Suplemento 3 , 163-176. Recuperado de http://scielo.isciii.es/pdf/asisna/v30s3/original11.pdf De Hoyos, M. C. (2015). ¿ Entendemos los adultos el duelo de los niños. Acta Pediátrica Española [revista en internet], 73(2), 27-32. Recuperado de http://actapediatrica.com/images/pdf/Volumen-73—Numero-2—Febrero-2015.pdf#page=7
  • Ordoñez, A., Lacasta, M., (2007) El duelo en los niños (La pérdida del padre/madre). En Camps C, Sánchez PT. (Ed). Duelo en oncología. SEOM. Madrid. Recuperado de: http://www.seom.org/seomcms/images/stories/recursos/sociosyprofs/documentacion/manuales/duelo/duelo11.pdf
  • Pérez Suesca, J. A., & Robayo Muñoz, D. Y. (2017). Cartilla para niños y niñas de 6 a 9 años en proceso de duelo (tesis de licenciatura). Universidad Cooperativa de Colombia. Obtenido de https://repository.ucc.edu.co/bitstream/20.500.12494/14268/1/2017_duelo_ninos_acompanamiento.pdf
  • Varela, C., Hernández, V., Esparza, E., & Pilar, S. (2013). El duelo en niños, su abordaje desde la clínica del lazo social. In Contreras y Andrade. Congreso Interdisciplinario de Cuerpos Académicos. Ciencias Administrativas y Sociales. Buenos Aires. Recuperado de http://dialnet. unirioja. es/servlet/articulo

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