Trauma: Aparentando normalidad

¿Cuál era mi otro yo? Aunque habíamos dividido una personalidad entre nosotras, yo tenía la mayoría de las acciones. Yo era la que iba a la escuela, hacía amigos y ganaba experiencia, desarrollando con ello mi parte de la personalidad, mientras que moral y emocionalmente ella seguía siendo una niña que funcionaba por instinto más que con la ayuda de la inteligencia.

Sylvia Fraser (1987)

¿De qué hablamos cuando hablamos de trauma? 

El trauma es una experiencia individual y única, que surge como consecuencia ante un evento estresante, en el que desafortunadamente una persona ha experimentado un intenso miedo o la sensación de que estaba en peligro inminente, que desintegra lo que sucede en el presente, no existe una narrativa clara ya que nos desborda, este se da a nivel psicológico y físico como “complejos efectos somáticos, cognitivos, afectivos y conductuales (e.g., Van der Kolk, McFarlane & Van der Hart, 1996; Van der Kolk, Pelcovitz et al. 1996; Van der Kolk, Roth, Pelcovitz, Sunday & Spinazzola, 2005) citado en Van der Hart (2008), con el potencial de afectar a cualquier persona, sea un bebé, niño, adolescente, joven, adulto o adulto mayor y que sobrepasa la capacidad emocional y mental de asimilar dicho evento en el momento presente en que esto le ocurre, entonces, debemos comprender que la persona con trauma no ha integrado la experiencia traumática dentro de los recuerdos que conforman su identidad. “Fue horrible, no puedo creer que sobreviví a eso, tampoco puedo recordarlo bien”.

Muchas veces, depende de la intensidad y constancia en el tiempo, para que el trauma sea catalogado como simple o complejo, sin embargo, en ambos casos al ser recuerdos tan dolorosos, se disocian mediante un bloqueo amnésico, lo que ofrece la oportunidad de vivir el presente sin la necesidad recordar constantemente el o los traumas, ya que revivir los recuerdos de manera cotidiana alteraría la funcionalidad de la persona.

La base para entender el trauma: 

Para entender el objetivo y propósito del siguiente artículo, me es muy importante que se conozca sobre la Teoría de disociación estructural, la cual explica cómo afecta el trauma a la integración de la identidad y como una identidad con trauma responde al entorno para intentar aparentar normalidad y funcionar en sociedad.

Trauma: los esfuerzos de una identidad que alterna.

“… la vida puede ser una lucha constante para los pacientes crónicamente traumatizados” (Van der Hart, 2008). Si hablamos por ejemplo de un trastorno por estrés post traumático debemos entender que la persona para resistir y seguir adelante (con el trauma no procesado), debe organizarse y separar el recuerdo doloroso para retomar su vida lo más parecida posible, a como era antes, esto quiere decir que la parte aparentemente normal (PAN) asume las funciones diarias, mientras que la parte emocional (PE) disocia la información del trauma (que aún sigue latente) y reprime el dolor. Así, la PE se activa solo cuando algún detonante interno o externo le trae a la memoria lo antes sucedido, por lo que la persona presenta los siguientes síntomas:

  1. Recuerdos angustiosos recurrentes, involuntarios e intrusivos del suceso(s) traumático(s).
  2. Sueños angustiosos recurrentes en los que el contenido y/o el afecto del sueño está relacionado con el suceso(s) traumático(s).
  3. Reacciones disociativas (p. ej., escenas retrospectivas) en las que el sujeto siente o actúa como si se repitiera el suceso(s) traumático(s). (Estas reacciones se pueden producir de forma continua, y la expresión más extrema es una pérdida completa de conciencia del entorno presente.)
  4. Malestar psicológico intenso o prolongado al exponerse a factores internos o externos que simbolizan o se parecen a un aspecto del suceso(s) traumático(s).
  5. Reacciones fisiológicas intensas a factores internos o externos que simbolizan o se parecen a un aspecto del suceso(s) traumático(s).

(DSM – V, 2014)

Double Exposure

El trauma y el cuerpo:

Durante el trauma la capacidad de pensar y planificar se inhibe ya que estamos viviendo una situación que amenaza a nuestra supervivencia, el sistema nervioso entonces se activa y se prepara para ejecutar conductas defensivas, lo que la persona percibe, no sólo ocurre mediante un análisis cognitivo. Sino también mediante una serie de experiencias sensoriales y sensaciones (olores, formas, memoria táctil, sonidos, etc.) por eso, pasado el evento, el cuerpo reaccionará automáticamente, cada vez que alguno de estos recuerdos se active, por las sensaciones que se experimentaron durante el trauma, como si quedarán guardadas como estrategia preventiva, por si el evento le vuelve a suceder, todo esto de manera intrusiva y sin que la persona pueda controlar a voluntad.

Es importantísimo comprender la naturaleza de los recuerdos traumáticos, dado que el tratamiento eficaz, independientemente de las técnicas utilizadas, pone el énfasis en transformar los recuerdos traumáticos en una narrativa simbólica. Ello requiere un grado substancial de integración de la PAN y la PE.

Charlotte Delbo (1985), superviviente de Auschwitz, rememora la diferencia entre los recuerdos impersonales de la PAN y los recuerdos traumáticos de la PE. Tuvo pesadillas intrusivas recurrentes en las que la PE revivía los sucesos traumáticos:

… En estos sueños, me vuelvo a ver a mí misma otra vez, yo, sí, yo, exactamente como estaba entonces: apenas capaz de tenerme de pie… traspasada de frío, sucia, escuálida; y el dolor es tan insoportable, tan exactamente el dolor que padecí allí, que lo vuelvo a sentir físicamente, lo vuelvo a sentir por todo el cuerpo, el cual se convierte en un bloque de dolor y siento que la muerte se apodera de mí, me siento morir. 

(Van der Hart, 2008)

La fragilidad de un cristal:

Ahora que ya sabemos lo que le ocurre a una persona traumatizada, vamos al trasfondo de esto con la metáfora del joyero.

El joyero experto antes de trabajar tendrá que definir exactamente, qué tipo de material es el que tiene para saber cómo proceder ¿cierto? No puede trabajar igual con un cristal simple como lo haría si se tratase de un diamante ¿no? (siendo el diamante un material más resistente que el cristal). Logra hacer esta distinción, debido a la definición de fragilidad y flexibilidad. Algunos otros materiales como el plástico, ante el peso ceden y se doblan, es decir resisten, y pueden regresar a su forma habitual; los cristales no pueden hacerlo por su propia composición. Ahora imaginemos que el plástico es igual a una persona sana psicológicamente, el cristal igual a una persona que acude a psicoterapia por un problema que desea solucionar y ¿Qué material sería igual a una persona con trauma?  Pues un cristal muy delgado, que nos da la ilusión de estar en buen estado o un cristal quebrado que trata de seguir cumpliendo su función, pero que al mínimo golpe o tensión se romperá porque no ha sido reparado. 

Esto contiene una imagen de: High speed glass breakage - Make:

Como sociedad y como profesionales de la salud, no podemos pretender que una persona con trauma se comporte o se recupere de inmediato y menos sin las herramientas necesarias que puedan utilizar al momento de experimentar flashbacks, recuerdos intensos, pesadillas, etc. Se encuentran frágiles y pedirles fortaleza o responsabilidad sobre sí mismos, sin haberlo detectado, cuando el trauma aún los retiene, es contraproducente, los daña y los revictimiza. Ya que fue algo que no pudieron controlar en su momento, no le da más fuerza, al contrario, porque primero necesita tener una base mucho más sólida para poder ir construyendo todo lo demás. 

Con la metáfora del joyero, intentó llevar a la conciencia también a los profesionales de la salud mental, psiquiatras y psicólogos (en especial a los clínicos). Es muy importante saber si la persona ha desarrollado un trauma que no ha procesado, antes de proponerle, por ejemplo, realizar solo un tratamiento basado en modificación de pensamientos y conductas, porque como hemos visto el trauma también necesita ser procesado por el cuerpo, el sistema nervioso debe aprender que ya no está en peligro y que no está viviendo en el presente esos recuerdos que experimenta como reales, (terapias como la de desensibilización y reprocesamiento mediante movimientos oculares EMDR, la terapia sensorio-motriz, la teoría polivagal y muchas que han demostrado gran eficacia dentro del abordaje clínico y son herramientas necesarias para trabajar con pacientes traumatizados). Por eso es importante conocer los efectos del trauma en una persona, hasta vital diría yo, para garantizar una rehabilitación exitosa y un tratamiento que alivie la alivie y así, fortalecer la eficacia y adherencia al tratamiento del paciente. 

No se puede ver aquello que no se está buscando o se desconoce.

*Para ejemplificar este punto hay un video que lo ilustra.

 Palabras clave: Trauma, tratamiento psicológico, salud mental, clínica, sociedad.

Referencias:

  • El trauma y el cuerpo. Un modelo sensoriomotriz de psicoterapia. UOC – Universitat Oberta de Catalunya. 
  • Deb D. (2018). La terapia polivagal: Cómo unirse al ritmo de la regulación. Editorial Eleftheria
  • Guía de consulta de los criterios diagnósticos del DSM 5. (2014).
  • Van der Hart, et al., (2003, 2006). El YO atormentado. Editorial desclée de brouwer, S.A.

Anhedonia: Vivir anestesiados

¿Alguna vez has sentido que no tienes ganas de hacer nada?, ¿Qué nada te llama la atención?, ¿Qué estás en modo automático?, ¿Qué todo te aburre?, ¿Qué no encuentras satisfacción en lo que antes te gustaba hacer?

Existe un término para explicar este fenómeno psicológico: «Anhedonia». Se trata de un factor desadaptativo que genera la pérdida o reducción significativa de la capacidad para disfrutar de la vida y/o para experimentar placer. También se le considera como una baja activación emocional.

Es un déficit severo que genera la pérdida del interés, de la sensibilidad, del impulso y de la motivación ante estímulos que previamente eran gratificantes. Suele estar acompañada de un aplanamiento afectivo.

Es importante señalar que, existen grados de anhedonia, por lo que podemos ver personas con niveles graves de afección, en donde se trataría de una incapacidad total de disfrutar y obtener placer, y otras personas percibirán básicamente un descenso en dicha capacidad.

La anhedonia no es un trastorno en sí misma, pero es parte de la sintomatología de varios de ellos, los cuales se mencionan a continuación:

Théodule-Armand Ribot (1839), psicólogo francés, agregó el término «Anhedonia», para describir la pérdida patológica de la felicidad.

Esta palabra es el antónimo de la palabra «hedoné», que significa «felicidad», «placer». Ribot, empleó sus conocimientos mitológicos, para crear dicho término. Acorde a la mitología Hedoné, fue hija de Eros y Psiqué, y representó a un personaje que simbolizaba el placer (deseo y lujuría).

Fisiológicamente, se han evidenciado distintas causas por las que aparecería y se agudizaría la anhedonia:

Una de ellas, indicaría una alteración cerebral que impide que se genere la cantidad regular de dopamina, siendo la dopamina aquel neurotransmisor encargado de provocar las sensaciones placenteras y de relajación.

Otra de las posibles causas asignadas, se refiere a ciertas deficiencias en los centros de recompensa del Sistema Nervioso, esto sumado a factores genéticos y ambientales.

Otros investigadores identificaron la producción excesiva de galanina, una molécula de señalización neuronal responsable de la regulación emocional.

Un estudio publicado en la revista ‘JAMA Psychiatry’, revela que los niños con anhedonia presentan diferencias en la forma en que su cerebro integra la recompensa y la excitación y en la manera en que su cerebro se activa al anticipar las recompensas.

Existen dos tipos de clasificación de Anhedonia:

A continuación, se mencionarán los subtipos de anhedonia en base al estímulo percibido:

Anhedonia social:

Se refiere a la incapacidad para disfrutar de las relaciones interpersonales y por ende, por presentar interés en este relacionamiento. Esto podría conllevar al aislamiento social.

Anhedonia física:

El placer tiene un carácter multisensorial, puede ser olfativo, auditivo, visual, táctil y gustativo, por lo que una persona con anhedonia reduce o anula la sensibilidad positiva percibida, ya sea en alguna de las modalidades sensoriales de forma específica, o en su totalidad.

Las personas con anhedonia física, no logran disfrutar de placeres sensoriales, como por ejemplo, la música (anhedonia musical), los paisajes, las relaciones sexuales o la comida.

Algunos autores, mencionan un término específico «Anhedonia eyaculatoria», que se refiere a la dificultad para percibir un orgasmo durante la fase de eyaculación.

Por otro lado, la anhedonia en base al tiempo en el que surge, se cataloga de la siguiente manera:

La anhedonia anticipatoria:

La cual se caracteriza por la falta de ilusión y de interés antes de que ocurra cualquier estímulo previamente mencionado, o con tan solo imaginarlo. Se les dificulta visualizar que la experiencia será positiva.

La anhedonia consumatoria:

Relacionada con la falta de placer al experimentar en el presente cualquiera de los estímulos sociales o físicos, mencionados previamente.

La anhedonia recordativa:

También conocida como la anhedonia del recuerdo.

Se refiere a la dificultad para recordar satisfactoriamente sucesos previos que en su momento se vivenciaron de forma placentera, no brindándole la misma valoración que se percibió al momento de vivir las experiencias.

A continuación, se detallan los principales instrumentos psicotécnicos que nos permitirán medir esta dificultad emocional:

Estas escalas nos brindarán un mayor entendimiento del tipo de anhedonia, así como del nivel de gravedad y de afección en el paciente, aunque es necesario que estos datos sean corroborados en las entrevistas y sesiones psicológicas.

En primer lugar, hay que destacar la necesidad de diagnosticarla, identificar los tipos de anhedonia, y especialmente lograr conocer sus causas.

Una vez identificada la(s) causa(s), los objetivos de psicoterapia podrán ser focalizados en la(s) mismas, por ejemplo, cuando la anhedonia está causada por la depresión, los trastornos de ansiedad o consumo de sustancias psicoactivas, al mejorar estas enfermedades también irá desapareciendo o disminuyendo la anhedonia.

Como se mencionó previamente, la anhedonia es un síntoma de otra patología o trastorno, por lo que es necesario identificarlo de base para establecer un tratamiento idóneo.

Por último, es recomendable efectuar una derivación al psiquiatra, nutricionista, y de ser posible a algún entrenador(a) físico para trabajar en conjunto.

Matar mi juventud con dagas ansiosas; ostentar
la librea extravagante de esta edad mezquina;
dejar que cada mano vil se hunda en mi tesoro;
trenzar mi alma al cabello de una mujer
y ser sólo un siervo de Fortuna. Lo juro,
¡no me agrada! Todo eso es menos para mí
que la fina espuma que se inquieta en el mar,
menos que el vilano sin semilla
en el aire estival. Mejor permanecer lejos
de esos necios que con calumnias se burlan de mi vida,
aunque no me conozcan. Mejor el más modesto techo
para abrigar al peón más abatido
que volver a esa cueva oscura de guerras,
donde mi alma blanca besó por vez primera la boca del pecado.

Tedium Vitae (Tedio por la vida), Poema de: Oscar Wilde (1854-1900)

García-Rodríguez, M., Fernández-Company, J. F., Alvarado, J. M., Jiménez, V., & Ivanova-Iotova, A. (2021). “Pleasure in music and its relationship with social anhedonia”. Studies in Psychology, 1-26. https://doi.org/10.1080/02109395.2020.1857632

Isella, V.; Iurlaro, S.; Piolti, R.; Ferrarese, C.; Frattola, L.; Appollonio, I.; Melzi, P.; Grimaldi, M. 2003. Physical anhedonia in Parkinson’s disease. J. Neurol. Neurosur. Ps. 74: 1308–1311

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Editorial La anhedonia Héctor Perez-Rincón* http://dx.doi.org/10.1590/1415-4714.2014v17n4p827.

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