Muchas veces hemos escuchado que la moda es algo vano, se ha atribuido que la superficialidad con la que realizamos las elecciones de la ropa es un gasto más del consumismo del siglo moderno, donde se han perdido los valores, la importancia del espíritu y de la esencia que tienen las personas, y que la principal mirada a la ropa debería ser su funcionalidad, comodidad y precio, viendo que hay otros problemas más importantes a los cuales enfocarse.
Pues bien, el fenómeno de la moda está presente en todo, a medida que la tecnología evolucionó, la ropa dejó de verse desde su utilidad o en términos de supervivencia para verse desde un punto de belleza y glamour. Sin hacer una comparación muy lejana, algunas aves muestran sus bellas plumas en un esfuerzo para buscar pareja y aparearse; en el caso de los seres humanos que, evidentemente, carecen de un bello plumaje, en una época prehistórica, se veía la formación de parejas según las cualidades de supervivencia o reproducción. En el caso de los hombres, se medía en la caza de animales y la fuerza física para manejarse en la intemperie y en las mujeres, se veía más bien su capacidad para concebir hijos.
Esta selección de pareja en la psicología evolutiva no se mantiene en nuestros días, pues ya no se elige una pareja dependiendo de si puede o no cazar un antílope, sino más bien con la atracción física, al ser este el primer estadio por el que pasamos todos antes de enamorarnos. Dentro de muchas cosas más, nuestro sentido de la moda nace en el proceso de evolución humana, a partir de la búsqueda por vernos bien, destacarnos y lucir más atractivos.
Nos sentimos bien cuando sobresalimos y no tanto cuando somos uno más del montón, pues a nadie le gusta llevar el mismo vestido en una fiesta o, ¿es imaginable vivir en un mundo donde solo es permitido usar uniforme todos los días? Se pierde la capacidad de destacar individualmente y de explorar la creatividad propia.
Quizá más de uno pensaría que ha de ser más cómodo vestirse con lo mismo a elegir algo nuevo cada día, claramente no es malo, y, definitivamente, dice algo de sus prioridades y de su personalidad. La vestimenta no es una forma irrevocable de conocer la personalidad, son más que nada aquellos indicios de la observación lo que nos lleva a concluir cómo será el comportamiento de cierta persona al ver su vestimenta, pues es poco probable que alguien con una vida de hábitos desordenados puede vestirse pulcramente y tener una presencia impecable, o, por el contrario, una persona que se vista sin cuidado y pueda ser bastante comprometida con sus responsabilidades.
Es cierto que no debemos juzgar un libro por su portada, pero en el caso de las personas, podemos decir que el contenido del libro se deja ver a través de la portada. Tu personalidad modela tu estilo con tus propios colores, así que tu personalidad, en efecto, se muestra a través de este. Nuestra ropa en primer lugar, es una forma de autoexpresión, podemos proyectar una imagen a partir de la identidad visual que creamos, la cual puede ser percibida como sofisticada, simple, monótona, creativa, rígida, relajada, desalineada, elegante, etc. De aquí la frase “guardar una imagen personal”.
Así mismo, un tema a recalcar es el color que utilizamos en nuestra ropa y el impacto que genera en la percepción social, se ha hablado de que la ropa es una forma de representar una identidad, pues bien, el color es una buena forma para lograr que esta identidad sea comunicada y entendida.
Los colores cálidos transmiten energía y pasión, son todos aquellos derivados del rojo, naranja y amarillo, generan un impacto visual y captan la atención, sirven para transmitir una imagen poderosa y despertar interés, de igual modo, llama a la felicidad, al optimismo y a la luminosidad. Esta clase de colores resulta efectiva en situaciones que requieren motivación. Por su lado, los colores cálidos se usan para ocasiones alegres, donde el ambiente llame a lo ameno, es por eso que vemos a los niños con colores estridentes y fuertes.
Por otro lado, los colores fríos transmiten calma y serenidad, estos suelen ser los derivados del azul, verde y morado. Además de tener un impacto significativo en nuestras emociones, los demás pueden percibir una sensación de tranquilidad y relajación al verlos, es por ello que se suelen optar estos colores para reuniones más formales, los colores sobrios y clásicos del esquema de fríos aportan una imagen de elegancia, seriedad y preparación, junto a estos, encontramos el negro y el blanco.
Es importante mencionar que, en algunas culturas, la gente opta por tener sus ceremonias en colores ostentosos como rojo o naranja y no blanco. Esto debido a que consideran que las celebraciones felices deben darse con colores alegres. ¿Qué nos da a entender esto? Que el color y la ropa se moldea según el pensamiento y personalidad de cada individuo, en base a ello, no hay una forma correcta o incorrecta de vestirse.
Como se dijo desde un principio, la ropa es una forma de autoexpresión y para expresarse no hay reglas ni límites, y eso es lo más hermoso de la psicología de vestir.
Referencias
Harto, M. (2024) La psicología y la moda: Lo que tu ropa dice de ti. https://www.ivanesalud.com/la-psicologia-y-la-moda-lo-que-tu-ropa-dice-de-ti/#:~:text=La%20Psicolog%C3%ADa%20de%20la%20moda,nos%20permite%20expresar%20nuestra%20personalidad.
Rodríguez, E. (2020) Psicología de la moda: El lenguaje de tu ropa. https://lamenteesmaravillosa.com/psicologia-de-la-moda-el-lenguaje-de-tu-ropa/
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