Flor de María Núñez Pacheco

Soy bachiller de Derecho y estudiante de Psicología, tengo experiencia en la rama de derecho de familia e interés en la rama de psicología clínica. Espero trabajar más adelante en ámbitos que estén relacionados al campo legal y psicológico. Asimismo, creo firmemente que la promoción y la prevención de la salud mental pueden asegurar el bienestar psíquico de la persona, la familia y la comunidad, en su tratamiento y rehabilitación.

El Síndrome de Guillain-Barré, desde la perspectiva de la psicología

El Síndrome de Guillain-Barré es una enfermedad del sistema neurológico que se presenta mediante la parálisis de miembros superiores e inferiores; es una afección poco conocida cuyas consecuencias pueden ser fatales y que se observa habitualmente en personas con cuadros infecciosos graves en desarrollo, siendo el caso más extremo la parálisis de músculos fundamentales como el corazón o los pulmones, hecho que puede causar la muerte del paciente.

El Perú no es ajeno a esta enfermedad, según datos del Centro Nacional de Epidemiología Prevención y Control de Enfermedades del Ministerio de Salud, actualizado al 08 de enero del 2020, entre el 2018 y 2019 se registraron 1382 casos de Síndrome de Guillain-Barré en todo el Perú, de los cuales 12 se dieron en la ciudad de Arequipa. Así también se encuentra que entre el 2019 y principios del 2020 se registraron 39 defunciones, a nivel nacional.

Según la Organización Mundial de la Salud (2020), el Síndrome de Guillain-Barré “… es un trastorno en el que el sistema inmunitario del organismo ataca el sistema nervioso periférico, que puede ser desencadenado por diversas infecciones…”. (p. 1). Por otro lado, la OMS (2020) define a las enfermedades infecciosas como: “… afecciones causadas por microorganismos patógenos como las bacterias, los virus, los parásitos o los hongos. Estas enfermedades pueden transmitirse, directa o indirectamente, de una persona a otra…”. (s.p.).

Contexto de la enfermedad

El Síndrome de Guillain-Barré es una enfermedad poco conocida, que si no se diagnostica a tiempo puede causar la muerte de la persona que la padece, por lo que debe considerarse como una emergencia médica y más aún en personas que tienen algún tipo de cuadro infeccioso grave, debido a que estudios actuales, esto podría influir para que este síndrome avance de forma rápida.

Posibles situaciones en las que el SGB puede desarrollarse

La falta de prevención ante la presencia de síntomas iniciales, confundiéndolos como la consecuencia de hacer mucha actividad física, esperando que se alivien en el transcurso de los días mientras la enfermedad avanza.

Pensar el que el SGB es una enfermedad aislada y que no es la consecuencia de una enfermedad infecciosa más grave.

No tratar el SGB como una emergencia médica (mal diagnostico), y el desconocimiento de las personas acerca de que el estado garantiza el tratamiento gratuito para pacientes con SGB.

Aleatoriamente se han identificado las posibles circunstancias que pueden causar estas situaciones, como son la desinformación acerca de cómo reconocer los síntomas iniciales, la falta de fuentes de información que expliquen la asociación entre el SGB con otras enfermedades infecciosas graves, atención y personal deficiente en los centros de salud y por último la falta de difusión por parte del gobierno y el MINSA sobre el tratamiento gratuito que brindan los establecimientos de salud pública, en casos de SGB, ya que el costo del tratamiento en una clínica privada puede llegar a ser de cincuenta mil soles.

Criterios de diagnóstico médico

El Síndrome de Guillain-Barré (SGB) es un trastorno poco frecuente que puede ser desencadenado por una infección grave en proceso, en donde el sistema inmunitario ataca los nervios que transmiten las señales al cerebro, lo que provoca debilidad, entumecimiento o parálisis, conduciendo a la muerte de la persona que lo padece. Este síndrome generalmente avanza en un plazo de dos a cuatro semanas después de que comienzan sus primeros síntomas, pero han existido variaciones en donde puede desarrollarse plenamente sólo en los primeros días de haberse manifestado. Respecto a su tipología podemos resaltar dos formas, como la debilidad muscular progresiva que comienza en la parte inferior del cuerpo y se extiende hacia arriba del mismo, y la segunda forma en la cual la parálisis comienza en los ojos, partiendo desde la cara hacia las manos y se expande por todo el cuerpo.

Para el diagnóstico clínico de un paciente con SGB generalmente se consideran criterios como, el hormigueo progresivo, la debilidad progresiva tanto en brazos y piernas, una marcha inestable o incapacidad para caminar o subir escaleras, dificultad con los movimientos oculares o faciales como hablar o tragar, dolor fuerte que puede sentirse como dolores o calambres, dificultad para controlar la vejiga o la función intestinal, frecuencia cardíaca acelerada y dificultad para respirar. Como nos explica Rebolledo, Gonzales y Salgado (2018) “Según los factores de pronóstico, puede existir diarrea en las cuatro semanas que precedieron al inicio de la debilidad” (p. 79). Esta manifestación diarreica está estrechamente relacionada con una infección vírica generalmente leve, pero que en nuestro caso de estudio, podría significar la respuesta a diversas enfermedades de origen infeccioso, lo que apoya una vez más que la aparición y desarrollo del Síndrome de Guillain-Barré tendría efectivamente un origen infeccioso.

Según la Organización Mundial de la Salud (2016), “Para definir los casos de SGB se deben utilizar los criterios de Brighton, que se basan en la clínica y en pruebas complementarias como los estudios neurofisiológicos y la punción lumbar” (p. 2). Según este criterio los pacientes pueden ser categorizados, en tres niveles de certeza, siendo el nivel 1 el nivel con mayor certeza diagnostica, y el nivel 3 el que presenta menor certeza diagnostica, a partir de hallazgos clínicos y la disponibilidad de realizar análisis de LCR y estudios neurofisiológicos.

Para el tratamiento se recomienda utilizar la plasmaféresis o inmunoglobulina endovenosa. El soporte vital del paciente en la Unidad de Cuidados Intensivos de un hospital y la plasmaféresis o el uso de inmunoglobulina intravenosa, son generalmente la decisión clínica más recomendada, siendo que la plasmaféresis se refiere a la extracción de la sangre, de un volumen determinado de plasma, ya que esta contiene defensas naturales o anticuerpos que bloquean anticuerpos dañinos, obstruyendo así el avance del Síndrome de Guillain-Barré en el paciente. En segundo lugar, el uso de inmunoglobulinas que también contienen anticuerpos y que se emplean con éxito en el tratamiento de virus respiratorios. Siguiente este argumento, podemos asegurar que el SGB, va a tratarse mediante el bloqueo de anticuerpos que darían cuenta de una infección en proceso, en el cuerpo de la persona con este síndrome, por lo que es evidente que se requiere el antepuesto de una enfermedad infecciosa, para el desenvolvimiento de este trastorno neurológico.

Comportamiento clínico

Las enfermedades infecciosas presentan una relación etiológica respecto al Síndrome de Guillian-Barré, ya que es posible que un agente infeccioso modifique las células del sistema nervioso, provocando que el sistema inmune las identifique como externas y las destruya, afectando los nervios periféricos y ocasionando parálisis, debilidad y disminución de reflejos, lo que caracteriza el inicio de esta enfermedad.

Uno de los síntomas que acompaña este síndrome es la parestesia, que consiste en una parálisis leve que comprende la pérdida de la función muscular normal o debilidad de las contracciones musculares. La ataxia, describe la falta de control o coordinación de los movimientos voluntarios debido a la perturbación de las funciones del sistema nervioso. Es un signo de una condición subyacente, en este caso nos referimos a la presencia de la infección previa que daña los nervios periféricos que conectan el cerebro con los músculos.

Como resultado del daño a las células nerviosas, provocado por la respuesta inmunológica, derivada del cuadro infeccioso previo, los reflejos disminuyen en la mayoría de casos. Las lesiones también se producen a las neuronas motoras inferiores, que son las células que controlan la actividad muscular voluntaria esencial, que se encuentran en el tallo cerebral y en la médula espinal, afectan las células de la asta anterior, la raíz espinal y el nervio periférico. Provocando la presencia de las primeras características del síndrome, como la arreflexia. Por ende, estas infecciones afectan directamente los nervios craneales y periféricos. Es así que, podemos explicar que el hallazgo de la afectación a los pares craneales se debe a la oportuna realización de la punción lumbar, ya que mediante este procedimiento se puede extraer una muestra del líquido cefalorraquídeo para posteriormente analizarlo en el laboratorio. El nivel elevado de proteína en el líquido cefalorraquídeo, provoca dolor y es signo de la inflamación de varios nervios o pares craneales o la médula espinal, por deterioro de la cubierta de mielina, provocada por la infección. 

Un tema de suma importancia para encontrar la relación de este síndrome con un origen infeccioso, es el estudio del sistema nervioso periférico, el cual está formado por los pares craneales, los nervios espinales y millones de células nerviosas. Estos nervios periféricos conectan el sistema nervioso central, es decir, el cerebro y la médula espinal con el resto del cuerpo. En consecuencia, una lesión nerviosa afectaría todo el sistema nervioso, distorsionando o interrumpiendo la capacidad de comunicación del cerebro con los músculos y los órganos.

Rehabilitación

Es necesario recalcar que los pacientes que padecen SGB requieren un tratamiento rehabilitador de la discapacidad provocada por este síndrome, de acuerdo a las características clínicas y necesidad de cada paciente, ya que una vez tratado y detenido el progreso de este trastorno, al estar dañados los nervios que sirven de conducto para que el cerebro pueda mandar el movimiento de los músculos, se necesita de una larga recuperación de la capacidad motriz en el paciente, la cual puede durar entre 6 meses hasta 3 años, en los que la persona que ha tenido esta enfermedad, estará postrado en cama sin lograr moverse, ya que lo hará progresivamente, de acuerdo al nivel de daño que se haya producido a causa del avance de este trastorno y a su severidad.

Apoyo psicológico y psiquiátrico

Esta enfermedad puede producir múltiples cambios en el estilo de vida de la persona, potencialmente estresantes, como por ejemplo, renunciar a actividades que solía disfrutar o adaptarse a nuevas limitaciones físicas y necesidades especiales, lo que predispone a la persona a experimentar ansiedad, depresión u otro tipo de afección psicológica.Por lo que, el soporte emocional al paciente y su familia hace parte del tratamiento, siendo recomendable una educación que brinde información sobre este síndrome, al paciente y sus familiares.

Respecto al acompañamiento psicológico, es aquel que se realiza cuando una persona está pasando por algún momento difícil, y tiene como consecuencia la afectación de su esfera emocional. Es así que, el comportamiento clínico de esta enfermedad, suele requerir paciencia y mucha comprensión de la situación, por parte del paciente y su familia, debido a que la recuperación es muy lenta, y puede tardar como ya mencionamos de 1 a 3 años, de acuerdo al tipo y grado de esta enfermedad, por lo que hablar con un psicólogo sobre lo que esta enfermedad les hace sentir, tanto a la persona que padece de esta enfermedad, como a la familia, puede ser muy alentador. Asimismo, como ya mencionamos anteriormente, es muy recurrente que en la primera semana de recuperación después del alta hospitalaria, se le brinden al paciente pastillas contra la ansiedad y la depresión, debido a que estamos hablando de una enfermedad neurológica que puede repercutir también en la composición química del cerebro. En este caso particular, los antidepresivos pueden utilizarse como adyuvante para el manejo de los trastornos del sueño, dolor y consecuencias emocionales. Es así que en conjunto con los fármacos para tratar la enfermedad que ha provocado la infección, puede desencadenar alucinaciones continuas e insomnio, en este sentido, es muy importante el apoyo de la familia y del círculo más cercano del paciente, como soporte emocional y puedan ser pilares de apoyo en todo el transcurso de la recuperación.

Respecto a la situación del paciente, en relación a un proceso de recuperación prolongado, si estamos hablando de una sub clasificación del síndrome más grave, una buena alternativa, suele ser acudir a grupos de apoyo, donde el paciente pueda sentir que no está solo, y que hay otras personas que también están pasando por lo mismo que él. De no ser posible, es recomendable, darle a conocer casos similares al suyo, donde hay una recuperación exitosa, para que no se sienta solo, y pueda desarrollar en él un sentido de autosuperación personal.

Finalmente, el análisis de mecanismos y comportamientos patógenos, así como el estudio de los agentes causales relacionados con la aparición del SGB, nos han confirmado que este síndrome es una enfermedad de origen autoinmune, desencadenada por la infección de microorganismos y que si bien el agente causal genético puede predisponer a una persona con una enfermedad infecciosa en proceso a desarrollar este síndrome, no significa que lo origine, ya que las enfermedades infecciosas son en su mayoría las que influencian en el origen y desarrollo de este síndrome en la persona. Asimismo, aparte de la rehabilitación física, el apoyo emocional a la persona que sufre de este síndrome, así como a personas cercanas a él, es muy importante; este debe darse por parte de un psicólogo con experiencia en atención a pacientes con enfermedades crónicas, debido a la naturaleza de la enfermedad y a la susceptibilidad del paciente, por los fármacos proporcionados para su recuperación, y por el contexto de su situación, que suele ser para la persona que enfrenta esta situación, en gran medida desalentadora, al ser la recuperación de la motricidad en la mayoría de los casos, muy lenta, con una duración de hasta 3 años, en los cuales el paciente lograría realizar una marcha lenta y ser capaz de realizar sus actividades con cierta normalidad, sin contar, en el peor de los casos con secuelas, como partes del cuerpo que no lograron recuperar el movimiento del todo. Es de primer orden, fomentar una actitud positiva y ser pilares emocionales permanentes en la vida de las personas afectadas por esta enfermedad, ya que la tristeza prolongada, la incertidumbre, el pesar de este síndrome, entre otros; pueden llevar a la persona a tener pensamientos negativos, como el suicidio para ya no sentir dolor, o para no seguir siendo una carga para su familia o sus cuidadores, debido a su discapacidad.

Bibliografía

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Una respuesta a “El Síndrome de Guillain-Barré, desde la perspectiva de la psicología”

  1. excelente información, aun estoy en mejoria, con buena actitud, a pesar de estar atrapado en tu cuerpo, hay algo bueno en que pensar y sobrellevar esta enfermedad.
    Gracias Dra, por vertir esta información.
    28/08/23

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