Antonella Contto

Psicóloga con Máster en Terapia Dialéctico- Conductual. Orgullosa poeta arequipeña 🌋 Clown hospitalaria en área oncológica y pedíatra.👩🏻‍⚕️Fundadora de Validar.pe🌊(instagram). Erradicar el estigma respecto a las patologías mentales es una meta a cumplir. La rama clínica y social son mi gran pasión. ¡Ah! Además del arte, ya que nos redime y trasforma. No fuimos hechos para la comodidad, sino para la grandeza.

Psicología paliativa y la negativa del dolor: Parte II

“El poseer no existe, existe solamente el ser: ese ser que aspira hasta el último aliento, hasta la asfixia”

Franz Kafka – El escritor checoslovaco

Haciendo un hilito de donde nos quedamos en la falta de esa psicología negativa, que nos ayude a experimentar el dolor de un modo mucho más audaz, llega el concepto de resiliencia, pero no una resiliencia que sea realmente consciente del dolor, sino que desprecia esta carencia de una manera acérrima y feroz.

RESILIENCIA NEOLIBERAL

El entrenamiento de la resiliencia vuelve más bien al ser humano, en un ser de rendimiento (cuestión que va logrando notablemente) y que podemos corroborar en nuestra experiencia de vida.

Vivimos en la cultura de la complacencia que nos lleva a ocultarnos debajo de aquella positividad.

Y como ya previamente se habló de esto, no hay espacio para el dolor, por ende, este silencio llega a otras esferas en donde gracias a esta cultura de la complacencia se enfrasca en el comercio, el arte y por ende al consumo.

La vida que rechaza el dolor es una vida cosificada.

Sin embargo, grandes personajes del arte ponen de manifiesto este amor-dolor que se vislumbra en la sociedad, pero más íntimamente en nuestra condición humana.

En palabras de Heidegger: «Siempre y continuamente sube la marea del sufrimiento»; pero «la esencia del dolor se esconde» (Heidegger, 1994, p. 57).

Para Kafka la escritura es una dulce recompensa a cambio de un sufrimiento, en su misma vida podemos corroborar que fue de tal modo; relaciones sentimentales fallidas, matrimonios no consolidados, un padre opresivo y cruel, imposiciones en su   profesional y enfermedades recurrentes. Estos cinco elementos, paradójicamente, potenciaron la capacidad creativa y de escritura del novelista checo. Escribe en aquella angustia que no le dejaba dormir.

Sin embargo, llegamos a una anestesia social que nos hace llegar al ocaso de la poética del dolor. Los anestésicos, la sedan. El dolor es interrumpido antes que se convierta en aquella narrativa que nos salve.

SOCIEDAD PREMODERNA Y LA NARRATIVA DEL DOLOR

Los espacios de poder rebosaban de ese grito de dolor, ya que el dolor era un grito de poder, y los cuerpos martirizados eran los trofeos que resaltan y engrandecen esta condición, peor al momento de pasar a la sociedad disciplinaria, se vuelca esta condición, se aplica el dolor de una manera más discreta y sutil aparece el cuerpo productivo, que es obediente y disciplinado, bajo jornales interminables de trabajo y sumamente arduos.

En la actual sociedad de rendimiento el cuerpo ya no resulta ser la víctima, ni siquiera un medio de producción, dino que llega hacerse un cuerpo hedonista llevado por sus pasiones e instintos.

El dolor pierde referencia con el poder y se despolitiza y se convierte meramente en un asunto médico, la nueva forma de dominación es ser feliz, la nueva positividad rechaza la existencia de dicho dolor.

FELICIDAD PALIATIVA

La felicidad sirve como motor de rendimiento. El imperativo de ser feliz genera una presión mÁs devastadora. Sin embargo, se vuelve elegante y no vuelve, seduciendo y aparentando ser libertad, y esta no se reprime sino se expresa.

De igual modo la vigilancia total, el desnudamiento pornográfico, comunicamos nuestros deseos, un infierno en nuestro propio circulo sin preguntarnos como se contratan los otros en sus propios círculos.

Pero ahora nuevamente la psicología positiva causa el fin de esta revolución ya que se privatiza el dolor centrándonos ya no en la sociedad y en la genuina preocupación por el otro, sino en este individualismo enfermizo del cual estamos pendiendo de un hilo.

La sociedad paliativa se inmuniza mediante medicamentos, fármacos y otros medios. Así como la felicidad hoy también privatizada llevada solo al despilfarro de uno mismo, pasa de tal manera igual con el dolor, este se privatiza.

Pero al estar solos como afrontamos el dolor, es cuando ya no es una revolución (placer) sino es una depresión (dolor). La vida que rechaza el dolor es una vida cosificada.

“Todo hombre es una historia médica”, recita un fragmento póstumo. Ciertamente, el propio Nietzsche es el primero en darse cuenta de que «su propia historia es la historia de una enfermedad y también de una curación», y esto no solo es cierto para él, sino para todos los que experimentan el sufrimiento de cerca. Esta experiencia de dolor, tan íntima que parece difícil de expresar con palabras, no encierra en uno mismo, sino que sirve para introducir una discusión sobre la propia subjetividad y como ocasión para una aventura moral en las profundidades de la propia vida y existencia.

Referencias:

ASSOUN, P. L. (19849. Freud et Nietzsche Paris, PUF, 1980. Trad. México, FCE.

JOHNSTON, W. H. (1972) The Austrian mind Univ. of California Press.

VENTURELLI, A. (1983). Nietzsche in Bergasse 19 Univ. de Urbino.

LACAN, J. (1986). L’éthique de la psychanalyse Paris, Seuil.

HEIDEGGER, M. (1997) Introducción a la Metafísica Barcelona, Gedisa.

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