El trauma y el cuerpo/La traición de Freud

Historia del trauma: Breve introducción

En los tiempos de Freud y Breuer, allá en 1895, cuando la psicología era considerada aún como “la cura de hablar”, se empezó a gestar lo que hoy conocemos dentro de la psicología clínica como psicoterapia o tratamiento psicológico, lo cual implicaba (más o menos) poner atención a las ideas, pensamientos, conductas, sentimientos y creencias sobre nosotros mismos y sobre nuestra vida. El trauma ha sido, sin duda una de los asuntos más controversiales de abordar, debido a su alta complejidad e incomprensión.

Para conocer las primeras conceptualizaciones sobre el trauma, remontémonos al Siglo XIX, cuando Freud junto a Pierre Janet empiezan sus estudios sobre los efectos del trauma en las mujeres, así, se devela que muchas de ellas tenían en común eventos traumáticos en la niñez. La llamada histeria femenina empezaba a tomar forma. Janet en Francia y Freud en Viena llegaron coincidentemente a resultados similares sobre el trauma y la histeria: 

“Tanto Janet como Freud reconocían que los síntomas somáticos de la histeria eran representaciones disfrazadas de acontecimientos intensamente perturbadores que habían sido borrados de la memoria”. Janet describió a sus pacientes histéricas como gobernadas por “ideas subconscientes fijas” derivadas de los recuerdos de hechos traumáticos. Breuer y Freud, en una recapitulación inmortal, escribieron que “las histéricas sufren principalmente de reminiscencias”. (Herman, 1997, pp. 32-33)

El ego por encima del dolor

Luego de tan valiosos descubrimientos, Freud, que ya era respetado y recibía aceptación de la burguesía de Viena, en 1886, se dio cuenta una y otra vez que, mientras más intentaba descubrir el origen de la histeria, más hechos sobre experiencias sexuales infantiles descubría. Freud escribió: “Por consiguiente, presento la tesis de que bajo cada caso de histeria hay una o más incidencias de experiencias sexuales prematuras”. Lamentablemente, cuando Freud escribió esto en un informe sobre 18 casos clínicos llamado: Etiología de la histeria, significó el fin de la investigación de toda un área clínica, ya que, tan solo un año después de haber publicado sus descubrimientos sobre el trauma femenino, y al caer en cuenta de que la histeria no desarrollaba solo en mujeres del proletariado sino también en mujeres de las “mejores familias” (en donde él radicaba principalmente), decidió retractarse ante la posibilidad de las fuertes repercusiones sociales que produciría su teoría, por lo que dejó de escuchar a sus pacientes, invalidando sus sentimientos de injusticia e indignación, centrándose en lo que ellas sentían sexualmente, para desarticular sus argumentos, tratando de atribuir forzosamente que ellas casi lo habían propiciado y deseado, concluyendo en poco tiempo que los relatos eran falsos: “Por fin me vi obligado a reconocer que estas escenas de seducción nunca habían tenido lugar y que tan solo eran fantasías que se habían inventado mis pacientes” (Herman, 1997). Dándole un final a todas las investigaciones sobre lo que las mujeres sufrían en ese momento y el descubrimiento del trauma infantil doméstico hasta esa época. “Freud creó el psicoanálisis sobre las ruinas de la teoría traumática de la histeria. La teoría psicológica dominante del siguiente siglo se basó sobre la negación de la realidad de las mujeres” (Herman, 1997).

Luego de saber un poco sobre la historia del trauma psicológico, es muy importante conocer los estudios pasados, sobre todo por las implicaciones clínicas, que hoy cobran vigencia, es por eso que el libro de Judith Herman, Trauma y Recuperación, es altamente recomendable porque en el que se recopila y analiza una amplia investigación en la que brinda al lector un detallado compilado de valiosa información sobre el trauma, sus orígenes y su impacto en nuestra sociedad, o como ella misma nos cuenta sobre su libro:

Es fruto de dos décadas de investigación y de trabajo clínico con víctimas de la violencia sexual y doméstica. También refleja una creciente experiencia con muchas otras personas traumatizadas, especialmente veteranos de guerra y víctimas de terror político. Este es un libro que habla de restaurar conexiones: entre el mundo público y el privado, entre el individuo y la comunidad, entre hombres y mujeres. Es un libro sobre puntos en común: entre supervivientes de violaciones y veteranos de guerra, entre mujeres maltratadas y prisioneros políticos, entre supervivientes de enormes campos de concentración creados por tiranos que gobiernan naciones y supervivientes de pequeños y escondidos campos de concentración creados por tiranos que gobiernan sus hogares (Herman, 1997).

«Sentir» el cuerpo:

Al seguir con la línea temporal sobre los estudios del trauma psicológico, apreciamos que no es sino hasta el estallido de las guerras mundiales que se empieza a investigar el trauma de forma “seria” y sin cuestionamientos, al mostrar los supervivientes de combate comportamientos traumáticos explícitos luego de regresar de la guerra, comportamientos que no discriminaban entre soldados comunes o héroes de guerra. Finalmente, el más reciente tipo de trauma es la violencia sexual y doméstica, que se ubica hasta hoy entre los más comunes, nos solo en adultos en situación vulnerable, sino también en niños. 

Respecto a Janet, olvidado o menos popular, continuó con las investigaciones sobre trauma y disociación. Gracias a la vehemencia de su trabajo, sus investigaciones han sido redescubiertas y se convirtió en uno de los pilares bajo el cual, se formularon muchos de los tratamientos para trabajar con personas traumatizadas en la actualidad.

El concepto de trauma viene del griego τραῦμα (traûma) que significa herida y  uno de los clínicos que dedicó su carrera a investigar sobre este tema fue el mencionado Pierre Janet: “Es un conjunto de ideas, recuerdos, representaciones de fuerte carga emocional, producto de un evento, que disocia la conciencia, queda relegada al subconsciente desde donde se generan diversos síntomas”, notemos que el trauma como dice el DSM-V puede derivar de eventos muy estresantes que pueden generar malestar psicológico intenso o prolongado y requiere la exposición a un evento que involucre la amenaza real o posible de muerte, como violencia o lesiones graves, en donde existe una gran posibilidad de activación si la persona vuelve a estar expuesta a factores internos o externos que simbolizan o se parecen al evento traumático vivido con anterioridad. Sin embargo, más que estudiar los eventos en sí mismos, se presta especial atención a los efectos derivados de la situación vivida, como por ejemplo los síntomas, dificultades y limitaciones de llevar una vida funcional con normalidad.

Por otro lado, si bien los tratamientos psicológicos han evolucionado mucho en las últimas décadas en cuanto a su efectividad clínica y adherencia al tratamiento, es curioso notar que hubo un inclinación por la terapia narrativa, aquella que se desarrolla de forma verbal, dándole énfasis al contenido más que a los procesos detrás o a la forma en la que el cuerpo se manifiesta; y con cuerpo me refiero al sistema nervioso responsable de mantenernos regulados y alertas para cuando sea necesario; en artículos pasados ya se ha hecho referencia sobre ello con referencia a la teoría polivagal:  https://warayana.com.pe/publicaciones/2021/11/09/un-agente-encubierto-el-sistema-autonomo-al-servicio-de-nuestra-seguridad/4

El enfoque en esta ocasión sería más referido a las terapias sensoriomotrices, en las que el cuerpo es el protagonista, sin dejar de lado las terapias narrativas que nos ayudan a esclarecer las hipótesis propuestas por los terapeutas en el tratamiento de personas con trauma.

Imaginémonos no poder sentir el cuerpo, es decir perder el sentido de la propiocepción, cerrar los ojos y no poder saber dónde estás las manos, rodillas o cabeza, aunque un evento raro, sucede; y le pasó a un trabajador en 1975, Ian Waterman, perdió la capacidad de sentirse a sí mismo debido a una infección muy mal tratada que se complicó, lo que implicaba que él tuvo que aprender a moverse desde cero, calcular la fuerza, sentir los pies al caminar, etc. No sentir el cuerpo nos expone, no solo a sufrir accidentes físicos, sino también a no saber cuándo estoy tenso, nervioso, irritado y en ocasiones a no sentir ni el dolor y ¿qué pasaría si esto sucediera también a causa del estrés, ansiedad, depresión, trauma y disociación? 

El trauma es un evento que manifiesta mucho de sus efectos a nivel físico, por eso diversos autores (Pat Ogden, Peter Levine, Dan Siegel, Onno van der Hart, Bessel van der Kolk, Judith Herman, etc.), durante sus carreras, experiencias clínicas e investigaciones han determinado que, para el trabajo con personas sobrevivientes de trauma es muy beneficioso incorporar la experiencia somática e investigar la relación del trauma vivido con sus cuerpos, ya que muchos de los daños recibidos son físicos, lo que produce una desconexión de las sensaciones corporales, previniendo la activación de recuerdos vívidos o flashbacks (Ogden, Minton y Pain, 2009).

No solo por las huellas mnémicas que quedan en el cuerpo es que se debe trabajar en él, sino también por aquellos intentos muchas veces fallidos de escape, defensa o huida que las víctimas emprendieron repetidas veces sin evitar que el maltrato o abuso suceda: 

La esencia de la traumatización es la indefensión más absoluta combinada con el abandono por parte de los cuidadores supuestamente protectores. Probablemente, el mejor modelo animal de este fenómeno sea el del “shock inevitable” en el que las criaturas son torturadas sin que puedan hacer nada por alterar el curso de los acontecimientos (Van der Kolk, Greenberg, Boyd y Cristal, 1985). Ello hace que se derrumben y dejen de esforzarse por luchar o huir. En el caso de los seres humanos, el mejor predictor de que algo revestirá características traumáticas parece ser la situación en la que la persona implicada ya no puede imaginar ninguna posible salida; cuando luchar o huir dejan de ser una opción y la persona se siente desbordada y desvalida. Como ya señalara Darwin: las emociones correspondientes al miedo, el asco, la rabia o la depresión son señales para comunicarles a los demás que retrocedan, desistan, se detengan o que les protejan. Cuando una persona queda traumatizada, dichas emociones no generan los resultados esperados: el depredador no retrocede, ni desiste, ni protege, y cualquiera de las acciones que emprenda la persona traumatizada no logra restablecer la sensación de seguridad (Ogden et. al, 2009).

Hay todo un modelo neurobiológico que sostiene que, aunque el tratamiento de la terapia sensoriomotriz (que muchas veces excluye el tacto del terapeuta hacia el paciente) se trabaje con el cuerpo, no quiere decir que sea necesario el contacto, por eso, en las ocasiones que el terapeuta decida hacerlo, tiene que existir un consentimiento informado al respecto (Ogden et. al, 2009).

También se hace hincapié en el proceso de integración de la información, ya que el trauma, al producir un shock emocional que entumece o congela a la víctima, las memorias se almacenan en el cerebro de manera difusa, existiendo mucha confusión de por medio, recordándose sensaciones, imágenes, sonidos, recuerdos más que palabras, por lo que a veces una intervención terapéutica centrado solo en la narrativa frustra el acceso de recuerdos narrativos y activa el sistema nervioso, en modo defensivo para evitar lo que el cerebro interpreta como nueva exposición al hecho traumático. A causa de ello, se recomienda que trabajar en conciencia plena, respiración y mindfulness con pacientes que hayan aprendido a controlar sus activaciones corporales con respecto a los recuerdos, y así, puedan disfrutar de los beneficios de prácticas como la meditación, que ayudan bastante a llevar la atención al cuerpo en el presente y en el ahora, y a evitar ser presas de los recuerdos intrusivos o flashbacks

Algunas patologías como la ansiedad y depresión (y sus niveles), serían un ejemplo claro que mostraría como el trauma se refleja no solo a nivel psicológico, si no también a nivel físico, pues, dichos trastornos, dañan el funcionamiento cotidiano de la persona al interrumpir con sus labores diarias, por lo que aprender a “sentir” el cuerpo para rehabilitar la homeostasis natural del sistema nervioso, sería de gran utilidad dentro del contexto de la práctica clínica más específicamente en la psicoterapia.

Referencias

  • Herman J. (2004). Trauma y recuperación: Cómo superar las consecuencias de la violencia.
  • Ogden P., Minton K., Pain C. (2009). El trauma y el cuerpo. España, EDITORIAL DESCLÉE DE BROUWER, S.A.
  • Van der Hart, et al., (2003, 2006). El YO atormentado. España, Editorial desclée de brouwer, S.A.
  • Van der Kolkl (2014). El cuerpo lleva la cuenta: Cerebro, mente y cuerpo en la superación del trauma. España, EDITORIAL ELEFTHERIA, S.L.

¡Sigue al conejo!: Alicia vs. Freud

Existen mil historias que desde pequeños nos han cautivado y no es distinto el caso de “Alicia en el País de las Maravillas”. A medida que iba creciendo vi una relación con ella, donde todos podíamos envolvernos. Después de todo, existe un componente psicológico bastante interesante y que puede revelar mucho. En el caso del psicoanálisis, y el acontecimiento de tal conocimiento, lo plantea Freud en su libro La interpretación de los sueños”. La obra presenta una teoría general sobre la formación del sueño, y ofrece consideraciones. Finalmente dibuja el primer modelo de funcionamiento del aparato psíquico en el que identifica tres instancias: el inconsciente, el preconsciente y la conciencia. Hace que sea muy interesante, pero aún más cuando podemos ver todo lo antes mencionado en la propia búsqueda en la protagonista del primer libro mencionado, que es Alicia…

Caída de la conciencia al preconsciente de Alicia 

Comenzamos en un jardín muy hermoso en el que Alicia y su hermana se encuentran en una lección de historia. Alicia dice algo que describe muy bien su inocencia: “¿Cómo se puede prestar atención a un libro sin dibujos?”. A partir de aquí comienza a describir cómo sería su mundo soñado en el que nada tendría sentido, básicamente, el País de las Maravillas.

Acto seguido, ve un conejo vestido formalmente que viene saltando y que después de ver su reloj se da cuenta de que va tarde y sale corriendo. Alicia intrigada va tras la entrada de este conejo. Este último es una antítesis de Alicia ya que demuestra madurez y responsabilidad con sus compromisos. Después de entrar en la madriguera, Alicia cae a un precipicio que no parece tener fin. A medida que cae,nos vamos encontrando con una atmósfera bastante onírica, pues como bien sabemos toda la historia está cimentada en los sueños de Alicia y en este caso tanto la caída como su paso a través de estas puertas son la representación de la entrada al subconsciente de Alicia.

En el subconsciente de Alicia 

La puerta es tan pequeña que Alicia no puede pasar y por eso bebe del contenido de una pequeña botella. Esto hace que se vuelva lo suficientemente minúscula como para poder cruzar por la puerta, no obstante se encuentra cerrada con llave. Así que se come unas galletas para volver a crecer y alcanzar la llave, pero crece más de la cuenta. Alicia ante la desesperación empieza a llorar y sus lágrimas gigantes hacen que todo se inunde y se atraviese por la puerta hasta desembocar en una especie de océano. Aquí ya nos empezamos a encontrar con una serie de criaturas antropomórficas comandadas por un dodo el cual le da Alicia una serie de consejos poco coherentes haciendo de esta una experiencia cada vez más extraña y sin sentido básicamente. Por eso Alicia se va rápidamente de ahí; pero segundos después se encuentra con los hermanos gemelos (Tararí y Tarará). Los cuales le cuentan un cuento que habla de una morsa y un carpintero que encuentran unas ostras en el mar. La morsa las convence de que hay un mundo más tentador más allá del mar y aunque su madre les advierte que no es buena idea, las ostras terminan accediendo a irse y son devoradas por la morsa. Este cuento sirve como analogía para advertirnos que el viaje en el que Alicia se está sumergiendo representa un grave peligro. 

Lo podemos ver también en el plano en el que se adentra a las profundidades de este bosque y su figura es cubierta por las sombras. Más adelante llega una casa y descubre que es la del conejo. Este confunde Alicia con su criada y por eso le pide que le traiga sus guantes, y por miedo, no se opone; una vez dentro se encuentra unos pasteles que dicen “cómeme” y el lugar de respetar la propiedad privada, Alicia los prueba y se vuelve gigante, varios minutos más tarde encuentra la forma de encogerse, pero en este caso se vuelve demasiado pequeña. Alicia, al crecer, no cabe en ninguna parte y la incomodidad es absoluta, en cambio cuando es muy pequeña se ve limitada en la realización de la mayoría de sus acciones. Esto simboliza el crecimiento de los niños de repente mucha ropa les empieza a quedar pequeña, no caben en la cama o tal vez ya no pueden utilizar ciertos juguetes como triciclos y bicicletas pero a pesar de esto aún no son lo suficientemente grandes para hacer cosas como alcanzar lugares altos, tener la capacidad de mantener una conversación con cualquier persona, etc.

En el momento en que Alicia está en su tamaño más pequeño, el conejo vuelve a salir corriendo porque aún va tarde y ella va tras él, pero por supuesto no lo alcanza. Sin embargo, en medio del camino se encuentra ahora con más criaturas antropomorfas, pero lo más destacado de la secuencia está a cargo de las flores las cuales comienzan a criticar y a burlarse de Alicia, queda rodeada por las sombras producidas por las flores potenciando aún más el concepto de intimidación, a lo que ella responde que ha cambiado muchas veces y que no es ella misma. Esto también representa un poco los problemas de identidad que llegan a tener muchos niños a la hora de crecer. 

La metamorfosis 

Al ver que no es tan bien aceptada, Alicia escapa de ese lugar encontrándose con otro ser bastante peculiar. La oruga, quien le realiza varias preguntas y la pone a prueba, pero cada palabra que pronuncia está cargada de soberbia y cierto desprecio hacia la protagonista, también se evidencia que prácticamente no comprende nada de lo que dice el insecto. Esto representa a muchos adultos que son incapaces de sentir empatía por los niños y que por eso los tratan con cierto desprecio simplemente porque no los entienden un poco. Harta de todo esto, Alicia decidió marcharse pero curiosamente la oruga se compadece de ella, y busca la forma de ayudarle cuando la niña le explica que le gustaría hacer más grande, porque ocho centímetros es una altura espantosa. Podemos ver los complejos que tienen los niños a medida que crecen, algunos quieren ser más altos otros quieren ser más delgados, otros quieren otro color de pelo o de ojos. Alicia expresa su inconformidad y la oruga estalla, lo cual hace que se convierta en una mariposa que se aleja volando, y le deja el secreto para crecer o encogerse; el champiñón sobre el cual estuvo parada gran parte del tiempo. Hasta aquí podríamos creer que el mensaje que nos están dando es que, crecer es lo peor que le ocurre pasar al ser humano,  aunque hay etapas difíciles de la vida en donde puedan haber más obstáculos. Estos son indispensables para un buen cambio, el caso de la oruga es el mejor ejemplo posible de una criatura un poco fea —y desagradable en cuanto a su personalidad, hablando del personaje del cuento en particular— que se convierte en una de las más hermosas de la creación, y todo gracias a que vive un proceso de metamorfosis.

Alicia muerde un lado del hongo y crece, pero esta vez, se vuelve monstruosamente grande, al punto tal de que desplaza una mamá pájaro de su nido, el ave, al observar la gran longitud de Alicia, se asusta porque cree que es una serpiente pero Alicia lo niega. La señora le pregunta si come huevos y Alicia no tiene más remedio que aceptar que sí, así que la señora llega a la conclusión de que sí es una serpiente. Esto es algo que nuevamente nos lleva de forma implícita a la pregunta: ¿Quién eres tú? Y nos deja claro que los rasgos físicos y ciertos comportamientos no definen quiénes somos, después de todo hay muchas especies, y dentro de estas, hay muchos seres que tienen muchas cosas en común.

Depende de dónde quieras ir…

Una vez que Alicia logra volver a su tamaño original, emprende un camino medio turbio en el que no hay claridad de qué es lo que se puede encontrar; hasta que de repente, aparece este icónico personaje el cual conocemos como el gato risón, pero en realidad es un gato de Cheshire, del cual podemos notar que tiene muchas características únicas, pero hay una que sobresale, y no es otra que su enorme sonrisa.

Este personaje nace de un dicho popular que había en el Reino Unido del Siglo XVIII:  “sonriente como un gato de cheshire”. Alicia, al encontrarse con el gato, pregunta por dónde debería ir, a lo que el animal le responde que depende a dónde quiera ir. Ella dice que realmente no importa el destino, y naturalmente, él sentencia que entonces, no importa el camino. Aquí está muy bien representado el carácter de los niños y las personas jóvenes quienes constantemente toman decisiones pero casi nunca planifican y no saben qué es lo que quieren realmente, tampoco piensan en las consecuencias, por eso escogen cualquier camino como en este caso. La segunda cosa que quiero que miremos es la pregunta: ¿A dónde quieres ir? La cual me lleva a recordar la pregunta que anteriormente se repitió varias veces: ¿Quién eres tú? Y es que hay algunas preguntas que se repiten constantemente en la filosofía como: ¿quién soy?, ¿de dónde vengo? y ¿hacia dónde voy? Las cuales intentan explorar el ser. Esto nos deja más que claro que en este viaje hay una constante búsqueda de la identidad. El gato sabe que Alicia está aquí porque está siguiendo al conejo, así que le sugiere ir a ver al Sombrerero loco o a la Liebre de marzo, pero le advierte que los dos están locos.

¡Todos estamos locos aquí!

Alicia decide seguir su camino y llega a una casa en la que se encuentran los dos personajes anteriormente mencionados, acompañados de un lirón, quiénes están cantando una simpática canción. Desde el segundo uno, se puede evidenciar su locura pero cada uno de ellos tiene una razón de ser. En primer lugar está el Sombrerero quién nace a partir de la idea de que los sombreros de esa época estaban locos, ya que para la fabricación de los sombreros de fieltro se utilizaba el mercurio, lo que provoca una alta tasa de intoxicación entre los que trabajaban en la industria del sombrero, causando daños neurológicos tales como dificultad para hablar, pérdida de memoria, y temblores; a partir de ello se hizo popular la frase “loco como un sombrero”. Ahora miremos la liebre que se inspira en otro dicho inglés, “loco como una liebre de marzo”, el cual nace de la creencia popular de que a finales de marzo, que es cuando los machos de esta especie se pelean a golpes entre sí para determinar quién se queda con la hembra. Y por último tenemos el lirón que tiene un protagonismo un poco más secundario, pero que es interesante explicar, básicamente un lirón es un roedor muy pequeño que se parece al ratón pero que se caracteriza por tener largos periodos de hibernación, este por supuesto, no es la excepción y por eso la mayor parte del tiempo lo vemos durmiendo o en un gran estado de somnolencia. Estos personajes son una representación clara de la visión que tenía Alicia respecto a las costumbres que tienen los adultos:

  • La primera es la hora del té: Aquí apreciamos una exageración de este hábito tan arraigado que se originó más o menos en esa época, pues pasó a ser algo casi sagrado (e incumplirlo era una falta de respeto). Con esto no solo se crítica esta costumbre en sí, sino todas aquellas que se siguen de forma dogmática y sin cuestionar nada.
  • Además de que todo se vuelve muy rutinario y monótono, aunque paradójicamente, está el tema del no cumpleaños el cual se celebra 364 días al año y cuando se cumple años también lo hacen, es decir, que siempre están de celebración algo que a los niños les encantaría; celebrar, comer dulces, jugar y compartir con muchas personas. Por eso Alicia y a los demás personajes parece gustarles mucho la idea.

Al perderse nuevamente, Alicia entra en un estado de desesperación absoluta, este plano refleja muy bien sus emociones. Se siente sola, desamparada y tonta por haber tomado malas decisiones. Hay algo muy interesante que se hizo con la película, y es que después de la publicación del libro, en el habla inglesa se hizo popular la expresión “sigue al conejo blanco”, que describe el acto de seguir algo o a alguien y que esto termine en una aventura, un descubrimiento o quizás una tragedia. Así que a través de esta escena, quisieron reflejar todo lo que terminó a causa de seguir al conejo

¡Que le corten la cabeza!

Cuando parece que está todo perdido aparece nuevamente el gato de Cheshire, quien la envía con la reina pues, según él, ella es su única carta de salida de este lugar. En una especie de jardín en dónde se encuentran algunos naipes de una baraja muy atemorizados de la reina, ella se comporta de una forma muy particular, pues incluso antes de que llegue, notamos un dominio absoluto por su parte, y es que solo con hacer algo que a ella le disguste, los personajes propician que les corten la cabeza. El hecho de que sus súbditos sean una las cartas de un mazo, representa que los utiliza como juguetes, además de que en el partido de croquet que tiene con Alicia utiliza también a seres vivos. Asimismo, las propias criaturas hacen todo lo posible para que la reina pueda ganar, mostrándonos que cada cosa que se hace y cada decisión que se toma, se ejecuta siempre pensando en favorecer a la reina y no a los demás, aunque esto resulte injusto. 

Hay que recordar nuevamente que, esta novela se desarrolló en la época victoriana, es decir, durante el reinado de Victoria del Reino Unido, en quien muy seguramente se basó este personaje, ya que comparten muchas similitudes en cuanto a su carácter, pero lo que nos lleva a pensar eso no es ella, sino su consorte, en este caso, el rey de corazones o en la vida real el príncipe Alberto. Lo que ocurre es que la gente sentía un gran respeto por la reina Victoria y tenía un gran recelo con el príncipe Alberto, ya que no era inglés. En la obra, la reina es grande, robusta e imponente, y el rey es pequeñito y parece más un consejero o un asistente que un monarca.

En el primer encuentro entre Alicia y la reina, se vuelven a tocar estas preguntas que mencionamos anteriormente, la reina dice: ¿quién es ésta? Y luego le pregunta a Alicia: ¿de dónde vienes? y ¿hacia dónde vas?…

Juicio de Alicia y salida del subconsciente

Cuando están jugando crockett, el gato aparece y comienza a sabotear todo, haciendo que lleven a Alicia a un juicio para determinar si le cortan la cabeza. Hay algunas frases que dice la reina que describen muy bien la situación en la que se encuentra Alicia: “todas las formas, son mis formas”, “yo hago las preguntas aquí”. Cuando el conejo está leyendo los cargos contra Alicia, la reina lo interrumpe para decirle que llegue a la parte donde la hizo enojar, dejándonos muy en claro que no se busca la justicia simplemente satisfacer sus caprichos.

Cuando ya está todo perdido Alicia se come los dos hongos, volviéndose primero muy grande, para luego regresar a su tamaño normal. A partir de aquí, comienza una persecución muy divertida pero que a medida que avanza, se va tornando más alocada y sin sentido. Hasta que llega a la puerta del principio, con la intención de representar la salida del subconsciente. Es cuando Alicia por fin despierta, finalizando así esta increíble aventura. 

Tal vez, solo esto sea una invitación a explorar nuestra mente, a descubrir la belleza de etapas anteriores y valorar su significado…