Antonella Contto

Psicóloga con Máster en Terapia Dialéctico- Conductual. Orgullosa poeta arequipeña 🌋 Clown hospitalaria en área oncológica y pedíatra.👩🏻‍⚕️Fundadora de Validar.pe🌊(instagram). Erradicar el estigma respecto a las patologías mentales es una meta a cumplir. La rama clínica y social son mi gran pasión. ¡Ah! Además del arte, ya que nos redime y trasforma. No fuimos hechos para la comodidad, sino para la grandeza.

Ana, la princesa porcelana

 

Estimados lectores en este último artículo quiero compartir con ustedes uno de los temas que más me ha interesado y qué nos puede pasar a todos: «Los trastornos de conducta alimentaria».

Cuando hablamos de Ana, resulta fácil pensar en ella y cómo transforma los cuerpos que caen en su engaño. Se llega a un peso inferior esperado a la talla:

  • Bajo peso corporal levemente severo definido como un IMC de ≥17. 
  • Bajo peso corporal moderadamente severo definido como un IMC de 16-16,99.
  • Bajo peso corporal severo definido como un IMC de 15-15,99.
  • Bajo peso corporal extremadamente severo definido como un IMC <15. (DSM V. American Psychiatric Association, 2013).

También nos encontramos con una alteración del ciclo menstrual, es decir, una amenorrea (la ausencia continua de menstruación) y una alteración de la imagen corporal que se empieza a configurar en los primeros años de la infancia.

Conforme a comentarios que han vertido sobre nosotros, nuestros familiares, comentarios de los compañeros en la escuela, lo que veíamos cuando éramos pequeños y lo que sentíamos cuando nos miramos al espejo, puede desencadenar una negación y control del hambre.

Este punto es muy importante, tenemos que pensar que etimológicamente anorexia significa «pérdida de apetito» pero las pacientes (incluido varones) anoréxicas no pierden el apetito; son las fases muy avanzadas de la enfermedad normalmente  en donde lo que hacen es pasar mucha hambre, que se niegan a sí mismas y a los demás, fruto de esta restricción prolongada en el tiempo. 

Es verdad que incurren en una pérdida de capacidad para discriminar la sensación de hambre y entonces les cuesta identificarla para mantener sumisa dicha sensación natural. 

Para contrarrestar está necesidad, ejercen una gran hiperactividad a través del ejercicio físico y a comportamientos obsesivos basados en el control de las calorías, hay un miedo a la subida de peso cuando la paciente logra de forma estable mantener un equilibrio en la restricción de la ingesta de que se ha impuesto, no solamente adelgaza sino que detiene su crecimiento, no solo logra estar delgada sino parecer una niña o princesa de porcelana.

El cuerpo adopta un funcionamiento y una apariencia infantil con motivo de la desnutrición, los órganos se reducen y tienen una funcionalidad propia de la infancia, conseguir alcanzar el peso deseado le conduce al «empoderamiento» a proclamar la victoria sobre el cuerpo y la vida, eliminando de esta manera su tendencia a infravalorarse y su miedo en la toma de decisiones.

Hay una irritabilidad y un cambio brusco en el estado de ánimo. Pasa que a lo mejor los padres acaban de ver a su hija exultante y al minuto siguiente se la encuentra llorando porque quizá ha pasado por delante de un espejo y no le gusta lo que ha visto o se ha comido un cuarto de galleta más y siempre que le aprieta el pantalón más de la cuenta se produce también un desequilibrio.

Estas peculiaridades en su dieta y estilo de vida, tienen que ser compensadas o legitimadas a través de un expediente académico intachable y esto a su vez conduce a un perfeccionismo y a una minuciosidad en sus conductas.

En los últimos 30 años las modelos de las revistas han reducido su peso significativamente donde antes tenían un peso de 65 o 70 kg y eso constituye un ideal de belleza ahora mismo el peso de las modelos no supera los 50 kg. Y en el caso de los hombres podemos ver en las revistas cuerpos hiper-musculosos por anabolizantes (Teoría de la Cultura, 2007).

Los adolescentes crecen con la idea de que estar delgados proporciona la clave de la felicidad, amistades, éxito pareja, trabajo y lo peor es que algo de eso es verdad.

La glorificación de la delgadez en el caso de las adolescentes no solamente les permite obtener la admiración del sexo opuesto sino será la envidia de sus propias compañeras. Tanto es así que las chicas anoréxicas se les presupone una mayor inteligencia, una mayor autodisciplina y la capacidad para integrarse dentro de sectores socioeconómicos elevados, pero no olvidemos que cuando una chica ha sido ridiculizada sobre su peso en la infancia, la impronta que se produce en su mente es tan intensa que esas burlas le acompañarán el resto de su vida.

Hay dos contextos familiares que propician la aparición de este tipo de trastornos el primer caso es el de los padres y protectores que están muy pendientes de cualquier necesidad física o emocional de su bebé en el momento de nacimiento, por ejemplo: frío, llanto, hambre, etcétera. Al impedir al niño desarrollar las habilidades necesarias para discriminar sus sensaciones emociones para aceptar su propia imagen corporal o la de sus hijos transmitiendo mucha falta de naturalidad en las relaciones interpersonales es posible que tiendan a cosificar el cuerpo y a percibirla de una forma fragmentada como una serie de partes a perfeccionar que no se integran entre sí, arrugas, papada, barriga, etcétera. Las madres que conservan un rol tradicional dentro de la familia proyectan sobre la comida un valor simbólico de entrega y amor a la misma pero también una forma de justificar la importancia de su rol a pesar de no tener una remuneración por su trabajo (Kirszman y Salgueiro, 2002).

Hay pacientes que rechazan la comida materna porque en el fondo están rechazando el papel simbólico de su madre dentro de la familia hay padres que creen arreglar la situación mediante la desestructuración alimentaria, es decir, cada uno llega en el horario que crea conveniente y come lo que encuentre en la nevera de esta manera se consumen alimentos precocinados demasiado elaborados sin ninguna personalidad con calorías vacías que implican una mayor sensación de insatisfacción y hambre, preludios del futuro atracón bulimico. Por otro lado, la comida premia comportamientos si te portas bien, te compro un helado, sirve como amenaza si no te comes la sopa, te quedas sin postre, endulza las penas  con pasteles y reduce el aburrimiento al tomarnos un chocolate caliente.

El ideal de belleza que se impone a la mujer, esto implica la negación por parte de las propias madres de procesos consustanciales a la transformación de su cuerpo con motivo de la menopausia entre los 40 y los 50 años de edad empieza entonces por parte de las progenitoras el seguimiento de dietas hipocalóricas sin ningún tipo de asesoramiento nutricional se ven incapaces de cumplirlas en el 95% de los casos, pero para entonces sus hijas han  tomado buena nota de ello y ya tienen un modelo a imitar.

Pensemos en las familias con un estilo relacional en el que tienden a evitarse los conflictos hay una inhibición de las emociones, la expresión positivas se considera una debilidad y la expresión negativas se considera una descalificación o una falta de clase. Sin embargo, cuando alguien inhibe necesidades crea dentro de sí, fuertes sentimientos de frustración y una incapacidad para resolver los conflictos abiertamente; es entonces cuando la comida se puede convertir en un modulador de los deseos inhibidos. En este tipo de familias es frecuente encontrar algún tipo de alianza implícita e inconsciente entre una de los padres y sus hijos intentando demostrar la superioridad moral sobre el otro miembro de la pareja (Avilés, 2007).

La hija en un intento desesperado de evitar la ruptura matrimonial; la anorexia conseguirá la unión de los dos padres pero a costa de su vida. 

En otras ocasiones, algunos padres se referirán a sus hijas con diminutivos, expresiones animadas comprándole ropa de niña pequeña como calcetines, zapatos, vestidos, etc.

Algunas pacientes anoréxicas han sido la niña bonita del padre durante su infancia con la llegada de la pubertad se tiene que romper esa relación simbiótica, por el miedo a un incesto real o fantasía. Es entonces cuando las chicas encuentran en la anorexia un refugio para mantener la seguridad sobre su cuerpo. Es frecuente también un modelo de comunicación basado en el chantaje emocional, en la inhibición de las elecciones personales y en la ausencia de límites dentro del ámbito familiar, es decir, padres que entran en las habitaciones de los hijos sin pedir permiso, abren armarios, abren cajones, diarios privados o madres que componen tensión, se intercambian vestidos con sus propias hijas.

Puede haber casos en los que un cuadro de anorexia o bulimia esté enmascarando un abuso sexual. Las pacientes adoptan conductas purgativas o entran en ingestas desaforadas o consumen sustancias con el fin de negar el impacto traumático de la experiencia, también es posible que vomitan como una muestra de rechazo hacia sí mismas.

Para culminar, comparto un poema respecto a este tema que caló en mí y de igual manera espero que en ustedes pueda tener impacto y sobre todo se quede en la retina para aprender a desaprender, no solo la forma en la que nos expresamos respecto a nuestros cuerpos, sino a reafirmar nuestra imagen con amor y respeto:

Ella 

Enséñame a ser como tú, 

a no pedir, ni reclamar.

La muerte me persigue,

y no quiero huir más.

Enséñame a tener disciplina, 

a querer ser como tú, prometo cambiar,

a ceñirme a tu figura, a no comer más.

Mi pequeña, enséñame a ser como tú, 

yo ya no quiero volver a caer, 

desfallecer, no es una opción,

cada centímetro menos, es toda una nueva ilusión… 

Bibliografía: 

  • Avilés, D. (2007). Actitud negativa hacia la alimentación (anorexia nerviosa) entre padres e hijos. Tesis de licenciatura. Toluca (México): UAEM.
  • Diagnostic and statistical manual of mental disorders, 5th ed.: DSM V. Washington, DC: American Psychiatric Association, 2013.
  • Kirszman, D. y Salgueiro, M. (2002). El enemigo en el espejo. De la insatisfacción corporal al trastorno alimentario. Madrid: TEA. 

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