Lepoldo Chiappo, en su artículo «La Existencia Humana (Estudio sobre la Comedia de Dante)», nos comparte sus aportes en el constante ejercicio de como vivir la vida. Pero no lo hace de modo sencillo, es más, algunas de sus afirmaciones son implacables y duras, por otro lado tiene unas tan bellas y esperanzadoras, que uno no puede evitar inclinarse a darle la razón.
En este escrito procuraré recoger las ideas principales del estudio.
Palabras clave: Vida psico-espiritual, plenitud existencial, fracaso existencial, fortunio, Psicología Fundamental.

La Divina Comedia es una obra maestra de la literatura cristiana y universal. Más allá de las libertades creativas en cuanto al proceder de la vida más allá de la muerte; y una actitud crítica -y sensata- por parte de Alighieri hacia ciertas autoridades eclesiales de su tiempo; no cabe duda que “Europa no ha visto […] un poeta cristiano más grande que Dante” (Dawson, 2013).
Como decía, la Comedia, como toda obra literaria trascendente, refleja al ser humano, tanto en el tiempo en que fue escrita, así como de manera intemporal. Chiappo buscó amplificar ese alcance, o más bien aclarar el camino para ver todo el panorama dentro de la obra, y por supuesto, partiendo de la perspectiva de la Psicología. Y razón no le faltaba pues Dawson (2013) comenta que el crítico literario Luigi Valli teorizó acerca de un «lenguaje secreto» en la obra de Dante.

Sin bien menciona que, para entender a la obra plenamente no hay que dejar de lado el espíritu cristiano de la misma. Propone que reflejar las situaciones del poema en la vida de cualquier hombre puede darnos un aporte valioso para el entendimiento del ser humano, mencionando que hay elementos del Infierno, Purgatorio y Paraíso dantianos en la vida que conocemos.
Uno «vive el Infierno» en esta vida cuando se es un fracasado existencial, y no está dispuesto a cambiar. Pero claro, a diferencia del infierno de condena eterna, uno puede liberarse del infierno figurativo. De igual manera, el Purgatorio y el Cielo figurados por Chiappo no son los eternos que pregona el cristianismo católico; sino que son símiles de estos últimos. Y si uno busca mantenerse en el Paraiso de Chiappo, hay que estar en constante trabajo para no perderlo,
¿Qué es un fracasado existencial?
Hablamos del hombre que se ha cerrado al amor, a la belleza y a la justicia. El que abre la boca para soltar envidia, odio y resentimiento, y no tiene la mínima intención de salir de allí. Como ven es un estado radical. Si bien no es irremediable, es muy difícil de liberarse del mismo. Pues es un problema que se clava en la voluntad individual. No hay quien pueda sacar al fracasado de su infierno, sin que el último no ponga de su parte.
Es fracaso existencial es el fracaso esencial y universal del hombre en cuanto hombre (Chiappo, 2013, p. 71). Y no nos referimos a cosas como fracasar en los negocios, en la política, en el trabajo, en el matrimonio, en la vida social, o en cualquier índole que se desarrolle en la vida terrenal. Para Chiappo estos fracasos son particularidades, y hasta accidentales (2013, p. 71). En muchos casos estos pueden deberse a factores fuera del control de uno mismo, no es así con el verdadero fracaso radical del cual seríamos totalmente responsables, ese que te lleva al infierno en la tierra.
¿Cómo es un hombre elevado que logró la plenitud existencial?
Pero también está el otro extremo, tenemos al hombre que vive en plenitud existencial. Este es alguien que, por su apertura, amor, libertad y sentido de justicia se vuelve pleno en la vida psico-espirtual (término propuesto por Chiappo).
Ahora bien, ¿bajo qué medida y en qué escenario uno puede ser un fracasado existencial o un elevado existencial? En la Comedia nos presentan al ángel Fortuna, que se encarga de administrar todo lo que ocurre en el mundo material, se encarga de enviar momentos de bienestar y adversidad. Chiappo traduce esto en términos más seculares, y lo llama destino (2013, p.76). Así es el destino que es el devenir de las cosas, que hace que las cosas ocurran de un modo escrito, pero en el que podemos elegir cómo actuar ante esto. Podrá parecer un contrasentido decir que el destino no tiene todo preestablecido, pero no es así, no hay que caer en determinismos, el libre albedrío de cómo reaccionar ante las pruebas -y ante los placeres terrenales- de la vida es algo tan propio que nada exterior a la persona lo puede manipular.
¿Pero se puede estar abierto a lo bueno y estar contento rodeado de adversidades, sufrimientos, dolores, o miserias? La respuesta es sí. Y así como vemos el Purgatorio en la Comedia donde las almas sufren constantes tormentos, están felices porque tienen la esperanza y la certeza de que todo ello pasará y podrán entrar en la gracia de Dios en el Paraíso, su dolor no es estéril y lo afrontan con una alegría interior. De igual modo en este mundo, cuando los hombres transforman sus infortunios en fortunios (Chiappo, 2013, p. 77) lo hacen apuntando inevitablemente a la plenitud de la existencia. No actúan con la cerrazón voluntaria que infierniza (neologismo de Chiappo) la vida.
¿Cuánto dura todo esto? Toda la vida por supuesto, pero también tenemos una temporalidad aparte de la cronológica donde experimentamos y vivenciamos. Chiappo también pone en juego a la temporalidad existencial, que se mide en base a lo pensado, reflexionado, y aprendido de la experiencia, que se traduce en “sabiduría, prudencia, equilibrio, serenidad, saber del mundo y de la vida” (Chiappo 2013. p. 77). Uno puede estar lleno de experiencias pero no haber aprendido nada de ellas, más bien hay experiencias que te dejan perturbado, inquieto, desubicado y necio cuando no se asimilan con reflexión.
Lo esencial en la temporalidad existencial es la madurez psicoespiritual.
(Chiappo, 2013, p.77)
Chiappo nos anima a crecer en los valores más fundamentales, bondad, paciencia, comprensión, virtud, amor, justicia, entrega de uno mismo y perseguir la belleza; en contraposición a la amargura del carácter, la ira, el resentimiento, y la frustración.
Cuando se da amor, no lo pierdes, este crece y enriquece tanto al que da como al que recibe. En el otro extremo cuando uno es iracundo o violento con otro, tampoco se desprende de la actitud negativa, la conserva y la propaga.
Uno puede amar a Dios, a sus padres, a uno mismo, a su país, a su época, a su ascendencia, a su descendencia, a todo lo bueno y respetable. Así también está la posibilidad de insultar y blasfemar contra todo, pero esto amarga la existencia y nos priva de la capacidad de abrirse a la alegría y de la capacidad de admirarse de lo bueno (Chiappo, 2013, p.80).
A la actitud hostil e iracunda Chiappo le llama voluntad aniquiladora y la identifica con el nihilismo (2013, p. 80). La infiernización de la vida humana consiste en caer espiritualmente frente a la adversidad.
Uno debe potenciar el alma con los recursos espirituales que son el amor, la resistencia, la paciencia, el sacrificio, la benevolencia, la dignidad, la grandeza, la valentía, la responsabilidad, el silencio, el ofrecimiento de uno mismo, e intentar ser constantes en ellos a pesar de la adversidad (e incluso del placer).
Una plenitud existencial consolidada permanece autónoma frente a las alteraciones y vicisitudes y se nutre de su propia riqueza; porque los placeres terrenales, también pueden enceguecer y corromper, pueden quebrar la serenidad del alma tanto como lo hacen las tristezas, el encono y la malignidad.
Psicología Fundamental es el nombre que Chiappo le dio a la psicología que se encargue de estudiar lo abordado y todo lo relacionado a la construcción psico-espiritual para comprender lo relacionado al sentido y la estructura de la existencia humana.
“La calamidad es ocasión de la virtud […] El soldado bisoño con sólo el temor de las heridas se espanta; más el antiguo con audacia, mira su propia sangre, porque sabe que muchas veces después de haberla derramado ha conseguido victoria”.
(Séneca, 2013, p. 23)
Ahora bien, mencioné que un hombre pleno debe tener la capacidad de amar y admirarse además de buscar la belleza, pues bien, ¿Cuál es esa belleza, como amar, como admirarse? Hay que estar preparado, porque de pronto todos tus conocimientos, toda tu supuesta cultura y grandes saberes, se pueden ir abajo, o puedes comunicarlos mal debido al impacto y sobrecogimiento que surge cuando tienes frente a ti a la Belleza. Lo condensaré con lo ocurrido en el pasaje cuando Dante encontró en el Paraíso a su amada Beatriz:
La hermosura que en esos momentos vi en ella, excede todo lo que los hombres podemos imaginar, por lo que yo tengo por cierto que solamente su Hacedor podría comprenderla. Yo me declaro incompetente para describirla, como jamás se sintió autor alguno, cómico o trágico, abrumado por su oficio y su trabajo, pues como con la intensidad del Sol se contrae una pupila débil, así mi mente, que de suyo es lerda, se contrae al recuerdo de su dulce sonrisa […] más ahora me veo forzado a suspender los versos que hablan de su belleza, como el artista que llega al límite de su arte.
(Alighieri, 2010, pp. 222, 223)

¿Qué más podría agregar ante estas estremecedoras líneas? Creo que capturan a la perfección la esencia de lo que es la auténtica belleza, la admiración y el amar. Ocurrió en el Paraíso dantiano, pero también un reflejo resplandeciente de este acontecer puede ocurrir en la tierra, seguro en alguno ocasión lo pudimos vislumbrar.
Referencias
- Alighieri, D. (2010). El Paraíso. México D.F: Grupo Editorial Tomo, S. A.
- Chiappo, L. (2013). La existencia humana (Estudio sobre La Comedia de Dante). Revista De Neuro-Psiquiatria, 65(1), 70-85. Disponible en: https://revistas.upch.edu.pe/index.php/RNP/article/view/1509/1537
- Dawson, C. (2013) La Cultura Literaria en la edad Media. Verduzco, H. (Ed.), Historia de la Cultura Cristiana. México D.F: Fondo de Cultura Económica.
- Séneca (2013). Los Siete Libros de la Sabiduría. Barcelona: Ediciones Brontes S.L.



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