Las bendiciones de la vida según Mark Twain

“Las cinco bendiciones de la vida” es un cuento escrito por Mark Twain, en el que retrata las experiencias, pruebas y penurias que se pueden presentar durante la vida en este mundo. En este texto esbozaré algunas reflexiones que podemos obtener del relato.  Les recomiendo encarecidamente que si no han leído el cuento, lo hagan antes de leer mis reflexiones, para que con las impresiones particulares que se hayan llevado, las comparen con las mías. Y de paso, no se privarán de la grata sensación que da el apreciar algo nuevo.

Aquí tienen un enlace con el cuento, es directo y mordaz como el propio Twain: https://www.nexos.com.mx/?p=39003

¿Ya lo leyeron? Empecemos entonces… Las bendiciones (o dones) de la vida (o del mundo) son la Fama, el Amor, la Riqueza, el Placer y la Muerte. Depende de cómo se concibe la manera de ver las cosas, unas pueden ser más atractivas que otras, o por el contrario, no generarían interés alguno, incluso podrían generar un rechazo inmediato. Es importante notar que es un “hada buena” la que se encarga de entregar los dones a nuestro protagonista sin nombre, y que a su vez le advierte que solamente uno es valioso en realidad. Ella podría representar el destino, las fuerzas sobrenaturales, incluso la divinidad o también el mero paso del tiempo, tenemos que recordar la cualidad de bondad que Twain le adjudica al hada, pues no es ninguna ironía o sarcasmo.

«Espíritu de la Noche» de John Atkinson Grimshaw

Al inicio, el hombre -joven en ese momento- del cuento eligió el Placer y lo vivió inmediatamente. En efecto se embriagó con él, pero se dio cuenta de la levedad, y decepción que genera la satisfacción de los impulsos, “Pero todos resultaron a su vez breves y frustrantes, vanos y carentes de sentido” (Twain, 2016, p. 750). El placer en sí mismo no es malo, lo que ocurre es que hay que educarlo, saber darle el lugar que le corresponde, no hacer que sea el centro en el que gira nuestra vida, por más atractivo que pueda aparentar; además debemos saber en qué complacernos. Por ejemplo, el placer que genera una relación de pareja, si es guiado por un amor genuino (que vas más allá del deseo) tiene mucho provecho y redondea la relación; por otro lado el placer inmediato que generan los vicios o el libertinaje, te enceguece y te hace esclavo de ellos o si se les supera, de todos modos dejan una sensación de frustración y arrepentimiento. Volviendo al cuento, el muchacho terminó entrando a cuenta de que desperdició los años de su juventud al tener como centro al Placer, y deseando otra oportunidad para elegir.

René Magritte: el principio del placer
«El principio del placer» de René Magritte

En efecto el hada buena le dio otra oportunidad, y el joven eligió el Amor, ello causó que extrañamente, el hada derramase algunas lágrimas. Ahora pasaron muchos más años que su época placentera, y en el transcurso, el hombre tuvo que ver morir a todos sus seres queridos. Cuando su última -y más querida- persona, una mujer (no se especifica cual era su vínculo con él) murió, nuestro protagonista dijo lo siguiente: “Por cada hora de felicidad que me ha vendido el Amor, ese mercader traicionero, he pagado mil horas de aflicción. Desde lo más profundo de mi alma, yo lo maldigo” (Twain, 2016, p. 751). Les confieso que esas palabras afligieron mi corazón, en verdad se puede sentir la impotencia del personaje. Lo peor es saber que muchas personas en este mundo llegan a estados similares, el dolor que les toca enfrentar es tan grande que a veces no lo pueden resistir y se llenan de amargura y tristeza. De todos modos debo mencionar que la visión de Twain con respecto al Amor, si bien tiene cierta lógica, queda incompleta. Es verdad, amar trae consigo pruebas y dolores, y si aún admitiéramos que en cantidad podrían sobrepasar a la felicidad que también brinda, no la superará nunca en calidad. Asimismo, uno debe amar sabiendo que nada en esta vida es eterno. Hay que luchar con todas nuestras fuerzas, pero a veces no se podrá hacer mucho por evitar una pérdida; debemos traer a conciencia ello, y saber asumirlo (si es posible, con ayuda de otros seres queridos o por profesionales de la salud).

«This is Love» de George Harrison, muestra dulce y verídicamente algunas de las bellezas del amor.

Regresemos al cuento, nuestro personaje, desgraciadamente, con el corazón herido y rencoroso, se encontró con el hada nuevamente quien le volvió a dar la chance de elegir, ella esperaba que haría una mejor elección pero cuando vio que él eligió la Fama solo pudo suspirar y dejarlo a su suerte. En el inicio del ocaso de la vida, el hada regresó y vio que el hombre curtido por los años, estaba pensando mejor pero seguía en soledad. El hombre se dio cuenta más rápido que la Fama, en su apogeo, termina por despertar la envidia, el odio, y el escarnio de los demás, y en su decadencia, solo despierta lástima y desprecio  (Twain, 2016, p. 751). Así como el placer, la fama no es mala en sí misma, e incluso puede ser una herramienta muy valiosa cuando se quiere transmitir un mensaje provechoso y de bondad, pero claro, se puede usar para todo lo contrario y dispersar necedades y vanidades en los demás y en uno mismo. El propio Twain goza de una fama inmensa, sin ella no estaríamos reflexionando acerca de este cuento. No obstante, lo que escribió no deja de ser cierto, la gente famosa puede ser adulada un tiempo y luego los quieren ver caer… La paz y privacidad que brinda una vida discreta, en ese sentido, no tiene precio.

Les recomiendo escuchar «Fame» de David Bowie (junto con John Lennon), donde deja en evidencia a ese lado lúgubre de la fama: https://www.youtube.com/watch?v=aQINihWd7ts

El hada aún le permitió elegir una vez más, pero a causa de todo lo vivido, la mentalidad del hombre se tornó agria y desvergonzada. Eligió la Riqueza, a pesar de que ya sabía que todo lo que conseguiría sería nuevamente las frustraciones del Placer y la Fama. “¡Compraré, compraré y compraré! Deferencia, respeto, estima, adoración… Todas las falaces gracias de la vida que el mercado de un mundo trivial es capaz de proporcionar sin límites” (Twain, 2016, p. 752). 

Así como la fama, la riqueza puede ser usada para fines nobles, pero tiene el peligro de que uno quede esclavizado por ella. Además es efímera, el mismo cuento menciona que solo pasaron tres años para que nuestro hombre, ya llegando a una edad avanzada, se quedase sin nada. Es más que se viera sumido en la pobreza. En efecto, la riqueza material puede envanecer la mente y el corazón, estemos conscientes o no de ello. La riqueza te puede sofocar con tanta pompa, la pobreza te puede ahogar al hundirte en ella, ambos extremos son peligrosos, pero no intransitables. Eso sí, la tranquilidad que brinda una vida modesta pero estable, puede liberarnos de todas las contrariedades de los dos estados polarizados antes mencionados (Defoe, 2012, pp. 14, 15).

TRESCIENTOS AÑOS DE ROBINSON CRUSOE - Qué Leer
«Robinson Crusoe» de Daniel Defoe es, entre muchas otras cosas, una lección acerca de que los verdaderos tesoros no son materiales.

El protagonista, ya mayor, y demasiado golpeado por la vida y por sus propias elecciones, generó una agria resignación en su corazón. No obstante, también desarrolló cierta sabiduría, pues por fin entendió que detrás al Placer, le sigue el dolor; al lado del Amor está la aflicción; que a la Fama la acecha la vergüenza y que la Riqueza rápidamente se torna en pobreza -espiritual mayormente- (Twain, 2016, p. 752). Pero no asumió este saber con calma, sino que lo hizo con enojo y hartazgo, es por eso que pidió el último don, la Muerte. Pero el hada buena ya no tenía a la Muerte consigo, se la entregó a un niño, un niño muy querido por su madre. El pequeño le dijo al hada que eligiera por él. Qué misterio ¿Cuál habría sido la situación del niño? ¿Acaso estaría desahuciado y la Muerte no podía ser elección sino el único camino? (El hecho de que el hada eligiese por él, osease, que él no ejerciera su voluntad en la decisión, podría fundamentar esta suposición). Twain hace una llamada a la conciencia, la Muerte puede llegar en cualquier edad de la vida. Repito la idea dada al abordar al Amor, hay que saber que la muerte es inevitable, y aceptarla con serenidad. Es verdad, es una tarea muy difícil, entrar a conciencia de ello puede ser deprimente o causar temor, pero hay maneras de enfrentar esto, reconocer nuestra temporalidad, apreciar lo que está presente (nuestra vida, nuestras bondades, nuestros seres queridos) y no angustiarse por lo que todavía no llega (la misma muerte), e incluso acoger la esperanza de una vida después de fallecer. Estos son remedios que ayudan a ver de una manera más madura y serena a esa otra parte de la vida.

San Francisco de Asís y la hermana muerte corporal | Diócesis de Celaya
San Francisco de Asís decía que la muerte es una hermana que guía a la vida eterna.

Para terminar, nuestro héroe curiosamente se quedó sin la muerte (una muerte inmediata) y tuvo que vivir su vejez. Si bien el cuento acaba de manera agria, yo interpreto que el hombre termina con la oportunidad para pensar y meditar sobre todo lo vivido; y liberarse de la amargura y tristeza en la que se vio comprometido.

Como podemos apreciar, los dones de la vida que propone Twain, tienen sus implicancias, su pros y sus contras. La Fama y la Riqueza, no se conceden a todo el mundo. El Amor, el Placer y la Muerte son más democráticos, llegan a todos en mayor o menor medida, y su correcto desarrollo depende de cómo nosotros actuemos con ellos. Es importante resaltar que el cuento afirma que el Placer, la Fama y la Riqueza, no son realmente dones, sino “préstamos temporales» y «disfraces provisionales” (Twain, 2016, p. 752), estoy de acuerdo con los tres primeros, y el propio cuento lo fundamenta. Pero el Amor es diferente, el Amor no es una apariencia tampoco en un “mercader traicionero”, el amor salva, nos dignifica. Le acompañarán mil peripecias, pero siempre vale la pena luchar en nombre de él, solo hay que saber dónde se vierte nuestro amor. De todas maneras, las observaciones de Twain no dejan de tener mucha verdad; el cuento es bastante certero, y te deja con el deber de pensar, porque su protagonista sin nombre no es nada más ni nada menos que una representación de la propia especie humana, entre muchas otras razones a descubrir.

Referencias

  • Defoe, D. (2012). Robinson Crusoe. Barcelona: Ediciones Brontes S.L.
  • Twain, M. (2016). Cuentos Completos. México DF: Penguin Random House Grupo Editorial, S. A. de C. V.

Literatura; realidad; y uno mismo

Hace poco, participé como expositor en un panel universitario en el que hablamos acerca de las virtudes que trae consigo el estudio de las Humanidades, yo me ocupé de comentar las bondades de la Literatura.

En este texto recojo los pensamiento e ideas de la exposición que hice bajo el título de “La Literatura como aproximación a la realidad»; los cuales guardan relación con la Psicología.

Este arte, y como todo bello arte, empieza en el hombre, pero no termina en este únicamente, sino en toda la humanidad. Es un medio por el cual los grandes creadores transmiten su propia interioridad, y lo hacen de una manera sobrecogedora para quienes estén dispuestos a acudir a su mensaje.

10 Características de la Literatura

Hablando del momento de apreciación o contemplación, la Literatura tiene el gran mérito de que «solamente» a través de la lectura de un texto podemos ver un panorama más elevado de las cosas. Y lo genial es que todo ocurre dentro de nosotros, y es precisamente uno mismo quien lo permite. Pues hay que darse el trabajito de ponerse a leer, y en líneas generales es una actividad un tanto más exigente que las otras.

En esta época donde se busca tanto la estimulación de los sentidos, la lectura podría parecer poco atractiva puesto que no ofrece mayor aliciente sensitivo que un medio audiovisual, o un viaje vacacional. Además, requiere un uso -por lo menos un poco- más elevado de atención y concentración.  Ante esto, una persona que llega a su casa, agotada por el cansancio de los estudios o el trabajo, probablemente querría pasar su tiempo de descanso haciendo una actividad que no le requiera aun más esfuerzo del que ya ha hecho. Es comprensible, pero justamente eso hace que la lectura calce mejor con la frase “vale la pena”.

Puesto que, al referirnos al plano de la mente, del interior, del diálogo con uno mismo, tiene un alcance avasallador. El cultivo y crecimiento de nuestro propio ser en medio de este silencio externo, es lo que se debe tomar en cuenta como lo realmente a comparación de la poca estimulación sensorial.

«El contemplador» de Iván Kramskói

Sí bien este aspecto se desarrolla dentro de uno mismo, obviamente no estamos solos, la Literatura tiene el testimonio de la humanidad, uno puede contemplar la manera de pensar de las mentes más brillantes de su época, acompañados de la belleza de unas historias bien narradas, desarrolladas y/o escritas. Por supuesto, debemos abstraer las ideas y ver que hay detrás de los sucesos que acontecen en las mismas.

Estas historias nos enseñarán sobre nuestra propia naturaleza; sobre el cómo y el por qué de nuestras conductas; y también por qué la vida ocurre de la manera en que lo hace. Y no solo eso, también nos darán un consuelo y esperanza. Mucho de lo que está escrito, por más que tenga muchísimos años en su haber, tiene algo que compartir con nosotros.

Ahora bien, la Literatura nos brinda lo necesario para elevar nuestro espíritu, pero no es como un software que se instala y opera desde el inicio, no es que por mucho que ahondemos en el arte, de pronto ya actuaremos perfecta e infaliblemente, derrochando inteligencia y sabiduría por doquier, por supuesto que no. Muchos de los autores talla prócer cometieron excesos y graves errores durante su estancia en este mundo. Pero, a pesar de esta especie de traición a sí mismos y a la bondad que encontramos en sus obras, no le quitaron valor, ni a su esencia como seres humanos, ni a sus creaciones.

Me gusta disfrutar de los amigos y la gente - Sophya

Dicho esto, podemos inferir que por ser un lector asiduo, no nos vamos a resolver la vida. Pero si que nos conseguiremos un soporte muy sólido y bello para andar en ella. Es común que cuando uno lee mucho se sentirá despierto, elevado, será más culto e inteligente, y será cierto. No obstante, ocurre el peligro que se de a un mismo tiempo, el surgimiento de ciertos aires de superioridad, de creerse mejor que los demás… Este es un momento que, si sucede, se debe superar como se supera un obstáculo. El crecimiento de uno mismo, se corrompe con la vanagloria y más aún, el desarrollo personal queda incompleto si no se comparte el deleite artístico con los demás. Eso es lo que brinda una complacencia que no podría ocurrir de otro modo.

La Literatura (al igual que las otras bellas artes) es un medio para acercarse a la Verdad y bondad que el ser humano busca incansablemente, nunca dejemos de recurrir a ella. Asimismo, es una aliada valiosísima para el perfeccionamiento de la Psicología.

Estas líneas son también un agradecimiento a mi madre; a un profesor; y a una profesora que encauzaron e iluminaron mi camino por los valles de la Literatura.

Lectura sugerida de obras maestras no muy largas, que dejarán lecciones inconmensurables

  • “El Lobo Estepario” de Hermann Hesse, para reflexionar sobre la mente.
  • “Colmillo Blanco” y “La Llamada de lo Salvaje” de Jack London, para darse un panorama del transcurso de la vida.
  • “Las Aventuras de Tom Sawyer” de Mark Twain, y “Los Ríos Profundos” de José María Arguedas. para entender mejor las luces y sombras de la infancia.
  • “Fahrenheit 451” de Ray Bradbury, para tener una mirada atenta sobre la decadencia que se puede ver en el mundo moderno.
  • “El Hombre que fue Jueves”, para darse una idea de cuáles son los motivos de los designios divinos.
  • Y todos los cuentos de Oscar Wilde, para quedarse con un nudo en la garganta y un corazón conmovido.

Aquí también les comparto unos artículos míos donde muestro el apoyo mutuo entre la Literatura y Psicología:

Escribir desde el interior: la necesidad que nos salva

Resumen:

La agitada vida actual puede convertirse en una herramienta de doble filo para la creación literaria. Los días se han convertido en un encadenamiento de rutinarios instantes para muchas personas que, acostumbradas, prefieren (o quizás se conforman) vivir en modo “automático”.

Lamentablemente, este modo de vida los conduce a una existencia vacía y sin sentido. Nos preguntamos: ¿Cómo lograr que las personas “despierten” de este aletargamiento y descubran que, por medio de la escritura, también se abren diversos caminos y perspectivas que sirven para cuestionar la realidad?

La tarea no es nada sencilla para quienes creamos mediante la palabra, mas no es imposible. El escritor debe enfrentarse a esta homologación y la creación de máquinas contemporáneas, mediante el diálogo con el otro y la defensa de la dignidad individual para mantener los sueños colectivos. Así, en un mundo donde prima la individualidad, la escritura se tiende como un puente para que las personas se puedan explorar, (re) conectar consigo mismas y con los demás y de esa manera, liberarse.

Palabras clave: escritura, reconexión, exploración, liberación

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Escribir es emprender un viaje a nuestro interior, encontrarnos, explorarnos, reconciliarnos, alejarnos o acercarnos a sensaciones o ideas que –de manera consciente o inconsciente- siempre estuvieron en nosotros. Cuando tenemos la necesidad de escribir, el mundo exterior desaparece, entramos en una suerte de burbuja que nos cubre de la cotidianeidad de la vida.

Así, como asegura la escritora Clarice Lispector: “Escribir es una maldición que salva el alma presa, salva a la persona que se siente inútil, salva el día que se vive y que nunca se entiende a menos que se escriba».1

Escribimos para salvarnos del tedio, pero sobre todo, para liberarnos mediante la fuerza narrativa y, de este modo, conquistar a nuestros lectores y, como afirma Edgar Allan Poe, crear un único efecto en su alma.2

Uno de los caminos para guarecernos y expresarnos es escribir cuentos. Sin embargo, no es un camino recto ni asfaltado. No obstante, cuando éramos niños –según comenta la escritora Frannery O’Connor- parecía “no haber nada excesivamente complicado”.3 en escuchar y contar cuentos.

Creemos que, probablemente –ya que no existe nada definitivo en el campo de la creación literaria- una de las respuestas para quienes deseamos escribir cuentos es experimentar las emociones sin los filtros ni las preocupaciones que se producen en la adultez. Así, al poder sentir como si fuéramos niños, observar las cosas con curiosidad, preguntar con inocencia, pasar tiempo con nosotros mismos (dejando de lado las obligaciones y mundanos problemas), no dar las cosas por sentadas y soñar, podríamos acercamos a una forma pura de creación: libre, sin estigmas ni ataduras invisibles.

El compromiso, en el camino de ésta liberación, debe ser con los cuentos y sus movimientos cambiantes nutridos por nuestras propias experiencias al observar el exterior –elemento vital para la creación de escenarios y personajes- como menciona Ernest Hemingway .4 Sin embargo, al igual que un enorme y colosal témpano de hielo -siguiendo la bella metáfora de Hemingway (1996: 25)- la importancia de recopilar información por medio de la observación y vivencias propias, no significa que todo lo conseguido deba ir en nuestra creación como cuentistas. No obstante, no está permitido que, por desconocimiento, se omitan. Después de todo, “el conocimiento es lo que constituye la parte del témpano que está bajo el agua.” (Hemingway 1996:26).

Como vemos, emprender la aventura de escribir un cuento tiene diversos caminos, cada escritor tomará el que crea conveniente, algunos volverán al punto inicial, otros quizás sientan que se han perdido, pero –si realmente existe la necesidad inagotable de escribir- se perseverará.

Por otra parte, si pensamos en obtener fama mediante la escritura, debemos entender que perseverar no garantizará que nuestra obra sea reconocida. Sobre este punto, la escritora Silvina Bulltrich.5 afirma que el triunfo no es lo más importante y, en su texto sobre la “Refutación al decálogo del perfecto cuentista de Horacio Quiroga”, asevera que “la vida de Quiroga fue toda entera una derrota y por eso su obra cobró fuerza y perdura.” (Bulltrich 1996: 53). Este punto lo enlazamos con la vida del gran cuentista Julio Ramón Ribeyro: con grandiosos y memorables cuentos, Ribeyro -al igual que sus personajes – nunca se sintió merecedor de reconocimientos. Consideramos, siguiendo la gran lección de Clarice Lispector, que la humildad como técnica debe ser imprescindible para todo escritor: “(…) el orgullo hace perder mucho tiempo.” (Lispector 1996:202).

En la actualidad, conocemos algunos personajes famosos que escriben libros, pero es frecuente que, después de un tiempo, nadie recuerde sus historias. Los autores brillarán efímeramente por la fama o resonancia sus nombres en la portada. Debemos aspirar a crear cuentos que prevalezcan al paso del tiempo. Clarice Lispector menciona, de manera irónica, como “crítica liviana” a las aseveraciones en torno a este tema: “En el libro de Pelé las cosas van sucediendo (…) tú solamente inventas. El tuyo es más difícil de hacer, pero el de él es mejor.” (Lispector 1996: 200).

En la escritura no se inventa, se sustrae del interior aquello que nos mueve y corta la respiración. De este modo, los lectores podrán relacionarse, reflejarse, identificarse o conmoverse con personajes atemporales que se queden, de una u otra manera, siempre con ellos. Nuestros cuentos deben permitir que nos expresemos y liberemos. Esta incandescente necesidad de expresión es un punto en común que encuentra la escritora Silvia Molina cuando indaga sobre el vaporoso terreno de la creación de cuentos desde la perspectiva de diversos escritores .6

Sabemos que es imposible encontrar una suerte de leyes o decálogo para escribir cuentos, puesto que, como ocurre con todo tipo de arte, la literatura no debe seguir ninguna regla pre establecida: cada escritor encontrará, con mayor o menor dificultad, su sendero. No hay lugar para el pragmatismo en la creación literaria. Yo considero que el arte en general no puede verse como si se tratase de un libro de instrucciones o reglas generales. No porque no tenga un orden o una razón de ser, sino porque la forma en la se exprese o sea entendida tendrá siempre muchos puntos de vista, no es algo estático ni cuenta con alguna regla universal.

Por este motivo, nos sentimos encandilados ante el misticismo de escritoras como Joyce Carol Oates.7 quien nos acerca a la escritura desde la magia de los sueños, desde aquella voz que no podemos callar, desde la búsqueda de significados ocultos de la vida, desde la creación de misterios, pero sobre todo, desde la incapacidad para no escribir: “La base para el arte de un escritor no es su habilidad sino su voluntad de escribir, su deseo de escribir.” (Oates 1996:120)

Después de todo, escribir nos conduce a un plano que, aunque nos mantiene momentáneamente alejados de la realidad, permite que utilicemos la palabra como una carnada que pesque la no-palabra (Lispector 1996: 203). Debemos escribir desde las palabras, pero también desde los silencios. Para la escritora brasilera, la entrelínea es la respuesta. Una página puede estar llena de palabras y no decirte nada, la fuerza en nuestros cuentos debe residir en lo que se mantiene silente. Siguiendo esta idea, para Juan Rulfo.8, la entrelínea descansa en “el silencio del que ya no habla, el silencio de aquel a quien no dejan hablar, el silencio de lo que no nos atrevemos a decir, el silencio de todo aquello que se ignora, el silencio que tan a menudo es la única respuesta ante la tragedia de la vida.” (Rulfo 1996:214). Como vemos, el papel del silencio es poderoso y se abre paso a través de las páginas, conduciendo emociones y pensamientos tan invisibles como eternos.

Además, la escritura es capaz de transmitir un efecto positivo en la salud física y mental de las personas. Esta actividad, como un ejercicio terapéutico, consiste en que la persona escriba periódicamente sobre su enfermedad o sobre algún hecho traumático ocurrido. (Fernández, 2005) También nos otorga una forma de expresarnos cuando otras formas de comunicación no alcanzan o cuando encontramos difícil realizarlo de otra manera, incluso para registrar acontecimientos importantes o ayudar a nuestra memoria. Con estas y muchas otras razones en mente, los psicoterapeutas encuentran en el ejercicio de escribir una utilidad en la práctica clínica, desde aproximadamente unos veinte años. (Fernández, 2005).

Aún queda mucho por reflexionar en torno a la escritura de cuentos. Por ello, debemos poner una pausa en la ajetreada cotidianeidad de nuestra vida y observar aquellas ideas, emociones, imágenes y sensaciones que se han convertido en parte de diversas y hermosas constelaciones que resplandecen gracias a nuestra eterna necesidad de escribir.

Referencias

  • Clarice Lispector. “La explicación que no explica”. Lauro Zavala, ed. Poéticas de la brevedad. Teorías del cuento III. México: Coordinación de Difusión Cultural UNAM, 1996.
  • Edgar Allan Poe sobre Nathaniel Hawthorne. Cómo se escribe un cuento. Selección, prólogo e introducciones de Leopoldo Bruzuela. Buenos Aires: El Ateneo, 1993.
  • Ernest Hemingway. “La teoría del iceberg”, “Saber qué dejar fuera”. Lauro Zavala, ed. Poéticas de la brevedad. Teorías del cuento III. México: Coordinación de Difusión Cultural UNAM, 1996.
  • Fernández Álvarez, Héctor. El Poder de la Escritura en Psicoterapia. Revista de Psicoterapia, 16 (63-64), pp. 29-30, 2005.
  • Frannery, O’Connor, “Para escribir cuentos”. Lauro Zavala, ed. Poéticas de la brevedad. Teorías del cuento III. México: Coordinación de Difusión Cultural UNAM, 1996.
  • Joyce Carol Oates. “La naturaleza del cuento”. Lauro Zavala, ed. Poéticas de la brevedad. Teorías del cuento III. México: Coordinación de Difusión Cultural UNAM, 1996.
  • Juan Rulfo. “El desafío de la creación”. Lauro Zavala, ed. Poéticas de la brevedad. Teorías del cuento III. México: Coordinación de Difusión Cultural UNAM, 1996.
  • Silvina Bulltrich. “Refutación del ‘Decálogo del perfecto cuentista’ de Horacio Quiroga”. Lauro Zavala, ed. Poéticas de la brevedad. Teorías del cuento III. México: Coordinación de Difusión Cultural UNAM, 1996.
  • Silvia Molina. “24 cuentistas opinan sobre la teoría y práctica del cuento”. Lauro Zavala, ed. Poéticas de la brevedad. Teorías del cuento III. México: Coordinación de Difusión Cultural UNAM, 1996.

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1 Clarice Lispector. “La explicación que no explica”. Lauro Zavala, ed. Poéticas de la brevedad. Teorías del cuento III. México: Coordinación de Difusión Cultural UNAM, 1996.

2 Edgar Allan Poe sobre Nathaniel Hawthorne. Cómo se escribe un cuento. Selección, prólogo e introducciones de Leopoldo Bruzuela. Buenos Aires: El Ateneo, 1993..

3 Frannery, O’Connor, “Para escribir cuentos”. Lauro Zavala, ed. Poéticas de la brevedad. Teorías del cuento III. México: Coordinación de Difusión Cultural UNAM, 1996.

4 Ernest Hemingway. “La teoría del iceberg”, “Saber qué dejar fuera”. Lauro Zavala, ed. Poéticas de la brevedad. Teorías del cuento III. México: Coordinación de Difusión Cultural UNAM, 1996.

5 Silvina Bulltrich. “Refutación del ‘Decálogo del perfecto cuentista’ de Horacio Quiroga”. Lauro Zavala, ed. Poéticas de la brevedad. Teorías del cuento III. México: Coordinación de Difusión Cultural UNAM, 1996.

6 Silvia Molina. “24 cuentistas opinan sobre la teoría y práctica del cuento”. Lauro Zavala, ed. Poéticas de la brevedad. Teorías del cuento III. México: Coordinación de Difusión Cultural UNAM, 1996.

7 Joyce Carol Oates. “La naturaleza del cuento”. Lauro Zavala, ed. Poéticas de la brevedad. Teorías del cuento III. México: Coordinación de Difusión Cultural UNAM, 1996.

8 Juan Rulfo. “El desafío de la creación”. Lauro Zavala, ed. Poéticas de la brevedad. Teorías del cuento III. México: Coordinación de Difusión Cultural UNAM, 1996.

Dante Alighieri y la existencia humana

Lepoldo Chiappo, en su artículo «La Existencia Humana (Estudio sobre la Comedia de Dante)», nos comparte sus aportes en el constante ejercicio de como vivir la vida. Pero no lo hace de modo sencillo, es más, algunas de sus afirmaciones son implacables y duras, por otro lado tiene unas tan bellas y esperanzadoras, que uno no puede evitar inclinarse a darle la razón.

En este escrito procuraré recoger las ideas principales del estudio.

Palabras clave: Vida psico-espiritual, plenitud existencial, fracaso existencial, fortunio, Psicología Fundamental.

Leopoldo Chiappo (1924-2010), psicólogo peruano. Fue nuestro primer especialista en Dante Alighieri.

La Divina Comedia es una obra maestra de la literatura cristiana y universal. Más allá de las libertades creativas en cuanto al proceder de la vida más allá de la muerte; y una actitud crítica -y sensata- por parte de Alighieri hacia ciertas autoridades eclesiales de su tiempo; no cabe duda que “Europa no ha visto […] un poeta cristiano más grande que Dante” (Dawson, 2013).

Como decía, la Comedia, como toda obra literaria trascendente, refleja al ser humano, tanto en el tiempo en que fue escrita, así como de manera intemporal. Chiappo buscó amplificar ese alcance, o más bien aclarar el camino para ver todo el panorama dentro de la obra, y por supuesto, partiendo de la perspectiva de la Psicología. Y razón no le faltaba pues Dawson (2013) comenta que el crítico literario Luigi Valli teorizó acerca de un «lenguaje secreto» en la obra de Dante.

«Dante y la Divina Comedia» de Domenico di Michelino

Sin bien menciona que, para entender a la obra plenamente no hay que dejar de lado el espíritu cristiano de la misma. Propone que reflejar las situaciones del poema en la vida de cualquier hombre puede darnos un aporte valioso para el entendimiento del ser humano, mencionando que hay elementos del Infierno, Purgatorio y Paraíso dantianos en la vida que conocemos.

Uno «vive el Infierno» en esta vida cuando se es un fracasado existencial, y no está dispuesto a cambiar. Pero claro, a diferencia del infierno de condena eterna, uno puede liberarse del infierno figurativo. De igual manera, el Purgatorio y el Cielo figurados por Chiappo no son los eternos que pregona el cristianismo católico; sino que son símiles de estos últimos. Y si uno busca mantenerse en el Paraiso de Chiappo, hay que estar en constante trabajo para no perderlo,

¿Qué es un fracasado existencial?

Hablamos del hombre que se ha cerrado al amor, a la belleza y a la justicia. El que abre la boca para soltar envidia, odio y resentimiento, y no tiene la mínima intención de salir de allí. Como ven es un estado radical. Si bien no es irremediable, es muy difícil de liberarse del mismo. Pues es un problema que se clava en la voluntad individual. No hay quien pueda sacar al fracasado de su infierno, sin que el último no ponga de su parte.

Es fracaso existencial es el fracaso esencial y universal del hombre en cuanto hombre (Chiappo, 2013, p. 71). Y no nos referimos a cosas como fracasar en los negocios, en la política, en el trabajo, en el matrimonio, en la vida social, o en cualquier índole que se desarrolle en la vida terrenal. Para Chiappo estos fracasos son particularidades, y hasta accidentales (2013, p. 71). En muchos casos estos pueden deberse a factores fuera del control de uno mismo, no es así con el verdadero fracaso radical del cual seríamos totalmente responsables, ese que te lleva al infierno en la tierra.

¿Cómo es un hombre elevado que logró la plenitud existencial?

Pero también está el otro extremo, tenemos al hombre que vive en plenitud existencial. Este es alguien que, por su apertura, amor, libertad y sentido de justicia se vuelve pleno en la vida psico-espirtual (término propuesto por Chiappo).

Ahora bien, ¿bajo qué medida y en qué escenario uno puede ser un fracasado existencial o un elevado existencial? En la Comedia nos presentan al ángel Fortuna, que se encarga de administrar todo lo que ocurre en el mundo material, se encarga de enviar momentos de bienestar y adversidad. Chiappo traduce esto en términos más seculares, y lo llama destino (2013, p.76). Así es el destino que es el devenir de las cosas, que hace que las cosas ocurran de un modo escrito, pero en el que podemos elegir cómo actuar ante esto. Podrá parecer un contrasentido decir que el destino no tiene todo preestablecido, pero no es así, no hay que caer en determinismos, el libre albedrío de cómo reaccionar ante las pruebas -y ante los placeres terrenales- de la vida es algo tan propio que nada exterior a la persona lo puede manipular.

¿Pero se puede estar abierto a lo bueno y estar contento rodeado de adversidades, sufrimientos, dolores, o miserias? La respuesta es sí. Y así como vemos el Purgatorio en la Comedia donde las almas sufren constantes tormentos, están felices porque tienen la esperanza y la certeza de que todo ello pasará y podrán entrar en la gracia de Dios en el Paraíso, su dolor no es estéril y lo afrontan con una alegría interior. De igual modo en este mundo, cuando los hombres transforman sus infortunios en fortunios (Chiappo, 2013, p. 77) lo hacen apuntando inevitablemente a la plenitud de la existencia. No actúan con la cerrazón voluntaria que infierniza (neologismo de Chiappo) la vida.

¿Cuánto dura todo esto? Toda la vida por supuesto, pero también tenemos una temporalidad aparte de la cronológica donde experimentamos y vivenciamos. Chiappo también pone en juego a la temporalidad existencial, que se mide en base a lo pensado, reflexionado, y aprendido de la experiencia, que se traduce en “sabiduría, prudencia, equilibrio, serenidad, saber del mundo y de la vida” (Chiappo 2013. p. 77). Uno puede estar lleno de experiencias pero no haber aprendido nada de ellas, más bien hay experiencias que te dejan perturbado, inquieto, desubicado y necio cuando no se asimilan con reflexión.

Lo esencial en la temporalidad existencial es la madurez psicoespiritual.

(Chiappo, 2013, p.77)

Chiappo nos anima a crecer en los valores más fundamentales, bondad, paciencia, comprensión, virtud, amor, justicia, entrega de uno mismo y perseguir la belleza; en contraposición a la amargura del carácter, la ira, el resentimiento, y la frustración.

Cuando se da amor, no lo pierdes, este crece y enriquece tanto al que da como al que recibe. En el otro extremo cuando uno es iracundo o violento con otro, tampoco se desprende de la actitud negativa, la conserva y la propaga.

Uno puede amar a Dios, a sus padres, a uno mismo, a su país, a su época, a su ascendencia, a su descendencia, a todo lo bueno y respetable. Así también está la posibilidad de insultar y blasfemar contra todo, pero esto amarga la existencia y nos priva de la capacidad de abrirse a la alegría y de la capacidad de admirarse de lo bueno (Chiappo, 2013, p.80).

A la actitud hostil e iracunda Chiappo le llama voluntad aniquiladora y la identifica con el nihilismo (2013, p. 80). La infiernización de la vida humana consiste en caer espiritualmente frente a la adversidad.

Uno debe potenciar el alma con los recursos espirituales que son el amor, la resistencia, la paciencia, el sacrificio, la benevolencia, la dignidad, la grandeza, la valentía, la responsabilidad, el silencio, el ofrecimiento de uno mismo, e intentar ser constantes en ellos a pesar de la adversidad (e incluso del placer).

Una plenitud existencial consolidada permanece autónoma frente a las alteraciones y vicisitudes y se nutre de su propia riqueza; porque los placeres terrenales, también pueden enceguecer y corromper, pueden quebrar la serenidad del alma tanto como lo hacen las tristezas, el encono y la malignidad.

Psicología Fundamental es el nombre que Chiappo le dio a la psicología que se encargue de estudiar lo abordado y todo lo relacionado a la construcción psico-espiritual para comprender lo relacionado al sentido y la estructura de la existencia humana.

“La calamidad es ocasión de la virtud […] El soldado bisoño con sólo el temor de las heridas se espanta; más el antiguo con audacia, mira su propia sangre, porque sabe que muchas veces después de haberla derramado ha conseguido victoria”.

(Séneca, 2013, p. 23)

Ahora bien, mencioné que un hombre pleno debe tener la capacidad de amar y admirarse además de buscar la belleza, pues bien, ¿Cuál es esa belleza, como amar, como admirarse? Hay que estar preparado, porque de pronto todos tus conocimientos, toda tu supuesta cultura y grandes saberes, se pueden ir abajo, o puedes comunicarlos mal debido al impacto y sobrecogimiento que surge cuando tienes frente a ti a la Belleza. Lo condensaré con lo ocurrido en el pasaje cuando Dante encontró en el Paraíso a su amada Beatriz:

La hermosura que en esos momentos vi en ella, excede todo lo que los hombres podemos imaginar, por lo que yo tengo por cierto que solamente su Hacedor podría comprenderla. Yo me declaro incompetente para describirla, como jamás se sintió autor alguno, cómico o trágico, abrumado por su oficio y su trabajo, pues como con la intensidad del Sol se contrae una pupila débil, así mi mente, que de suyo es lerda, se contrae al recuerdo de su dulce sonrisa […] más ahora me veo forzado a suspender los versos que hablan de su belleza, como el artista que llega al límite de su arte.

(Alighieri, 2010, pp. 222, 223)
Dante, Virgilio y Beatriz como símbolos – LITERATURA MEDIEVAL
Dante contempla al cuerpo glorioso de Beatriz, litografía de Gustavo Doré

¿Qué más podría agregar ante estas estremecedoras líneas? Creo que capturan a la perfección la esencia de lo que es la auténtica belleza, la admiración y el amar. Ocurrió en el Paraíso dantiano, pero también un reflejo resplandeciente de este acontecer puede ocurrir en la tierra, seguro en alguno ocasión lo pudimos vislumbrar.

Referencias

  • Alighieri, D. (2010). El Paraíso. México D.F: Grupo Editorial Tomo, S. A.
  • Chiappo, L. (2013). La existencia humana (Estudio sobre La Comedia de Dante). Revista De Neuro-Psiquiatria, 65(1), 70-85. Disponible en: https://revistas.upch.edu.pe/index.php/RNP/article/view/1509/1537
  • Dawson, C. (2013) La Cultura Literaria en la edad Media. Verduzco, H. (Ed.), Historia de la Cultura Cristiana. México D.F: Fondo de Cultura Económica.
  • Séneca (2013). Los Siete Libros de la Sabiduría. Barcelona: Ediciones Brontes S.L.

Comentarios acerca de las meditaciones kafkianas, tercera parte

Y llegamos a la entrega final de este recorrido en compañía de Franz Kafka.

Se miente lo menos posible, sólo cuando se miente lo menos posible, no cuando se tiene las menos oportunidades para ello (58):

O dicho de otro modo, el mérito de abstenerse de mentir es mayor cuando lo más fácil o cómodo sería mentir. El dominio de sí mismo; el hacer lo correcto a pesar de las incomodidades que podrían presentarse. Y esto se puede ampliar a cualquier otra mala acción: no robar; no herir; no destruir cuando se puede hacerlo, son las oportunidades propicias para demostrar de qué estamos hechos. No hay que desistir si se falla, siempre podemos enmendarnos.

Un escalón que no se halle profundamente socavado por los pasos es, visto por sí mismo, nada más que un yermo conglomerado de maderas (59):

El tiempo, las experiencias, las pruebas, son los que forman nuestro carácter y fortalecen nuestra personalidad. Una escalera que no se pisa no sirve para el propósito por el cual fue construida, de forma similar, una persona que nos está curtido por la experiencias y vivencias (positivas y negativas), es una persona de poco crecimiento interior.

El que renuncia al mundo tiene que querer a todos los hombres, pues renuncia también a su mundo. Por ello comienza a intuir el auténtico ser humano, que no puede ser más que querido, descontando que sea sea igual a este (60):

La renuncia a lo mundano abre los ojos, y lo primero que se puede vislumbrar es la bondad de los hombres. Por más que haya otros incapaces de ver su propia bondad, los que pudieron ver tienen el deber moral de difundirla y propagar el amor fraterno.

El que dentro del mundo quiere a sus semejantes, no hace ni más ni menos injusticia, que si dentro del mundo se quiere a sí mismo. Solo quedaría la pregunta de si lo primero es posible (61):

No hay que «querer» bajo los parámetros del mundo, eso no es querer realmente, ni al los demás, ni a uno mismo. El propio Kafka se pregunta inmediatamente si siquiera es concebible la idea de hacer tal cosa. En efecto, es imposible amar mundanamente, eso no sería otra cosa que un deseo egoísta, voluptuoso y utilitarista.

D’Artagnan y los tres mosqueteros, ejemplo palmario de verdadera unión y amistad inquebrantable

Lo indestructible es uno; cada hombre en sí lo es y al mismo tiempo es común a todos, de ahí la sinpar indivisible unión de los hombres (70/71):

Nuestra esencia es invulnerable y es un enlace supraterrenal que nos une entre todos. La unión de los seres humanos es permanente, podrán despreciarla, dañarla, ignorarla, pero nunca romperla.

El amor sensitivo confunde sobre el celestial; solo no podría, pero sin saberlo tiene el elemento del amor celestial, puede hacerlo (79):

El amor de concupiscencia (el sensitivo) tiene elementos en común con el de benevolencia (el celestial), como la sensación de bienestar y alegría en el corazón. Pero a fin de cuentas el amor de benevolencia es superior al de concupiscencia y debe ser luz para este último. En este enlace tengo un estudio más detallado al respecto.

¡Por última vez psicología! (93):

Es una afirmación muy curiosa y misteriosa, ciertamente yo no podía darme una idea clara acerca de qué quería decir con este pensamiento, por ello busqué un estudio para aclarar el contexto y me enteré de que fue una expresión para mostrar disconformidad con una propuesta del psicólogo Franz Brentano, a quien Kafka conoció personalmente.

Según Robertson (Kafka, s. f., Explanatory Notes, p. 218), Brentano, en su libro «Psicología desde un punto de vista empírico», abogó por la introspección como un medio de conocimiento psicológico. Pero Kafka nos da una advertencia contra el autoexamen excesivo.

Ahora surgen otras dudas: ¿Por qué lo haría? ¿Cuáles fueron los motivos de esta advertencia? El autoconocimiento no es tarea fácil, debe hacerse con responsabilidad y seriedad ¿Acaso un mal ejercicio del mismo podría ser contraproducente? ¿De qué manera sería contraproducente? Es un tema que sin duda estaré tocando en un futuro artículo.

Quédate en tu mesa y…

No se puede puede decir que nos falte fe. Sólo la sencilla realidad de nuestra vida no se puede agotar en su valor de la fe. ¿Aquí sería valor de la fe? No se puede no-vivir. Justo en ese «no se puede no» se esconde la demencial fuerza de la fe; en esta unión recibe forma.

No es necesario que te vayas de la casa. Quédate en tu mesa y escucha. Ni siquiera escuches, espera tan sólo. Ni siquiera esperes, estáte completamente callado y solo. El mundo se te ofrecerá para desenmascararlo, no puede hacer otra cosa, extasiado se retorcerá ante ti (109):

El hombre siempre tiene fe en alguien o en algo y la tiene todo el tiempo: Ya sea fe en Dios; fe en un amigo; fe en que al salir a la calle, se regresará vivo al hogar, etc. Quien diga que la fe no sirve, debe saber que la fe mueve al mundo y el propio Kafka le reconoce una fuerza tan grande que roza en lo inconcebible.

Por otro lado, el conocimiento está al alcance de uno. Serenidad, paciencia y darse un tiempo para apartarse del ruido, sin abandonar, ni desentenderse del exterior. Pues al cultivar las honduras del alma, y crecer en nervio y sustancia, uno debe salir a la acción.

Es interesante que este último pensamiento de Kafka tiene cierta similitud con un pensamiento de Lao-Tsé, en el Tao Te Ching (2014, p. 51):

«Sin dar un solo paso puedes conocer el mundo.

Sin mirar hacia la ventana puedes ver el color del cielo».

Pero de poco serviría un elevado desarrollo del conocimiento si se queda ajeno a los demás, desprendería un olor fétido como sostiene el código samurái, uno debe poner en servicio todo lo que uno tiene dentro, así es como uno puede seguir adelante en el camino de contemplación de los misterios de uno mismo y los del exterior. Y todo empieza con el silencio.

Estas fueron mis apreciaciones de las 33 reflexiones de Kafka que consideré más cercanas a la Psicología. Fue un ejercicio muy complaciente comentarlas. Es maravilloso contemplar la pericia y perspicacia de Kafka, por eso les recomiendo con mucho ánimo leer detenidamente todas las 109 consideraciones acerca del pecado, el dolor, la esperanza y el camino verdadero, estoy seguro que les será de mucho provecho.

Como colofón les comparto el último párrafo de un relato de Kafka llamado «Intercesor». Ojalá yo haya sido un intercesor entre ustedes y el pensamiento kafkiano.

¡Sube las escaleras! Hay mucho que ganar

Referencias

  • Kafka, F. (s. f.). A Hunger Artist and Other Stories. Oxford University Press.
  • Kafka, F. (2012). Obras Selectas: Franz Kafka. Madrid: Edimat.
  • Lao-Tsé. (2014). Tao Te Ching. Buenos Aires: Del Nuevo Extremo.

Partes anteriores

Comentarios acerca de las meditaciones kafkianas, primera parte

La obra póstuma de Franz Kafka, «Consideraciones acerca del pecado, el dolor, la esperanza y el camino verdadero», es una colección de 107 pensamientos, en las que el escritor reflexionó acerca de varias de las cuestiones más inquietantes para el ser humano, tales como: El bien, el mal, el sentido de la vida, la soledad, la compañía, la virtud, el vicio, la verdad y la mentira. Todo con la perspicacia y entendimiento propio de su genio.

Los 107 pensamientos tienen diversas connotaciones, son de carácter: Literario, filosófico, teológico, social y por supuesto, psicológico (entre otros). Si bien no son ningún dogma, ni aforismos irrefutables, pueden ser de gran provecho para quien los lea con prudencia y mirada crítica.

Me ocuparé de comentar 33 de estos pensamientos, los que considero más cercanos a la Psicología; agregaré su numeración original entre paréntesis y los dividiré en tres entregas debido a su extensión. Sin más que agregar, aquí están los primeros 12:

El camino verdadero va sobre una cuerda que no está tensada en la altura, sino muy cerca del suelo. Seguro que parece hacer tropezar más que ser andada (1):

  • En efecto, hablando en sentido figurado, el camino verdadero no puede estar en las alturas, siguiendo esa figura, vivir la vida sería una hazaña que sólo unos cuantos podrían lograr exitosamente, es por eso que Kafka propone la figura de que el camino está en una cuerda muy cerca del suelo; así el hombre, en medida de lo posible, podría vivir tranquilo. Pero irónicamente, de todos modos nos las arreglamos para complicar las cosas y terminamos tropezando con la cuerda en la que se supone debemos caminar. Afortunadamente siempre podemos levantarnos y subir nuevamente.

A partir de cierto punto ya no hay ningún retorno. Este punto ha de corregirse (5):

  • ¿Dónde está ese cierto punto? ¿Dentro de uno mismo, en el camino o en una intersección de ambos? Ciertamente ese punto es todo momento en la vida en donde uno cree que ya no puede cambiar. Kafka, consciente de la problemática, nos pide solucionar esos casos, y no ser derrotista ni indiferentes.
Hay que distinguir la naturaleza de las luchas

Uno de los métodos más eficaces de seducción del mal es la invitación a la lucha (7):

  • La lucha puede usarse para cosas buenas y malas, pero justamente por esa apertura a ambas opciones, y por la posibilidad de que la lucha se torne violenta y destructiva, es que puede ser un método tan seductor para caer en el mal obrar.

Es ésta como la lucha con las mujeres, que siempre termina en la cama (8):

  • Si bien el «siempre» es una sobregeneralización y el pensamiento es un tanto machista por adjudicarle esa característica, exclusivamente a la lucha con la mujer. Lo rescatable es que Kafka nos hace ver que, dar rienda suelta a los apetitos carnales para «resolver» las cosas, puede traer consecuencias muy negativas, de forma similar a como lo hace la lucha violenta y destructiva. Para constatarlo podría mencionar una obra maestra, que refleja con mucha certeza, los altos y bajos del ser humano. Hablo de “Los tres mosqueteros” de Alexandre Dumas, basta con revisar las páginas donde D’Artagnan busca redimirse y darle solución a los terribles problemas que consiguió por no controlar sus deseos libidinosos.

“A.” está muy henchido, cree haber avanzado mucho en el Bien, pues se encuentra, aparentemente, como un objeto siempre atrayente, expuesto a cada vez más tentaciones que proceden de direcciones hasta ahora desconocidas para él (9):

  • Es común ver que, mientras más recto sea el obrar, paradójicamente, más ocasiones de obrar el mal se presentan, porque la mente comienza a discernir con más lucidez las circunstancias y reconoce que las cosas que parecían no tener nada de malo, en verdad podrían tenerlo. En el ejemplo de Kafka vemos solo la apariencia de lo dicho anteriormente, no es un crecimiento en el Bien real, y cuando esto no es real, puede ocurrir un «pero» muy grave, que veremos inmediatamente en el siguiente pensamiento.

Pero la explicación correcta es que un gran demonio ha tomado sitio en él y que el sinnúmero de pequeños acude para servir al grande (10):

  • Esto obviamente es en sentido figurado, no se habla de una posesión paranormal. Ese «demonio grande» sería la soberbia, que atrae a toda clase de vicios. La soberbia enceguece, y la persona puede llegar a creer que hace bien cuando hace el mal.

Si fueras por una llanura, tuvieras el buen deseo de avanzar, pero sin embargo retrocedieras, sería entonces una cosa desesperada; pero como trepas una pronunciada pendiente, más o menos tan pronunciada como tú mismo, eres visto desde abajo; el retroceso sólo puede ser producido por la naturaleza del suelo, y no tienes que desesperarte (14):

  • Que terrible sería retroceder cuando quieres avanzar. Pero a veces hay problemas que solo son de nuestro mismo porte, y en el mejor de los casos tenemos todo a nuestro favor para superarlos, y si se falla, no es por una incapacidad propia, sino por razones ajenas, del exterior. No perdamos la calma y corrijamos los yerros, al igual que en el pensamiento número 5.

Como un camino en otoño; apenas ha sido barrido, vuelve a cubrirse con hojas secas (15):

  • A veces los problemas son seguidos de más problemas. Mientras se resuelven, mientras se sobrellevan, hay que recordar que es inevitable que se vayan; que el otoño también tiene bondades; y que aguardan el invierno, la primavera y el verano, cada uno con sus propios gozos y pruebas.

Una jaula fue a buscar un pájaro (16):

  • Si la prisión no tiene prisioneros, no es nada. El prisionero fuera de ella ya no es más prisionero, es libre. En el mundo, a veces tan contradictorio, en que vivimos parece que el mal busca quienes lo cometan, lo cual no es cierto por supuesto (eso sería librar de culpa al que obra mal). Pero cuando vemos como el mal se propaga tan rápido y aparenta tener control sobre el hombre, Kafka tiene un pensamiento al respecto (el número 32, el cual comentaré en la segunda parte) .

Leopardos irrumpen en el templo y se beben y vacían los jarros de los sacrificios, esto se repite siempre; finalmente, se puede prever y se convertirá en una parte de la ceremonia (20):

  • Imagen terrible, pero que simboliza con certeza hasta dónde puede llegar la capacidad del ser humano de acostumbrarse a todo, incluso al vicio y a la destrucción, y peor aún, a “normalizarlos”.

Del auténtico enemigo va un valor ilimitado hacia ti (23)

  • Ante adversidades realmente grandes, es cuando el valor del ser humano puede emerger en cantidades impresionantes. Pero no basta con valor, hay que saber manejarlo. Mucha valentía sin un plan de acción, puede ser derrotada de todas maneras. Kafka dice que el valor surge a causa “del auténtico enemigo”, de acuerdo pero ¿Qué vendrá de nosotros mismos? Sabiduría, calma, paciencia, mesura, y toda buena virtud que, junto con la valentía, nos ayudarán a librar una buena batalla.

Comprender la suerte, que el suelo sobre el que estás no puede ser más grande que lo que lo que lo cubren los dos pies (24):

  • Pero no todo es una batalla impresionante y gloriosa. No hay que temerle a la pequeñez que podemos tener en algunas situaciones de la vida; reconocer que no podemos abarcarlo todo por nuestra propia cuenta, nos pone en la situación legítima de recurrir a los demás, recibir su ayuda y dar la nuestra; entablar relaciones valiosas y crecer mutuamente como personas,  es toda una suerte, es toda una bendición para el ser humano. Así, muchos pies abarcarán todo ese espacio que no podemos cubrir con las plantas de nuestros pies.

Referencia

  • Kafka, F. (2012). Obras Selectas: Franz Kafka. Madrid: Edimat.

¡Aquí tienen les las siguientes partes!