Es sabido que el duelo se da en diversas formas, ya sea cuando se deja de trabajar, cuando te mudas de casa, cuando hay una separación de parejas, o cuando fallece alguien; son distintas experiencias y, según la doctora Rosa Elena Vargas, el duelo es un proceso en el cual asumimos, asimilamos, maduramos y superamos, donde la única esperanza de la persona que pasa por este proceso es volver a integrarse a su vida cotidiana aun con la ausencia de lo perdido.
Cada persona es un mundo, por lo que el duelo variará tanto en intensidad, tiempo y experiencia de sensaciones (sentimentales y fisiológicas), es por ello que cuando en terapia se trabaja el duelo, no se puede dar un tiempo en específico, o garantizar que no se volverá a extrañar a la persona o situación perdida. Mucho de los resultados que se obtendrán de las sesiones, va a englobar las ganas del paciente para poder reintegrarse a su realidad actual, así como del apoyo de sus redes de soporte.
Diversos psicólogos explican que el duelo se puede experimentar de diversas formas, pero la mayoría de ellos concuerda que la teoría donde ha habido mayor incurrencia es la de las cinco etapas del duelo de Kübler-Ross, quien en vida fue una psiquiatra muy reconocida, la cual dominaba todo lo que engloba el duelo, y que fue plasmado en su libro, Sobre la muerte y el morir.
Cabe recalcar que estas etapas no necesariamente se dan en un orden determinado, y no se garantiza que, al transitar por una de ellas, no se vuelva a sentir las emociones que la caracterizan, tales como la negación de la pérdida de la persona o situación de zona de confort; después tenemos la ira, donde la persona que transita por este proceso, intenta buscar explicaciones o causantes de la pérdida, inclusive culpándose a sí misma, estas emociones generan sentimiento de frustración y cólera; la siguiente etapa sería la negociación, donde la persona con poca esperanza busca alternativas para tratar de controlar las emociones o somatizaciones que experimenta, hasta que logra contemplar la realidad con mayor claridad y entra en el estadio de depresión, donde asimila que no se volverá a tener la pérdida en su presente, y buscará llegar a la aceptación donde ya logra adaptarse a su nuevo entorno, aun teniendo de vez en cuando sentimientos de nostalgia, los cuales serán vistos por la misma persona como transitorios.
Una persona que sufre una pérdida, tiene como objetivo aprender a vivir sin la persona o situación que se pierde. Pero ¿qué pasa cuando no se pierde físicamente a la persona, cuando, al contrario, tienes que estar más cerca de ella, puesto que necesita más de ti?
¿Qué es un ACV?
Son muchas las situaciones que hacen que una persona esté predispuesta a experimentar un accidente cerebrovbascular (ACV), ya sean genéticas, accidentales u originadas por algunos malos hábitos o falta de controles de salud (presión, colesterol, entre otros). En la revista Argentina de Cardiología, se nos dice científicamente que un ACV se produce por la obstrucción o mala irrigación de algunas arterias del cerebro, por lo que este no recibe la debida oxigenación, provocando, en muchas ocasiones, daños permanentes en la persona que lo sufre, como puede ser su capacidad motora, cognitiva y fisiológica, estos daños va a depender de distintos factores, como en cuánto tiempo se interrumpió la oxigenación del cerebro, cómo se le auxilió y cuán grande es el tratamiento para poder ayudar al paciente a recuperar algunas de sus funciones.
Esta situación no es solo un duelo, ya que puedes experimentar emociones contrarias en la familia, debido a que la situación misma no les permite transitar por el duelo como tal, a saber, un paciente con ACV —en muchas ocasiones— ya no puede desenvolverse de manera independiente, haciendo indispensable el apoyo de sus familiares. La labor de los psicólogos es primordial durante todo este proceso porque se debe preparar a la familia con respecto a todos los cambios que habrá en la vida, tanto del paciente como la de los familiares.
Es preciso abordar a todos los familiares directos:
La pareja:
Cuando un paciente tiene ACV, la persona que necesita mayor soporte es la pareja, porque ella será quien va a estar más cercana al nuevo mundo de la persona. Se debe trabajar mucho en su resiliencia, además de brindarle herramientas para que no caiga en un cuadro de depresión, en vista de que puede ser un poco doloroso renunciar a la imagen que tenía de la persona que la acompañaba día a día. Se debe tener en consideración que, si se brinda todos los tratamientos debidos, puede llegar a obtenerse buenos resultados, también se debe trabajar la autoestima en razón de que, a pesar de estar a cargo de su pareja, su propio bienestar es importante, es conveniente buscar aunque sea unos minutos que sean solo para ella, y, en caso de que tenga familia, con ellos.
Los padres:
La perspectiva de los padres muchas veces es experimentada con mayor intensidad, en cuanto a la pérdida de cómo era su hijo(a). Al ser personas mayores, es más difícil que logren entender con facilidad qué es lo que conlleva tener una condición así, se debe tener un mayor enfoque en cuanto a las emociones experimentadas por ellos; al ser de una edad más avanzada, son más propensos a cualquier enfermedad o somatización, además de tener mucha paciencia, para así, poder explicarles cada cambio que suscite.
Los hijos:
Es un tanto complicado poder asimilar y afrontar los cambios que se dan cuando se es adulto, pero poder explicar a un niño, que la figura paterna o materna que tenían antes ya no será la misma, es un trabajo que debe ser tratado con mucha delicadeza, pues ellos se pueden ver asustados, además de que su dinámica familiar variará un poco y ya no se podrán realizar las mismas actividades que se hacían antes con la misma frecuencia. En ellos, se debe incentivar una actitud colaborativa, asimismo, fortalecer la autoestima, debido a que la situación de contar con un paciente que requiera muchos cuidados, puede generarles una sensación de abandono.
Si en casa tenemos a alguien con esta condición o si conocemos que alguna amistad está experimentando esta situación es muy importante tratar de brindar soporte, ya que puede llegar a ser desgastante tanto emocional como físicamente. Hay que brindar nuestra escucha en caso de que quiera desfogarse, sobre todo, no buscar culpables de la situación y buscar la ayuda de un profesional, para poder transitar de manera exitosa por este duelo que no es duelo, sin perder las ganas de vivir.
Referencias
(2016). Accidente cerebrovascular isquémico. Revista argentina de cardiología, 84(2), 1-3. http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1850-37482016000200019&lng=es&tlng=es
Campellone, J. (rev.) (2023). Factores de riesgo accidente cerebrivascular. https://medlineplus.gov/spanish/ency/patientinstructions/000341.htm
Martinez, L. (2021). Elisabeth Kübler-Ross: biografía de esta psiquiatra suiza, experta en duelo. https://psicologiaymente.com/biografias/elisabeth-kubler-ross