¿Qué es la personalidad?

La palabra “personalidad”, tiene muchas aplicaciones en la vida cotidiana, es así que podemos escuchar expresiones como “tiene personalidad”, refiriéndose a la fuerza de voluntad que tiene una persona, como si fuera algo que se puede o no se puede tener, pero nada más alejado de su naturaleza real. Sobre su significado aún no existe un concepto definido, pero queda claro que está relacionada con características propias de un individuo que pueden evidenciarse a través de la conducta. Es así que la palabra personalidad es el resultado de la combinación de persona y esencia, que ha sido abordada a través de los años desde diferentes perspectivas, como la teología, la filosofía y el derecho; siendo la psicología la ciencia que más ha profundizado en su estudio a través de sus diversos planteamientos. La psicología comprende a la personalidad como un conjunto de cualidades propias, en función del desarrollo de cada individuo y a partir de características ambientales, biológicas y sociales. Asimismo, existen dos aspectos esenciales para una mejor conceptualización de este término, como son: el temperamento de naturaleza genética o emocional; y el carácter que responde más a factores externos como la moral y la experiencia de cada sujeto. Lo cierto es que existen muchas teorías sobre este concepto, que han sentado las bases de lo que hoy conocemos en psicología como personalidad. A continuación, hablaremos un poco sus principales enfoques y como han aportado al desarrollo de este concepto.

Análisis de las teorías de la personalidad

Respecto al análisis de las diferentes teorías de la personalidad, encontramos seis teorías. Primero, la teoría psicodinámica que tiene como representante a Sigmund Freud y posee tres perspectivas desde las cuales trata de explicar la personalidad. La primera comprende tres estructuras: el ello que es totalmente inconsciente y responde al principio del placer; el yo entre lo consciente y lo preconsciente que responde al principio de la realidad; y el superyó representado por el consciente y que responde al componente moral. La segunda plantea cinco etapas psicosexuales: la etapa oral en la que el bebé obtiene placer al succionar el pecho de la madre; la etapa anal en la que el niño obtiene placer en la expulsión y retención de las heces; la etapa fálica en la que los niños descubren sus genitales; la etapa de latencia en la que se pierde el interés sexual; y la etapa genital, en la que el adolescente puede satisfacer sus deseos sexuales reprimidos. Asimismo, su forma de evaluación estaría dada por manchas o tintas, dibujos, recuerdos, técnicas verbales y de ejecución. Segundo, la teoría fenomenológica tiene como representantes a Carl Rogers y Gordon Allport. El primero sostiene que la personalidad se construye al cumplir metas positivas, con componentes benéficos, y que existe una tendencia a la realización. Por su parte Allport está de acuerdo en que debe existir una motivación, pero no positiva, sino sexual y solo en determinadas etapas; que los motivos de la persona reflejaran su madurez; y que el “yo” es un aspecto que se desarrolla a lo largo del tiempo. A su vez, esta teoría utiliza como instrumentos para medir la personalidad: estudios de casos y entrevistas no estructuradas. Tercero, la teoría de los rasgos tiene como principales representantes a Raymond Cattel y Hans Eysenck. El primero agrupo los rasgos en cuatro formas: comunes contra únicos; superficiales contra fuentes; constitucionales contra moldeados por el ambiente; y dinámicos contra habilidad y temperamento. Por su parte Eysenck agrupo los rasgos en tres dimensiones: introversión, extroversión y neuroticismo. Los instrumentos de evaluación más conocidos son el 16PF, el MMPI, el CPI, el PIC, entre otros; que evalúan la personalidad de niños, adolescentes y adultos, tomando como referencia los rasgos y dimensiones en los que se basa esta teoría. Cuarto, la teoría conductual tiene como representantes a John B. Watson y B. F. Skinner, y propone que el comportamiento humano está decidido por las experiencias, y es producto de la estimulación externa. La postura de Watson es que la observación y la modificación de la conducta son la vía de acceso al interior de la mente humana. Por su parte, Skinner nos dice que el ser humano aprende producto de su medio ambiente, donde existen estímulos o refuerzos de la conducta. Asimismo, Hull sostiene que los estímulos forman lazos y por consiguiente los hábitos; y divide los impulsos en primarios o fisiológicos que suceden al interior del organismo, y secundarios que son los que se adquieren a causa de los primeros. Quinto, la teoría cognoscitiva de Walter Mischel, Bandura, Rotter y Kelly, nos dice que la conducta individual está más allá de un simple resultado de los rasgos y que dependen de las situaciones, es decir que la personalidad no es estable y cambia dependiendo de cada situación en particular. De modo que la conducta es el resultado del razonamiento de la persona, respecto de la persona y del medio ambiente que lo rodea. Mischel expone que las cualidades del individuo tienen un efecto en el ambiente y que estas cualidades son complejas y pueden variar. Bandura, sostiene que la autoeficacia es el desempeño interno que nos da la capacidad de manejar situaciones complicadas con buenos resultados. Rotter nos dice que la conducta responde a las metas y a la autoregulación. Kelly plantea el constructo en la personalidad como la anticipación la interpretación y el significado de los sucesos, que permite diferenciarnos de los demás. Respecto a sus instrumentos de evaluación Rotter presenta una escala que evalúa las expectativas generalizadas de la persona y su control interno o externo del reforzamiento. Sexto, la teoría integradora de la personalidad, como su nombre lo dice integra todas las teorías antecesoras en un significado más amplio, esto debido a que explicar la personalidad desde una de las teorías es limitarla porque todas las teorías en sí mismas aportan en gran medida a su conceptualización. Su principal propuesta es el “modelo evolutivo de Millon”, que incluye aspectos cognitivos, conductuales y biológicos; y la perspectiva nomotética que trata diferentes aspectos de forma general, y la ideográfica que trata de las diferencias individuales. También resaltan los cinco factores o dimensiones que tiene como instrumento de evaluación el BFQ; y el modelo de los Siete Factores de Cloninger. Los instrumentos de evaluación de esta teoría propuestos por Milton son el MCMI-III, el MACI para adolescentes y MIPS para adultos.

En relación a las semejanzas y diferencias de estas teorías. La teoría psicodinámica coincide con las demás teorías al sostener que la personalidad es el resultado de las fuerzas psicológicas que se dan dentro de cada persona, pero contradice las demás teorías al basarse en los impulsos sexuales; y porque sus instrumentos de evaluación de la personalidad son muy subjetivos. Por otro lado, la teoría fenomenológica, se diferencia de la primera al basar su enfoque en la motivación positiva y a su desarrollo a lo largo de la vida hasta alcanzar niveles superiores de funcionamiento, y al tener instrumentos de evaluación más fiables; pero se asemeja a la teoría de Freud cuando acepta la teoría sexual como una causal de motivación, aunque no durante toda la vida, ya que la motivación tiene que ver con la madurez de la persona. En otro orden, la teoría de los rasgos difiere completamente de la primera y de la segunda, al tratar la personalidad como las características propias de cada persona basada en sus rasgos, su estabilidad emocional y el ser más impulsivo o reservado; y porque sus instrumentos de evaluación responden al método científico. Por su parte en la teoría conductual y cognitiva, si bien la teoría cognitiva se basa en los procesos cognitivos (atención, percepción, memoria, entre otros), el conductismo se basa en el estudio de la conducta humana a partir de los procesos observables y cuantificables (estímulo-respuesta). Otra diferencia destacable son su perspectiva de la personalidad; ya que la teoría cognitiva parte de la introspección y de estímulos internos como el pensamiento y los sentimientos. Mientras que el conductismo basa el comportamiento del ser humano en la experiencia a través de estímulos externos. Por otra parte, la teoría cognitiva nos dice que la personalidad es cambiante de acuerdo a cada circunstancia en específico, mientras la teoría conductual nos señala el estímulo respuesta en una circunstancia premeditada. Finalmente, la teoría integradora es la conjunción de todas las teorías de la personalidad, por lo que se asemeja a todas al tener aspectos de todas las teorías en general, y se diferencia de todas al no ser una teoría limitada sino englobadora.

Conceptos que nos ayudan a entender mejor que es la personalidad

Cuando se busca explicar el comportamiento o la forma de ser de una persona, no solo se habla de personalidad, sino de otros conceptos que también se han venido utilizando para explicar las características particulares de alguien en específico. Según Schultz y Schultz (2010), “La respuesta más completa que podríamos sugerir es que todas las teorías hablan de factores que influyen, en cierta medida, en la configuración de nuestra personalidad. Cada teórico ha aportado piezas vitales para armar el rompecabezas”. (p.p. 470). Es así que en la actualidad el concepto de personalidad es uno de los más discutidos en el ámbito de la psicología, esto debido a su naturaleza complicada y de difícil definición, por lo que al buscar el contraste de las teorías aceptadas para lograr a futuro un concepto completo y de alcance general, surgen conceptos que nos van a ayudar a definir y fundamentar su verdadero significado.

Respecto a las definiciones científicas, encontramos el temperamento, el carácter, la inteligencia y la conducta, como conceptos de factor genético psicológico y ambiental que influyen sobre la estructura de la personalidad. En primer lugar, el temperamento implica el factor genético. Según Cerdá citado por Allport y luego por Montaño y otros, (2009), “el temperamento es un fenómeno naturalmente emocional, es decir, que se puede presentar a causa de factores genéticos o hereditarios” (s.p.). Segundo, en relación al factor psicológico, relacionado al nivel de afrontamiento del estrés, podemos relacionar este factor con el concepto de inteligencia respecto a los procesos cognitivos, la cual se determina por la eficacia con la que el sujeto trabaja por una meta, teniendo como influencia la herencia y el aprendizaje. Como nos menciona Schultz y Schultz (2010), “Allport decía que somos reflejo de la herencia y también del ambiente. La herencia proporciona la materia prima (psique, inteligencia y temperamento), y las condiciones del entorno la moldean, expanden o limitan” (p.p. 480). Tercero, el concepto de carácter, que implica el factor ambiental. Según Montaño y otros (2009), “El carácter es una combinación de valores y sentimientos que un individuo va adquiriendo a lo largo de su desarrollo a través de la interacción, condiciones y circunstancias externas, además difiere en cada individuo de acuerdo con su forma o punto de vista de interpretar la realidad humana” (p.p. 86). Finalmente tenemos el concepto de conducta que es la manifestación del temperamento, el carácter y la inteligencia. Según Montaño (2009) en su explicación de la teoría cognitiva de la personalidad, “la conducta está guiada por la manera como se piensa y se actúa frente a una situación” (p.p. 96).

Para finalizar, considero que los enfoques de la personalidad que más han aportado en el desarrollo del concepto de personalidad se encuentran en los que surgen en la etapa científica o moderna, ya que permiten proceder a la formulación de modelos hipotéticos que cada día se acercan más a un concepto concreto de personalidad, y porque visualizan a la psicología como una ciencia, esto debido a que la psicología como una ciencia nueva, debe buscar la consolidación, por lo que el concepto de personalidad debe construirse a través de teorías que puedan ser comprobadas en un proceso sistemáticamente organizado bajo el método científico, que explique y diseñe teorías que permita probar una hipótesis. Por otro lado, este concepto aún no está definido, debido a que existe una gran controversia en torno a un concepto concreto, por lo que en la actualidad se busca contrastar todas las teorías aceptadas en la llamada teoría integradora, y así lograr un concepto completo que se acerque de forma general a lo que significa personalidad en un sentido amplio y sobre todo científico.

En relación a la teoría integradora de la personalidad, es el resultado de una comunidad científica que no se pone de acuerdo en un concepto final de personalidad, por lo que esta teoría se plantea la elaboración de un modelo de personalidad amplio que considere a las principales teorías, debido a que como nos explica Montaño y otros (2009), “la personalidad no podrá limitarse a describir o explicar el temperamento, el carácter (el self) o la inteligencia, al consciente o al inconsciente, a las conductas observables o a las internas, ni a las diferencias o semejanzas”. (p.p. 99). Un ejemplo de esta teoría es el “modelo evolutivo” de Millon (1990), que atribuye variables cognitivas, conductuales y biológicas a la personalidad. De esta manera se concluye que, la personalidad no debe limitarse a estar determinada por una teoría, sino que su conceptualización debe ser el resultado de su construcción a lo largo del tiempo, en la fusión de todos los enfoques, para darnos una visión mucho más acertada y más amplia sobre su gran variedad de planteamientos y su metodología en la evaluación de sus componentes.

Respecto a si considero que el concepto de personalidad seguirá evolucionando, es un rotundo sí, ya que más allá de del factor biológico y psicológico, la personalidad también se guía por un factor social y recordemos que la sociedad va a seguir siempre en constante evolución, por lo que siendo la personalidad algo que se basa en este factor social, va a tener que seguir dilucidando nuevas teorías de las nuevas formas de ser que puedan darse en el futuro. Un ejemplo de esto son las investigaciones en base a contextos sociales, respecto de un grupo de una edad en específico, como nos da a conocer Schultz y Schultz (2010), que nos habla de las investigaciones en una población de hombres, de raza blanca, pertenecientes a culturas occidentales y los jóvenes entre los 20 a 25 años, “Tienden más a consumir drogas, a fumar, a beber alcohol, a conducir a gran velocidad, a tener relaciones sexuales con mucha frecuencia, a apostar, a correr riesgos físicos y a viajar a lugares peligrosos, en lo tocante a su personalidad suelen ser egocéntricamente extrovertidos, independientes, asertivos, no conformistas y desinhibidos para expresar sus emociones…”. (p.p. 445). 

Fuentes

Montaño, M., Palacios, J., Gantiva, C. (2010). Teorías de la personalidad. Un análisis histórico del concepto y su medición Psychologia. Avances de la disciplina, 3(2), 81-107. Recuperado de redalyc.org/pdf/2972/297225531007.pdf

Schultz, P., Schultz, S. (2010) Teorías de la personalidad, (9 ed). México: S.A. de C.V., una compañía de Cengage Learning, Inc. Recuperado de https://cdn.website-editor.net/50c6037605bc4d1e9286f706427108e6/files/uploaded/Schultz_Teorias%2520de%2520la%2520Personalidad.pdf