¿La soltería es un castigo? Parte I

¡Ey tú!, no te voltees que vengo a encararte, tal como lo hace tu tía Chona en Navidad, logrando incomodarte, preguntándote por tu vida amorosa frente a todos, sí, esa seré yo.

¿Cuándo fue la última vez que saliste con alguien? Reformulo, ¿cuándo fue la última vez que te depilaste antes de salir con alguien? Sé que sonríes… Pero, antes que respondas, te tengo otra pregunta, ¿cuándo fue la última vez que sentiste atracción por otro y que además, ese otro, también quería algo contigo? Porque una cosa es querer a Cillian Murphy en Peaky Blinders y otra muy distinta, es querer a Fulanito Normalis ¿Entiendes? Y, finalmente, ¿cuándo fue la última vez que viste el amor como una oportunidad de alegría y estabilidad que también suma en el abanico de instancias de la vida? Se que está pregunta es rebuscada y larga, pero, te la puedo sintetizar: ¿Cuándo fue la última vez que contemplaste el enamorarte? ¡Auch! Eso fue requete incómodo; lo percibo hasta aquí, y no es para menos, ya te explicaré el porqué.

En resumen, lo que veremos en las siguientes líneas es la típica reunión de patas después del trabajo, un viernes por la noche, conversando, algunos pesadumbrandos y otros fingiendo desinterés sobre sus truculentas vivencias  amorosas. Aquí, notaremos los vaivénes sociales de cómo se aprecia la soltería, aún en estas épocas de Tinder y Grinder, dónde, pese a hablar libremente de ellas, más se sobrepone la idea de la hipocresía, de que sí no estamos acompañados, estamos en la goma. ¡Vamos!, que hasta el amigo vikingo (por lo de la cornamenta, nada que ver con virilidad o ser pelirrojo) tiene más valor social “porque está con su esposa pese a todo” que ese amigo solvente en casi todo pero que a sus 46 años sigue soltero ¿será gay?

Este y otros prejuicios sobre las personas solteras los estaremos develando en está primera parte. Y, al mismo tiempo, te entregaré par de luces necesarias para que descubras por qué estás soltero y para qué es útil estarlo, tanto como estar en pareja. Así que empezamos.

En las mesas del bar en Cercado, están todos los de la oficina reunidos, más aquellos dos ingenieros municipales que, para evitar la convivencia fatídica de sus familias, aplazan unas horas el llegar a casa y desenfundan la tarjeta para apañarse con unos cuántos tragos de “lo de siempre”; nótese el hábito. 

Quién habla, es una libélula que de forma insospechada entre la nicotina revolotea y escucha. Chisme gratis, aquí se los cuento.

Abandono: “la relación es estable, nos entendemos bien, pero seguro alguna bandera roja saldrá y nos dejaremos”.

Martina, quién se pedía siempre una piña colada baja en alcohol se quejaba nuevamente de su suerte en el amor. Su herida de abandono la llevaba a pensar que todo el mundo la iba a dejar. ¿Te ha pasado algo similar? Cuestiónate, pero, sigamos echándole un ojo a lo que ella decía. 

Sobre esto último, solía agregar:

Todos los amigos la ven con una cara suspicaz, Martina suele quejarse cuando la relación pasa a estabilizarse, para ella, sus señales de alarma son el crecer en rutinas de parejas, no tolera que la atención no vaya tras de sí, le disgusta el sentirse sola cuando se queda consigo misma por “demasiado tiempo” que a veces, puede ser una ida a la ducha por más de una hora. Si había algo que especialmente le parecía mortal, era no sentir atención en un evento, y no es para menos, sus padres, quienes la visitaban casi a diario en su casa, la tratan como la esquirla más dorada de la casa, nunca aprendió a manejar las dificultades de la vida sola, al contrario, siempre había un apoyo paterno.

¿Te suena? estas vivencias son muy comunes, y nos invitan a reflexionar:

● ¿Mi deseo de pareja es para sentirme unido a alguien y así sentir confort?

● ¿Exijo tiempo de calidad exclusivo sin miramientos de cómo está la otra

persona solo para satisfacerme?

● ¿Prefiero tolerar abusos e irrespetos para no estar solo frente a otros, y conmigo mismo?

Dependencia: “ojalá esto se de, he pasado demasiado tiempo solo y ninguna se queda al final, necesito que esta vez funcione, lo necesito”.

Marco, es un joven políglota, excesivamente amable, digno ejemplar de la vieja escuela de llevar serenatas, dar detalles costosos y sobre todo, esa cualidad tan suya de cercenarse un brazo sí hace falta, todo, por su chica. Para él, no hay medias tintas, o lo da todo, o no da nada. Y esto, no tiene que ser recíproco, con que lo “aguanten” tal como él dice, es suficiente. Su relato inicia así:  

Tales palabras envueltas en miel son típicas de Marco, independientemente de que las hayamos escuchado con las últimas tres chicas anteriores, él las sigue repitiendo, parece que no se da cuenta que lo que busca es una compañera formidable que lo acepte como una diosa soberana y contemplativa donde él es el máximo súbdito a costa de su propia piel, algo así como un Smithers promedio.

Si bien su armadura es sólida en lo que trabajo y bienes se refiere, su personalidad pende de un hilo. No gusta de salir solo a menos que sea con alguna de sus chicas o con el grupo de amigos, si va a tomar una decisión respecto a su vida todos se enteran, incluida su pareja, por más reciente que sea. Para él, cada proceso de alternativas tiene que ser sometido a votación, el sentimiento de incompetencia que lo envuelve es masivo y empeora cuando se suma a la necesidad estrecha de que debe conseguir a una mujer cueste lo que cueste.

Los preguntas que vienen al caso con una situación así, serían algo como:

  • ¿Qué tan cómodo es para tu vida el sentirte como el pequeño de la casa?
  • ¿Te gusta que otros tomen decisiones por ti o simplemente crees que eres un incompetente perdido?
  • ¿Qué tan a gusto te sientes de hacer cosas distintas, crees que tu configuración para el amor es la idónea en todo momento y circunstancia?

Normas inalcanzables: El desgaste. «No estoy seguro si ella me querrá. Trabajo, soy independiente, vivimos con nuestros gustos, pero, algo falla, creo que no funcionará si no me esfuerzo lo suficiente esta vez».

Erick, es ese hombre que cuando pasa deja una estela aromática que provoca muchas miradas con sigilo para contemplar con detenimiento tal huracán. Sin embargo, muchas de sus noches son una eterna tonada sobre una queja respecto a sí mismo y lo insuficiente que se siente respecto a su vida social y amorosa.

El portentoso Erick está encerrado en las normas inalcanzables, alli, ha construido una cárcel en la que cree que esforzándose lo suficiente va a conseguir bienestar no sólo para él mismo sino para todos en su sistema, engañándose con que la última tarea es el último esfuerzo, sin darse cuenta que simplemente abre una puerta más hacia una nueva meta, enrrollándose así en una serie de objetivos que no tienen fin y que nunca terminan de satisfacerlo con el agravante extra de que su sistema lejos de mejorar, se deteriora progresivamente. Bajo esta premisa cabe preguntarse:

  • ¿Qué tan dispuesto estás a callarte con tal de quedar bien con otros?
  • ¿El amor que recibes está condicionado a lo que das, casi siempre?
  • ¿Cumplir con las expectativas de otros es tu prioridad?

Grandiosidad: «bueno, necesito un verdadero hombre, ¿sabes?, ese quién pueda darme lo que yo necesito y cómo lo necesito. No soy quisquillosa, sólo pido lo que me corresponde y que además, lo hagan bien. Mis padres no criaron a una mediocre».

Esta señorita es Patty Velásquez,  de los de Velásquez de Vallecito, ojo no te confundas, porque esta mujer es capaz de encender su furia en tu contra. Y no es para menos, su familia,  especiales reforzadores sociales, la han acostumbrado a ejercer el hábito de la exigencia, incluyendo el amor. Su madre, la señora intachable y sobria, siempre ocupa la seccion de sociales con su marido «es mi deber acompañarlo. Detrás de un gran hombre de negocios, hay una mujer que decidió quedarse cómodamente  en casa», solía decir con cierto aire de resignación,  dichos valores fueron transmitidos a sus hijos. Por tales motivos, cabe preguntarse:

  • ¿Las relaciones amorosas qué son para ti, una consolidación de un estatus perdido o por obtener?
  • ¿Las relaciones son para ti un deporte de caza que cesa cuando ya tienes el «objetivo» / «trofeo» entre tus manos?
  • ¿Para ti, las gratificaciones en pareja deben ser siempre inmediatas y nunca construidas en plazos por ambos?

 Subyugación: «mi matrimonio genial, ciertamente he cedido algunas cosas, pero es lo normal ¿no? Prefiero que ella tenga la carga de decisiones, así estoy tranquilo. En serio.»

El lacónico Felipe siempre dubitativo e íntimo en compartir ideas y formas de ver la vida con Marco, después de unos tragos se anima finalmente a apuntar sobre sus ya pesados 20 años de relación marital, comenta lo siguiente:

Nuestro Felipe, es el típico personaje que agacha la cabeza cuando sus defectos son dichos a viva voz, como animalito en problemas rehuye de todo conflicto, nunca confronta, encara ni resuelve, todo engulle, para, finalmente, sacarlo como si mordiera la queja y refutando toda posibilidad de mejora, está subyugado y parece que su concepto de las relaciones de pareja es rendirse al fuerte, ese, a quien él mismo dotó de tal poder que se le ha escapado de las manos y no encuentra forma de escapar, consiguiendo en su celda un paraíso evasor de responsabilidades. ¿A quién te recuerda? 

  • ¿Cuántas de tus relaciones amorosas o afectivas han perdurado sólo porque tú te callas y permanecer subyugado al otro?
  • ¿Permites que te controlen?
  • ¿Doy más a los otros de lo que ellos me devuelven/me demuestran?

Vulnerabilidad: «no se en qué limbo estoy, a veces nos vemos y la pasamos bien, pero él a veces me aleja, luego, quiero irme a mis vacaciones y conocer a otros hombres y él casualmente regresa respondiendo alguna publicación en Instagram, siento que si hablo de lo que siento por él, me rechazará».

Raúl está en una encrucijada respecto al esquema de vulnerabilidad, sabe, porque se lo han enseñado,  que necesita compartir su vida con alguien. Más que por gusto, por miedo a estar desamparado. Sí bien gusta de coquetear y salir a buscar amores, se consume en la nada que sostiene con su «casi algo» con el que lucha por concretar y descifrar con base a likes y los encuentros fugaces que de madrugada concerta el otro, quién, sin miramientos lo llama, ilusiona y se desvanece. Lo curioso, es que pese a sus estrategias de «cacería» no logra desengancharse, o, al menos, decir lo que piensa, se acostumbró a estar presto a todo y para todos, él, yace olvidado de sus propias prioridades. Raúl, que te parece si:

  • ¿Acaso estás esperando que tu pareja sea el superhéroe que carga feliz con todas las decisiones e inclusive, con tu vida?
  • ¿No puedes tolerar tus propios temores e inseguridades y buscas quien se haga cargo de ellos, pero, irónicamente encuentras a personas ajenas a esto?
  • ¿Te molesta tu propia inseguridad, rehúyes de estar contigo mismo y verte vulnerable, prefieres la coraza del indiferente, pero, que sufre en soledad?

Fracaso: «para qué hacerme ideas sí no estoy segura de que funcionará, es decir, mira a ese chico, ¿Qué puede darme que yo no pueda brindarme a mi misma? definitivamente es una pérdida de tiempo porque con él no funcionará… igual que con los otros 22 chicos anteriores.»

Paula, derrotada por el simple hecho de existir, finalizaba la ronda de tragos explicando casi que a modo de excusa, porqué seguía soltera:

Como vemos, las ideas distorsionadas de Paula llegan de una voz muy extendida, muchas son las personas que como ella se refugian en prejuicios respecto a un género. Por otro lado, es palpable su coraza antipersonas, que esconde simplemente un anhelo hueco que no soporta aceptar, engañandose a sí misma explicándose que toma la decisión correcta apartandose o huyendo antes que otra persona pueda sí quiera reaccionar e intervenir, para ella las relaciones son unidireccionales: sólo ella siente y decide entre quedarse o no.

Para Paula y su herida de fracaso:

  • ¿Qué tan frecuente te sorprendes desvalorándote a ti o a otros?
  • ¿Te comparas respecto a las relaciones fallidas o exitosas de los demás?
  • ¿Prefieres mentirte sobre tener una relación porque así no lidias con la idea de construirla con otro?

Un poco de psicología social comunitaria (II parte)

Influencia Social: Es el esfuerzo realizado por uno o más individuos para cambiar las actitudes, creencias, percepciones y comportamientos de una o más personas. Se estudian de grupo a uno, y posteriormente de uno a un grupo. Se da una situación de presión de grupo.

Normas explícitas: Son normas detalladas de forma clara. Por ejemplo:

  • Los gobiernos funcionan generalmente a través de reglas escritas en las leyes.
  • Las competencias atléticas usualmente se encuentran reguladas a través de reglas escritas.
  • Las señales en muchos lugares públicos, las cuales describen el comportamiento esperado como en límite de velocidad. Por ejemplo, “No rebasar”, “No pisar”, etc.

Normas implícitas o tácitas: Muchos de nosotros obedecemos a reglas que se sobreentienden y no están escritas, tales como:

  • “No te acerques mucho a los desconocidos”.
  • “No llegues puntual a las fiestas”.

Independientemente si las normas sociales son implícitas o explícitas, un factor es claro: La mayoría de la gente las obedece la mayor parte del tiempo. Por ejemplo, pocas personas visitan restaurantes sin dejar propina al camarero; y todos, independientemente de las creencias políticas, se ponen en pie cuando oyen el himno nacional de su país en los eventos deportivos o en encuentros públicos.

¿Qué es la actitud?

Una actitud es una reacción favorable o desfavorable ante algunas situaciones. Es la respuesta evaluativa del mundo que nos rodea, porque evaluamos de forma positiva o negativa a determinadas cosas o situaciones del entorno. La actitud es aprendida según la mayoría y no innata. Por ejemplo, la actitud de rechazo a quien tiene una preferencia sexual que no concuerda con tus ideas.

Tiene 3 componentes relacionados entre sí. Lo que yo pienso influye en lo que yo siento y en lo que hago

1. Afectivo o emocional – > sentir.

2. Comportamental o conductual -> hacer.

3. Cognitivo -> pensar.

Ejemplo:

Actitud de rechazo a la carne roja

1. Componente emocional: Siento que tuvo vida, y que es como comer un cadáver.

2. Componente conductual: Tratar de no comerla.

3. Componente cognitivo: Cuando la como, pienso que no soy parte de la solución.

Teoría de las atribuciones

La atribución es el proceso de inferir las causas de los acontecimientos o comportamientos. El psicólogo austriaco Fritz Heider, padre de la teoría de la atribución, la definió como un método para evaluar cómo la gente explica el origen de su propio comportamiento y el de los demás. Así lo menciona Heider (1958, en del Valle, 2013): “Nuestras conductas están determinadas por la forma en que percibimos los hechos y no por el modo en que ellos realmente ocurren” (p. 56).

Es así que, nuestros juicios hacia la gente dependen de la forma en que explicamos su comportamiento, esto en relación a la perspectiva que tengamos de la persona o de la situación. En cuanto a eso, podemos dividir tres aspectos derivados de la teoría de las atribuciones:

1. Por cómo se ve alguien.

2. Señales no verbales.

3. Conducta manifiesta.

El error de atribución

Esto se relaciona a la atribución equivocada o desproporcionada de cualidades o defectos hacia una persona. Bargh y Raymond  (1995, en Myers y Twenge, 2019) nos dicen: “Un gerente puede malinterpretar el comportamiento sumiso o amistoso de una subordinada y, en un arranque de engreimiento, considerar su actitud en términos sexuales” (p. 80). Entonces, es frecuente que subestimemos el efecto de la situación y que sobreestimemos el grado al que refleja los rasgos y actitudes del individuo. Por ejemplo, al ver a un actor o actriz que representa el papel de héroe o villano, nos es difícil deshacernos de la ilusión de que la conducta descrita en el guión refleja la parte interna de la persona.

¿Por qué cometemos el error de atribución?

En principio el ser humano se rige por su contexto o el ambiente que lo rodea, como grupos sociales cercanos como la familia, la escuela, el trabajo, entre otros. Por lo que, existe una influencia social y cultural en los razonamientos y juicios que hacemos, en relación a otras personas o situaciones.

Diferencias importantes

Estereotipos: Es la idea simplificada, una imagen mental o una categoría en la cual ubicamos a las personas, en relación a su aspecto físico, intereses, ocupación, sexo, raza, etc. Se forman desde la infancia, con nuestro entorno familiar, de nuestros padres, de nuestros modelos, etc. Los estereotipos contribuyen a organizar nuestro mundo, como los esquemas a estudiar a las personas para encajarlas en una idea, aunque pueden hacernos caer en ciertos errores.

Prejuicios: El afecto negativo que se asocia a individuos, y que se basa en su pertenencia a un grupo o categoría.

Discriminación: Trato diferencial que se da a las personas por su pertenencia a una categoría social determinada.

Pero, ¿debido a qué emitimos juicios de valor? Los emitimos debido a las ideas o pensamientos que nos hacemos de alguien o de un contexto. Estas representaciones mentales o simbólicas se llaman esquemas y son estructuras cognitivas que tenemos y que se van guardando en nuestra memoria desde pequeños. Es decir, son estímulos independientes que la persona agrupa y les da un significado. Por ejemplo, una mamá con un bebé en brazos es igual a la idea de familia. Se forman por el conocimiento de nuestro entorno.

Funciones de los esquemas

  • Clasificar el mundo de acuerdo a características de las personas, formas, estilos, etc. Nos ayuda a sobrevivir.
  • Inferencia de características, respecto al esquema mental que le adjudiquemos
  • Interpretar personas y situaciones. Por ejemplo: Que una profesora se vea feliz en clases, pero, en realidad, está triste porque su hija se fue de viaje.
  • Comunicándonos, atribuyendo características. Por ejemplo: “Acaba de pasar un hincha del Melgar”.

Tipos de esquemas

  • Esquemas de personas – individualizado – mejor amigo.
  • Esquemas de roles – médico.
  • Scripts, guiones o sucesos – situación – la previa (lo que significa para un grupo de personas algo).
  • Esquema del yo, conocimiento de uno mismo.

Persuasión

Es el esfuerzo que hacemos para cambiar las actitudes de los otros a través del uso de diferentes técnicas. Se debe diferenciar de la manipulación, que es cuando hay un interés personal.

Enfoque tradicional: Es la forma en cómo se dice, quién lo dice, y qué dice, de acuerdo al efecto que se quiere obtener. La fuente del pensamiento; la estructura del mensaje; el medio de transmisión; la audiencia o los receptores del mensaje.

Enfoque cognitivo: Es el fondo, es decir qué piensan las personas cuando están expuestas a mensajes persuasivos y cómo estos pensamientos determinan un cambio de actitud.

Proceso de ruta mental: Cuando soy más analítico, voy a buscar más información, a partir de la experiencia, etc.

Proceso heurístico o ruta periférica: Se da en respuesta a señales que tienen que ver con la experiencia o estatus de los persuasores etc.

También influye el grado de motivación, para que la información dada pueda cambiar en algo su pensamiento, y el nivel de inteligencia o preparación, porque será más difícil dejarse convencer al ser más analíticos. Entonces, a mayor necesidad, mayor motivación. Si alguien me ofrece algo que yo necesito, mi motivación será mayor.

Resistencia a la persuasión: A mayor preparación que tenga la persona, será más difícil de persuadir. Aquí podemos observar tres elementos.

1.Reactancia: Es cuando la persuasión es tan fuerte al ser muy insistente, que siento que quieren imponerme sus ideas, por lo que yo desarrollo la reactancia, es decir, me resisto porque mi libertad se está viendo afectada.

2. Advertencia: Es cuando veo que alguien se dirige a mí para decirme algo porque lo veo preparado, con su ropa, instrumentos, etc. Entonces lo que hago es alejarme porque sé que me va a ofrecer algo.

3. La evitación selectiva: Es cuando hacemos una ruta que evite algo que no queremos comprar.

Otros conceptos sociales

Condescendencia: Es la adaptación y acomodo a los gustos, apetencias y costumbres ajenas por benevolencia o indolencia. Es decir, tener la capacidad de adaptarse a la voluntad de otra persona y demostrar flexibilidad.

Obediencia: Es una forma de influencia social en la cual, una persona ordena a otra u otras hacer algo, y ella o ellas lo hacen. Es la forma más directa de influencia social.

Finalmente, creo que todo depende de tu perspectiva del mundo, de cómo veas las cosas que te suceden. Es decir, de tener una actitud positiva, aprovechando las ocasiones que tienes, pensando en tu presente, más que en el pasado que no puedes cambiar; en el futuro que aún es incierto; y en dejar de pensar que nada bueno te va a suceder. Pon atención a tu alrededor y a las oportunidades que se te presentan. Otro factor determinante es el miedo a veces sentimos a lo nuevo o a “la aventura de la vida” como dicen muchas personas. Está bien quedarse en nuestra zona de confort, pero hay que tratar de salir de vez en cuando. Nos podemos estar perdiendo de mucho, y de grandes sorpresas que la vida nos tiene preparadas.

Fuentes bibliográficas

Del Valle Leo, María ATRIBUCIONES CAUSALES Y APRENDIZAJE MATEMÁTICO. Atenas, vol. 1, núm. 21, 2013, pp. 54-69 Universidad de Matanzas Camilo Cienfuegos Matanzas, Cuba. https://www.redalyc.org/pdf/4780/478048957004.pdf

Myers, D. y Twenge, M. (2019). Psicología Social. (13.° ed.). Ciudad de México: Editorial: Mcgraw-Hill.

El uniforme del alma (Parte II)

Una opinión de por qué somos como somos (continuación)

El buñuelo, con su traje esmerado y pulcro con una capa de rudeza

Lejos de describir una figura con grasa, circular y llena de gozo por ser una muestra culinaria que es accesible a todos los paladares. La figura del buñuelo es muy particular, de las clásicas figuras del alma, esta es la más compleja de describir, más que una caracterización de traje o armadura, es una actitud. Dicha postura ante las circunstancias, pescan a incautos que ante el pecado de sucumbir en la traición o de dar desdicha, son capaces de volverse raudos e inflexibles, algo así como cuando dejamos un buñuelo mucho tiempo en la intemperie ¿qué le sucede? se daña, se atrofia, no vuelve a ser quien era, su postura aunque refinada y aparentemente accesible no vuelve a ser la misma ni desea serlo, es fiel creyente a sí mismo y se escabulle ante el daño, es diplomático en sus maneras pero firme en sus convicciones.

¿Por qué un buñuelo? sencillo, ¿Quién se atreve a decirle que no a un delicioso y accesible buñuelo? es de las almas más accesibles cuyo uniforme pulido y perfumado invitan a conocerlo. Piensa, aquella persona que conociste en algún momento de la vida y te pareció sumamente amable, bondadosa, recta en sus actos, convencida en lo que piensa y seguro de sus maneras ¿la tienes? ahora, piensa ¿Cómo luce regularmente? Esto, ya te lo dejo a tu cargo. Ahora bien ¿Cómo surgen los buñuelos?

En un mundo donde la soga del juego de la vida siempre está halándose de un lado a otro, es común ver que alguien ceda y haga caer a todo el equipo, no por el sentido del deber y por sacrificio como nuestra alma anterior, no, lo hace desde el punto de vista de los ideales, y lejos de verlo como una derrota, lo contempla como una manera amena de relacionarse a través de las ideas, genera familiaridad de grupo cuando persuade a otros para que vean más allá de lo aparentemente evidente. Esta alma, desde muy pequeña se adaptó a observar y tomar acciones rápidas y prácticas para vivir, más que sobrevivir, apreciando el mundo que le rodea, obtuvo para sí la dicha de ver que las personas mejoran desde las buenas maneras, desde las palabras, evitando conflictos en lo máximo y dando la cara cuando es necesario. 

Asimismo, valoró como posibilidad magnífica la de ir por la vida adoptando posturas ajenas, como bien diplomático (el mejor de ellos), se las arregla para no ceder en sus ideas, pero, convencerte a ti de las suyas. Su esencia, es desperdigar carisma, bondad y aceptación. Pero, a veces, tras de sí guarda una faceta que a veces le disgusta.

Resulta que muchas veces la actitud de estar abierto a otros le juega en contra, y sufre reveses, le traicionan, surgen rumores sobre su forma desairada de proceder, recriminan su aparente falta de frivolidad, no se permite en ocasiones extender la mano a quién no ha observado en “buenos caminos”. Como un agente de negocios, sabe qué recursos dar y cuando, sin embargo, el problema yace en por cuánto tiempo los seguirá dando, al igual que la armadura de acero del deber, en muchas oportunidades, se pierde en una dulce nube de sonrisas, olvidándose de cómo proveerse a sí misma. Es aquí cuando esta alma sucumbe a presiones y se desgasta en dejar todo en orden y de manera cálida ¿qué le ocurre después? bueno, lo que le ocurre a un buñuelo al dejarlo tiempo demás en el fuego.

El mastranto seco, la armadura corroída

Quizás el uniforme de alma más apesadumbrada.  Todo mal, todo terrible, todo es caos, fuego lúgubre y deceso mientras vive. Su gestación es de lo más curiosa, de las almas descritas, aquí, tal vez no exista un desarrollo traumático desde el inicio, no, se trata más bien de cómo configura en su ser cada estímulo, tanto los “buenos” como los “aversivos”, este tipo de alma puede volverlos en su contra. 

El niño que desde pequeño comprendió a su modo que ser consentido era sinónimo de ser un desfavorecido que necesita siempre muestras de afecto o aquel que siendo pequeño fue puesto a prueba innumerables veces y aceptó para sí la idea que para ser respetado y valorado requiere pruebas de desgaste altísimas, puede convertirse en un mastranto seco. Así, encontramos a aquellas almas que en su adultez malinterpretan los acontecimientos de la vida bajo una lupa distorsionada, como si vieran a través de un espejo opaco, oscuro y sin rastros de espacios de alegría y luz.

Son excelentes previsores de lo malo, pues, al verlo todo mal, son ellos los primeros en ver la quinta pata al gato, defectos en otros y en sí mismos son nombrados en infernales listas que se repiten constantemente como mantra para seguir corrompiéndose, la lista de aparentes castigos nunca cesa, más bien, se incrementa, en una temporada es la apariencia, en otra, es sobre los logros, más allá en el tiempo, son las mujeres o los hombres, y luego ¿qué más? lo que sea, lo vital es quejarse, malinterpretar lo que sucede allá afuera, verlo desde el caos, entenderlo como una lucha de poderes inalcanzables que sólo se apacigua con aquel más “fuerte”, básicamente con aquel capaz de zanjar temas a su paso a través de la dominación sin contemplaciones.

 Se debe rescatar al mismo tiempo, que son amantes de lo bello, del arte, las manifestaciones de lo estrictamente hermoso (según los criterios de ellos); y tal postura no debe impresionarnos, dado que al no ver casi nunca la luz al final del túnel o el vaso medio lleno sino siempre vacío, observan a lo lejos como voyeurs distantes los pocos tintes bellos que la vida les da, y generalmente, es el arte puro quien se los da.

Del mismo modo, en la vida relacional, no pueden ser de otra manera, su malherida esencia se ve tan vulnerable que respaldan toda muestra de cariño que dan como una manera de anteponerse por encima de otros, no es amor, ni cariño real, es cariño y amor por la dominación, por fingir (a veces) que realmente quieren y son queridos y aceptados, lo cual es la parte más importante y lo que constantemente buscan, pues, como hemos visto, el repudio ante sí mismos es elevado. 

De esta manera, cada soplo vivencial, lejos de ser un aprendizaje para el futuro, una enseñanza de cómo proceder de mejor y de manera más sabia se convierte realmente en una tortura interna de pena y recriminación constante, un concierto de gritos e improperios para sí misma que lo único que hacen es dejar un alma desnutrida, sin fuerzas, que mientras más se hunde, más fuerte y raudo se hace por fuera, qué mejor manera de esconder vulnerabilidad que mostrándose con rejas y abarrotes de hierro, no obstante, no se dan cuenta que dichas estructuras, con el tiempo y embate de los cambios, se corroe y se rompe, tal como ellos, que, de no cuidarse y entablar el rumbo a un lugar más estable sucumben a sus impulsos o los de otros y son neutralizados de manera violenta o “apacible”, es decir, tras cada “derrota” se embotan en sí mismos, siendo incapaces después de sentirse fuertes quedándose estancados para siempre.

¿Cómo se relacionan entre ellas?

Las almas van por allí uniéndose de la manera más impensable, pero, a mi modo de ver, existe una relación interesante entre el buñuelo y el soldado de élite del deber ¿razón? muy sencilla, uno le muestra la ligereza con que se puede tomar la vida y el otro le enseña cómo manejarse de manera recta acompañada del placer de cumplir, se enseñan y contribuyen en muchas ocasiones, no obstante, se restan y eclipsan cuando existen desfases en cuanto al placer, por un lado, la armadura del buñuelo grita hedonismo y el soldado de élite pregunta ¿por cuánto tiempo? Es decir, no desdibuja del horizonte el sentido de cumplir. Entre malabares y cariño, se van conectando y triunfa, si lo hacen lo suficientemente bien, el amor.

Pero, el mastranto seco ¿cómo surge y con quién? Por un lado, con el soldado de élite del deber, puede llegar a contemplar por un lado la idea de dar y sentir satisfacción, sin embargo, verá a corto plazo, cómo obtener algo más que eso. De ese modo, la relación puede que se estanque y al estar el soldado pavimentando el camino y el mastranto simplemente quejándose de todo lo que debe hacer, todo acabe muy pronto. Aquí el sentimiento de héroe vencido del deber será el que de el primer paso después de múltiples oportunidades. 

El mastranto y el buñuelo, son una pieza casi idílica. No se sabe cómo, ni se sabe porqué, pero la dulzura del buñuelo puede penetrar la barrera  dura y fría del mastranto, con carisma, alegría por la vida y muestras de cariño puede que ceda un poco ante los manjares que pueda ofrecerle, no obstante, la tirantez y estado de ánimo de quejas constantes, una postura casi eterna y en contra del disfrute pueden hacer que se socave la idea del amor y cariño. Simplemente, uno se marchará por creer al otro demasiado inflado de aire y que está volando contra la gravedad y la realidad de la vida apesadumbrada que existe, mientras que el otro, lo ve como una manifestación amorfa de lo malo, donde no hay momentos para compartir ni sentirse aceptado ante los pequeños placeres de la vida. Simplemente, no es para mucho tiempo.

Justificación y aclaraciones

Hace mucho tiempo, entendí en la labor pública del ejercicio, que hablar es una cosa que debe tomarse con pinzas ¿cómo hablarle de esquemas y de estructuras mentales a aquel que solo sabe de su trabajo y de nada más?, ¿cómo llegarle a aquel adolescente que por su característica intrínseca solo quiere irse y no escuchar nada? Ante estas instancias, comprendí que existe un idioma aparentemente universal: las narraciones. Si, por supuesto, con embellecedores y adjetivos a morir, claro que sí (pero solo aquí, por ahora). 

No obstante, cuando son bien aplicadas pueden dar a luz a quien antes solo veía tedio de asistir con el “especialista”. Y esta última palabra queda entre comillas porque, a mi parecer, no es especialista quien tiene un pergamino italiano que lo afirma, no, es quien puede emplear todo su saber en quien lo necesita y así, sí este lo decide, mejorar y trascender. Hasta aquí la justificación.

Ahora, como breve y última aclaración, el término uniforme me parece apropiado sí tomo como punto de partida, un elemento que es invariable. Así, el alma es muchas veces intransigente, se queda en una misma posición y forma de ver, a menos que claro, contemple su existencia y decida elevarse por encima de sus circunstancias, pero, sabemos que no siempre es así. De este modo, me despido, recordándote que no todo está perdido, que no todo es teórico y no todo se puede explicar con términos precisos, muchas veces, necesitamos contar como si de niños se tratara  y así, ver al otro como un igual que me enseña y no me hace menos. Finalmente, ¿Cuál es tu uniforme de alma?, ¿te diste cuenta de que existe?, ¿Cómo la caracterizas y que harás de ella?

El uniforme del alma: una opinión de por qué somos como somos (Parte I)

Empecemos con una alerta importante, este artículo que más tiene de ensayo que de otra cosa, se apropia de una idea y es la de describir desde mi punto de vista, cómo muchas personas actúan según su esencia. Por ende, al ser un aspecto tan subjetivo y tan poco apegado al sentido teórico que nos caracteriza, te invito a ti, estimado lector a tomarte este asunto como si fuera la vida: suave, sin darle mucho a la cabeza y sin tomártelo muy a pecho. Empecemos.

En primer lugar, quiero definir lo que comprendo por alma, y ante esto, reflexiono a partir de tres instancias: ¿cómo surge?, ¿cómo existe en nosotros?, ¿qué sucede tras perecer? Siendo así, tú, que estás delante de este escrito ¿qué respondes?, ¿qué opinas?

Primordialmente, creo que surge a partir de las vivencias, se va configurando desde la más temprana sensación. Es decir, desde que nos gestan, el intercambio madre-hijo deja una huella neuronal que va marcando un ritmo, una forma de ser. Algunas veces es Hakuna Matata y otras veces es “córtenle la cabeza”.

Ante el desfile de la vida, marcha sin descanso, jadeante y con la mente en alto quién todo esfuerzo lo ve como cualquier cosa, es esa persona cuya máxima  siempre es defender, es asiduo seguidor de aquella célebre frase que dice “en la vida, he sido un hombre afortunado, pues, nada se me ha hecho fácil”. Sí bien a veces reniega de tantos esfuerzos, muchas veces, ésta es su única moneda de cambio.

De este modo, el surgimiento de cómo nos movemos en la vida, lo que nos hace ser nosotros, para mí, viene desde que integramos experiencias a nuestro ser. Así, se va desenvolviendo paso a paso mientras nos desdoblamos en la vida, y sí tomamos consciencia de esta “esencia” de cómo nos ayuda a guiarnos en diferentes situaciones entonces podemos decir que existe, ya que ¿cómo es posible decir que tenemos algo sí no hay consciencia de ello? Podemos verbalizar un “no sé qué” y allí, decidimos indagar y podemos comenzar a darle forma.

Queda, por último, resolver el asunto del después ¿qué ocurre luego? Y aquí me adhiero a algunas perspectivas que hace no mucho escuché de parte de un gran amigo, sobre una visión celta que habla más que del alma, de la reputación, cuando la cosechamos de una manera prodigiosa, con esmero, independientemente de lo que podamos tildar de “bueno o malo” esta quedará por siempre en la vida de aquellos a quienes se les contactó. Y más allá de eso, sí quedan registros de los productos de nuestras acciones, entonces, habrá una prolongación más allá de aquellos a quienes conocimos en persona. Esto es, por ejemplo, cuando tenemos contacto con ese sentimiento de bondad que podemos recoger cuando leemos un texto de parte de un personaje, o, por el contrario, ese repudio y rechazo que obtenemos al ver en los medios sobre aquella persona que cometió una serie de atrocidades. Estas personas, aunque hayan fallecido generan algo en nosotros, develan con sus actos de qué forma se dieron a conocer ante la vida y sus semejantes.

Así pues, relaciono los conceptos de alma y reputación en uno similar, ya que al no ser ninguno algo que podamos tomar con nuestras manos y ver sus características de manera figurativa, si existe un paralelismo en cuánto su importancia, su capacidad de ser “percibido” por quien repara en ellos, y así, se da cuenta de su existencia.

Algunas tipologías

A continuación, veremos algunas manifestaciones un tanto clásicas en su versión fortaleza y en su manifestación de defecto. Te darás cuenta apreciado lector, que muchas veces aquello que más nos caracteriza, si lo empleamos en exceso puede convertirse en un artificio en nuestra contra, por ejemplo, cuando nos excedemos en regar a nuestras plantas ¿Qué ocurre? El exceso de un recurso en detrimento de otros se vuelve en contra y perece aquello que queríamos cuidar. De igual manera, es conveniente comentar que pueden existir mezclas, es lo más natural del mundo, pero, habrá algunos indicios de una tipología más marcada que otras.

“Me Gustan Uniformados” El deber con Su Uniforme Lustrado

Indaguemos. En una temprana infancia, el alma aún desnuda fue bastante observadora, se dio cuenta que su medio no era de fiar, había compromisos de los que no podía zafarse, debía responder, debía satisfacer, debía sobrevivir. Así, se dio cuenta que “deber” y “querer” se forjaron como uno solo, comenzó a creer que el hacer cosas por y para otros no era descabellado, que había gozo en cumplir. Tomó las obligaciones de manera plácida, para todos fue siempre la persona espléndida, que lejos de dar problemas, se ocupaba de ellos ¡caramba, qué coincidencia! Un soldado de élite. Enfermo a veces por las reglas y porque los demás las cumplan.

Esta alma, se vio envuelta en presiones muy altas, denotaba a profundidad las complicaciones de la familia, aquellas mentiras de las que debió hacerse cargo porque parecía que nadie quería ocuparse, por lo que el clima familiar sentía que recaía sobre sus hombros pequeños. De este modo, se forjó para sí misma hombreras antes que un vestido para tapar su desnudez, de tal manera que sus compromisos por muy pesados le hicieran seguir caminando. Sin embargo, también notó, que requirió botas de combate, dado que el piso por donde debía correr sin querer realmente hacerlo, era pedregoso, muchos obstáculos había como para ir a pie descalzo, de igual manera, requirió un yelmo, alto, con penachos, pues, su inteligencia para ocuparse de los problemas era su mayor logro, así que al enorgullecerse de sí mismo decidió decorar aquello que aprendió que le haría feliz. 

Al desarrollarse y llegar a la adultez, esta alma, ya con heridas de guerra, suspicacia en sus ojos, mucho sosiego ante los improperios de otros, recato al actuar y dulzura contada solo para algunos pocos se yergue orgullosa. Mira el amanecer de todos a los que socorrió, pero ¿dónde está su propia vida? Se pregunta. La verdad nadie lo sabe. Se ocupó tanto de cumplir, de ser quién está dispuesta a servir que no sabe qué hacer por sí misma. 

Comprarse cosas, mimarse, pensar en ella antes que, en otros, anteponer sus deseos alocados antes que el qué dirán le resulta un desafío, el más peligroso que jamás ha presenciado y apenas y sabe combatirlo. No hace falta decir que le duele todo su ser cuando de pedir un favor se trata o pedir lo que sea, simplemente el recibir no está bien adaptado en su diccionario. 

Aquí, se dio cuenta que su primera divisa se devaluó ¿Qué herramientas puede emplear ahora? Su lustrosísima armadura no tiene nada similar, pero, con errores y aciertos contempló como armadura el poder decir que no sin que esté en juego su criterio y virtudes, se permitió volcar su consciencia a la locura y hacer lo que le antojaba según el momento, además dejó de darle todos sus recursos a otros y pudo darse aquellos que sintió que merecía tanto material como inmaterial, y por sobre todo, se dio el tiempo para contemplar la posibilidad que tal vez el amor que merece y quiere recibir van más allá de lo que pueda hacer, notó que la noción de cariño y amor viene por quién es, y no solo por aquello que puede fabricar en cuestión de minutos. Esta fue, la armadura del deber, su uniforme dentro de las almas era la más pesada de todas.

Hasta luego

Me despido por ahora, en el siguiente apartado comentaremos sobre el simpático buñuelo y la armadura corroída, espera paciente la segunda parte.