Sociedad enferma ante el dolor.
“¡Cuéntame qué es para ti el dolor y te diré quién eres!”.
Ernst Jünger
Palabras claves: algorafobia, sufrimiento, dolor, carencia, psicología positiva.
En la vida del hombre, se deslumbra un peregrinar del sufrimiento, que se manifiesta a través de experiencias tangibles y palpables. A su vez, aparece una incógnita constante que nos persigue y es ¿por qué?
En el mundo, se presenta como personal y concreto. El terreno del sufrimiento humano es mucho más vasto, mucho más variado. El hombre sufre de modos diversos. El sufrimiento es algo todavía más amplio que la enfermedad, más complejo y a la vez aún más profundamente en la humanidad misma.
Eso es así por cuanto una de las características del dolor es que afecta a la realidad en toda su extensión. Es lo que dice San Agustín: “Sentir dolor es privativo del alma, no del cuerpo” (La ciudad de Dios, XXI, 3).
Sin embargo, hoy en día vemos que como las olas del mar el dolor se disipa y se vuelve más extremo e incluso irracional.
ALGORAFOBIA
El sentido del dolor y del sufrimiento humano es, en definitiva, un misterio que al igual que el propósito de la propia existencia terrenal, escapa a la comprensión.
Es así como entramos a una sociedad agonizante y llena de perturbaciones que se explicarían mucho mejor con este tipo de patología (Algorafobia) que es el miedo anormal y persistente al padecer dolor. Las causas de este pueden ser variadas. Sin embargo, el magma de la fuente traumática es la experiencia con situaciones donde la persona se ve sometida al dolor de una forma sumamente excesiva e intensa. De igual manera tenemos que tener en cuenta que, las fobias pueden ser heredadas y adquiridas por medio de lo que es la observación, lo que mejor se conoce como es el condicionamiento vicario o modelado.
“El Grito” -1893 – Edvard Munch / Expresionismo
APRENDIZAJE VICARIO Y SOCIAL
El “gurú” de la cuestión, es nadie más ni menos que el gran psicólogo canadiense de ascendencia europea, Albert Bandura – 4 de diciembre de 1925 (edad 95 años). Quién considera que el aprendizaje vicario es este principio de aprender a través de la observación de tal modo que, la persona realiza dicha acción y experimenta las consecuencias de la misma. Bandura, A. (1969).
¿Pero se preguntarán qué tiene que ver esto con el dolor o el sufrimiento humano? Tal vez ahora en la coyuntura actual podemos hablar y deslizar un poco más respecto a esto y ver las causas de tal comportamiento en lo que es el aprendizaje social.
Nuevamente Bandura, A. (1986) nos ilumina y recalca que el aprendizaje social es dicho aprender pero no mediante un refuerzo, sino que cae en el modelo de la imitación. Para Bandura, tal comportamiento de la persona se ve íntimamente influida por el mundo y se da de una forma hasta causal, es decir, mutua.
Bandura fue Presidente de la American Psychological Association (APA). Además es doctor “honoris causa” en varias universidades del mundo.
COYUNTURA ACTUAL
La pandemia fue la gota que derramó el vaso (aunque siempre se puede esperar más.) De igual modo, han sido develadas las carencias del hombre moderno (y el mundo moderno) en el sentido que no estábamos preparados para las circunstancias y para tal evento con tan compleja magnitud. A su vez al hombre, lo ha retado a confrontarse así mismo y mucho más hondo aún con la muerte.
Ya el sufrimiento y el dolor ha evolucionado; en este sentido podemos decir que se ve un gran enfrentamiento. Porque es ahora donde se hace mucho más visible esta condición de finitud nuestra y a su vez el rostro de la decadencia y la muerte prácticamente está tocando la puerta.
¡Pero no solo es esto! Ahora bajo el contexto en el cual estamos viviendo se va expandiendo este malestar a través de lo que es la aceptación de la visión positivista de la globalización (medios de comunicación). Por otro lado, este conflicto que se ha ido dando en otras esferas de nuestra sociedad: La política (en un estado antagónico). En términos de Chantal Mouffe, desarrolla este marco analítico, subrayando la imposibilidad de llegar a un consenso (ilusión de una sociedad reconciliada) sin exclusiones.
Otra cuestión que vuelve a aparecer es el dolor. ¿Por qué tenemos que ir a la agonía? Otra pregunta muy clave. Ya que, debemos volver a este estado de agonismo como una solución radical para poder resolver de forma definitiva los diversos conflictos. Sin embargo, no hay espacio para el dolor, no hay espacio para el sufrimiento.
Chantal Mouffe, esposa de Ernesto Laclau – Filosofa Post-marxista
Y esta carencia también lo sufre la psicología.
¿PSICOLOGIA PALIATIVA
O
POSITIVA?
Habíamos mencionado previamente el término de carencia en la psicología respecto al dolor. La respuesta es muy sencilla, es la no existencia de una psicología negativa.
Martin Seligman el pionero, (ya que el padre prácticamente que acuña el uso de dicho término fue Abraham Maslow.) La psicología positiva explica bien que la felicidad es un estado de diversas fortalezas, que se conjugan y hacen que esta realidad nos lleve a una vida con algo más que no sea dolor.
En este sentido podemos ser bastante críticos con Seligman, porque la perspectiva que construye acerca de la felicidad está basada en dimensiones que no albergan alguna connotación negativa.
Veamos por qué:
- El sentido de la vida placentera: como un concepto muy hedonista orientado al placer.
- La construcción de una buena vida: es decir alcanzar no solo el éxito en el sentido social, laboral, sino también alcanzar nuestro máximo potencial.
- Una vida significativa: La última gran dimensión, qué es el altruismo. Definición de la bondad y su ejercicio en el servicio a los demás.
- Incluso para complementar toda esta idea, Seligman crea un sistema o clasificación de dichas fortalezas humanas donde destacan virtudes tales como:
la sabiduría, el conocimiento, el coraje, la humanidad, la prudencia y a su vez también la trascendencia.
Sin espacio para el dolor la psicología, en su grandeza, tiene este gran defecto o carencia: servir como una especie de paliativo, y también (porqué no) otras ciencias (psiquiatría), no sería en sí misma, sino también en la negligencia de unos especialistas, llenándonos de medicamentos, para tal vez quizás también paliar, de alguna u otra forma dicha agonía, sin penetrar en ella…
«Confieso que no sé porqué pero mirar las estrellas siempre me hace soñar»
Vincent Van Gogh
Bibliografía:
Bandura, A. (1969). Principles of behavior modification. New York: Holt, Rinehart & Winston
Bandura, A. (1986) Social Foundations of Thought and Action: A Social-Comparison Theory. Englewood Cliffs: NJ: Prentice Hall
Chantal Mouffe, En torno a lo político, p. 16.
San Agustín de Hipona – La ciudad de Dios (Libro XXI: El infierno, fin de la ciudad terrenal) (413).
Seligman, Martin (2011) La auténtica felicidad. Madrid: Zeta Bolsillo.