Winnie Milagros Medina Olazabal

¡Hola! Soy Winnie Medina, licenciada en psicología con especialización en psicoterapia cognitivo-conductual y racional emotivo-conductual. Me apasiona trabajar con adultos y parejas, al abordar temas como la ansiedad, depresión, autoestima, amor propio y dependencia emocional. Además de mi formación profesional, quiero compartirles un aspecto fundamental de mi enfoque: la espiritualidad. Para mí, existe una magia en reconocer que hay algo superior a nosotros, que nos sostiene constantemente, y creo firmemente que integrar la psicología con la espiritualidad abre puertas al cambio en niveles profundos de la mente, del cuerpo y del alma. Mi aporte explora el mundo de la psicología y la espiritualidad, para reconocer como su relación puede potenciar una mejora en nuestra salud mental y emocional.

Cultura de dieta y gordofobia

Durante estos últimos días, antes de sentarme a escribir sobre la entrada del mes, estuve escuchando diversos podcasts, y los últimos abordaban temas en relación al cuerpo. Algo que realmente “tocó” fibras dentro de mí, y que considero que es conveniente poder sacar más este tema a palestra. 

Iniciaré con algunas preguntas: ¿Cuándo fue la primera vez que fuiste consciente de que tu cuerpo te gustaba o no?; ¿cuándo fue la primera vez que te sentiste incomoda(o) en el cuerpo en el que habitas?; ¿hiciste en algún momento algo para cambiarlo? (ejercicios, dietas, cirugías, etc.). Lo sé, responder a estas preguntas puede ser difícil, si necesitas tomarte un tiempo para procesarlo, estará bien.

Como respuesta personal, la primera vez que recuerdo ser consciente de mi corporalidad fue aproximadamente a los diez años de edad, cuando una profesora hizo un comentario a mi mamá sobre mi cuerpo (bajo el contexto de una actuación que tuvimos y que fuimos con ropa de calle); realmente, yo no había parado a verme en el espejo hasta esa vez, incluso recuerdo haberme confundido por no saber cómo sentirme ante mi cuerpo reflejado en el espejo. Por otra parte, la primera vez que recuerdo haberme sentido incómoda con mi cuerpo, fue a los quince años, cuando, probándome unos polos, me di cuenta que la talla S no me quedaba y además de ello, tuve vergüenza por tener que pedir una talla más. Y por último, la respuesta es , hice dietas incontables veces, ejercicio en forma compensatoria para “quemar” lo que había comido el día anterior, e incluso llegar a tener conductas poco saludables, tanto para mi salud física como para mi salud mental, por el temor aparentemente “irracional” de engordar (ese miedo no es irracional en absoluto, sigue leyendo).

Vivimos en una cultura de dieta, pero ¿qué significa este término? La cultura de dieta hace alusión a la incentivación de que las personas, en especial mujeres¸ se sometan a diversas dietas restrictivas, u otras prácticas, con el objetivo “tan preciado” de bajar de peso, y que encajen en un modelo hegemónico de belleza (tipo Barbie). Y es algo constantemente bombardeado por los medios de comunicación, incluidas las redes sociales, y se pueden ver camuflados como tendencias para comer “más saludable” o “combatir la obesidad”.

La sociedad, bajo el argumento de que “no se debe de promover la obesidad” (ignorando la diversidad corporal que existe), nos dice que no solamente un cuerpo es más bonito si es delgado, sino que solamente un cuerpo delgado es saludable. Y esto, mis queridos lectores, es falso

La gordofobia se puede traducir como el miedo a la gordura o a ser gordo(a), ya que hay muchos estereotipos y discriminación hacia las personas que habitan un cuerpo gordo. Por lógica, nadie quiere ser discriminado, entonces, nadie quiere ser gordo. Y esto, ¿dónde deja a las personas que habitan un cuerpo gordo? Ellas suelen ser excluidas de poder gozar algún beneficio en alguna área de su vida (social, afectiva, laboral o deportiva). Esta exclusión va desde chistes, burlas, insultos, acoso médico y la falta de visibilización de cuerpos gordos en medios de comunicación (Allende, 2020). 

Primero, hay que entender que la palabra gordo no es algo negativo, mas como sociedad, la palabra es vista como algo despectivo, inaceptable e inferior (Gallardo, 2021). Entonces, socialmente, por un lado, está presente la idea de creernos con derecho a opinar de los cuerpos de otras personas cuando estas suben de peso o son gordas: “¡uy!, hay que bajarle una papa al caldo”, “pero, ¿que te «panzó»?”, “más delgadita te veías más bonita”, “serías más bonita si bajaras de peso”. Y por el otro lado, elogiar la disminución de peso: “pásame tu dieta, te ves divina”, “te ves súper bien, seguro bajaste de peso”. Cuando ambos argumentos son sumamente violentos hacia la corporalidad de las personas.

Vemos entonces a la belleza como algo que solo las personas con cuerpo delgado podrían ser, y la verdad, es que no es así, ya que “la belleza esta en los ojos de quién mira”. 

En conclusión, la relación con nuestro cuerpo puede llegar a ser complicada, ya que se ve influenciada por numerosos factores sociales, que van desde los comentarios de otras personas sobre nuestro cuerpo, como a los estándares sociales de belleza. El adoptar alguna conducta poco saludable para intentar ajustarnos a ese ideal inalcanzable es agotador, y en el camino nos podemos perder la dicha de habitar nuestro cuerpo. 

La cultura de dieta perpetua la idea errónea de que solo los cuerpos delgados son saludables y bellos, ignorando la diversidad y promoviendo la gordofobia. Como sociedad es necesario empezar a cuestionar nuestras creencias y privilegios para deconstruirnos, para desafiar los prejuicios y reconocer la belleza en todas sus formas. Solo así podremos construir un mundo donde la belleza se vea a través de la lente de la diversidad y la autenticidad.

Escribir sobre esto es algo, en cierta forma, liberador, pero también muy vulnerable. Cuando uno elige la carrera de psicología, considero que no solo elige su trabajo si no que también se somete al juicio social de «cómo debería de ser un psicólogo». Ya saben, frases como: “¿Por qué te enojas? Y mira eso que eres psicóloga”, “¡Ay!, ¿pero cómo vas a tener problemas si tu estudiaste psicología?”, “¿Cómo que también has tenido algún problema con tu amor propio?, debería darte vergüenza ya que eres psicóloga”. En fin, poder dejar esa etiqueta de lado y también mostrarse como un ser humano que siente y que experimenta esta vida por primera vez, es necesario. Hay que reconocer a la persona más allá de su profesión.

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Y para cerrar, les dejo una frase que cuando la leí, me encantó:

Y le dije a mi Cuerpo: “Quiero ser tu amiga”. Dio un respiro hondo, y me respondió: “Esperé toda mi vida para este momento…

Referencias

Allende, I. (2020). Gordofobia, una lectura desde (y para) el Trabajo Social. Revista Perspectivas, 35, 109-133. https://doi.org/10.29344/07171714.35.2393

Gallardo, A. M. (2021). Gordofobia: Una deuda en el campo de la psicología. Revista Perspectivas, 37, 151-168. DOI: 10.29344/07171714.37.2671

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