Cuando era niño, solía jugar en algún parque cercano a casa durante las tardes, después de hacer mis deberes iba con mis hermanos con algunos juguetes pequeños.
En una ocasión, me puse a jugar con un niño que jamás había visto, pero entendíamos el juego, nos comprendimos casi sin hablar.
Después de media hora de jugar, nos habíamos hecho grandes amigos, como si nos conociéramos de toda la vida, cuando de pronto tuvimos un desencuentro.
Peleamos sin tregua, no solo con palabras o gritos, sino con golpes, y cuando ya no teníamos nada más que decirnos, cada uno tomó sus fichas ganadas, dejó las perdidas, y con la ira más intensa, nos fuimos.
Al día siguiente nos volvimos a encontrar y nos pusimos a jugar.
Honestamente, no estoy seguro donde oí esta historia, pero me dejó más enseñanzas de las que las que puedo recordar sobre el rencor y el odio. Este relato me atrapó, me emocionó y me enseñó, hoy la puedo recordar como si yo mismo la hubiera vivido.
Ese es el efecto que tiene contar historias, cuando una empieza nuestro cerebro automáticamente presta atención.
¿Por qué?
Cuando nuestro cerebro sabe que viene una historia, empieza a segregar neurotransmisores entre ellos la dopamina, si quieres despertar la atención de tus oyentes en una reunión o auditorio, puedes empezar con «Les voy a contar una historia», automáticamente, nuestro cerebro segregará dopamina, la cuál hará que el cerebro quiera más de ella. Nosotros buscamos el efecto de este neurotransmisor, constantemente, es por ello que invertiremos nuestra atención en la historia, pues esto nos asegura más dopamina.
Les contaré otra historia:
Un explorador se encuentra en su tercer día en la sabana africana, no ha encontrado nada interesante que documentar, está agotado y prepara su vuelta, con la enorme derrota a sus espaldas, mientras está caminando se encuentra frente a una fiera.
La fiera lleva días sin encontrar comida, está hambrienta.
El explorador, consciente de su posición, comienza una carrera de escape. La bestia empieza su feroz caza.
Luego de unos minutos de huida, el explorador se encuentra frente a una caída de varios metros por delante, se acerca a la orilla del cañón, ve un arbusto a mitad de la caída y decide lanzarse e intentar tomar las ramas de aquel arbusto.
La fiera llega a la orilla del cañón, pero le es imposible frenar a tiempo y cae.
El explorador está entre las ramas del arbusto y la fiera, malherida y hambrienta, al final del cañón, esperando a que el cazador baje.
Pasan la noche en esas posiciones, al día siguiente, el explorador abre los ojos, el arbusto ha florecido, una pequeña flor se prende de una de sus ramas.
Probablemente estés esperando el final de la historia, ¿qué pasa con el explorador?, ¿qué pasa con la fiera?
Acabas de experimentar como tu cerebro te pide más dopamina después de haber invertido tu atención en la historia.
Probablemente, la mejor forma de contar historias sea transmitiendo un matiz personal, con una carga emotiva. La felicidad, el miedo, la tristeza, etc., permiten que los oyentes se pongan en el lugar del personaje principal, sientan como él, vivan lo que él vive, y por eso, las historias bien contadas no solo nos aseguran la atención, también llegan a ser inolvidables.
Las historias sirven para crear un escenario o explicar el contexto, y se puede usar en correos electrónicos, en presentaciones de gerencia, en entrevistas de personal, o en reuniones con clientes o potenciales clientes.
Cuando intentamos ir de lo general a lo particular, perderemos la atención de nuestros oyentes rápidamente, es mejor ir de lo particular a lo general, pues esto asegura que nuestra alocución sea más humana, empezar a hablar de las personas y terminar por los procesos, y no al revés
Cuando estaba en la universidad, nos juntábamos en grupos para hacer investigaciones formativas; al final del curso cada grupo exponía su trabajo de investigación ante el docente y los estudiantes, todas las exposiciones tenían la siguiente estructura:
· Iniciaban contando la historia de la empresa donde habían realizado su investigación, la situación, número de trabajadores, remuneración, jornadas de trabajo, desempeño promedio, todos los datos numéricos de la empresa.
· Continuaban por describir una situación problemática, como por ejemplo, la falta de motivación, remuneraciones bajas, cómo el personal pierde el tiempo en procesos innecesarios, etc.
· Finalmente, daban las conclusiones de su estudio, y las sugerencias para mejorar la situación problemática.
Esta estructura es la que tenía el documento de investigación y los grupos expositores la usaron para intentar explicar la investigación que habían hecho, y aunque es un método correcto, también resulta bastante aburrido, la información realmente interesante está en el final de la presentación, con lo que en los primeros minutos de la exposición se ha perdido toda la atención del auditorio.
Cuando nos dimos cuenta de esto, reordenamos nuestra investigación, pusimos un pequeño contexto al inicio de la exposición, e hicimos una serie de preguntas, toda pregunta merece respuesta, es por ello que pudimos generar la dopamina necesaria para que el auditorio invirtiera su atención en nosotros.
La estructura fue la siguiente:
· Situación: La empresa tiene que entregar X cantidad de paquetes al mes.
· Problema: La mala noticia es que no se está llegando a la meta, y eso cuesta X dinero al mes/puede costar X dinero al mes.
· ¿Porque?: El personal realiza algunos procedimientos innecesarios que les hace perder el tiempo, falta de personal.
· Solución: Modificar los procesos en cuestión para hacerlos más ágiles.
· Beneficio: ¿Cuánto tiempo se ahorra modificando estos procedimientos?, ¿cuánto dinero se ahorra o se gana en el primer mes/ año?
La mayoría de los presentes en aquel auditorio prestó atención de principio a fin, además que había generado cierta frescura a la tarde.
Nuestro cerebro siempre ordena las cosas de lo general a lo particular, como si de un libro o documento se tratase, eso nos da la sensación de control, pero, al explicar con esta estructura, nuestra presentación pierde impacto.
Si quieres mantener la atención de tus oyentes en una reunión, un auditorio o una entrevista de trabajo, intenta contar historias, o presentar los datos de forma más humana, notarás la diferencia en la atención que te prestan.
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